sábado, 29 de septiembre de 2007

Guerra, anarquía, y eutanasia

La historia versa así: un niño pregunta a su padre, ¿qué es la democracia? El papá contesta: la democracia, hijo, es algo que tiene que ver con muchachos matándose entre ellos. El niño continúa: ¿y cuándo llegue mi turno, me mandarás a la guerra?

Para defender la democracia, cualquier padre manda a su hijo a la guerra
, sentencia el hombre.

El niño se hace muchacho pero antes de convertirse en hombre, o para que se haga hombre, es finalmente enviado a las trincheras. Una bomba me quitado la vista, me ha quitado el habla, la audición, los brazos, las piernas, el alma, y me ha dejado en el infierno. Este Hades es el propio cuerpo convertido en un vulgar fiambre, que sólo continúa “con vida” gracias a aquellos que insisten en hacer sufrir a un individuo, prolongando la agonía y el dolor. Por si no se han dado cuenta aún, me estoy refiriendo al tema One, de Metallica, del ya mítico álbum Y justicia para todos...

Landmine
Has taken my sight

Taken my speech
Taken my hearing
Taken my arms
Taken my legs
Taken my soul
Left me with life in hell

Yo añadiría y me ha quitado mi dignidad. La eutanasia consiste en evitar el innecesario y prolongado sufrimiento de un individuo cuya vida se extiende a la fuerza por orden de alguna legislación dictada sin que se nos haya consultado jamás. ¿A esto llaman democracia? Perdón pero yo no acepto que me sometan a tormentos. Los sofisticados equipamientos científicos que permiten prolongar la vida no deben usarse para intensificar el sufrimiento, más aún contra un individuo incapaz de expresar su propia voluntad. Wojtila pidió perdón a la ciencia por el acoso histórico; la ciencia (contra los designios papales) inventa estas máquinas que salvan vidas; y hoy se usan para extender la vida inútilmente. Vaya paradoja la de esta gente. Como si fuese poco, vean: Polémica por eutanasia a Juan Pablo II.

El video de Metallica contiene cortes de la película Johnny Got His Gun, basada en la novela homónima de Dalton Trumbo. En la historia, el niño que preguntaba ¿qué es la democracia?, al final de sus días, postrado en el hospital, sí logra comunicarse gracias al código morse. Empleando su cabeza, envía un sólo mensaje a las enfermeras, una y otra vez:

Kill me... kill me... kill me...

La enfermera finalmente cumple con la voluntad del aquel niño que veíamos al principio, hoy hecho hombre, pero muerto en vida por culpa de quienes envían a sus hijos a las guerras, y finalmente sometido al sufrimiento por los mismos que lo mandan al combate. Así de enfermo es este mundo.

¿Qué motiva a algunos a seguir prohibiendo la muerte digna (eutanasia)? ¿Qué los motiva a forzarnos a ir a la guerra contra nuestra voluntad y “dar la vida si fuese necesario”, para luego no dejarnos morir y condenarnos a un sufrimiento insoportablemente inhumano? ¿Qué enfermedad mental es esa que lleva a cometer estas atrocidades?

Esa enfermedad amigos míos se llama religión, y son los religiosos los únicos que insisten en prohibir que se cumpla el último deseo de una persona, o de sus familiares queridos a falta de la voluntad del afectado.

En aquella gran secta cristiana situada entre los Andes y el Océano Pacífico, Eileen Torrealba (21 años, auxiliar de enfermería, -ver foto a la derecha-) y Ana Quiroz (paramédico) enfrentan una posible pena de 10 años de cárcel bajo cargos de homicidio simple u homicidio calificado… por poner fin a la vida de una anciana abandonada, Rosa Guajardo, de 84 años, desahuciada, sin visita alguna, una pierna amputada, aquejada de dolores, con su piel infectada...

Desde luego, esto sólo puede ocurrir en un país dominado por la imbecilidad católica. En Holanda, país ilustrado, honesto y culto, la eutanasia no es un crimen. Si yo les dijiese que cada mañana me levanto y consagro mi bowl de Cornflakes con leche a John Lennon y que cuando tomo desayuno como del cuerpo de John, porque somos uno en el amor de Los Beatles, desde luego que acabaría en el manicomio porque sufro de alguna enfermedad mental grave. Cualquier cosa que yo diga sería producto de mi esquizofrenia y por tanto, igualmente descabellado. Sin embargo, aquellos que creen que una migaja de pan cambia su estructura molecular en un rito, tienen la desfachatez de enseñar de moral y ahora guardan silencio ante la extraordinaria injusticia que puede recaer sobre Eileen. De hecho, asumo que desde la pestilencia de sus altares incluso exigen los 10 años de cárcel a esta joven.

Desde el bastión libertario de este blog, invito a los lectores a que organicemos actos de desobediencia civil si es que la justicia la declara culpable. Simplemente, no es posible quedarse de brazos cruzados ante semejantes atropellos

Sin duda que hay grandes diferencias entre eutanasia y suicidio asistido. Y otros conceptos como ortonasia. Nietzsche decía que el cristianismo es una religión de esclavos que niega la vida, y nos recordaba que religión y moral son completamente diferentes. Si pretendemos reflexionar sobre el valor de la vida, es imperativo que abandonemos las creencias que promueven la cultura de la muerte.

Cristo, la exaltación de la la muerte
La religión católica romana, dominante en todas las esferas de poder, tiene intereses creados en la eutanasia. Ellos desean destruir las emociones de una persona mediante el dolor para que así la gente pierda la razón y ahí actuar. El sufrimiento es su estrategia. Su objetivo final es la humillación para despojarnos de todo, hasta finalemente destituirnos de nuestra dignidad, para someternos a unas divinidades y a unos principios que no sólo son falsos y corruptos, sino que ponen en peligro nuestra civilización. Los idiotas vírgenes que estrellaron los American Airlines contra las Torres Gemelas murieron bramando “Allahu Akbar” (dios es lo más grande: huevadas) y seguros de que en el Paraíso, Dios les tendría 72 vírgenes a cada uno. Esto es una estupidez que puede destruir al planeta si es que pronto logran desarrollar bombas nucleares. Creer algo tan absurdo como que un pedazo de pan es el cuerpo de algún carpintero judío, es un concepto igualmente necio que el creer en 72 vírgenes en el Paraíso, y es contra esto que debemos luchar. Es la irracionalidad de las religiones las que tienen al mundo en peligro. Es hora de que saquemos la voz, amigos.

Jamás este sitio aplaudirá guerras, porque lo nuestro es la defensa de la vida. ¿Cuántas religiones no han declarado guerras? Prácticamente todos los conlifctos humanos tienen un detonante religioso. ¿Puede declararse una guerra en nombre del individualismo? Imposible. Por eso, Chile Liberal rechaza la coacción que ejercen los poderosos, que nos pueden mandar a conflictos armados, y luego nos niegan algo tan humano como es reconocer que la vida es algo bello y que la muerte la debemos asumir cuando ya no hay nada más que hacer.

No se confundan. Son los lunáticos los que defienden la cultura de la muerte. Ellos celebran la crucifixión de Jesús como acto de amor. Estas doctrinas absurdas llevan a cometer atrocidades. Y Eileen es una de las víctimas del descriterio.

Les invito a ver el video de Metallica que alguien subtituló, añadió interesantes notas, y lo subió a YouTube. Habrá que meter mucho ruido hasta que nuestros políticos y legisladores nos devuelvan la libertad usurpada, y qué mejor que los acordes de esta banda para reflexionar y reventarle los tímpanos a jueces, políticos, obsipos, legisladores, comandantes en jefe, hasta que nos devuelvan lo que nos pertenece: nuestra libertad individual.





Chile Liberal por la legalización de la eutanasia.
Y un envío de fuerzas a Eilieen. Resiste.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Lo que viene

El 18 de septiembre pasado, en dos lugares del continente americano se efectuaron sendas celebraciones, ambas igualmente tóxicas. En Chile, se cumplía un nuevo aniversario de la primera junta de gobierno (algo que a nadie importa, además). En Wall Street, no pocos comenzaron prodigar elogios al amigo Ben Bernanke : la tasa de interés de la Fed bajó medio punto, a un 4,75%.

En Chile, más de 40 personas murieron en las borracheras. Los efectos de la rebaja de interés serán similares pero aún no se sienten. Sin embargo, si en la próxima reunión (31 de octubre) se vuelve a bajar la tasa de interés (como ya lo anticipan y lo exigen el Congreso, el Tesoro y Wall Street), entonces habrá que empezar a preocuparse porque: o es una señal inequívoca o de que Bernanke es un clon de Greenspan, o acá en Chile Liberal estamos fallados de remate.

El Down Jones y S&P reflejaron un grado de euforia que no es otra cosa sino el reflejo de los nervios de varios. Pero vemos en Bernanke’s Bounty, que los futuros sobre el oro llegaron a $735,50 la onza, el más alto en 27 años, con lo que el control de la inflación debiese ser motivo de alarma y las credenciales anti-inflacionarias de la Fed quedan en duda, pero parece que nadie está muy preocupado. El interés en los bonos a 30 años del Tesoro subieron también. El dólar terminó por desplomarse, llegando a 1,40 respecto al euro.

Acá surge una paradoja evidente. Por un lado, todos parecen alabar a Alan Greenspan, y la expectación que ha causado su autobiografía es el reflejo de ello. Por otro, se hace cada vez más evidente que la política monetaria de Greenspan tuvo un impacto directo en la crisis de liquidez actual. Durante su presidencia, fueron demasiado rápidas las rebajas en tiempos duros, y lentas las alzas cuando la economía se recuperaba. Es decir, no fue más que la caja de resonancia de lo que todos pedían. Hoy, los resultados están a la vista.

Las consecuencias se vieron incluso en Gran Bretaña, donde el banco Northern Rock vio cómo se agolpaban los clientes para sacar sus dineros y meterlos debajo del colchón. Creo que hace mucho tiempo que no se veía en una economía avanzada a gentes haciendo fila fuera de un banco. El comportamiento del gobierno inglés además ha sido errático al salir inmediatamente a apaciguar a los acongojados clientes de este dudoso banco. El ministro de finanzas Alaistar Darling salió apresuradamente a reafirmar a los usuarios de este banco, pero a la vez el mismo Bank of England (Banco Central) ha cometido el error de salir en defensa de un banco poco fiable. Una cosa es que un Banco Central socorra a los bancos cuando existe una crisis económica, y otra es tapar los errores de la irresponsabilidad de las instituciones.

Esto demuestra que las crisis que se avecinan pueden ser dramáticas, nunca al extremo del desplome de Argentina el 2001, pero las fotos de las filas fuera de los bancos tienen un impacto sicológico enorme. Los daños a la economía real son la pesadilla de los políticos. Otros signos como la debilidad de la industria de la construcción en EEUU ya debiese ser motivo de preocupación. Por lo mismo, a fines de octubre la tasa de interés debe mantenerse.

¿Y en Chile?

La pregunta es cómo nos afectará esta crisis. Acá existe, creo, otra paradoja. Mientras que la crisis puede ser muy grave, estamos todos de acuerdo que el mundo actual es menos dependiente de EEUU. El PGB de Europa no se verá mermado si EEUU se desacelera bruscamente, y la balanza comercial entre China y EEUU sigue siendo tan a favor de China que incluso una caída en las ventas de Asia a EEUU no tendrá el mismo impacto, además la ya mencionada debilidad del dólar sería un punto a favor.

Pero así todo, frente a una desaceleración en EEUU, y ante la falta de liquidez que produciría el credit crunch, el panorama será sombrío para Chile. En ese momento, entonces nos acordaremos de las platas fondeadas de los excedentes del cobre. Aunque no nos guste, seguimos siendo un país que depende de la exportación de materias primas, y esto es lo que explica la diferencia de ingresos en nuestro país. Si una crisis internacional se desata, entonces tendremos recursos para enfrentarla. Será interesante entonces saber si aquellos que salieron a protestar "contra el neoliberalismo" tendrán la amabilidad de salir a agradecer las pocas políticas extraordinariamente acertadas que ha aplicado la Concertación.

¿Cómo reaccionar ante una crisis?

El mítico primer editor de The Economist, Walter Bagehot, escribió en su oportunidad que ante una crisis (imaginemos a cada uno de nosotros sacando nuestro dinero del banco), un Banco Central debe prestar dinero rápida y libremente a quien lo pida, aplicando interés, y si es que demuestra tener buen colateral. El director del Banco Central inglés en ese entonces (1866) reclamó contra The Economist por difundir los principios económicos más perniciosos que jamás se habían pronunciado en el mundo. Hoy, se acepta como una regla de oro. A aquellos que soliciten ayuda y que demuestren buen colateral, se les presta, porque significa que son quienes van a sobrevivir y demuestran seriedad.

La verdad sea dicha, Bernanke ni siquiera debió haber bajado la tasa de interés, ni un cuarto de punto. La reacción de bajar la tasa de descuento a 5.75% (desde 6,25%) fue sorpresiva pero atinada. Esto suaviza el préstamo a los bancos y es lo que corresponde. Después de todo, los ciclos económicos son necesarios y además representan una gran oportunidad para purgar todo lo podrido e inservible en una economía. Superadas las dificultades, la economía cobra nuevos bríos. Si un Banco Central se propone crear una desaceleración brusca, pero breve, lograría mucho más que si se deja seducir por los cantos de sirena y continúa con el Greenspan put, ahora rebautizado como Bernanke put.

Por supuesto, es fácil hablar. Pero cualquier sujeto con el peso de un Banco Central sobre sus hombros no podría llegar y decir estas cosas, salvo que quiera arriesgarse a terminar sus días en un manicomio. Pero no sé qué pensar de los que se agolpan a comprar la biografía de quien no ha hecho nada notable. Creo que esos sí que están mal de la cabeza.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Ratzinger y los enemigos del liberalismo

La iglesia de Roma es la más formidable conspiración jamás formada contra la autoridad y seguridad del gobierno civil, así como contra la libertad, inteligencia y felicidad de la Humanidad. Adam Smith

Cualquiera que haya meditado las enseñanzas católicas sabe que el liberalismo y el neoliberalismo, aunque debemos distinguir sus diversos aspectos y formas y matices, han sido repetidamente rechazados por el Magisterio de la Iglesia. Cristóbal Orrego

La tesis de este blog es que el cristianismo y el liberalismo son incompatibles y opuestos. El mandamás de la Iglesia de Roma, Joseph Ratzinger, me da la razón nuevamente. Así como un católico no puede apoyar el aborto, aunque los hay, un liberal simplemente no puede ser cristiano. Y desgraciadamente, hay liberales empecinados en creer que pueden ser cristianos.

Vemos en Papa: El capitalismo no es el único modelo válido de organización económica, como esta organización embiste contra la economía capitalista, la cual sólo echa raíces en sociedades auténticamente libres, donde la libertad individual es un valor superior, lo que es evidentemente contrario a la tiranía religiosa del cristianismo. Analicemos algunas de las declaraciones de Ratzinger:

el problema del hambre y el ecológico existente evidencian con claridad que la lógica del beneficio "incrementa la desproporción entre ricos y pobres y la ruinosa explotación del planeta"

No deja de ser curioso que Ratzinger reflexione al respecto en la exquisita comodidad de su residencia de Castel Gandolfo. Y digamos que cuando este señor no está descansando, tampoco vive en la pobreza que predicaba Jesús. Tampoco Ratzinger vive en la afluencia material: este hombre simplemente vive rodeado de lujos que sólo los iguala la Reina de Inglaterra (y con los mismos méritos, al menos Bill Gates y otros se lo merecen).

el Obispo de Roma dijo que el dinero "no es deshonesto en si mismo", pero que si se le valora como más que cualquier otra cosa, “puede llevar al hombre al un egoísmo ciego.”

Ayn Rand replica: ¿Así que crees que el dinero es el origen de todos los males? ¿Te has preguntado alguna vez cual es el origen del dinero? El dinero es una herramienta de intercambio que no puede existir a menos que haya productos producidos y hombres capaces de producirlos. El dinero es la forma material del principio que los hombres que desean intercambiar con otros deben hacerlo mediante el comercio y entregar valor por valor. El dinero no es a herramienta de los aprovechadores, que quieren tus productos con lágrimas, o de los ladrones, que te lo quitan a fuerza. El dinero es posible sólo por los hombres que lo producen. ¿Es a esto a lo que llamas el mal? (Atlas Shrugged)

Continúa Ratzinger:

Se trata -dijo- de usarlo en vez de por interés propio en el interés de los pobres, imitando a Cristo.


Frase enunciada por el hombre que vive en el palacio, trabaja en un palacio, y descansa en otro palacio. Algo que no creo que el carpinterio judío (si es que existió) haya hecho. Jesús, al igual que Ratzinger, fue un vago que no tuvo que trabajar para mantener a sus hijos. Es fácil abrir la boca así.

El Papa teólogo manifestó que sobre el tema de la riqueza y la pobreza se confrontan dos lógicas económicas, la del beneficio y la de la distribución ecuánime de los bienes y que no están en contradicción siempre que su relación "estén bien ordenada".
... y sigue
La doctrina social católica siempre ha apoyado que es prioritaria la ecuánime distribución de los bienes. El beneficio es legítimo y en la justa medida necesario para el desarrollo económico", afirmó el Pontífice.

Ser pobre no implica que una persona automáticamente tiene derecho a recibir algo. Pero para los cristianos, esto es imposible de entender. Además vean la contradicción: Lucas 6:20

Pero también añadió (Juan Pablo II) que el capitalismo no es el único modelo válido de organización económica,” subrayó el Papa Ratzinger.

Nuevamente, Ayn Rand: Lo que deben entender, lo que todos los esfuerzos de los enemigos del capitalismo están tratando de esconder, es el hecho que el capitalismo no es un sistema meramente "práctico", sino que es el único sistema moral de la historia.

A estas alturas, quizás quede alguno que aún no se convence de la imposibilidad de ser cristiano. Pues sigamos:

"la emergencia" hambre y la "emergencia" ecológica del mundo actual "denuncian con evidencia que la lógica del beneficio, si es la que prevalece, incrementa la desproporción entre ricos y pobres y la ruinosa explotación del planeta.

Desde luego, que los partidarios de la libertad creemos que es la competencia y la avaricia los verdaderos motores del mundo: Greed is good, decía Adam Smith. Cualquiera que entienda cómo funciona la economía, sabe que sólo funcionamos motivados por incentivos. Y además, destruir el planeta no es rentable. Liberalismo y ecología son absolutamente compatibles, de hecho, la economía depende de un desarrollo sustentable.

En el fondo se trata de decidir entre el egoísmo y el amor, entre la justicia y la indecencia, en definitiva entre Dios y satanás

Adam Smith: no es por la benevolencia del panadero, del carnicero o del cervecero que tenemos nuestra cena cada día, sino que por el eogísmo de cada uno de ellos. Esta frase probablemente es la más célebre del liberalismo y demuestra el valor del egoísmo y el individualismo. Como todos sabemos, incluso el amor al otro y la solidaridad son actos egoístas. Pero esto es algo que el magnate del Vaticano no entiende.

La lógica del beneficio incrementa la diferencia entre pobres y ricos y de explotación del planeta. Sin embargo, si prevalece la lógica de compartir y de la solidaridad es posible corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo ecuánime, para el bien común de todos

Lo dejo hasta aquí. ¿Necesitan más pruebas de la incompatibilidad entre cristianismo y capitalismo?


Cada individuo está siempre esforzándose para encontrar la inversión más beneficiosa para cualquier capital que tenga [...] Al orientar esa actividad de modo que produzca un valor máximo, él busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en su propósitos [...] Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo."
Adam Smith

sábado, 22 de septiembre de 2007

Tolerar a los intolerantes

Varios me han hecho notar que Chile Liberal, al parecer, manda al carajo la tolerancia liberal y propone una verdadera persecución jacobina a los elementos religiosos, lo que finalmente constituye un acto de intolerancia y por tanto, contrario al liberalismo. Por eso es necesario aclarar un par de puntos.

Primero, creo que el liberalismo ateo puede convivir en términos relativamente amistosos con las religiones, pero siempre y cuando ellos hagan un esfuerzo. Si las religiones (especialmente las monoteístas: judía, musulmana, cristiana) se circunscribiesen a sus propios adeptos, si los niños no fuesen adoctrinados en creencias supersticiosas, y si los dirigentes políticos, legisladores y poderes judiciales no se viesen acosados por los lobbies religiosos, entonces este sitio tendría una conducta menos vehemente. Segundo, es necesario que el electorado chileno, es decir, los miembros de la sociedad que deciden ejercer su derecho a voto, abandonen sus esquemas mentales religiosos, abran la mente, y entiendan que la sociedad es amplia y diversa, y que los valores cristianos no sólo dejan mucho que desear, sino que no son valores universales, ni pueden regir la conducta de otros.

París tiene muchos símbolos internacionales, algunos son religiosos, otros son seculares. Todo el mundo sabe que la catedral del Sagrado Corazón está en París, sin que sea parte de la tradición laica francesa, pero ahí está, los turistas la vienen a ver, se maravillan. También está la figura fálica de la Torre Eiffel, que no tiene nada de religiosa, pero es el ícono internacional del romanticismo galo. Ambos pueden ser parte del legado cultural de un país, y ambos pueden coexistir pacíficamente. (Las fotos las tomé yo, y sí entré a Sacre Coeur,)






















El problema es que en Chile en particular, y América Latina en general, el poder de un grupo cristiano específico, el católico romano, es desproporcionado y nefasto. En enero, un amigo de mi padre me decía que yo era un exagerado y que mis críticas eran injustas porque la iglesia católica romana ya no tiene la misma influencia que antes en el país. Pocos meses después, una autoridad de la alta curia dice que el sueldo ético debe ser de unos 250 mil pesos, y estalla un debate nacional sobre la ética y la necesidad de subir el sueldo mínimo por ley. No contentos con eso, el Partido Comunista se aprovecha de la situación e incita a una protesta contra el neoliberalismo. Al respecto hay un artículo muy interesante en nuestro proyecto paralelo Latin American Liberals, donde pueden leer Jam today, not mañana. Si algún economista o algún aspirante a la primera magistratura, o algún thinktank hubiese declarado semejante populismo, habría sido fuertemente criticado, y especulo que no habría generado un debate nacional. Pero de algún modo, los elementos religiosos parecen ser los receptores de alguna verdad revelada y todo lo que anuncien a la sociedad se declara en tono de certeza eterna, y el electorado chileno es incapaz de separar aguas, al contrario, insiste en prestar atención a las autoridades eclesiásticas.

En el resto de América Latina, la situación es igualmente deplorable. En el mismo Latin American Liberals, también pueden ver Revolt In The Andes, donde nos encontramos que un megaproyecto minero en Perú se encuentra en peligro de no concretarse por la oposición de grupos de un mal entendido ecologismo, asociados a sectores izquierdistas y a nuestra infaltable iglesia católica romana. Un país pobre como Perú necesita de estas inversiones y a falta de capital nacional, nada de malo tiene abrir las puertas a los inversionistas extranjeros. El desarrollo económico sustentable es uno de los pilares de una economía liberal, por tanto, el equilibrio de los ecosistemas no debe ser impedimento para el desarrollo. Como vemos, la pobreza es el caldo de cultivo del catolicismo, y nos conduce a un círculo vicioso. Mientras más pobres, más católicos: mientras más católicos, más pobres.

En temas sociales, las intromisiones católicas son ofensivas, y ponen a prueba la tolerancia de los liberales. En aquel gran democrático e ilustrado país llamado Nicaragua, se decía que una ley prohibiría el aborto incluso cuando la vida de la madre estuviese en peligro, ver Nicaragua: aborto sería ilegalizado. En el colmo de la tiranía que puede ejercer un gobierno (dirigido por el terrorista/comunista Daniel Ortega), ocurre que con la venia católica, una mujer puede morir pero el aborto no se practicará a pesar que sea necesario para salvar la vida de la madre. Estos atropellos deben cesar ahora ya. Nicaragua se unió al selecto grupo de naciones estúpidamente antiabortistas: Chile y El Salvador. No faltan quienes ahora claman que estos tres países son un ejemplo para el mundo. Sí, ejemplo de imbecilidad.

Ante esta realidad, como decía el autor norteamericano Sam Harris, uno se pregunta si acaso el exterminio masivo de creyentes puede considerarse ético. Si bien dejo la interrogante para que otros la contesten, al menos creo que estas circunstancias son tan graves que actos de desobediencia civil son absolutamente legítimos.

Propongo además que nos unamos y creemos un fondo para costear los pasajes y terminaciones de embarazos no deseados de chilenas en Europa o EEUU. Todos sabemos que cualquier niña de hogar pudiente puede viajar y abortar sin problemas, sea en países ilustrados o en algunos recintos privados de Chile. Lo que me preocupa es el aborto clandestino y las secuelas sicológicas y físicas que produce este procedimiento a las mujeres de escasos recursos. Como sabemos, son los pobres quienes sufren los azotes del catolicismo.

Pueden ver Nicaragua: aborto ilegalizado en carnaval electoral, donde finalmente se informa que el aborto se penaliza en dicho país. Gracias a las gestiones de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Apostólica Romana por los siglos de los siglos amén y por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, una nicaragüense se expone a OCHO AÑOS de cárcel por un aborto, algo que compete a ella y a nadie más, sin que tenga que meterse el estado o el arzobispo en sus decisiones personales. Insisto que la pregunta de Sam Harris se hace ineludible.

La decisión ahora está en los católicos. Decidan. O vuelven a sus templos y viven su religión tranquilamente, dejando en paz a la sociedad, o tendremos que recurrir a otros medios para solucionar las diferencias.


Y un tema dedicado con mucho cariño:
Fuck Them All! de la francesa Mylène Farmer

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Un artista no tiene hogar en ningún lugar excepto París

Amig@s,

Me sorprende que algunos sigan leyendo este blog: se pasaron de sadomasoquistas.

Me gusta mucho el rugby, deporte de brutos pero jugado por caballeros. Estoy en Francia, país que amo con devoción. Quizás nuestros padres fundadores, especialmente Carrera, añoraron una patria con libertad, igualdad y fraternidad, y cómo no si él instauró la libertad de vientres y además fijó el 18 de septiembre como día nacional.


Creo en la preeminencia de La Razón. "Pídanme que busque la verdad, pero no que la encuentre", decía Denis Diderot, intelectual francés. El espíritu ilustrado de los enciclopedistas es lo que le faltó a nuestro país para hacer realidad el sueño de Carrera. ¿Celebrar el 18 de septiembre? Les deseo un feliz día, y que celebremos el espíritu libertario que inspiró a los forjadores de nuestro país a creer que somos "la tumba de los libres o el asilo contra la opresión".

Hay un grupo musical que es lejos mi favorito de todos los tiempos. Vean el video a continuación. "Hay veces que mis crímenes parecen casi imperdonables y me entrego al pecado porque esta vida tienes que vivirla. Amor extraño, con altos y bajos. ¿Aceptarás el sufrimiento que te daré, y volverás a mí, una y otra vez ? Sufrimiento. Así es mi amor, es un amor extraño".




Después de las tinieblas, vendrá la Luz.

lunes, 10 de septiembre de 2007

El sangriento final de un sueño marxista

La idea es que la política se ocupe de cosas públicas, y que cada uno sea dueño de sus propios asuntos. El día 11 de septiembre de 1973, ha marcado a generaciones. Todo chileno que lea estas líneas sabe que nuestras vidas fueron determinadas por el golpe militar. Para bien o para mal, esa es la discusión que nos ha dividido por años. Aún no somos capaces de ver la realidad sin sesgo. Por ello, les presentamos el reporte que la tradicional revista norteamericana TIME publicó en su número de septiembre de 1973.

El sangriento final de un sueño marxista
TIME
Lunes 24 de septiembre, 1973

Seleccionado y traducido por Chile Liberal

La semana pasada, la capital de Chile se convirtió en un sangriento campo de batalla que duró dos terribles días. Los aviones pasaban prácticamente por sobre los techos, lanzando bombas y misiles. Tanques recorrían las calles causando daño con sus ataques, militares allanando casas, y el ruido de los enfrentamientos se sentía en toda la ciudad. El objetivo principal, el palacio presidencial, se convirtió en cenizas bajo una nube de humo y llamas. En su interior, el presidente marxista de Chile, Salvador Allende Gossens (65), murió en su oficina, al tiempo que una junta militar se tomaba el país.

Después de asumir el poder, hace tres años, Allende apareció en el pequeño balcón de su oficina para anunciar su gran experimento. Miles de simpatizantes se congregaron en la plaza bajo este balcón, desde donde proclamó su misión: conducir a Chile al socialismo mediante la vía democrática. La semana pasada ese mismo balcón permaneció en pie, aunque el palacio quedó hecho ruinas, al igual que la visión marxista que Allende concibió para su país.

Semana a semana, a medida que una cadena interminable de huelgas sumían al país en el caos económico, comenzaban a escucharse rumores en Santiago de que un golpe militar estallaría en cualquier momento. A pesar de ello, muchos chilenos hicieron caso omiso. Cierto, Chile tiene fuerzas armadas muy profesionales y numerosas. Pero a diferencia del alto mando de sus vecinos peruanos o los generales brasileños, los oficiales chilenos han tenido sin lugar a dudas una extensa tradición profesional y se han mantenido ajenos a la política.

Mártir instantáneo
Los chilenos que hayan creído que su país era de algún modo inmune a los golpes militares han demostrado su error. Más aún, el golpe que puso punto final al experimento socialista de Allende resultó de una violencia extraordinaria, incluso para los estándares latinoamericanos. En el fragor de los enfrentamientos armados que siguieron al golpe, durante los dos días posteriores, varios miles de personas han resultado muertas o heridas. Los militares han declarado que Allende se suicidó, y que no se rindió. Los simpatizantes de Allende insisten que fue asesinado. En realidad, la manera en que murió es irrelevante. De la noche a la mañana, se ha convertido en un mártir para la izquierda de todo el mundo, y en un alma legendaria que quizás penará a América Latina por años.

La caída de Allende ha tenido consecuencias que repercuten muchísimo más allá de las fronteras de Chile. El suyo fue el primer gobierno marxista elegido democráticamente en América Latina. Los moderados seguramente no querrán repetir este tipo de experimentos después de lo acontecido en Chile; la izquierda, por otro lado, llegará a la terrible conclusión de que los métodos revolucionarios son más eficaces que los votos. EEUU se encuentra en una situación bochornosa, aunque Washington ha insistido en que no ha tenido nada que ver con la caída de Allende. Hasta el final de la semana aún no ha reconocido al nuevo gobierno, pero la mayoría de los analistas cree que las relaciones mejorarán. El cambio de gobierno en Chile puede afectar a las grandes corporaciones norteamericanas: sus holdings fueron expropiados por Allende, pero ahora al menos pueden esperar que un gobierno más amigable les compense por las pérdidas.

El golpe fue muy bien planeado y ejecutado meticulosamente, como informa el corresponsal de TIME, Charles Eisendrath, quien presenció los hechos desde una ventana con vista al palacio. En la madrugada del martes, vehículos blindados aparecieron en la Plaza de la Constitución para bloquear los accesos a La Moneda, el sombrío palacio presidencial chileno que data del siglo XVIII. Mientras los francotiradores del ejército ocupaban sus puestos estratégicos, al menos cien carabineros (policía militarizada chilena) se bajaban de buses especiales que los traían hasta el lugar. Su misión, de acuerdo a la orden del día, era “restaurar la normalidad institucional” en la nación más democrática del continente y “prevenir la desastrosa dictadura que intenta dominar el país”.

Allende al parecer escuchó rumores, a la hora bastante inusual de las 7.15 de la mañana, mientras se dirigía a La Moneda desde su apacible residencia en el distrito más lujoso de Santiago, llamado el “barrio alto”. Mientras las tropas tomaban posiciones fuera del palacio, el comandante en jefe del ejército, general Augusto Pinochet Ugarte, vía telefónica dio un ultimátum a todos los presentes en el palacio presidencial. Si Allende entregaba su oficina, se le ofrecía abandonar el país mediante un salvoconducto, de lo contrario, sería derrocado a la fuerza. Allende se negó. “No renunciaré”, declaró en un mensaje radial. “Estoy preparado para morir si es necesario”. Instó a los trabajadores (los más entusiasmados con su programa socialista) a tomarse las empresas como signo de desafío. Los Hawker Hunters de la fuerza aérea chilena volaban a ras del palacio. Allende hizo una última aparición en el balcón del segundo piso y alzó sus manos en gesto de despedida a un grupo de transeúntes a quienes el ejército aún no había obligado a alejarse.

Allende inmediatamente se dio cuenta que enfrentan la peor crisis de sus tumultuosos tres años al mando del país. Una hora antes del ultimátum, llamó por teléfono a su chalet para comunicarse con su esposa Hortensia. “Te estoy llamando desde La Moneda”, le dijo. “La situación es gravísima. La armada se ha rebelado pero yo aquí me quedo”. Allende tenía razón. Incluso antes que las tropas de la junta militar rodearan el palacio, la armada de Chile había anunciado que se declaraba en rebeldía y que el puerto de Valparaíso (a 75 millas de Santiago) estaba bloqueado. Los marinos de Valparaíso avanzaban hacia la capital para unirse a los militares, aviáticos y policías, todos bajo el mando de los líderes del golpe de estado.

Allende pronto se encontró aislado de quienes podían prestarle apoyo. Una emisora de radio que operaba bajo órdenes de su partido, el Partido Socialista, suspendió sus transmisiones luego de hacer un llamado final a todos los miembros de las fuerzas armadas a no acatar las órdenes de sus superiores. Otra estación, que funcionaba bajo control de sus socios del Partido Comunista en la coalición de gobierno (llamada “Unidad Popular”), simplemente dejó de transmitir. La única radio que siguió al aire en Santiago fue la autodenominada “radio del gobierno militar”. Su primer bando: el presidente de la república debe proceder a abandonar inmediatamente su oficina de gobierno.

Un periodista mexicano en Santiago, Manuel Mejido, logró entrevistar a 15 de entre quienes vieron con vida a Allende por última vez. De acuerdo a su relato, el presidente reunió a sus amigos cercanos en el palacio y les dijo: “No abandonaré La Moneda. De aquí sólo me sacarán muerto”. El grupo incluye a diez miembros de la fuerza de seguridad especial y 30 jóvenes de su guardia privada conocida como “Grupo de Amigos Personales”.

El llamado del general Pinochet fue seguido por el comandante de la armada, almirante José Toribio Merino Castro, quien reiteró el ultimátum: “No me voy a rendir”, declaró Allende. “Eso es lo que hacen los cobardes, como ustedes”.

Como el ataque al palacio era inminente, Allende congregó al resto de sus colaboradores en una de las salas del palacio. “Señores”, dijo, “aquí me quedo.” Le pidió a todos que abandonasen el lugar, pero nadie quiso hacerlo. Allende ordenó que todas las mujeres fueran a la oficina del mayordomo de palacio y pidió que los hombres tomasen posición de combate. Se produjo un ataque de 20 minutos con soldados de infantería y tanques. Durante un breve tregua, el general Pinochet llamó nuevamente al palacio. Le dio 15 minutos a Allende para que se rindiese. Allende nuevamente se negó. Cuando se produjo este alto al fuego, las mujeres del palacio, incluida Beatriz (31), hija de Allende, escaparon a un lugar seguro.

Al mediodía, dos Hawker Hunters atacaron el palacio con bombas, misiles y gas lacrimógeno. Una hora y media más tarde, soldados de infantería entraron a La Moneda por una de las puertas laterales, y los oficiales le dieron 10 minutos a Allende para que se rindiese. “Todos ustedes, bajen sin armas y con las manos arriba”, el presidente le ordenó a los pocos colaboradores que aún permanecían con él. “Váyanse y ríndanse a los militares. Yo seré el último en salir”. Luego, de acuerdo a la versión de Mejido, Allende se disparó.

La esposa de Allende había escuchado las últimas palabras de su esposo transmitidas por radio. “Al mediodía, Salvador no contestaba el teléfono en La Moneda”, dijo ella. “Cuando por fin pude comunicarme, los que contestaron fueron agentes de seguridad o carabineros”. Mientras tanto, la fuerza aérea también atacó su chalet en el Barrio Alto. “Entre cada ataque, cuando los aviones volvían a la base para reabastecerse, los enfrentamientos eran feroces. La residencia estaba en llamas. La última llamada telefónica la hice tendida sobre el piso”.

Ni fue sino hasta el día siguiente que la señora de Allende supo que el paradero de su esposo era uno de los hospitales militares del ejército, y que estaba herido de gravedad. Cuando ella fue a verlo, se enteró de que en realidad estaba muerto. En sus declaraciones a la prensa dijo que era probable que él se hubiese suicidado con un fusil semiautomático, obsequio de Fidel Castro. Pero continuaban los rumores de que Allende había recibido trece disparos, la viuda de Allende pudo a continuación ver el féretro pero no el cadáver, y que el presidente y cuatro de sus acompañantes habían sido asesinados a sangre fría. Los rumores inmediatamente comenzaron a contribuir a crear la nueva leyenda de Allende, el mártir marxista.

El mismo día los restos de Allende fueron transportados a un aeropuerto militar en las afueras de Santiago y puesto en un avión rumbo a la ciudad de Viña del Mar, donde se encuentra al mausoleo de la familia del presidente. A la señora de Allende se le permitió acompañar el féretro, al igual que a su hermana Laura, dos sobrinos y un colaborador.

En el cementerio Santa Inés, la viuda de Allende, acongojada por el enorme sufrimiento y arrebatada de furia, cortó algunas flores y las dejó sobre el ataúd. “Salvador Allende no puede ser sepultado en el anonimato”, dijo con su voz endurecida a los sepultureros. “Quiero que ustedes al menos sepan el nombre de quien están enterrando”.

Mientras tanto, la junta comenzó a gestionar su consolidación. En una apresurada ceremonia en la Escuela Militar “Bernardo O’Higgins”, así llamada en honor a uno de los próceres de este país, se formó un gobierno militar que contaba además con dos civiles de tendencia derechista, para mantener las apariencias de algún modo. No deja de ser inquietante que los nuevos líderes hayan prestado juramento de lealtad a la junta, y no a la Constitución chilena. El general Augusto Pinochet ha encabezado el gabinete como jefe de la junta militar. Sus otros miembros son: almirante Merino, comandante en jefe de la fuerza aérea Gustavo Leigh Guzmán, y el general director de Carabineros César Mendoza Durán. La cartera más importante del nuevo gabinete, el ministerio del interior, ha sido asignada al general de ejército Óscar Bonilla.

Los militares han cerrado todos los aeropuertos chilenos y la frontera con Argentina, Bolivia y Perú. Se ha declarado estado de sitio en todo el país y Santiago se encuentra en toque de queda permanente. Se ha advertido que los trasgresores serán baleados inmediatamente. Mientras el ejército combatía contra franco tiradores de izquierda, los residentes de la capital deben mantener su cabeza gacha porque los soldados disparan apenas detectan movimiento en una ventana. A finales de la semana, los militares han declarado oficialmente que la capital volvería a la normalidad. Pero el toque de queda continúa, los aeropuertos siguen cerrados, y todas las comunicaciones con el resto del mundo han sido censuradas.

Circulan historias de soldados que han acuchillado prisioneros sin motivo alguno, mientras que otros soldados, portando listas con nombres de simpatizantes de Allende, allanan puerta a puerta todos los hogares siguiéndoles las huellas.

Se ha informado que al menos uno de los buscados, el secretario general del Partido Socialista, Carlos Altamirano, ha sido muerto “por accidente” durante un combate. Otra fuente ha dicho que al menos 3.000 personas fueron trasladadas a altamar en un barco transformado en prisión. Entre los prisioneros, se cree que se encuentra el miembro del Partido Comunista, el poeta Pablo Neruda, laureado con el Premio Nobel de Literatura en 1971, y ex embajador de Chile en París.
Aunque muchos, sino todos los objetivos a futuro son inciertos, la junta ha dejado bien en claro su determinación de cambiar el rumbo de la política exterior de corte izquierdista que Allende quiso para Chile. Uno de los primeros actos ha sido el cortar relaciones diplomáticas con Cuba, que Allende reconoció apenas asumió el poder, desafiando las restricciones impuestas por la OEA.

Transcurridas unas horas después de la muerte de Allende, 150 cubanos fueron enviados al aeropuerto Pudahuel y puestos a bordo de un avión rumbo a su país de origen. Entre ellos se encontraba la hija de Allende, Beatriz, quien se encuentra casada con el embajador cubano.

Castro, quien ha sido un aliado entusiasta de Allende, ha embestido diciendo que “el imperialismo norteamericano ha derribado un movimiento revolucionario”. Los políticos de todo el continente han manifestado su horror ante la muerte de la democracia chilena. El presidente mexicano Luis Echeverría, quien prestó apoyo moral y financiero al gobierno de Allende, ordenó el retiro de su embajador y ofreció asilo político a todos los chilenos que lo soliciten, específicamente a la viuda de Allende. Ella inicialmente lo rechazó, pero a finales de la semana cambió de opinión y aceptó la oferta. El gobierno mexicano ha decretado tres días de duelo nacional, por primera vez ordenado en honor a un gobernante extranjero desde el asesinato de John F. Kennedy.

En el resto del mundo, ha habido señales claras de que el presidente chileno se ha ganado el estatus de mártir para los radicales, junto a Patrice Lumumba del Congo (hoy llamado Zaire) y Che Guevara. En París, una multitud de 30 mil personas ha marchado por las calles gritando la consigna “fuera los asesinos y la CIA”. En Roma, hubo cese de labores y discursos proclamando que “Allende es una idea que no muere”. Incluso políticos moderados han lamentado públicamente que una república haya sucumbido al dominio de una junta militar. El gobierno de Alemania Federal, por ejemplo, ha expresado su “profunda consternación” y su esperanza de que “la democracia retorne a Chile a la brevedad”.

Pero hay un país que ha brillado por su silencio: Estados Unidos. La administración Nixon se opuso a Allende desde que se anunció su triunfo electoral en la elección presidencial de 1970. La hostilidad de Washington se incrementó luego que Allende nacionalizó por completo las minas de cobre y otras propiedades industriales de compañías norteamericanas, negándose a pagar compensaciones. Las relaciones entre ambos países empeoraron aún más cuando se supo que la multinacional ITT había ofrecido al gobierno de EEUU más de 1 millón de dólares para evitar la elección de Allende, y que sostuvo reuniones con la CIA para buscar formas de mantenerlo lejos del poder.

La administración Nixon hizo todos los esfuerzos posibles para poner en aprietos a Allende, principalmente ejerciendo presiones financieras en organismos internacionales como el Banco Mundial. En agosto de 1971, como resultado de los reclamos de EEUU que el endeudado Chile era un país riesgoso, el Banco de Exportaciones e Importaciones negó un préstamo de 21 millones de dólares para que la aerolínea Lan Chile comprase tres jets Boeing, a pesar que la empresa tiene un historial de pago impecable. Las exportaciones de EEUU a Chile en total cayeron un 50% durante los tres años de Allende.

Apoyo militar
Pero el Pentágono mantuvo relaciones en términos bastante amistosos con el alto mando chileno. El año pasado, por ejemplo, EEUU entregó 10 millones de dólares a la fuerza aérea chilena para la compra de aviones de transporte y otros equipos. Tan sólido ha sido el intercambio militar que, de hecho, se rumoreaba en Washington que la semana pasada que varios oficiales norteamericanos se enteraron del golpe de estado 16 horas antes de que ocurriese.

Los voceros de la Casa Blanca han negado que el gobierno estaba al tanto de estos hechos antes que ocurriesen. Insisten que ha habido muchos rumores, en distintas fechas, de un posible golpe. Pero nada concreto se supo hasta que efectivamente La Moneda ardió en llamas. En cualquier caso, EEUU no puso en alerta a Allende debido a que haberlo hecho se consideraría el intervenir en los asuntos internos de otro país. La explicación evidentemente no ha sido convincente como para despejar las sospechas que EEUU ha desempañado un papel central en la elaboración de un plan para derrocar al presidente chileno.

Gran parte de la culpa de la caída de Allende la tiene él mismo. Las políticas fiscales de su gobierno arruinaron la economía. Siempre un importador neto de alimentos, el país debió importar aún más debido a la reducción en la producción agrícola culpa de las reformas agrarias de aplicadas bajo su administración. Como propietario de las minas de cobre, el gobierno se encontró en serias dificultades cuando cayó el precio del mineral. Las reservas extrajeras sumaban $345 millones cuando Allende asumió la primera magistratura de la nación. A finales del año pasado habían desaparecido por completo, y Chile se vio obligado a solicitar una reprogramación de sus más de $2.500 millones en deuda externa. El país se polarizó de tal modo que Allende estaba bajo ataques simultáneos de derechistas, que reclamaban su extremismo de izquierda, y de la propia izquierda que lo consideraba demasiado blando.

Pocos chilenos fueron neutrales respecto a su figura. Aunque su lujoso estilo de vida disminuyó casi impercetiblemente, los ricos (5% de la población que controla el 20% de la riqueza), lo detestaban por expropiarles sus propiedades, que son la fuente de su riqueza. La clase media, aruinada por la inflación y asediada por la escasez de productos, se encontraba furiosa e irreconciliable. Cientos, quizás miles de chilenos abandonaron el país. Otros que se quedaron han mantenido sus pasajes aéreos a mano en caso de una emergencia.

A pesar de todo, Allende tuvo muchos admiradores. Algunos ni siquiera socialistas, por ejemplo algunos liberales simpatizantes de su causa quienes abrigaron esperanzas de que quizás podría remediar la inmensa brecha entre ricos y pobres. Éstos últimos, principalmente campesinos y obreros, lo idolatraban. “Tendría que ser muy hipócrita para decir que soy presidente de todos los chilenos”, comentó en una oportunidad. Ellos escuchaban atónitos los discursos de el “Chicho”.

Allende dormía solo cinco horas y se pasaba gran parte del tiempo haciendo declaraciones. “Trabajar por el pueblo es un placer para mí”, declaró con grandilocuencia. Allende impresionaba a los visitantes por ser un administrador notable. Era un hombre de línea dura pero no un temerario. Un diplomático norteamericano que lo conocía ha dicho que “cuando se trataba de ganarse el afecto de la gente para hacer algo, Allende dejaba chico a Lyndson Johnson”.

A pesar de ser partidario del marxismo, Allende disfrutó de la buena vida. Bebía buen whisky, gustaba del golf, y amaba los mejores vinos. Además de su residencia particular, tenía una casa de descanso a la cual se llevaba a los amigos, y mujeres, donde los agasajaba con exquisitas carnes asadas. Allende se vestía con ropas sofisticadas pero manteía un estilo casual, usando jerseys de cuello incluso en la oficina presidencial. De hecho, se dice que usaba un jersey blanco al momento de su muerte. Después que los enfrentamientos culminaron la semana pasada, el gobierno militar transmitió un reportaje televisivo mostrando el lujoso guardarropas del presidente y sus estantes repletos de licores importados y alimentos. El mensaje era indiscutible: mientras sus simpatizantes hacían largas colas para comprar alimentos básicos,

Allende disfrutaba del estilo de vida que él tanto criticaba.
La familia de Allende proviene de la época de la fundación de Chile. Su abuelo, también doctor, fue un gran maestro de una logia masónica y dio inicio a las primeras escuelas laicas en Chile, país predominantemente católico. El padre de Allende fue notario, y murió mientras su hijo cumplía una de sus muchas sentencias de cárcel por participar en actividades socialistas. Allende fue autorizado para asistir al funeral de su padre. En su tumba pronunció un discurso improvisado en el que se conminó a sí mismo a luchar por la libertad, a defender el puebo y lograr justicia social. Se graduó de doctor pero renunció a la medicina para dedicarse a la política. Buscó con tenacidad la presidencia del país hasta que en su cuarto intento finalmente logró la nominación.

Una vez en el poder, Allende rápidamente buscó cambiar la economía chilena. Su antecesor demócrata cristiano, Eduardo Frei, ya había impulsado las reformas agrarias e inició la participación gubernamental en el sector industrial. Pero Allende dio inicio a un programa mucho más profundo de operación y propiedad estatal, comenzando con apropiarse por completo de la explotación del cobre, cuyos dueños norteamericanos habían sido deplorablemente lentos en preparar a los empleados chilenos para trabajos mejor remunerados y de mayor sofisticación. Teléfonos, electricidad, acero y cemento fueron nacionalizados, junto con los bancos tanto extranjeros como nacionales. Los sindicatos comenzaron a administrar las nuevas plantas que aparecieron en el cordón industrial de Santiago, cercanos a los barrios de clase media. Con el consentimiento tácito del gobierno, los campesinos se tomaron enormes porciones de tierras cuyos patrones se encontraban ausentes, aunque en su entusiasmo también se apoderaron de las tierras de pequeños agricultores.

Allende cometió al menos dos errores políticos cruciales. Primero, olvidó (o ignoró) el hecho de haber asumido el poder como ganador de una minoría. En la tumultuosa elección de 1970, Allende superó a los otros dos candidatos, pero ganó sólo el 36,3% de los votos. Tal como lo establece la Constitución, el Congreso Nacional debía elegir al ganador. Siguiendo la tradición, se designó a Allende, quien había obtenido más votos que los candidatos restantes. Por esta razón se convirtió en presidente aunqe dos tercios del electorado prefería a otros candidatos. Pero ejerció el poder como si todo el país lo apoyase.

Los cacerolazos
El segundo error fue asumir que las clases medias y altas aceptarían plácidamente su “vía chilena al socialismo” mientras todo fuese hecho dentro de los márgenes constitucionales. Esto nunca ocurrió. “Si tenemos que quemar la mitad de Chile para salvarnos del comunismo, así lo haremos”, amenazó Roberto Thieme, líder del grupo de ultra-derecha Patria y Libertad. Hubo más oponentes, de tipo moderado, que fueron menos drásticos pero de igual convencimiento en su rechazo a los planes de Allende de expandir el sector estatal. Los partidos de Oposición, mayoritarios en las dos cámaras del Congreso Nacional, lucharon contra su gobierno durante todo su mandato.

Uno de los sectores más decididamente opuestos a Allende fueron las mujeres chilenas, quizás las más liberadas de América Latina. A medida que los ocasionales días sin carne se convertían en semanas enteras, organizaron la “marcha de las cacerolas vacías” en 1971 para graficar el constante encarecimiento de los alimentos y su posterior escasez. El sonido de los cucharones golpeando las cacerolas comenzó en uno de los distritos de la capital y se extendió a todo Santiago, lo que disgustó al gobierno. Hace dos semanas, después que los simpatizantizantes de Allende montaron una concentración masiva en la Plaza de la Constitución para celebrar el tercer aniversario de su elección, 100.000 mujeres se agolparon a las calles al día siguiente para manifestar su rechazo. Fueron dispersadas con gas lacrimógeno.

La principal causa de la caída de Allende fue su incapacidad para apaciguar la seguidilla de paros nacionales, originadas no por los sindicatos izquierdistas sino por los implacables enemigos que tenía el presidente en la clase media. A comienzos de este año, los trabajadores de El Teniente, la mina de cobre subterránea más grande del mundo, marcharon por 74 días para conseguir aumentos salariales que costarían al gobierno alrededor de 75 millónes de dólares en reducción de ingresos.

Se extiende el descontento
Tres semanas después de llegar a acuerdo con los huelguistas del cobre, el poderoso gremio de los camioneros (casi todo el comercio nacional se transporta vía terrestre) inició una nueva paralización. Primero pararon en octubre, por quejas sobre la falta de repuestos y los mayores costos operacionales aplicados por el gobierno. Esta vez culparon a Allende por no cumplir con lo pactado el año pasado para solucionar ambos problemas. Este nuevo paro costó al país alrededor de 6 millones de dólares diarios, perjudicando el abastecimiento de alimentos al país, al tiempo que el combustible comenzaba a escasear y los cultivos de cereales cernían una amenaza al país ya que las semillas y fertilizantes no pudieron entregarse a tiempo.

Aunque el país comenzó a sobrevivir con raciones más pequeñas, los camioneros se encontraban inesperadamente bien preparados para un largo paro. Recientemente, el corrsponsal de TIME Rudolph Raunch visitó un grupo de camioneros que acampaban en las cercanías de Santiago y quienes disfrutaban de cantidades prodigiosas de carnes, ensaladas, vinos y las típicas empanadas. “¿De dónde proviene el dinero para todo esto?”, preguntó nuestro corresponsal. “De la CIA”, le contestaron los camioneros en medio de carcajadas. En Washington, la CIA lo negó.
Mientras tanto, la polarización política de Chile continuaba, con Allende al parecer incapaz de cambiar las cosas. Las protestas de los camioneron incitaron a protestas esporádicas de médicos, dueños de locales comerciales, choferes de la locomoción colectiva y taxistas, todos furiosos por la creciente inflación (300% en los primeros seis meses del año) y con sueldos magros. Para evitar el caos, el presidente trató de llegar a un acuerdo con uno de los partidos opositores, la Democracia Cristiana. Nada se pudo conseguir porque el partido está completamente fraccionado. Uno de estos sectores hizo un llamado para apoyar al gobierno. Otros, dirigidos por el ex presidente Eduardo Frei, se decidieron a provocar el derrocamiento del gobierno negándose a cooperar.

En un esfuerzo por reducer la oposición de la derecha y para asustar a los camioneros, Allende persuadió a los comandantes de las fuerzas armadas para que se uniesen al gabinete de gobierno. Este fue un error grave, ya que politizó a los militares, quienes trataron de mantenerse por sobre las diferencias entre partidarios y detractores de Allende. El resultado fue un constante cambio en la designación de puestos políticos.

Hace menos de diez días después de su designación como ministro de obras públicas, y con la responsabilidad de solucionar el paro de los camioneros, el general del aire César Ruiz Danyau renunció, acusando al gobierno de no darle suficiente autoridad. Facciones anti-allendistas dentro del ejército obligaron al general Carlos Prat Gonzalez, comadante en jefe del ejército, a renunciar a su cargo de ministro de defensa. Fue reemplazado por el general Pinochet, quien es hoy el presidente de la junta.

La Democracia Cristiana se ha reagrupado y recibido el golpe con júbilo. Han emitido un comunicado de prensa, previamente aprobado por la junta, donde deploran la violencia pero ofreciendo su apoyo a los nuevos líderes del país. La declaración del partido continuó con su convencimiento de que el poder pronto será devuelto “al pueblo soberano” apenas “la junta termine sus difíciles tareas”.

Historia trágica
La semana pasada, el nuevo ministro del interior, el general Bonilla, prometió que Chile volverá a tener un gobierno civil, pero no aclaró cuándo. La mayoría de los analistas asume que los militares permanecerán en el poder por un buen tiempo, todo el tiempo que sea necesario para borrar cualquier vestigio de marxismo en el país.

La democracia siempre ha sido una de las víctimas de la trágica historia sudamericana de violencia y agitación. Hoy, el 70% de los 200 millones de latinoamericanos viven bajo algún tipo de gobierno militar. En muchos casos, los oficiales han derrocado a líderes populistas o izquierdistas, como el caso de Joao Goulart en Brasil o Jacobo Arbenz en Guatemala, quien trató de cambiar las rígidas estructuras oligárquicas del país. Allende es el caso más reciente de un reformador de este tipo, con grandes ambiciones pero que culminó en un fracaso.

La junta militar chilena ha tenido éxito en su objetivo principal: deshacerse de Allende. Pero la pregunta es, ¿a qué precio? Como inspiración espiritual para la izquierda, Allende puede resultar más poderoso muerto que vivo. Por otro lado, su derrocamiento puede convencer a los más radicales de que la forma más segura para el socialismo es la revolución violenta, reprimiendo a todos los disidentes. Ciertamente, este “hombre honesto, no creyente” jamás será olvidado por los más pobres en Chile, quienes ya lo consideran un santo secular. Lo que significa que la próxima vez que un líder marxista aparezca en Chile, su métodos probablemente no serán pacíficos.

* Uno de los edificios atacados por las tropas chilenas fue la sede central del Partido Comunista en Santiago, que aparece en la portada de TIME con un lienzo de Allende sobre su fachada.