sábado, 29 de mayo de 2010

Impuesto a la comida chatarra: Un problema gordo

Una polémica ley impulsada por el gobierno de Piñera que no obstante puede significar más beneficios que costos

Cuando el ciudadano a cargo de dirigir un país es un hombre de negocios y de derecha, no se esperan alzas de impuestos. En Chile, el billonario presidente conservador Sebastián Piñera ha propuesto exactamente esto. Si las alzas son pasajeras, son justificables ante un evento como el 27-F. No obstante, la iniciativa que busca encarecer la "comida chatarra" (junk food) tiene varias aristas que desafían a la ortodoxia libremercadista.

En principio, Chile Liberal se opone a que un gobierno, aunque sea con la mejor intención (como suele ocurrir), busque modificar el comportamiento de los gobernados, protegiendo a los individuos de ellos mismos. Sentamos un mal precedente si le entregamos poder al gobierno para decidir qué es bueno y qué es malo: cada cual sabe mejor qué le conviene. Y si alguien no lo sabe, no es asunto del gobierno el entrometerse. Si fumo demasiado tabaco y me da cáncer, ¿debe el sistema público costear mi tratamiento de cáncer al pulmón? No. Es una cuestión de elección personal y el fumador debe asumir los costos ¿Debe el sistema público costear el tratamiento de leucemia a un niño que no elige comportamiento alguno que le genera dicha enfermedad? Quizás, aunque preferiríamos un sistema de seguros privados que cubra el tratamiento. ¿Debe prohibirse el consumo de alcohol para que no me de cirrosis, o para que no me despidan por ausentismo laboral y para que no me abandone mi mujer y mis hijos no me odien? No, porque yo puedo perfectamente beberme una copa de vino y me importa un pico si alguien se bebe una garrafa entera y se emborracha: son dos cosas distintas.

Por lo mismo, si consumo comida chatarra al extremo de caerme para ambos lados, es asunto mío. ¿Qué tiene que meterse Tatán y los parlamentarios en la elecciones de los individuos? La respuesta es: nada tienen que ver.

Pero, alas, no todo es tan simple. Si el humo de mi cigarillo molesta al que está al lado mío y le obliga a inhalar mi nicotina, entonces es legítima la imposición de reglas. Si Perico se bebe un whiskey y conduce su vehículo, arriesga no sólo su vida, sino que el peligro es inminente de que cause un accidente que afecte a terceros. Es legítimo castigar ese comportamiento. La cosa se complica aún más si consideramos por ejemplo que forzar a todos los conductores a usar el cinturón de seguridad disminuye drásticamente la mortalidad en accidentes de tránsito, tal como el uso del casco en los motociclistas. Alguien puede alegar "no quiero que el gobierno me obligue a usar cinturón de seguridad ni casco, soy libre y es cosa mía". Pero considerando que se evita un daño físico evidente al individuo, y la interferencia en la libertad personal es muy menor, en casos en que los beneficios ampliamente superen los costos y las molestias, el principio del daño de John Stuart Mill también puede doblegarse ("el gobierno puede legítimamente actuar contra la voluntad de un individuo es para que no cause daños a otros"). Lo fundamental es que se evita un daño imponiendo el cinturón de seguridad o el casco, no se impone una conducta moral porque el andar sin cinturón o con el pelo suelto es inherentemente bueno o malo.

En el caso de la comida chatarra, ¿se justifica cobrar un impuesto para encarecerla? En este artículo, Chile Liberal sostiene que sí, aunque las razones que expondremos probablemente difieran de la lógica del gobierno y los parlamentarios, si es que éstos han considerado lógica alguna (lo dudo).

Seamos clínicos
Tim Harford, economista y comentarista en el Financial Times de Londres, arguye que las ideas políticas deben testearse aplicando "pruebas controladas aleatorias" (PCA), una forma de prueba clínica. Este es justamente la aproximación política que propone el blog Chile Liberal a nuestros honorables parlamentarios, y también a Su Excelencia el presidente Tatán. Si usamos PCA para determinar la procedencia o no de un impuesto a la comida chatarra, ¿qué pasará?

Nos llevaremos varias sorpresas. Para empezar, aclaro que todos los datos que Chile Liberal entrega son fidedignos y obtenidos de este dossier en el sitio web de The Economist, donde se recopilan diversos estudios sobre la materia. Aquí vemos que los impuestos aplicados según la cantidad de calorías que contiene un alimento sí surten efecto en la reducción de la obesidad. Con índices de precio-comida distorsionados para reflejar mejor los alimentos altos en calorías, de modo que un cambio en el precio de la mantequilla tenga más impacto que en las lechugas, en un período de 2 años un aumento de precio de un 10% en la comida chatarra reduce el índice de masa corpotal (IMC) un 0,22. (En Chile el diputado Girardi sí, el del inaceptable incidente con Carabineros propuso un 20%.) Sin embargo, en un período de 20 a 30 años, la reducción de IMC es de 1 a 2 puntos, lo que es bastante. Si consideramos que la obesidad en EEUU desde 1980 ha aumentado un 15%, si se hubiese gravado un 10% la comida chatarra en EEUU en 1980, hoy no sufrirían la epidemia de obesidad que les aflige. Desde esta perspectiva, el subir los impuestos a la comida chatarra tiene perfecto sentido.

El infaltable Arthur Pigou
Los economistas clásicos siempre han advertido sobre la necesidad de aplicar ciertos impuestos que corrijan las externalidades generadas por ciertos comportamientos, como por ejemplo, el daño que produce el consumo de tabaco o el impacto ambiental de emitir CO2 a la atmósfera. Este concepto lo elaboró Arthur Pigou, un economista inglés, de ahí que se les llame "impuestos pigouvianos".

La comida chatarra, como sabemos, es nociva para la salud. En un sistema de sanidad socializada, como el NHS británico, el argumento a favor del impuesto es tan lamentable como necesario, considerando que en los últimos 3 años han gastado 7 veces más en tratar problemas derivados de la obesidad. Pero aunque la salud sea completamente privada, por la naturaleza escasa de los servicios sanitarios, es inevitable ponerle atajo a los kilos demás para combatir las externalidades. Una defensa de un impuesto pigouviano pareciera deseable (no crean que el senador Girardi sabe qué es un impuesto pigouvuano; a todo esto, ¿cómo chucha es que reeligieron a ese huevón?)

O sea, si seguimos el método que nos propone Tim Harford, y si evaluamos los estudios realizados, y si consideramos la lógica pigouviana, concluímos que parece adecuada la idea de aplicar este impuesto.

Las objeciones
Pero no obstante, debe ser una medida transitoria hasta que podamos testear sus efectos con datos concretos. Especialmente, para sopesar los inconvenientes. Y el primero es que no está claro qué se debe gravar. ¿Las calorías y el contenido de azúcar? Si es así, podría producirse el efecto contrario, como aduce el Journal of Public Economics. Si la gente prefiere comprar alimentos sanos y bajos en azúcar y calorías, como pretenden los políticos, entonces se necesita más tiempo haciendo las compras y cocinando, en desmedro del tiempo dedicado al deporte y la actividad física en general, o sea, se aumentará de peso igual. Podríamos además preguntarnos qué pasa con aquellos que comen comida chatarra en moderación y practican deporte. Como es improbable que suban de peso, ¿por qué habría que castigarlos?

Algunos astutos propondrán cobrar impuesto a la cantidad de grasas saturadas, más que las calorías. Esta idea es resistida por Vuestro Humilde Servidor. Ya he explicado qué es la paradoja francesa: los galos comen más grasas (piensen en los quesos o el foie gras), alcohol (vinos, cognac, champagne), y embelecos varios (pain au chocolat, macarron, you name it), atiborrados de grasas, pero los franceses no sufren del problema de obesidad del mundo anglosajón. En lo personal, Vuesto Humilde Servidor es un huevón sibarita, porque conozco perfectamente la diferencia entre comer rico y comer como las weas, y lo último que aceptaría es, aparte de las estúpidas restricciones a la importación de quesos, embutidos y otros por parte de esa mierda llamada SAG, más encima, es tener que pagar hasta las ganas por comer un queso camembert de verdad, ya que a un iluminado del gobierno se le ocurrió que el queso tiene mucha grasa y tengo que pagar tributos por ello. Ya vivimos la anomalía de estar sometidos a las restricciones de gobierno y no comer "quesos no pasteurizados" (oxímoron), como para que nos vean la cara de giles con más impuestos.

Si la gente es gorda porque come mucho: chucha, hagan deporte poh weon. Yo voy al gimnasio dos o tres veces a la semana, jugué principalmente Fútbol 5 y a veces tenis, ahora por un tiempo hockey, y he corrido como amateur la maratón de Londres una vez, y 3 veces la Course des Volcans: 25 km en las montañas del massif central de Francia, entre muchas otras de 10 km y media-maratones. Así que no me vengan a joder. Reconozco que el sedentarismo se ha apoderado de Chile, y los hot dogs del Doggis junto a la irrupción de McMierda y la infaltable grosería del chileno para comer, están generando una epidemia de proporciones norteamericanas en Chile. Es inevitable que veamos luego, tal como visto en EEUU con mis propios ojos, la hamburguesa de una libra. Ya luego veremos que hay gente que necesita sillas especiales ya que tienen el poto del porte de Brasil.


Mi aversión contra la comida chatarra es visceral. Odio McMierda, Burger Mierda, y todo lo que se le parezca. Veo un Pizza Hut y me revuelve el estómago, igual que Domino's. Sólo un palurdo inconsciente puede poner pie en uno de esos locales. El que lo haga, se merece pagar hasta las ganas. De hecho, un padre que lleve a su hijo a comerse un Ataque Cardíaco Feliz en McMierda merece que los servicios sociales le quiten la custodia de su hijo, tal como si le diese heroína. Sólo un bucéfalo sería capaz, más encima, de decirle a su pequeño "ya Pablito, si se porta el bien el domingo lo llevo al mall y le compro un McDonald's". Para empezar, como cresta no tienen otra cosa que hacer que ir a un mall. Segundo, cómo es posible premiar a un niño dándole un infarto frito con una gaseosa repleta de azúcar. Me parece inaceptable, en lo personal no lo hago ni tampoco voy mucho a asados, donde se come de manera angustiante. Gracias al amigo Peter Singer es que al menos tengo respeto por la carne, si bien no me da para ser vegetariano, pero el aumento del poder adquisitivo del chileno ha llevado convertir los asados en bacanales pantagruélicas que atentan contra mi ética de la moderación. Además, me sentiría menos ofendido si alguien me dijiese que vio a mi madre prostituyéndose en la esquina para comprarse pasta base que me insinúen siquiera contemplar remotamente la idea de poner pie en un McMierda o pedir un TelePizza.

El último punto que debemos tener en cuenta es que rara vez las modificaciones de precio se traducen en cambios de conducta en los sectores menos educados, incidentemente, los que más consumen comidas densas en calorías. Por ello, un aumento de impuesto a la comida chatarra sería altamente regresivo. En vez de ayudar a los pobres a que se alimenten bien, los perjudicarán. Algunos son tan obtusos que preferirán joderse de hambre que cambiar de hábitos nutricionales.

Nuestro veredicto
No obstante, sopesando los argumentos a favor y en contra aquí expuestos, Chile Liberal invita al gobierno a aplicar el impuesto, siguiendo el razonamiento pigouviano. Pero con una objeción: que sean ciertas comidas las afectadas, y que, siguiendo el método que propone Tim Harford, una prueba controlada aleatoria se lleve a cabo luego de un período determinado (unos 10 años, digamos) y si la medida ha sido contraproducente, deroguémosla. Es la propuesta de Chile Liberal.

Añoramos además que los productores de alimentos, siendo Chile país líder mundial en la materia, comiencen a mejorar la calidad, ya que la buena comida por lo general no afecta la salud. En lo personal, me agrada la iniciativa de la Association Fromages de Terroirs, de Francia, que creó un calendario para promover sus quesos. La buena comida es parte del arte de vivre, y algunos alimentos que en apariencia son calóricos y grasos, como el queso, consumidos inteligentemente, y no como bestia, no tienen nada de malo. Bueno, después de ver el calendario me pregunto si no será necesaria simplemente la única medida que con toda seguridad surtirá efecto: aplicar un impuesto a los gordos.

lunes, 24 de mayo de 2010

Matrimonio gay: llegó la hora

Comienza el período legislativo ordinario, y ya se presenta un proyecto que regula las parejas del mismo sexo. El presidente Piñera no puede defraudar


Durante la pasada campaña política, Chile Liberal organizó un debate para decidir nuestro voto. No hubo acuerdo. Unos votaron en blanco, otros por Piñera, otros nulo, e incluso algunos por Frei, aunque nuestro sitio advirtió a la Concertación que este último no ganaba, pero se nos ignoró. Nos decidimos finalmente por Locomotora por ofrecer la mejor opción de mantener los éxitos de la Concertación y de modernizar a la derecha chilena.

Sabemos que Sebastián Piñera llegó a la presidencia del país desplazándose hacia el centro, captando votos liberales y progresistas. Sólo con votos de la derecha ultra-conservadora, Tatán estaría aún en su cómoda y panorámica oficina de Apoquindo 3000, y no en palacio. Una de las promesas de la campaña de Piñera, un conservador moderado, fue el abordar el tema de las uniones homosexuales, para lo cual la derecha presentó el documento Acuerdo de Vida en Común, trazado por Andrés Allamand y Herman Chadwick.

En el discurso del 21 de mayo, Piñera se ha referido a la importancia de la palabra empeñada. Por lo mismo, a pesar que no hubo mención alguna al matrimonio gay en la cuenta al país, creemos que éste es buen momento de que nuestros representantes aborden el tema de las parejas homosexuales, siguiendo las palabras del propio Piñera. De hecho, dos diputados Demócrata-Cristianos han presentado una moción. Recordemos que la "moción" es un proyecto de ley presentado por parlamentarios, no despachado por el presidente. Ahora depende de la secretaría general de la presidencia el coordinar el trabajo legislativo, y esperamos que Cristian Larroulet, ministro de dicha cartera, actúe conforme a las expectativas que Sebastián Piñera despertó durante su campaña.

Como decíamos, el presidente hizo un buen trabajo en su campaña, fue entusiasta, captó el sentir del electorado y generó ilusiones. Citando al Karol Wojtila ("Juan Pablo II"), Piñera en su discurso se refirió a las virtudes:

la libertad de emprender, el orden, la honestidad, la iniciativa, la austeridad, el espíritu de servicio, el cumplimiento de la palabra empeñada, la audacia; en suma, amor al trabajo bien hecho

Por esto, es hora de cumplir la palabra empeñada, de servir a las aspiraciones del electorado, hacer un buen trabajo como presidente de la república, e impulsar una legislación que regule las uniones homosexuales.

No está demás decir que Chile Liberal formalmente adhiere al matrimonio homosexual. Queremos además que en esta materia se avance por consenso, y que la ley surja del convencimiento de los gobernados de que una legislación es necesaria porque recoge el deseo popular de regular una realidad existente, y que no sea un mandato dictado en medio de fuertes polémicas por un ente como es el Congreso Nacional, sólo logrando que la ley termine por ser contraproducente (como lo fue, por ejemplo, en California, EEUU).

Ni el partido Conservador británico de David Cameron se opuso a la unión civil homosexual en el Reino Unido, ni la derecha de Sarkozy en Francia, ni ningún otro partido conservador en ninguna nación avanzada, donde esta tema ya se zanjó. Los conservadores criollos deben estar preparados para aceptar que llegó la hora de legislar.

domingo, 23 de mayo de 2010

Por fin te vas, Pellegrini

El director técnico especialista en equipos pequeños, y que nunca debió ser contratado por el Real Madrid, por fin se va

Cuando Manuel Pellegrini, "El Pele", con toda seguridad uno de los más mediocres técnicos que ha producido Chile, fue contratado equivocadamentepor el Real Madrid, la columnista Karin Ebensperger nos dijo que Pellegrini "es una rara avis chilensis, porque no es común en nuestras tierras que alguien sepa desde tan joven cuál es su meta, se enfoque tan concienzudamente en ella, supere enormes obstáculos que a otros los habrían abatido, y persevere hasta lograr el objetivo". Me pareció jocoso. Cualquiera que sepa un poco de fútbol sabe que Pellegrini tiene el mérito de haber remitido a la U de Chile a la segunda división, hecho inédito y único en la historia de aquel equipo, y cuando esto ocurrió, en 1988, en vez de aceptar su responsabilidad, Pellegrini simplemente musitó algo así como que "bajaba a segunda con más puntos que ningún otro equipo en la historia del fútbol chileno".

Eso no es todo, amigos. Los desaciertos continuaron después de mandar a la U a los potreros. No satisfecho con causar estragos en equipo azul, El Pele, en 1994, llegó a la dirección de Universidad Católica. Después de dos temporadas sin ganar nada, los furiosos abucheos de la hinchada cruzada y las críticas de la dirigencia no se hicieron esperar. Ante el escenario adverso, Pellegrini se despachó otra de sus estúpidas justificaciones tecnocráticas: "El estadio estuvo repleto durante dos años, ganamos la Copa de Chile, la Copa Interamericana, el equipo dio espectáculo, peleamos el título hasta el final, hicimos más goles" (sin hueveo, por favor ver fuente). En este artículo, Chile Liberal argumenta que Manuel Pellegrini es un mediocre, que en vez de reconocer sus errores se empeña en edulcolorar sus fracasos, y sus éxitos, que si bien ha obtenido algunos, siempre son en equipos pequeños, que van de menos a más. En equipos grandes no rinde, por lo mismo el Real Madrid jamás debió haberlo contratado, y ha hecho muy bien en despedir al técnico chileno, si es que aún no lo hace.

Como decíamos, Manuel Pellegrini sí ha alcanzado éxitos en su carrera como entrenador. En 1999 fue campeón en... Ecuador (!) con el Liga de Quito, llevando al equipo a octavos de finales (!!) en la Copa Libertadores. Pero justamente, este logro demuestra nuestro punto: tal como en la UEFA 2005 y Champions League 2006 con el Villarreal, Pellegrini ha conseguido triunfos con equipos menores. Con San Lorenzo de Almagro, en Argentina, fue campeón el 2001, y después llegaría a conducir al poderoso River Plate en el mismo país, donde comenzó tambaleante y no sin antes alienar a gran parte de la prensa y a los hinchas. Podemos decir que su único "éxito de la voluntad", como afirmaba Ebensperger, fue sobreponerse a las críticas en Argentina y revertir un fracaso inminente. En el Villarreal sobresalió, pero con unos pocos triunfos y en un equipo muy menor en España, que prácticamente no tenía historial alguno de éxitos ni en la liga española ni a nivel internacional.

La dirigencia del Real Madrid se encandiló con lo que logró Pellegrini en un equipo de bajo perfil, y tal como la ANFP respecto a la selección de Bolivia dirigida por Azkargorta, pensó que si un técnico logra algo mediano en un equipo pequeño, el mismo técnico en un equipo grande será un éxito rotundo. El non sequitur es evidente. No es lo mismo deslumbrar en un equipo discreto y llevarlo a ganar sus primeros partidos, que dirigir una maquinaria colosal como el Real Madrid. Los triunfos de un técnico en un equipo chico no pueden extrapolarse a un equipo grande. No es lo mismo dirigir a un equipo de estrellas multimillonarias con una dirigencia arrogante y una hinchada severa, que un club modesto donde los jugadores harán lo que les diga un técnico tan bien articulado y elegante como "el ingeniero".

Pellegrini, no obstante ser un tipo muy bien educado y un caballero de tomo y lomo, es un mediocre. Del Real Madrid se va sin haber conseguido ningún título. Tampoco logró nada en la UC, ni menos aún en la U, si es que llenar estadios o descender con un alto puntaje se pueda considerar un logro: no dan ni para triunfo moral.

Cuando Pellegrini fue contratado por el Madrid, la reacción de la prensa chilena me pareció exaltada, y los análisis —como de costumbre— no se basaron en ninguna evidencia. Ya creímos que en Chile podíamos formar y exportar técnicos de excelencia a nivel internacional. En particular, el artículo de Ebensperger me causó estupor con cosas como "Manuel Pellegrini representa al conductor de equipos moderno, que prefiere liderar con decisión, pero involucrando en el proceso a sus colaboradores". La misma columnista llegó al extremo de declarar que "con un Pellegrini en cada ministerio, Chile sería un país desarrollado". Ya me imagino: "nuestro país se ha declarado en default, pero somos el país en default cuyos credit default swaps de sus bonos soberanos han sido más bajos que cualquier otro país en default". Luego se iria a Burkina Faso donde levantaría la economía de aquel país. Como es un caballero, los emires de Arabia Saudita se fijarían en él y lo contratarían para que administre ese país, pero finalmente dejaría la cagada, pero alegaría cualquier embuste estadístico en su defensa (como sabemos, es más fácil mentir con cifras).

Chile Liberal prefirió guardar un prudente silencio después de la llegada de Pellegrini al Bernabeu. Le otorgamos el beneficio de la duda. Grave error. De una buena vez, Pellegrini, por favor ándate del Madrid, y si te ofrecen la Selección Chilena, di que no.

Crédito foto: The Guardian


--Actualización:
Ya lo sabía. Manuel Pellegrini ya salió con una "pelegrinada", y ha intentado solapadamente disfrazar su pálida temporada en el Real Madrid con una de sus características declaraciones:

"En Liga, hemos peleado ante un gran Barcelona, hemos batido récords de victorias en casa, con números difíciles de repetir en un equipo que ataca constantemente y que ha hecho muchos goles. El portero rival ha sido siempre el protagonista. Hemos conseguido 98 puntos y estoy orgulloso de los jugadores que he dirigido, consciente de que hay muchas cosas a mejorar en el futuro".

"Si el trabajo que estamos haciendo no continúa el año que viene, el que venga tendrá que hacer más de cien puntos y más de cien goles y eso no es fácil"

No, Pellegrini. No puedes ahora decir que "el 80 u 85 por ciento siempre me ha apoyado en las encuestas". Tus cifras no valen de nada. Ni menos tus absurdas explicaciones como que "el portero rival ha sido siempre el protagonista", o que poco menos que perdiste porque el Barcelona es demasiado bueno.

Pellgrini, mejor habrías dicho "no gané la Copa del Rey ni la Champions ni la Liga, éste es el Real Madrid y lo que ha ocurrido es inexcusable, ya que dirijo un equipo que tiene obigación de ganar. Siempre. Por lo mismo, pongo a disposición de los dirigentes mi cargo". No. ¡Saliste de nuevo con tus explicaciones mulas!

Ándate ya, chanta.

sábado, 22 de mayo de 2010

21 de mayo


Como de costumbre, hordas de sindicalistas, colectivos varios de exaltados y faunas exóticas de nostálgicos de Fidel Castro salieron a apedrear a los pacos y a causar desmanes en el día en que el presidente rinde cuenta al país. ¿Por qué en un día tan absurdo como el 21 de mayo? Razones hay, y como en este sitio no nos inspira el anarquismo violentista de los dislocados sino más bien cultivamos el espíritu cívico y los valores republicanos, vayamos a la Biblioteca del Congreso Nacional y repasemos la historia de la mentada cuenta al país:
Aunque fue una práctica iniciada poco tiempo después de promulgada la Constitución de 1833, específicamente el 1 de junio de cada año, fue recién en la Carta Fundamental de 1925 donde quedó instaurado como un deber del Jefe de Estado presentarse ante los parlamentarios el 21 de mayo, como una fecha simbólica para el país y que daba inicio al periodo ordinario de sesiones en el Congreso, el que concluiría en otra fecha significativa para la patria: el 18 septiembre.
Se trata la Cuenta Anual del Presidente de la República de Chile, más comúnmente conocida como el Mensaje Presidencial o Discurso del 21 de mayo, una ceremonia política inspirada en la tradición inglesa, la que influyó fuertemente en los primeros años de la llamada República Conservadora en nuestro país (1831-1860).
De hecho, siguiendo el mismo ejemplo británico, hasta 1842 el Congreso tenía incluso la costumbre de contestar al discurso presidencial. Hoy en día, sin embargo, el presidente del Senado inicia la sesión plenaria y ofrece la palabra al mandatario de turno, sin que se produzcan mayores imprevistos, aunque no siempre ha sido todo tan ceremonioso.

En apariencia es absurdo dar cuenta a la nación apenas dos meses transcurridos desde el cambio de mando. No obstante, es simbólicamente importante este primer discurso inaugural del período ordinario (que culmina el 18 de septiembre) ya que Locomotora tiene la oportunidad de fijar el gran esquema del trabajo legislativo que asignará a los parlamentarios.

Los más ociosos pueden repasar los videos en CNN Chile o consultar los resúmenes en la prensa. Los ya patológicos llegarán al extremo de leer el discurso completo.

Lo que no nos gustó, y lo que se merece aplausos
En cuanto a seguridad, Piñera le mandó saludos a la ultra-derecha prometiendo más mano dura, más intervención, y quizás logre el objetivo de mantener uno de los logros de la Concertación: convertir a Chile en el país latinoamericano con la mayor población penal.

Sí, hubo palabras sobre la rehabilitación de drogadictos, pero lo que realmente "envenena" a nuestro tejido social es el tráfico de drogas. No hubo palabra alguna sobre la despenalización de la venta y consumo de drogas, ni siquiera de las mal llamadas "drogas blandas". Quizás Piñera le gane la guerra a los narcos, aunque es una guerra perdida, tal como se demostró en México.

En fin, hubo palabras conciliadoras hacia Carabineros de Chile, lo que nos parece bien, ya que el factor decisivo en el triunfo contra el crimen organizado es la cooperación de la comunidad con la policía, y no limitarse a jugar al paco-ladrón.

En economía, por fin una medida que sí merece toda la mano dura: reducir a 16 días el trámite para crear una empresa, y el costo de hacerlo se reduce a la mitad. Cómo es posible que durante el gobierno de la Concertación la anomalía de tardar un mes para abrir una empresa no haya motivado mayor vigor legislativo es algo que simplemente escapa a mis capacidades. Tengo en mis manos un libro algo antiguo, The World in Figures 2007, de The Economist, en el cual leo que el trámite tarda 102 días en Perú, 116 en Venezuela, 152 en Brasil. Mientras que en EEUU tarda 5 días, y en Australia apenas 2.

Otra medida interesante anunciada por Piñera es la agilización del trámite para declarar una quiebra, lo que tiene perfecto sentido: para desarrollar una economía se debe cerrar rápidamente un emprendimiento, y con la misma celeridad, abrir otro. Desgraciadamente, en cuanto a facilidad para despedir empleados (eufemísticamente llamada "flexibilidad laboral") no hubo anuncio alguno. Difícilmente se podrá encontrar el Cáliz Sagrado del crecimiento, la innovación, si continuamos con las rigideces actuales. Paradójicamente, la facilidad para abrir y cerrar empresas, junto a un mecanismo expedito para contratar y despedir trabajadores, surte efecto en la reducción del desempleo. Pero mientras estas cosas no se expliquen claramente al país, no veo cómo se pueda legislar al respecto.

Para no perder la perspectiva histórica, los dejo con un breve clip sobre el primer 21 de mayo después del retorno a la democracia. Éste ha sido el primer 21 de mayo de la era post-Concertación. Contrasten con el primer discurso, en 1990, y juzguen ustedes mismos si es que hemos progresado o no.

martes, 18 de mayo de 2010

Anarquía en el UK, casi casi

Ya hemos dicho que el Reino Unido es un país raro. Un país de excéntricos cuenta con un sistema político acorde.

Se nos ha explicado en las noticias que hubo elecciones y que el ganador fue un señor llamado David Cameron, pero la historia es muchísimo más compleja. Gordon Brown, ex primer ministro, era el escocés que llevaba las riendas de la administración pública sin que nadie haya votado por él: simplemente recibió el poder del ahora infame Tony Blair. Luego, pudo haber estallado la anarquía: el primer ministro por el que nadie votó pudo haber ganado con menos votos que el resto y continuar muy fresco en el poder, gracias a una Constitución no escrita cuyas reglas son tan fascinantes como el misterio de saber qué lleva la reina Isabel en su cartera.

Los británicos son gente que se precia de su agudísimo sentido del humor. A cualquiera que lo pongan por error en el obituario de un periódico se indignaría y enviaría una furiosa queja, pero los británicos realmente creen que esto ocurrió una vez y el afectado mandó una carta diciendo: "Señor Director, los últimos reportes sobre mi estado de salud han sido un tanto exagerados". En política, hacen lo mismo. "Sod the lot", dicen, y votan por la Oposición, que normalmente gana por paliza. Margaret Thatcher ganó por abrumadora mayoría, y su coalición también perdió inapelabemente, dejando cada vez a Laboristas y Conservadores al borde del colapso. Ese pueblo que se enorgullece de su talante escéptico y su actitud moderada tiende a castigar con ferocidad al gobierno, sea cual sea.

El Che Guevara British
Después del indignante espectáculo de corrupción entre sus parlamentarios, con un electorado aterrado ante una crisis económica violentísima, desconcertados frente a una guerra ilegal y condenada al fracaso, en cualquier país del mundo estalla una revolución, o emerge un líder populista que se aprovecha del descontento de la masa y causa estragos. Los franceses votaron por Le Pen para castigar a su clase política. En EEUU, los furibundos miembros del Tea Party llaman a comprar armas para defender la democracia del nazi Obama. En el Reino Unido, en cambio, surge Nick Clegg, un auténtico iconoclasta, un revolucionario à la britannique que ha convulsionado a su país con ideas radicales: poner al Reino Unido no al margen de la Unión Europea, sino al centro; amnistiar a los ilegales; no renovar un programa nuclear de 200 billones de libras. Más encima, declara que no cree en dios. Su mujer es una ciudadana española, sin derecho a voto. El propio Clegg habla más de tres idiomas, y en su oportunidad quiso que el país adoptase el euro. Los británicos quedaron perplejos. Éste era el Le Pen y el Tea Partier british-style que necesitaban. Pronto, la Cleggmania sacudió al país y el líder de un partido noble, aunque considerado algo extravagante, se encumbraba en las encuestas, y el entusiasmo se apoderaba de los británicos.

Salvo un detalle. Como esa gente se jacta de ser flemática y moderada, cuando llegó la hora de los quiubos, la votación por los Liberales Demócratas, el partido de Clegg, subió apenas un par de puntos porcentuales. Así todo, perdió tres parlamentarios, gracias a un sistema que deja a nuestro sistema binominal hecho un monumento al sentido común. El gran derrotado de la elección fue David Cameron, quien hasta hace unos meses barría con los laboristas, pero terminó apenitas rasguñando el gobierno en un "parlamento suspendido" (hung parliament). El segundo gran derrotado fue Clegg, después de toda la inútil efervescencia. ¿El resultado? Los dos perdedores, David Cameron y Nick Clegg, terminaron como Primer Ministro y Primer Ministro surrogante. ¿Quién entiende?

Como decía al principio, la historia es más compleja de lo que se lee en las noticias. Gordon Brown, primer ministro y jefe del gobierno al servicio de Su Majestad, visitó a ésta y le recomendó que convocara a sus súbditos para que eligieran a sus representantes en la Cámara de los Comunes, o sea, la cámara del perraje, no como la pirula Cámara de los Lores. La reina, que es la soberana (el pueblo no es el soberano), llamó a elecciones, y los súbditos partieron a votar... un día jueves, sin el despliegue militarizado que nos gusta a los chilenos (los vocales de mesa son básicamente voluntarios y muy bien pagados, ¿estás escuchando Tatán?). La reina luego invita a que se formen facciones para que formen, por un lado, el gobierno que administre al país por ella (ya que esta mujer definitivamente no tiene tiempo para administrar el reino), y por otro, para formar la Oposición, que se dedique todo el día a hinchar al Gobierno. No obstante, pasaron los días y no hubo acuerdo.

En estos casos, el primer ginistro Gordon Brown pudo seguir al cargo, nada se lo impide si es que no hay acuerdo en el Parlamento. Al final, por presión popular, y con dos dedos de frente, Brown anunció que se dirigía al palacio de Buckingham y, visto los resultados de la elección, le recomendaría a la reina que nombrase como jefe de gobierno al líder de la Oposición. "La reina me ha llamado a palacio y me ha solicitado que forme su gobierno, y yo he aceptado", dijo Cameron en rueda de prensa antes de su entrada triunfal a la puerta número 10 del edificio en Downing Street.

Se pudo
La tarea luego era no menos compleja: urdir acuerdos y pactos para formar un gobierno y nombrar los ministros que sirvan a Su Majestad en la tarea de administrar el reino. Cameron tuvo que pactar con los Lib-Dems, formando una coalición que logra honrar una de las más antiguas y más tradicionales costumbres del sistema político británico, y es la de que un bloque esté a favor, sirviendo a la reina como Gobierno, y otro bloque en contra, sirviendo a la reina como Oposición. En cualquier momento que haya elecciones, el que pierda se cambia de bando sin perder tiempo en traspasos de mando, ya que el gabinete de Oposición, el shadow cabinet, está ya listo para asumir, cómo no, si su labor es formar un cuasi-gobierno paralelo.

Pudo haber sido traumático. De no haber acuerdo, tendrían que formarse las usuales "grandes coaliciones", a las que los británicos son alérgicos, y que predominan en los parlamentos europeos. A los británicos eso francamente les carga. Pudo, incluso, primar la rencilla por sobre el diálogo y continuar el gobierno laborista, o un gobierno Conservador minoritario que a poco andar habría colapsado, generando incertidumbre en la otrora potencia imperialista. Pero se impuso, al final, el ánimo de reducir el déficit fiscal y ordenar las cuentas del país con un gobierno fuerte.

Desde que se logró el voto universal, los liberales comenzaron a perder fuerza, y las grandes ciudades obreras del norte inglés ganaron voz propia con el labrorismo. Hasta hoy, el partido Liberal Demócrata es el que más defiende a los inmigrantes, a los obreros con una tasa impositiva justa, y las libertades civiles, pero es un partido íntegramente blanco, con menos mujeres, y más títulos nobiliarios en sus filas que ningún otro, lo que difícilmente puede ayudar a liderar la oposición a los Conservadores (increíblemente, Nick Clegg es el parlamentario de Sheffield, que es como Lota o Coronel en Inglaterra, antigua ciudades minera e industrial hoy sumidas en el desempleo).

Los británicos se hastiaron del laborismo y a Chile Liberal le parece que una alianza liberal-conservadora es lo mejor para aquel país. No voy a ocultar mis propias afiliaciones con aquel partido, y declaro desde ya mi más absoluta alegría de ver, casi después de un siglo, que los liberales vuelven al poder. Esta es una alianza que proporcionará, probablemente, estabilidad y legitimidad a un gobierno que, cuando empiecen los ajustes presupuestarios, será infame. En palabras de Mervyn King, presidente del Banco de Inglaterra (Banco Central), "quien gane esta elección quedará fuera del poder por una generación".

lunes, 17 de mayo de 2010

Tatán, déjalos votar

Una reforma necesaria, entre muchas otras

Piñera tiene ante sí no sólo la enorme y sorpresiva tarea de coordinar la reconstrucción de Chile, sino que aún debe proseguir con lo que se espera de él: acotar el Estado, agilizarlo, y, más encima, recuperar el crecimiento.

Si el presidente de Chile es además listo (lo es), se propondrá desde ya dar continuidad a su cuatrienio, para lo cual debe comenzar cuanto antes a promover a una nueva generación de políticos para que ofrezcan continuidad a su programa en la próxima contienda electoral, y así lograr que la estadía de los actuales inquilinos de La Moneda sea un plan concreto y a largo plazo, susceptible de ser refrendado o rechazado por el electorado, ya que de seguro el actual presidente no querrá ser recordado como el artífice de un mero paréntesis en la historia de Chile, producto de un inescrutable exabrupto de un electorado con una debilidad por la social-democracia, sino como un líder reformista. Para revitalizar a su sector político --si es que cuenta con tal cosa--, Piñera tiene varias labores que desempeñar, como si acaso lo que ya lleva en su bandeja fuese poco. El país necesita cambios profundos en la manera en que organiza su política y en cómo elige a sus representantes para administrar las cuestiones de la república. El activo presidente debe implantar cambios que reformen el anquilosado sistema político que nos dejó Augusto Pinochet, y una de las principales y más simbólicas reformas que el país demanda es el facilitar el voto de los chilenos residentes en el extranjero. Felizmente, Piñera ha acogido esta petición, tradicional baluarte de la izquierda. Y si la iniciativa es presentada al país en el discurso del 21 de mayo, habrá que ponerse de pie y aplaudir.


Se esbozan otros cambios: un sistema de primarias, reformas a la creación de partidos, inscripción automática y voto voluntario. Nuestro sitio prefiere que no haya inscripción "automática", ya que nos parece preocupante que el gobierno llegue y nos inscriba, como si fuésemos un rebaño manejable a voluntad de quien ostenta el poder. Es preferible que antes de cada elección, quien desee registrarse, lo haga. Luego se borran los antecedentes, para así evitar bochornos como la venta de datos que perpetró el Registro Electoral. Ojalá que a alguien se le ocurra organizar las elecciones un día laboral y que no tengan que arruinarnos el fin de semana con una votación, que es sagrado, y menos aún sufrir la odiosa ley seca en la víspera de una elección. Preferiríamos también que no hubiese balotaje en enero. Nos gustaría eliminar ese instrumento de opresión llamado "carné de identidad", que es un insulto a la privacidad de los individuos. Chile Liberal añora reformas al sistema binominal. Pero por ahora, las reformas debiesen reflejar lo que realmente quiere el electorado, y nada mejor que dar vuelta una página horrorosa de la historia nacional y reconocer que si un chileno astronauta pisa la Luna o Marte sigue siendo ciudadano chileno, y por lo mismo, tiene derecho a voto en Júpiter, Venus, Argentina o EEUU.

Si Piñera quiere ser presidente de una derecha conservadora moderna, como la que vemos en la alianza liberal-conservadora en el Reino Unido, debe continuar con su agenda reformista. Este 21 de mayo será una buena oportunidad de saber qué derecha desea fundar.

domingo, 16 de mayo de 2010

Alemania es el problema, no la solución

Alemania exacerba la crisis de la moneda común europea

El dedo en la llaga lo puso l'anglo-saxonne ministra francesa Christine Lagarde, probablemente la más lúcida secretaria de Estado del mundo, cuando declaró al Financial Times de Londres que el superávit de Alemania era uno de los principales problemas que enfrenta el euro, y llamó a aquel país a "hacer algo" al respecto. "El modelo alemán no es sostenible en el tiempo", remató.

En este último tiempo sólo se han proferido reprimendas contra los países mediterráneos por su tóxico mélange de derroches presupuestarios, incontinencias fiscales e indisciplina generalizada. En absoluto contraste, Alemania se alza como el paradigma de austeridad y frugalidad. Ciertamente, el milagro alemán se debe en gran parte a la extraordinaria capacidad de ahorro de los germanos que, combinado con su natural disciplina, les ha permitido forjar durante la post-guerra un modelo económico basado en las exportaciones, que llevó a la gran derrotada del conflicto mundial a ser la tercera potencia del mundo, sólo superada por Japón (el otro perdedor, e igualmente frugal y rígido) y desde luego EEUU. Es éste el punto que muchos analistas no han percibido, lo que además demuestra una preocupante ignorancia financiera, especialmente en los países hispanos. Alemania quiere continuar exportando, pero se olvidan que también necesita importadores, o sea, que alguien le compre todos sus productos. Desde hace ya demasiado tiempo este país ha acumulado un inquietante superávit, que lejos de ser una virtud, es un factor no sólo de desequilibrio, sino que un agravante de la ya crítica crisis actual. Si los griegos, españoles, portugueses, italianos (ver gráfico a la izquierda), e incluso irlandeses, no pueden seguir comprando desde BMW hasta Volkswagen Golf, ¿cómo va a prosperar Alemania? ¿No han pensado los alemanes que su superávit no es otra cosa sino el fiel reflejo del déficit del resto? ¿No estaría Europa en una posición más sólida si Alemania consumiese más?

Mucho ayudaría, como apuntó Ms Lagarde, que Alemania hiciese algo. Lamentablemente, Alemania ve su superávit como una virtud y no como un vicio, lo que evidentemente es un error. Alemania debe estimular su propio consumo y su mercado interno. Esta es una forma eficaz y concreta de paliar la crisis, ya que una Alemaina gastando su superávit mitigaría los desequilibrios en Europa. Visto de esta perspectiva, queda claro que Alemania es parte del problema, si es que no el principal causante de la crisis.

Más aún, el paquete de ayuda a Grecia ha sido insuficiente y tardío. ¿Qué esperaba Alemania para soltar la chequera? ¿Acaso el momento de actuar era después del colapso total del país helénico (sus bonos ya han sido clasificados como "basura")? ¿Qué peso tiene ahora la UE cuando el FMI debe venir al rescate de uno de sus miembros? ¿Es éste el momento de empezar a sermonear o de sentar precedentes para evitar riesgo moral? No, ya es demasiado tarde. Una crisis, como sabe cualquiera, no es el momento de disipar el peligro de riesgo moral.

Si el objetivo inmediato era apaciguar a los mercados internacionales y alejar a los ataques especulativos contra el euro, entonces el restace de Grecia ha sido un fracaso del cual la Canciller Merkel, solita, se lleva todo el crédito. No por nada, Sarkozy ha pegado el puñetazo sobre la mesa y ha amenazado con volver al franco. Las dificultades del euro van de mal en peor.

La idea del euro era forzar a los países miembros a ordenar sus finanzas, y al unir el destino de todos los invoucrados en una misma moneda, fomentar la paz y la integración en el continente que alcanzó el pináculo con Mozart, pero también el nadir con Hitler. Comprobamos, no obstante, que los resquemores entre Francia y Alemania, otrora enemigos irreconciliabes, resurgen. Las burlas del norte industrioso y protestante contra el sur flojo y católico siguen más vivas que nunca. Las marejadas que azotan la frágil embarcación del euro sólo reafirman los resquemores euro-escépticos del Reino Unido, el gran ausente en la moneda única.

Así todo, hay una salida a los aprietos actuales. La unión monetaria aún no se afianza por las serias disparidades en políticas fiscales, que no guardan relación con la unidad política de la UE. Es decir, los países tienen una misma moneda, las reglas las fija un el Banco Central Europeo, el poder político se desplaza hacia una sola ciudad, Bruselas, pero las economías siguen administradas en cada capital nacional. El próximo paso lógico es crear una Europa federal con una política fiscal única, tal como ya existen unas políticas gubernamentales, defensivas y monetarias unificadas. Estamos ad portas del advenimiento de un Súper-Estado Europeo. Prepárense.

sábado, 15 de mayo de 2010

Cambios en Chile Liberal

Estimados:

Como saben algunos, parte del trágico saldo del terremoto de febrero fue la pérdida de mi laptop personal, lo que impidió a Chile Liberal la publicación periódica de los habituales punzantes artículos, y se redujo nuestra capacidad de opinar hasta por los codos.

Acabo -por fin- de recibir el nuevo equipo que había encargado. La demora se debió a traslados, accidentes varios, compromisos familiares y profesionales, y luego, una maldita nube de cenizas que dejó al flamante nuevo centro de operaciones de Chile Liberal, mi MacBook Pro, perdido en algún lugar del mundo. Pero ya está todo bajo control.

Además, acuso recibo de las quejas de algunos lectores que no podían visualizar correctamente el sitio debido al formato de pantalla ancha que empleaba anteriormente. Otros se han quejado de la presentación. He reducido los colores de la plantilla, también encogí el ancho de la columna, para que se vea simple. He editado nuestro emblema, "La libertad guía al pueblo" de Eugène Delacroix, que ahora es la única imagen. Espero que en este nuevo formato puedan disfrutar aún más del blog. No obstante, el estilo ácido, certero, argumentativo y a veces desconcertante de Chile Liberal seguirá como siempre. O quizás mejor.

Espero les haya gustado, y espero sus reacciones respecto al formato.

jueves, 13 de mayo de 2010

British Humour

Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
Ministerio de Relaciones Exteriores
Departamento de Visitas de Estado



Visita de Su Santidad Benedicto XVI

Con motivo de la ansiada visita de Su Santidad Benedicto XVI a nuestro reino, es menester comenzar cuanto antes los preparativos para que sea todo un éxito el encuentro del Papa con los súbditos de la Reina Isabel II. El ministerio de Relaciones Exteriores ya ha esbozado una agenda, la cual contempla las siguientes actividades:
  • Su Santidad inaugurará la clínica abortiva St Mary
  • El Papa bendecirá una pareja homosexual
  • Lanzamiento oficial de la marca de condones "Benedict"
  • Pedir perdón por la Spanish Armada
  • Entonar una canción con la Reina Isabel
Para otorgar aún más realce a tan magna visita, ya hemos contactado a algunos súbditos para que sean recibidos por el Santo Varón, entre quienes ya figuran como candidatos:
  • Susan Boyle, cantante
  • Wayne Rooney, capitán del Manchester United
  • Tony Blair, ex primer ministro, convertido al catolicismo recientemente
Para evitar bochornos, solicitamos desde ya evitar cualquier encuentro con el profesor Richard Dawkins. Tampoco se le pedirá que eche a curas cochinos.

Comenzad desde ya los preparativos. Comuníquese, publíquese, actúese y archívese.

Atentamente,
Jefe de Protocolo

sábado, 1 de mayo de 2010

Cómo destruir (lo que queda de) Chile

El presidente Piñera y su reforma tributaria pueden ser más destructivos que el terremoto 8,5 en la escala de Richter

La leyenda dice que Nikita Khrushchev revisaba orgulloso el desfile anual con que la Unión Soviética se vanagloriaba de su éxito económico y su poderío militar ante el mundo. El broche de oro lo traía, al final de la parada, la exhibición de bombas nucleares, montadas sobre una caravana de sofisticados camiones, con los que la URSS dejaba al mundo tiritano como jalea. Detrás de las bombas, aparece un jeep con seis tipos de feo aspecto, con cabellos ralos y despeinados, lentes poto-botella y vestidos en trajes grises mal ajustados, o sea, la antípoda misma de los bravos soldados del Ejército Rojo. ¡Qué significa esto!, exclama Kruschev furioso , ¡quiénes son esos payasos!", insiste. "Tranquilo, camarada Kruschev", responde el ministro de Defensa. "Ellos son nuestros economistas, y son aún más peligrosos que las bombas nucleares, de hecho, son más aniquiladores que el arsenal nuclear".

La historia es, desde luego, apócrifa, pero sirve para graficar lo que una mala política económica puede llegar a causar en un país. Sebastián Piñera, quien se ha jactado de conformar un equipo técnico (y monocromático) más que político, está a punto de destruir lo poco que quedó en pie en Chile, al proponer subir impuestos a las empresas para financiar la reconstrucción del país y no ser capaz de encontrar los balances justos en el resto del plan.

El país cuenta con fondos soberanos, producto de los excedentes del cobre, de 11 billones de dólares, mientras el plan de Piñera estima necesarios unos 8 billones para financiar el levantamiento del país. En momentos en que todos, sin excepción, reconocen que la nueva dirección de la administración Piñera debe apuntar hacia el crecimiento, Piñera decide no echar mano a los fondos en el extranjero sino aumentar los impuestos en el país. No se puede subir impuestos y al mismo tiempo crecer. Eso lo saben Piñera y su equipo. Para reconstruir el país hay que crecer, por tanto, para financiar el plan se deben bajar impuestos y repatriar los recursos de los fondos (y ojalá no robárselos en el intertanto). Cuando se retome el crecimiento, el dinero debe reponerse y así continuar con la estrategia contracíclica diseñada por el ex ministro Eyzaguirre, instaurada por el ex ministro Velasco, y que debe ser continuada ahora en esta nueva y díficl etapa por Felipe Larraín, actual hombre de las finanzas de Chile, bajo la quizás algo micromanejadora supervisión del presidente.

El cobro de impuestos significa sacar dinero de la economía. La idea es destinarlo a donde más se necesita. Mano de obra en Chile abunda, y es baratísima. La construcción será el pilar que fortalezca el empleo. Esto no es problema porque hay mucho que construir. El problema es sacar los recursos de la economía. Lo lógico sería balancear distintas fuentes de financiamiento para que el impacto negativo sea mínimo. Una propuesta interesante sería, primero, hacer uso de las excelentes credenciales chilenas, gracias a la eficiente administración de la Concertación, y obtener dineros en el extranjero. La emisión de bonos soberanos es, no obstante, un acierto (equivalen a 1,5 billones de dólares). No hay que tenerle miedo al endedudamiento en esta fase del ciclo, hay que preocuparse cuando nos endedudamos durante la época de las vacas gordas. Hoy las vacas están famélicas, y hay que ir a los mercados internacionales a sacar recursos. Lamentablemente, el acto populista de Piñera de denunciar el déficit de la Concertación ahora le juega una mala pasada.

Pero lo más importante de todo es saber que el país tiene activos que el Estado ya no debe administrar. Privatziar parte de Codelco habría de inmediato conseguido los recursos necesarios, además de la privatización de Enap, Soquimich, y el desprendimiento completo de las sanitarias. (Aguas Andinas, etc.). Pero poco puede hacer ante el país un presidente-magnate que tardó demasiado en desprenderse de sus propias empresas antes de asumir la presidencia, y cuyo pirulo gabinete tiene poca legitimidad en la siquis del país (Chile es uno de los países más resentidos del mundo). Al contratrio, Piñera ha preferido congraciarse con la Concertación, que desde luego va a aplaudir cualquier alza de impuesto.

Son necesarios al menos 10 billones de dólares para reconstruir el país. Aparte de eso, es hora de comenzar pensar en formas de tener al país entero asegurado contra estos siniestros. Lo inmediato es conseguir recursos. Primero, vendamos parte de Codelco, y dejemos de perder dinero con Enap y otras: privaticemos estas empresas. Segundo, usemos una parte sustancial de los fondos soberanos, con el compromiso de reponerlos. Lo bueno del plan: emitir bonos, y recortar el presupuesto de defensa (300 millones de dólares ya están en la mira).

El royalty minero debe aumentarse temporalmente, esto en ningún caso puede afectar al país. Aníbal Pinto declaró la guerra a Bolivia en 1789 justamente porque la nación altiplánica aplicó un alza de 10 centavos por quintal de salitre a la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, y ésta, con justicia, se negó. La causa del alza fue financiar la reconstrucción después de un terremoto que azoló la zona en 1877. Esta medida sin duda será controversial. La devastación del terremoto del 2010 ha sido extraordinaria y demanda medidas extraordinarias. Sólo un salvaje podría oponerse a modificaciones en el royalty, y si la contribución no es voluntaria, que sea por la fuerza.

La sobretasa de 0,25% al 5% los bienes raíces de mayor avalúo fiscal es una medida justa, siempre y cuando se respete su carácter temporal.

Lo que no necesitamos es más impuestos a las utilidades de las empresas, como ha propuesto Piñera, que aumentará un 3% a las empresas en el tramo de primera categoría. Nos preocupa el impacto en el crecimiento, que a pesar de todo, debe seguir siendo la máxima prioridad de la nueva administración. No se puede lograr un 6% de crecimiento y subir impuestos.