sábado, 27 de marzo de 2010

Cuba y China: Un mundo de diferencias

El presidente Piñera finalmente condena los abusos del régimen castrista, pero meter en el mismo saco a China y Cuba es un error

China es un enorme socio comercial para cualquier país, mientras que Cuba es una isla pequeña de menor relevancia. Sólo para captar la magnitud de las diferencias, baste recordar que existen 400 millones de usuarios de Google en la nación oriental. El gráfico a la izquierda deja de manifiesto el potencial chino en todo su esplendor.

Mientras que el recién asumido gobierno de Chile correctamente deplora las sistemáticas violaciones a las libertades que se perpetran en Cuba, muchos, especialmente en la izquierda del espectro, acusan doble estándar por el silencio de la administración Piñera ante atrocidades similares en China. Se equivocan.

La distancia entre Cuba y China es sideral. La isla caribeña no ha modificado un ápice su estricto régimen policial, y ante la incapacidad física de Fidel Castro de seguir al mando, se corona a su hermano para continuar con las mismas inaceptables medidas revolucionarias que alguna vez inspiraron a millones a vestir camisetas del Che, dejarse barba y escuchar al Silvio mientras nos musitaban "shh, salta p'al lao, yo soy humanista de verdad, y revolucionario; tú no.". Por otro lado, en Asia, ya Deng Xiao Ping dio inicio en la década 70 a importantes reformas de mercado que comenzaron a abrir al enorme dragón chino al mundo. Cuando Ping declara que "no importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que coma ratones", mandó a su país por el sendero del pragmatismo hacia una suavización de lo más ortodoxo de la ideología comunista, alejándose del dogmatismo marxista à la Castro. Es por eso que no puede compararse Cuba con China.

Nadie cuestiona que abusos como la masacre de Tiananmen son actos abyectos que sólo un estado policial y sanguinario logra ocultar. Recientemente, las arbitrariedades propinadas sobre la población china durante los Juegos Olímpicos fueron otro ejemplo de la brutalidad de este régimen. Todo esto es condenable.

No obstante, este es momento de seguir comerciando con China hasta que la prosperidad y la apertura que conlleva la economía de mercado sean el detonante que mine los cimientos mismos del aparato chino. Si EEUU hubiese suavizado el embargo contra Cuba, la historia también sería distinta, pero mientras la isla fue un conveniente parásito soviético donde podían instalarse misiles nucleares apuntando a Washington DC, no hubo forma de comerciar con ellos, ni tampoco creemos que Castro hubiese --en su dogmatismo delirante-- apreciado las bondades del comercio con el mundo. Es decir, es plausible creer que el barbudo déspota del Caribe no habría abierto su economía porque sabe mejor que nadie que estaría empezando a abrir las compuertas del descontento popular masivo en su oprimida isla. Acá radica otra de las diferencias fundamentales entre Cuba y China: la primera es una nación marxista dogmática, mientras la segunda emplea el comunismo como un útil herramienta para aglutinar una población dispersa y numerosa.

China no es sólo un país. Miles de grupos étnicos, cientos de idiomas y decenas de culturas milenarias sin mucho en común conviven bajo lo que el vulgo llama "China", que en realidad es una frágil y artificiosa federación que aún no cuaja, ni nunca lo hará. La grieta más conspicua es el Tíbet, que si quedase en libertad simplemente derrumbaría todo lo que la Revolución Cultural logró, es decir, formar desde una burocracia centralizada un país enorme y acorralado bajo unas fronteras comunes, que sin la herramienta del comunismo no podría contener un quinto de la población mundial bajo un sólo gobierno. Por un lado, China hace sombra a EEUU porque tiene la población y el territorio para medírsele hombro a hombro. Por otro, si China se resquebraja, sus restos serían varios países que por separado jamás llegarían a formar parte del denominado "G2" (China y EEUU).

La mejor forma de poner presión a China es mediante la contensión, táctica ya empleada durante la Guerra Fría. ¿Condenas? Que haya, y para empezar, que EEUU declare a China un país manipulador de su propia moneda en detrimento del libre comercio. China debe dejarse de exportar y empezar a consumir para así acelerar el crecimiento mundial (lo mismo corre para Alemania, por cierto). El yuan se encuentra artificialmente devaluado un 49%, como científicamente lo demuestra el más exacto de los indicadores jamás concebidos, el Índice Big Mac de The Economist (ver abajo). Ahora que China aspira a ser superpotencia es posible sacarla a la arena mundial, y dejar de manifiesto ante la comunidad internacional sus inaceptables prácticas políticas. Esto es mejor que el aislamiento contra Cuba. Pero la isla lleva más de medio siglo en el estancamiento, sin señas de modernización, al contrario del gigante asiático, por ello las declaraciones contra Cuba deben ser mucho más potentes.


Dejen que Google haga negocios en China, y que luego el régimen se exponga a las críticas mundiales por la censura al buscador en Internet, que recientemente se cambió de www.google.cn a www.google.com.hk, donde operará sin censura. Pero por favor no comparemos con Cuba, donde el aceso a Internet es otorgado sólo mediante permisos de gobierno.

Después de todo, no olvidemos que durante la dictadura de Pinochet, Chile y la República Popular mantuvieron calurosas relaciones diplomáticas: si el Pinocho fue capaz de ver la diferencia entre Cuba y China, entonces cualquiera puede.

lunes, 15 de marzo de 2010

Alza de precios: una refutación

Considerando la gran cantidad de comentarios que generó la carta que un lector de este blog envió a La Tercera, y que hemos debatido en Chile Liberal, es necesario clarificar varios puntos para ahondar sobre la opinión que a modo de instroducción esbozamos anteriormente. Frente al alza desmedida de precios que algunos distribuidores aplicaron a sus productos, nuestro sitio sostiene que el castigo ante este abuso por parte del gobierno es legítimo y necesario.

Para empezar, luego del terremoto, y con muchos locales comerciales destruidos, aparte de los problemas de distribución mayorista por los daños a la infraestructutra, nos encontramos con que no hay mercado. Recordemos que el mercado es, por esencia, libre. De ahí que sea redundante referirse al "libre mercado", baste decir mercado simplemente. Cuando los demandantes pierden su libertad, entonces se acaba el mercado, de ahí que sea absurdo seguir repitiendo la ortodoxia mercadista tal como un monje tibetano repite sus mantras sagrados. En las transacciones inmediatamente posteriores al terremoto, una de las partes en la transacción no es libre: los compradores, ya que los productos que demandan no son bienes de consumo como cualquier otro, sino especies como cereales, pastas, lácteos y carnes enlatadas, que en una situación de emergencia son bienes de primera necesidad, ante los cuales el comprador ya no es libre de escoger si los consume o no, sino que está compelido a adquirirlos a como dé lugar. De otra forma, se verá enfrentado al poco apetecible prospecto de joderse de hambre él o su familia.
Al respecto, la definición de "mercado libre" que recoge Wikipedia es interesante:

Aunque en la situación de libre mercado el gobierno no fija o regula los
precios, la implementación efectiva de libre mercado requiere que entre los
participantes de la transacción comercial no haya coerción, ni fraude, de modo
que todas las transacciones sean moralmente voluntarias y también que exista
información perfecta y otras condiciones que garanticen la competencia perfecta.
Como vemos, luego del terremoto no hubo una situación de mercado. En el caso de los compradores en las zonas más afectadas por el terremoto, no apreciamos una transacción "moralmente voluntaria", simplemente porque, como ya aclaramos, quien desea comprar pan o leche queda a merced de quien la ofrece, sin que el comprador tenga opción de comprar en otro lugar, o de no comprar. Dicho de otro modo, si a uno le venden un tarro de leche en polvo a un 100% de sobreprecio en el Jumbo, si el comprador no tiene opción de ir al Santa Isabel o al Líder, entonces tendrá que acceder a este precio por obligación, ya que no consumir leche (u otros alimentos) no es opción válida. Notamos entonces que no sólo el demandante no es libre, sino además no hay competencia. Los consumidores no son capaces de castigar ellos mismos al ofertante eligiendo al competidor, porque no hay. De ahí que como última instancia quede el recurso de la ley.
Ante esto, es falso lo que esgrime Mario en cuanto a que el alza de precio refleja "la escasez relativa", simplemente porque el aumento de precio no se debe a eso sino más bien a la especulación, no a la escasez, y constituye una forma de fraude, y lisa y llanamente puede considerarse abuso. Al constatar lo anterior, estamos frente a un daño, ante lo cual es legítimo que actúe el gobierno para castigar a los abusadores.

En absoluto contraste, Syndey Houston, gerente general de Adico (Asociación de distribuidores de combustibles), hizo un llamado a los consumidores a denunciar a los especuladores, de hecho, yo mismo lo escuché decir en Radio Bío Bío en la fatídica madrugada del 27 de febrero que Adico perseguiría a los oportunistas y entregaría los antecedentes necesarios a la justicia, y que quien fuese soprendido especulando sería expulsado del gremio, por lo mismo invitaba a los auditores a estampar sus denuncias (habló además de la labor social que cumplía su asociación).

La actitud de Houston, un paco retirado, demuestra un loable espíritu cívico, y es elogiable. Desde luego, cuando no existe tal iniciativa en otros miembros de la comunidad, sino un mero aprovechamiento, es deseable que el peso de la ley caiga sobre quienes en situaciones como ésta son capaces de abusar de la necesidad del resto.

jueves, 11 de marzo de 2010

Carta de Mario A.

A continuación publico a pedido de Chile Liberal una carta que el diario La Tercera publicó este miércoles 10 de marzo. Agradecemos a Mario Abbagliati, amigo de este sitio y autor de la carta, por invitarnos a publicar su escrito y debatir sobre el tema.
Desde luego, Chile Liberal se declara en desacuerdo con el contenido del escrito, y considera que es un error aplicar los principios de un escenario normal a un escenario de catástrofe, aparte que la repetición de principios llega a mostrar una falta de sentido común en situaciones como la que el país vive actualmente.
Sabemos que las opiniones pueden ser diversas, así que los invitamos a debatir sobre el tema.


Señor director:
La ministra vocera de gobierno, Pilar Armanet, considera delito el alza de precios posterior al sismo y amenaza que perseguirá "con todo el rigor de la ley" el abuso al que se ven sometidos los ciudadanos.
Lo que la ministra pretende no hará más que empeorar el dolor y sufrimiento por el que pasan numerosos compatriotas. Por sus declaraciones parece entenderse que desconoce el funcionamiento del sistema de precios. Mantenerlos artificialmente bajos cuando la demanda aumenta y, posiblemente, la oferta disminuye, ocasionará mayor desabastecimiento, favoreciendo únicamente a los primeros compradores y perjudicando a los que lleguen más tarde. Con ello sólo se pavimenta el camino a un mercado bajo cuerdas o derechamente negro.
Por el contrario, si se deja que el proceso de mercado tenga lugar y el alza de precios refleje la escasez relativa, ello permitirá racionar los escasos bienes entre un mayor número de personas, pues el aumento del precio desincentivará la acumulación por parte de quienes lleguen primero. Además, movidos por la posibilidad de obtener más beneficios, nuevos ofertantes aparecerán en las zonas más necesitadas, lo cual, a su vez, ayudará a reestablecer el nivel de precios.
Nos informa también la ministra, que aquellos que vendan a precios desorbitados arriesgan pena de presidio, pero no nos explica en qué consiste un precio "desorbitado".
¿Experimentará “todo el rigor de la ley” el gobierno saliente por los garrafales errores de gestión vistos en los últimos días?

viernes, 5 de marzo de 2010

Capital humano: la deuda de Chile

Chile necesita mejorar su capital humano

No nos referiremos por ahora a la extraordinaria capacidad de los chilenos para movilizarnos ante una emergencia, sino que a una deficiencia que Chile arrastra desde siempre, y es nuestra incapacidad de formar buen capital humano. ¿Qué es esto? Capital humano son todas las habilidades que tiene la gente para realizar un trabajo.
Como apunta Gary Becker, un economista norteamericano, los años de educación, cursos de informática, la buena salud y valores como la honestidad y la puntualidad conforman el capital humano. El epítome de la carencia de buen capital humano es el flaite, es decir, el sujeto unineuronal que después del quinto mayor terremoto de la historia del mundo es capaz no sólo de robarse un TV plasma o unas zapatillas Nike, sino, como vimos anoche en los noticiarios de televisión, conos instalados por la policía para controlar el tránsito. Se registró un par de accidentes porque un troglodita se robó los conos, ¡los conos! El escaso personal policial no da abasto, pero debe destinarse a socorrer a algunos conductores heridos en choques porque el flaite se roba los conos, y vuelva orgulloso a la pobla con ellos, para lucirse.

Los flaites son el subproducto de la anomalía de un crecimiento económico sostenido en tándem con un estancamiento en las libertades individuales, básicamente, la libertad de una mujer de decidir cuándo va a ser madre y de cuántos hijos quiere tener. Asumimos que un generoso sistema de beneficiencia social a las mujeres en condición social marginal servirá de incentivo para tener cada vez más hijos. Los dineros para seguir pagando estos beneficios provendrán de la ya estrujada clase media, que deberá renunciar a su propia aspiración a tener hijos para pagarle beneficios sociales a la muchacha de 16 que ya tiene dos, sin completar la educación primaria. Esta es la situación donde fermenta el flaite, y debemos ser capaces de poner remedio a esta anomalía.

Justo cuando los chilenos nos felicitábamos de nuestra consolidación democrática, nuestra resiliente economía que salía de la crisis, y nuestra disciplina fiscal, nos encontramos con que hordas de pelusones ineducables e imparables en su estupidez salen de sus cuevas con inusitada fuerza, robándose lo que sea, hasta los conos. Sin duda que ha sido deslumbrante que hayamos guardado el 12% de nuestro PIB en fondos soberanos, dineros que se utilizaron en parte para la reactivación económica, y que ahora pueden destinarse a la reconstrucción del país. Pero si a la vez nos robamos los conos, entonces tenemos un problema.

Si la derecha no es capaz de flexibilizar su postura pro-vida, y si la izquierda no renuncia a la instauración del Estado Niñera al que aspira, la clase media tendrá que subsidiar a los flaites, mientras la primera se reduce y los segundos aparecen cada vez más. Necesitamos una sociedad libre en una economía libre, y los avances en el poder adquisitivo de los chilenos deben ir acompañados de mayores libertades individuales, siendo el flaite ela evidencia de la fractura de ambas.

Por otro lado, sorprende la falta de cultura cívica en los chilenos. Tampoco es aceptable ver los jardines de los sectores menos afectados por la tragedia del este terremoto siendo regados como si nada, mientras los autos del año se llenan de provisiones para una década completa. Esta misma gente clama por la intervención militar para "policear" al país, a pesar que todos sabemos que los militares están formados para situaciones de combate, y no para apaciguar a la civilidad. La defensa de los derechos civiles, incluso en situaciones límte, debe ser rebatida, y no ser motivo de mofa, descalificaciones y amenazas, como tristemente hemos visto en Chile Liberal. Creo que como país somos profundamente conservadores, lo que no es bueno si es que no hay un sector liberal que lo neutralice.

Además, produce desazón ver la carencia de habilidades interpersonales en Chile. Aún los chilenos son incapaces de formar una fila. Si algo define a un país desarrollado es que la gente respeta el tiempo del prójimo, y la fila es la máxima expresión de respeto. En Chile el choclón, la muchedumbre que se abalanza a codazos e insultos es la norma. ¿Es que no se puede enseñar en los colegios la importancia de hacer una fila, no sólo en el banco, sino en una situación extrema como una catástrofe natural? Y no sólo en la escuela, porque además no somos capaces de crear una literatura, un cine y una televisión que refleje valores como la afabilidad y el respeto, ya que es en la cultura (popular y de elite) donde se forman los valores. Quizás la sobreabundancia de la prensa de farándula redunde en la falta de formación ética del populacho. Para darles un ejemplo, hace poco vimos a una ex prostituta, Anita Alvarado, golpear a otra dama porque esta última insultó la hija de la primera. Todo minuciosamente documentado en la prensa, especialmente la TV. La reacción del populacho fue "¡qué bien!" (todo porque la hija, una pailona de 19 años, sale con un tipo tambiém mayor de edad). Luego vimos a un energúmeno de las comunicaciones, Eduardo Bonvallet, agredir a puñetes a un trabajador simplemente porque el nazi del fútbol pensó que le estaban fotografiando el auto. También un humorista de cuarta categoría, Felo, intentó atacar a un periodista que le hizo una pregunta sobre las pifias que el el primero recibió. Como sociedad, hemos perdido el tejido social, y descendemos en un espiral de agresión y violencia. En una sociedad avanzada, la afabilidad no sólo se da en la familia, sino que frente a extraños. En Chile sólo existe la ley de la selva, lo que vemos patñeticamente reflejado en el comportamiento social y en la prensa. En una situación como un terremoto, explota la falta de empatía y vemos episodios lamentables como los robos de conos, zapatillas Nike y TV plasmas, y la incapacidad de ordenarnos —sin tener un uniformado con metralleta— para recibir ayuda. Fue patética la escena de los camiones con víveres siendo atacados por la muchedumbre a la entrada de Concepción, y que sólo pudieron entrar con escolta militariazada. Con gente así, difícilmente podremos alguna vez ser un país socialmente avanzado.

En Chile tenemos problemas para comunicarnos, producto de las paupérrimas habilidades comunicacionales del chileno medio. El marino que debió dar la orden de evacuar y la persona en ONEMI que debía entender el mensaje simplemente no fueron capaces de acordar que "viene un tsunami, hay que evacuar". Hace poco recuerdo haber visto y oido una persona en la calle que le decía a la otra que la avenida X era perpendicular a la calle Y, pero no podían, simplemente por no saber qué es perpendicular y qué es paralelo, y reemplazaban el diálogo verbal con todo tipo de gestos manuales en el aire, adornado con "p'allá", "p'acá", "así" y "asá p'won". Ahora que se canceló el Congreso de la lengua, esperamos que en la próxima versión se aborde el tema de cómo enseñar a la gente a comunicarse efectivamente, y cómo es posible que después de 12 años de escuela (y de algunos de educación superior), la gente no sea capaz de expresarse.

Otra imagen que me ha impactado ha sido la señora dueña de un pequeño restaurante, arrasado por el tsunami. Resulta que ella misma explicaba que ninguna aseguradora quiso ofrecerle una póliza. Entiendo que en estos casos el BancoEstado ofrece seguros. ¿No hay una forma efectiva de hacer llegar esta información a la gente? ¿Por qué ahora lloramos sobre le leche derramada?
Este terremoto ha demostrado que aún nos falta mucho camino que recorrer. Cuando todos hayamos donado algo, y nos sintamos satisfechos por haber cooperado en mitigar esta tragedia, será hora de que pongamos energía en planificar, preparar y formar. Las charlas educativas para responder a tsunamis muchas veces tenían un solo monitor, seguramente más preocupado de cumplir una orden que de educar para prevenir una tragedia. Las sirenas que debían alertar a la comunidad no funcionaron, porque la destruyó el terremoto: a nadie se le ocurrió poner dos o tres, como contingencia. Nadie impulsa enérgicamente un sistema universal de seguro contra catástrofes naturales. Y los chilenos estmos demasiado acostumbrados a reaccionar, y no a prevenir. No sabemos cooperar ni organizarnos bien, y es hora de que todo esto cambie.

jueves, 4 de marzo de 2010

¡Viva Chile, mierda!

Columna de El País (España), seleccionada por Chile Liberal

Por Antonio Caño

En los últimos años han sido frecuentes y merecidos los elogios a Chile por la sabia conducción de su democracia y su economía. Eso es mérito, en gran medida, del carácter humilde y práctico de un pueblo que se ve ahora frente a uno de los mayores retos de su historia.

La laboriosidad de los chilenos es prototípica en América Latina. El respeto mundial a Chile y la presencia de sus ciudadanos en áreas de responsabilidad internacional excede con mucho al peso que el país tiene por tamaño y población. Actualmente, sólo en Washington, hay un chileno al frente de la OEA, otro como máximo responsable de la política latinoamericana en el Departamento de Estado y otro como el principal asesor del liderazgo republicano en el Senado. Varios esperan cargos relevantes en los próximos meses y muchos más ocupan posiciones dirigentes en el sector público, universidades y centros de influencia. En Europa se pueden citar multitud de casos similares desde Suecia a España.

En América Latina a veces los chilenos producen más envidia que admiración. Sus vecinos argentinos, que los han ignorado por décadas, se atormentan ahora con un complejo de inferioridad. Por el norte, Perú y Bolivia no han superado el rencor de conflictos pasados y siguen identificando a Chile con sus demonios. Los mismos chilenos que nosotros vemos prudentes y discretos, algunos latinoamericanos los ven sigilosos y taimados.

Las cualidades del pueblo chileno son capaces, sin embargo, de resplandecer por encima de todas las dudas. El valor con el que combatieron la dictadura sólo es comparable al virtuosismo con el que la liquidaron. Su capacidad para conciliar razas, ideas y credos es un ejemplo y una garantía de su propio progreso. Saldrán fortalecidos de este desastre. Lo superarán con sus armas de siempre: su tenacidad y su modestia. Aunque los éxitos de los últimos años les han dado a los chilenos una mayor confianza en sí mismos, no les gusta presumir de sus propias virtudes y paganizan su orgullo nacional con el incomparable grito de ¡Viva Chile, mierda!

miércoles, 3 de marzo de 2010

Toque de queda: El último recurso, no el primero

El gobierno actuó envió tropas oportunamente

Los liberales siempre nos hemos identificado con la defensa de las libertades individuales, en contraste con los conservadores y socialistas, quienes normalmente llaman a la intervención del gobierno por cualquier cosa. Nuestra labor es poner diques de contensión ante el avance del poder del gobierno. La política, por lo mismo, consiste en un tira y afloja entre quienes queremos un gobierno mínimo y acotado, y quienes desean darle preponderancia al poder del Estado.

Por lo mismo, asumimos que la seguridad ciudadana depende, primero que nada, de los propios ciudadanos. Somos nosotros los que mantenemos el orden, mientras que la fuerza policial sólo la resguarda. En ausencia de la fuerza el servicio policial, los ciudadanos mantienen por sí mismos el orden, porque depende de nosotros mismos. Por demasiado tiempo, el socialismo exaltado y los conservadores acérrimos nos han hecho creer que el orden público depende de Carabineros (policía chilena), y que sin ellos, o sea, sin el aparato del Estado, no hay orden. Esta peligrosa idea ha permeado tan profundamente la siquis de los chilenos que luego del horroroso terremoto que sacudió al país, estalló el desorden porque si no hay policías, entonces todo vale (y por lo mismo, si el gobierno no les ayuda, nadie contrata un seguro contra terremotos: es más fácil lloriquearle a la presidenta al ver la leche derramada). Nunca, ningún comentarista o analista social ha predicado la importancia de la colaboración y del autocontrol sobre nosotros mismos, lo que desgraciadamente redundó en las patéticas imágenes de compatriotas incapaces de hacer una fila para entrar ordenadamente al supermercado a proveerse de víveres esenciales, sino todo lo contrario, vimos empujones y griteríos mientras algunos desalmados llegaban en camionetas a saquear los supermercados, dejando a otros sin provisiones, mientras otros distraían a los sobprepasados policías al robarse TV plasmas, zapatillas Nike o electrodomésticos. El flaite ahora salió a reclamar lo que el gobierno le debe. Y el gobierno le debe, como estamos en una socidad de consumo, TV plasmas y zapatillas Nike.

Los conservadores más exaltados aducen que el gobierno actuó tarde en declarar el estado de excepción y los toques de queda. Chile Liberal arguye que a falta de servicio policial y en vista de la incapacidad de la población de mantener la calma (digamos, fuimos más Port-au-Prince que Kobe), fue necesario usar el poder coercitivo del Estado para implantar, por la fuerza si es necesario, el orden. Es que las libertades personales como la libertad de locomoción, de reunión u opinión, son preciosas. Insistimos: deben ser el último recurso, y no el primero.

Pero hay más que una disquisición teórica. En términos prácticos, no es posible mandar militares sin saber dónde, ni en qué circunstancias. Ponte tú, un conscripto, que medio sabe leer o escribir, y que se metió al servicio porque le ofrecen terminar la media y una peguita al salir, se encuentra en las FFAA porque la mamá se cansó de que sea un flojonazo en la pobla y le pidió que se metiera a milico para que "hacerse hombre" (como si acaso, el Ejército fuese una correcional). Ahora, ese mismo cabro, el "pelao Soto", por ponerle un nombre, porta un fusil. Quizás nunca ha salido de su provincia, o de su pobla, pero ahora tiene poder. Se viste de uniforme y se cree choro, y capaz que hasta quiera hacer un trabajo bien hecho colaborando con el orden público. Un oficial lo instruyó para que mantenga el orden a como dé lugar. El pelao Soto se promete a sí mismo hacer un buen trabajo. Lo mandan —como querían todos— a patrullar una zona de Concepción. La gente duerme en las calles, y está desesperada por no saber de sus familiares. El pánico se apodera de quienes no pueden resguardarse en su hogar, pero el pelao Soto quiere cumplir las órdenes (sino, le llega). El pelao Soto ve una muchedumbre, no sabe si pernoctan en la calle, o si son flaites buscando qué saquear. El pelao les ordena que se vayan. La muchedumbre no le interesa, andan buscando a la hija de la Señora Juanita, por dar un ejemplo. El pelao Soto se apartó del resto de la patrulla, y se desespera al escuchar cómo lo increpan. La muchedumbre no le hace caso, al ver al pelao Soto entra en más pánico que él. El pelao manda un grito, la multitud se le abalanza. Pide ayuda el pelao, pero no llega. Fuera de sí, manda un tiro al aire. Pero el tiro le llega al hijo de don Lucho, después de todo, el pelao ha tenido pocos meses de instrucción. Todos salen a enfrentarse a los milicos. Llegan los refuerzos. Ven la trifulca. Los pobladores empiezan a lanzarles proyectiles. Cae un conscripto herido. El resto de la turba comienza más disparos. Lo próximo que sabemos es que la TV nos muestra el caos total. ¿Eso realmente querían? Sí, sé que es hipotético, pero posible.

La situación puede ser crítica, y por eso, es mejor vivir con las molestias de unos saqueos (que, reconozcámoslo, fueron pocos), que con un posible desorden incontrolable. Los militares no están formados para lidiar con civiles, y nuestro país recuerda muy bien qué ha ocurrido en el pasado. La situación la grafica muy bien el siguiente anuncio publicitario del ejército británico. Véanlo, y contesten la pregunta: ¿qué hacen ustedes?

El temor de la población ante los militares continúa a pesar de los 20 años ininterrumpidos de democracia, y más aún después de la incompetencia de la Armada, que falló en alertar al gobierno sobre el tsunami que mató más de 300 personas. Pero, reconozcámoslo, las FFAA han hecho un esfuerzo por profesionalizarse y jurar respeto a nuestros valores republicanos. Es increíble ver como se ha acusado la "ideología" del gobierno, cuando en realidad, la autoridad civil no hizo sino usar el toque de queda y la presencia militar como último recurso. Vean lo que dicen:
"Y me ha enojado el retardo en dos días de declarar el estado de catástrofe, por
razones ideológicas: para no sacar a los soldados a las calles." (
blog Bajo la Lupa, de Cristóbal Orrego)

"¿Por qué no declararon Estado de Emergencia apenas la gente empezó a pedir un poco de orden?
¿No se dieron cuenta de que los saqueos ni siquiera eran de bienes básicos?" (
blog Al Pan Pan)

"Nos levantartemos a pesar de ellos.
¿qué complejo es ese de no llamar antes a los milicos que podían poner orden? ahí tienes hasta incendios intencionales de la canalla...." (
comentarista
de derecha
en el bog anterior)

"Se le reprocha el haber reaccionado
tarde ante el envío de tropas para controlar los saqueos en Concepción, la
ciudad más afectada. En realidad, se trata más bien de un problema ideológico
que tuvo la presidenta socialista." (
Clarín, Buenos Aires)

"El gobierno de la Presidenta Bachelet no quiso sacar
los militares a las calles por razones netamente ideológicas. Esperaban, tal
vez, que la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe se convirtiese
en la Mujer Maravilla, y sola sacase a los saqueadores." (
blog
de Javier, Simposio Libertario
)
Suspender las libertades debe ser el último recurso. Debe aplicarse donde corresponde, y no APENAS haya una emergencia. Debe ser acotado, focalizado, y por sobre todo, efectivo. Cuando la gente desesperadamente sale a las calles, ya sea por no tener donde más pernoctar o para buscar víveres o familiares perdidos, el toque de queda pudo haber innecesariamente enfrentado a los civiles con personal militar, tal como explicamos anteriormente, porque los militares están más preparados para combate que para establecer el orden. Ni hablar de desatinos como el de la alcaldesa de ultra-derecha Rysselberghe, quien al exigir un estricto toque de queda, pudo haber agravado la situación. Ayer a las 18:00 hrs comenzaba el toque, mientras la población aún lo lograba proveerse. Menos mal que no hubo enfrentamientos.
Por lo explicado, Chile Liberal concluye que el gobirno actuó con la cautela necesaria, y que los saqueos y pillaje fue una falla nuestra, como sociedad, porque aún no aprendemos a colaborar ni a se decentes sin que el paco esté encima de nosotros. La manu militari fue usada correcta y oportunamente, como último recurso. No el primero.

Almirante Edmundo González, ¡renuncie!

La Armada de Chile, cuatro días más tarde, finalmente reconoce su mortal error. El almirante debe renunciar

Anoche veía, como de costumbre, 24 Horas, el telediario del canal nacional, donde todo el país escuchó de boca del propio almirante de la Armada las palabras que nos han indignado: "hubo titubeos". Mientras que de EEUU se dio alerta de tsunami, en Chile, el organismo a cargo de informar a la oficina de emergencias, el SHOA, no comprendió la alerta porque la gente a cargo no sabía inglés. Como si fuese poco, hoy en El Mercurio nos enteramos que esto le dijo la Armada a la presidenta:

"El epicentro está en tierra, luego no debiera haber tsunami".

Ayer se efectuó una reunión entre la presidenta y las FFAA, a la cual el almirante González no se dignó a asistir. No quiso enfrentar las consecuencias de su mortal error ante su superior jerárquica, la presidenta Bachelet. Es decir, aparte de incompetencia, notamos cobardía.

Lo anterior explica muchas cosas. Si después de los enormes gastos en defensa que el gobierno civil ha aprobado la Armada no es capaz de hacer su trabajo, se desploma la confianza en las FFAA. No había motivo para enviar más militares a la zona, cuando estos mismos fueron los causantes de prácticamente la mitad de las 700 muertes registrads en las primeras horas, culpa no del tsunami, sino de la estupidez supina de la Armada.

La indignación es demasiada. Pero lo más notable es la reacción de nuestros amigos blogueros de derecha. En Al Pan Pan, nuestro amigo culpa al gobiero de incompetente, diciéndonos:

"¿Qué es eso de que hubo "marejadas"? ¿No han visto a la gente de Iloca,
Constitución, Pelluhue? Si eso no es un maremoto, ¿qué?"

Yo me pregunto lo mismo. Pero si la Armada dice que no había riesgo de tsunami, yo también me pregunto: ¿qué? Por otro lado, nuestro amigo Javier en Simposio, nos dice

"Sobre el tsumani que asoló Talcahuano, me comunicó alguien cercano a la
Marina, que el Shoa había avisado sobre el efecto de la naturaleza. Pero, parece
que el gobierno no lo tomó en cuenta."

La verdad es otra. Nunca hubo alerta de tsunami, la Armada dijo que "no debiera haber tsunami". El día sábado mi hermana me despierta casi llorando diciendo "mira quedó la tremenda cagada!!", apuntando hacia el televisor. Claro, hasta la madrugada, cuando nos fuimos a dormir, había sido sólo un terremoto, pero no dimensionábamos la enormidad de los daños. Gracias a la ineptitud de la Armada, esta tragedia fue peor de lo que debió ser.

Somos un país sísmico y debemos estar preparados. La Armada ha tenido generosas inyecciones de recursos. Las relaciones entre el gobierno civil y el Estado Mayor de las FFA han sido buenas. La Armada ha organizado simulacros, que fueron cubiertos por la prensa. La madrugada del sábado los marinos tuvieron una alerta de tsunami de EEUU, pero no se lo informaron a la presidenta, quien incluso volvió a llamarlos esa fatídica noche, pero fallaron en confirmar que venía el maremoto. Esto es inexcusable, e inaceptable. Después de una vida entera vendiéndonos el cuento chino del marinerito de barba que se tira al otro barco, una historia burda que ya nadie cree, y después de los años en que dirigidas por ese borracho golpista llamado Merino se volvieron infames, la Armada hoy tiene una sola forma de limpiar su imagen: pedir la renuncia al almirante Edmundo González, y comenzar un sumario interno para dar de baja a los perpetradores de esta descomunal incompetencia.

martes, 2 de marzo de 2010

Chile, la segunda lágrima

Estimados(as): el profesor Eugenio D'Medinda Lora, gran amigo de este sitio, y quien ya antes ha compartido columnas de opinión con nosotros, nos hizo llegar a Chile Liberal estas conmovedoras palabras apenas se informó al mundo sobre la catástrofe que ha azotado nuestro país. Lo reproduzco ahora, y agradezco la preocupación de Eugenio y de todo Perú frente a la tragedia.

Chile: la segunda lágrima
Eugenio D´Medina Lora (*)

En la pantalla de CNN, Soledad Retamales grafica la impotencia ante esta clase de embates: "no pude salvar a ninguno". Entre sollozos por la pérdida de su familia ante el desenlace del terrible terremoto de Chile de la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010, esta mujer representaba lo que sentimos todos.

Aún no acaba de adormecerse la tristeza por la tragedia de Haití, cuando se suma esta segunda lágrima latinoamericana en la década. El terremoto de dimensiones bíblicas, de casi 9 grados Richter, va dejando ya su estela siniestra de más de tres centenares de muertos y en aumento. Según el Gobierno de Chile, se sintió desde Antofagasta hasta los lagos del sur, abarcando aproximadamente el ochenta por ciento del territorio chileno, aunque el embate principal fue en las regiones del Maule y del Bío Bío, así como en las ciudades de Santiago de Chile y Concepción.

La tristeza inmediata, como no puede ser de otro modo, se suscita ante los padecimientos de la gente. La pérdida de vidas es conmovedora e irreparable. Pero seguidamente, asoma la tristeza por la catastrófica situación en que han quedado las infraestructuras de diverso tipo: desde las viviendas y edificios hasta las autopistas, los puertos, los aeropuertos, los hospitales, las escuelas, entre otros. Una verdadera lástima por el esfuerzo grande que hizo Chile desde inicios de los noventa para potenciar sus infraestructuras públicas con esquemas novedosos para la región, que incluyeron extensivamente la participación de la inversión privada en proyectos públicos, a través de la utilización de modelos participativos público-privados.

El terremoto en Chile ha mostrado también, como perversa paradoja, las distancias que separan, de un lado, al que con total seguridad ha sido el país latinoamericano que más avanzó en desarrollo en las últimas cuatro décadas, del país menos desarrollado de la región. La respuesta ante prácticamente similares eventos de la naturaleza, es diametralmente opuesta. Mientras Haití quedó devastado y prácticamente sometido, no sólo a la solidaridad internacional, sino al orden imprescindible impuesto desde afuera, por la pobreza de su economía pero también de su institucionalidad, Chile se empieza a reponer con sus propias fuerzas económicas e institucionales y hasta ya entrado el segundo día después del siniestro, no ha solicitado ayuda internacional, a pesar que ésta ha sido ofrecida de países vecinos latinoamericanos, de países europeos y de organismos internacionales de corte multilateral.

Sin embargo, si bien en un primer momento parecía que los estragos no serían tan devastadores, con el pasar de las horas se hace evidente que la destrucción ha sido terrible, especialmente y como suele suceder, en las zonas más pobres. En las más modernas, el celo regulatorio por la construcción de alta calidad, dados los antecedentes sísmicos del país, ha paliado mucho del impacto terrible que seguramente en otras capitales latinoamericanas, hubiera producido tan devastador terremoto.

No puedo evitar, como testimonio personal, sentir especial congoja al ver a Santiago de Chile tan lastimada, ya que es una ciudad que me enamora profundamente. Una ciudad que en los últimos quince años apostó por cambios estructurales potentes, por ejemplo, en su vialidad interna, con increíbles autopistas urbanas, hoy es una urbe muy dañada. Muchos edificios que se ven en pie, tendrán que ser restaurados o vueltos a construir por el daño estructural que presentan internamente. Y ni qué decir de la segunda ciudad más poblada del país, Concepción, que sí requerirá una reconstrucción muy extensa.

La disciplina de los chilenos así como su apego a la eficacia están siendo cruciales en esta hora de la tragedia y los serán más en el largo proceso de reconstrucción. Una vez pasada la atención de los inmediatos damnificados, la tarea será recuperar la capacidad productiva, empezando por la puesta en servicio de la gran infraestructura pública chilena. Por supuesto que la coyuntura del cambio político tan importante que se cristalizará precisamente el próximo 11 de marzo con la asunción al poder de Sebastián Piñera y de la derecha chilena, marcará implícitamente un desafío descomunal para el nuevo gobernante, cuando su liderazgo se ponga a prueba, sin "luna de miel" política de por medio. Porque el país que Piñera pensó recibir, no es el que va a dejar Michelle Bachelet, en pocos días.

Chile siempre fue un país entrañable, cercano y querido para mí, por razones de afectos desde familiares hasta de amistades cercanas, e incluso, de tipo profesional. En Santiago, Valparaíso, Viña del Mar o Arica, siempre me sentí en casa, con amigos o con gente de la calle. Mi pasaporte jamás me resultó un problema. En vez de eso, se me retribuyó con cariño, aprecio, calidez y apertura. Por eso, un peruano que lleva a Chile en su corazón podría resultar extraño. Pero la realidad marca que no lo es tanto: incluso el Gobierno del Perú ha declarado al lunes 1 de marzo como día de duelo nacional por el vecino del sur. Estoy seguro que muchos chilenos sienten en el fondo algo similar por el Perú. A pesar de que muy a menudo, la política de ambos lados de la frontera, nos dibuje un espejismo.

(*) Director ejecutivo del Centro de Estudios Públicos del Perú (CEPPER) y
profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú

The Economist sobre el terremoto: Arreglos necesarios

Estimados(as): Les entregamos la primera reacción de The Economist ante la devstación que ha asolado nuestro país. ¿Cuánto porcentaje de PIB hemos perdido? ¿Podemos usar esta tragedia para reactivar la economía de nuestro país? Considerando la complicada situación financiera internacional, un esfuerzo gubernamental por inyectar recursos a la economía, más la necesaria labor de los inversionistas privados, harán lo que hoy puede parecer imposible: volcar esta tragedia a nuestro favor. Esperamos que Sebastián Piñera y su Team estén atentos.

Arreglos necesarios

Chile calcula los costos del devastador terremoto, y planea su recuperación
1 de marzo 2010 SANTIAGO Por The Economist en línea
Traducción de Chile Liberal (Original: Chile's earthquake - In need of repair)


En un comienzo hubo una sensación de alivio ante lo que parecían daños relativamente limitados, considerando la fuerza del terremoto que ha sacudido al centro y sur del país en la madrugada del 27 de febrero. Pero esa imagen ha sido gradualmente reemplazada por la consternación, a medida que comienza a emerger la realidad. El domingo en la mañana, la cantidad de muertos había sobrepasado los 700, y es muy probable que siga aumentando, de acuerdo a lo señalado por la presidenta Michelle Bachelet. Así todo, es un saldo bajo, no obstante, para un terremoto de 8,8 de magnitud, uno de los mayores en la historia del mundo, desde 1900.

Fue sentido en casi todo el país, aunque el terremoto impactó con mayor fuerza seis regiones de la zona central, desde la capital, Santiago, y el puerto cercano de Valparaíso, hasta la región de la Araucanía en el sur del país. Estas partes del país albergan al 60% de la población total de 17 millones, y cuenta alrededor del 70% del PIB. Se estima que 1,5 millones de hogares se han dañado y un tercio deberá ser demolida.

El mayor daño y la pérdida de vidas, sIn embargo, parece ser a causa no del terremoto en sí mismo sino de una marejada que arrasó con varios pueblos en la costa de la zona centro-sur de Chile. En uno de estos pueblos, Constitución, los socorristas encontraron más de 300 cadáveres el domingo. Gran parte del único poblado en el archipiélago de Juan Fernández, que pertenece a Chile y es famoso por ser el lugar donde naufragó Robinson Crusoe, fue también destruido.

Chile ha implementado un eficiente sistema de contingencia para responder ante lo que Bachelet ha descrito como "una historia repleta de desastres naturales". Sin embargo, los saqueos, especialmente en la ciudad sureña de Concepción y sus pueblos aledaños, han mermado la imagen de Chile, que se precia de ser un país que inmediatamente activa su sistema de emergencia para socorrer a sus compatriotas. Aunque algunos de los saqueadores sólo buscaban víveres y agua confrontados ante la escasez, otros simplemente se llevaron todo lo que podían. Como consecuencia, el gobierno ha impuesto un toque de queda en las áreas más afectadas.

El terremoto ha afectado a Chile precisamente cuando su economía comenzaba a recuperarse después de una contracción de un 0,9% en el 2009. Los efectos de la desgracia dificultarán las exportaciones, que son el motor económico del país. El cobre, la principal fuente de ingresos, se produce principalmente en el norte, donde el país no sufrió daño alguno. Pero los daños en los puertos del sur obstacularizarán los embarques de maderas y otros productos forestales, incluida la pulpa, mientras que las exportaciones de frutas, ahora plena temporada de cosecha, sufrirán serios retrasos como resultado de los daños en las principales carreteras en Chile central.

A pesar del posible impacto en el crecimiento durante el primer trimestre, y probablemente en el segundo también, es factible que esta catásrofe sirva de estímulo en el mediano plazo ya que el gobierno gastará ingentes recursos en los esfuerzos de reconstrucción del país. Estas son buenas noticias para el presidente electo, Sebastián Piñera, quien deberá asumir el mando de la nación el 11 de marzo y ganó la elección con la ambiciosa promesa de lograr un crecimiento económico de un 6%anual durante sus cuatro años de gobierno.

Hasta que se haga una evaluación completa del daño, es difícil cuantificar el costo de la reconstrucción. Eqecat, una empresa norteamericana de gestión de catástrofes, ha sugerido que podría alcanzar unos $30 mil millones de dólares, equivalentes a un 20% del PIB chileno en el 2009. Parte del costo puede financiarse de inmediato desde el erario nacional, recurriendo a los ahorros acumulados por Chile cuando obtuvo grandes utilidades por el alto precio del cobre, entre 2005 y 2008.

Sin embargo, el señor Piñera, quien ha identificado a la inversión privada como uno de los más importantes componentes del aumento en el crecimiento, ha indicado que el gobierno no hará solo todo el trabajo. Él espera que las empresas chilenas jueguen un papel central en los esfuerzos de reconstrucción mediante un plan bautizado como "Levantemos Chile", el que ha esbozado ayer domingo. Este plan puede incluir un esquema de concesiones público-privadas que fueron lanzadas en la década 90, precisamente para construir muchas de las carreteras que fueron afectadas en el terremoto de este sábado.

lunes, 1 de marzo de 2010

Lo sintieron??

Y si hubiese ocurrido unos pocos días antes, se habría cancelado por completo el Festival de Viña. Bueno, la verdad es que nuestra loca geografía nos hace tener temple y usar el humor negro. Pero este es el momento de otras cosas, como por ejemplo, destacar el arrojo y espíritu cívico de nuestros bomberos que tratan con entereza de rescatar gente de los escombros, y así muchos civiles que espontáneamente colaboran, como la mujer que hoy vi por TV llevándole una enorme olla de tallarines a los bomberos, por sólo nombrar a uno de las personas que nos enorgullecen de nuestra resiliencia y espíritu de solidaridad.

Estaba por suerte con mi hermanita en la casa de mis viejos viendo TV, reponiéndonos del famoso festival, criticando hasta por los codos, cuando llegaron los 3 minutos que han marcado nuestras vidas para siempre. Les aviso que estoy bien y que salí ileso, y aunque hubiese sufrido daños, yo y mis familiares tenemos todo asegurado, pero felizmente estamos bien. Mi sentimento va desde luego a los damnificados y a las víctimas, y esperamos que las actuales autoridades, y las entrantes, dejen de lado cualquier diferencia para dar paso a un esfuerzo transversal de reconstrucción, además de trasuntar ánimo al país.

Por mi parte, mañana voy a donar sangre, y he tratado de ayudar en lo que he podido. En el ex Hospital Militar (Av. Providencia/av. Holanda, comuna de Providencia) se están recibiendo donaciones de sangre en Santiago. Por favor averigüen cómo pueden colaborar para paliar esta catástrofe en donde estén.

El sitio Chile Liberal lo declararé "cerrado" por estos días, al menos por mi parte. Me despido enviando un saludo a los lectores de este sitio, y agradezco los mensajes enviados por correo de nuestros amigos.

Un saludo a todos en este momento terrible.

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