sábado, 28 de diciembre de 2013

No pasarán

 
Estupor nos ha provocado el burdo intento de la derecha nacional-católica española, con la anuencia de la clase política, por restringir e incluso obliterar el derecho inherente de la mujer a poner fin a su embarazo si así lo decide. Un anteproyecto ha sido aprobado por el gobierno, y ha generado una oleada unánime de indignación en el mundo civilizado. Sólo el ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen ha expresado su apoyo a la ley española. Es nuestro deber impedir el triunfo de la barbarie sobre la civilización. 

Así todo, comparado con España, Chile palidece. Nuestro país sigue ocupando un sitial de honor en la lista de la vergüenza internacional. En Chile el aborto se encuentra prohibido bajo toda y cualquier circunstancia. Si el embarazo puede producir la muerte de la mujer, sólo se procede a último minuto. Si el feto sufre deformidades que le impedirán la vida fuera del vientre, se obliga a la mujer a proceder al parto y dar a luz. Estas barbaries sólo son posibles cuando las leyes se dictan bajo un régimen represivo — como el de Pinochet. 

En España no se ha llegado a este extremo, ni nadie ha propuesto exponer a las mujeres a un embarazo de alto riesgo. La ley chilena continúa siendo una anomalía indignante. Si les sirve de consuelo en la península ibérica, sepan que en Chile el aborto está prohibido bajo cualquier forma, y como he expuesto en este sitio, la angustiante situación la sufre mi hermana, de 29 años, quien esperaban felizmente su primer hijo hasta enterarse que el bebé sufre de Síndrome de Potter. ¿Puede optar a un aborto? No, porque los principios de Jaime Guzmán, el oscuro arquitecto político de la dictadura de Pinochet —y gran admirador del franquismo, por cierto— lo impiden. ¿Está en riesgo la vida de mi hermana? Sí, lo está, y en caso que no se produzca un aborto espontáneo deberá esperar unas semanas más para que le induzcan un parto y luego ver morir a ese bebé. 

Algunos aducen que España está volviendo a la barbarie. Está dando un gigante paso atrás, sin duda, aunque es improbable que este proyecto vea la luz del día. Sí así ocurre, España debe ser expulsada de la Unión Europea, entre otras medidas. No obstante, la real barbarie se vive en Chile, donde luego de 23 años de democracia aún no es posible reformar la ley de aborto. Por ello, esperamos con ansias la llegada de Michelle Bachelet a la presidencia para enviar urgentemente un proyecto de ley que morigere en algo el sufrimiento de tantas familias.

martes, 17 de diciembre de 2013

Bachelet y la batalla del aborto

"Chile: La batalla del aborto" se llama la siguiente nota del canal France 24, donde en el contexto de la campaña presidencial se aborda la ley chilena sobre el aborto — la más restrictiva del mundo — y nos relata la historia de Paola Dragnic, una periodista chilena que estuvo al borde de la muerte por culpa de un embarazo de alto riesgo.

El caso es muy similar al que vive en estos momentos mi hermana (a quien le detectaron síndrome de Potter), es decir, una mujer embarazada que debe esperar hasta ver su vida comprometida para que los médicos, temerosos de enfrentar cinco años de cárcel, recién puedan proceder a interrumpir el embarazo. Según algunos tontos estos casos no existen. En la nota precisan que Michelle Bachelet promueve cambiar la legislación, y su contendora ha asegurado que gobernará con la Biblia en la mano.



Todos sabemos el resultado de la elección del pasado domingo. Pues llegó la hora de solicitar a la presidenta electa que cumpla su palabra y que ninguna otra mujer deba pasar por una situación como esta. La derrota propinada por el electorado a la derecha teocrática ha sido tan categórica como inapelable es el mandato recibido por la presidenta electa para rectificar una de las mayores brutalidades legadas al país por la Junta Militar.

EXIJO DESDE AHORA YA LEGISLAR SOBRE EL ABORTO TERAPÉUTICO.

sábado, 7 de diciembre de 2013

YA BASTA

Les conté anteriormente que una terrible noticia me había golpeado profundamente tanto a mi y como a  mi familia. A 4 meses de embarazo, después de algunas semanas de especulación, a mi hermana finalmente le han confirmado el diagnóstico de síndrome de Potter, una malformación gravísima. En términos simples, su bebé sufre de una deformación de los riñones a causa de insuficiente líquido amniótico. Las probabilidades de vida para el futuro hijo son iguales a cero. 

No obstante, la ley fascista en vigor, avanzada por un alcohólico ex golpista y aprobada con el consentimiento irresponsable de la Junta Militar, e inspirada en las retorcidas perversiones de Jaime Guzmán, obligan a mi hermana a "llevar el embarazo a término", como han indicado los médicos.

Las implicancias de esta barbarie legal son de una crueldad inaudita. Mi hermanita deberá partir corriendo a urgencias cuando — probablemente — sufra un aborto espontáneo, cuestión que desde luego añade aún más incertidumbre a un embarazo de alto riesgo. Se está discutiendo practicarle una cesárea si esto no ocurre hasta los 6 meses.

Lo anterior significa que mi hermana dará a luz una criatura incapaz de vivir pero los médicos están obligados a revivirlo cuantas veces sea necesario hasta que se produzca la "muerte natural", como dicen los católicos, probablemente unos pocos días después de su nacimiento. Existe incluso la posibilidad — aunque menor — de que viva más, para ello habrá que someterlo a diálisis o a un transplante de riñones. Todo para que pueda vivir sólo unos cuantos meses y así satisfacer la ideología católica detrás de este disparate legal.

Por otro lado, a su bebé deberá sacarle carné de identidad, y cuando muera, como inevitablemente ocurrirá, organizar un funeral. Por ahora debe continuar con el embarazo y verse importunada por la gente que quizás con la mejor intención le dice "ay qué linda su guatita ya sabe si es niñito o niñita". El sadismo de esta situación sobrepasa los límites de lo tolerable.

Todo esto podría evitarse si la ley chilena contemplase el aborto terapéutico o eugenésico, como paradojalmente he venido sosteniendo por años en este blog. La ironía del destino no puede ser mayor.

Jaime Guzmán defendía la penalización del aborto, como ocurre en estos momentos, porque según él "La madre debe tener al hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea producto de una violación, o aunque tenerlo derive en su muerte". La misantropía sicopática de ese sujeto es inquietante, pero que su estupidez continúe siendo ley de la república es inaceptable. No quiero pensar que esto derive en complicaciones mayores y que después de llevarla a urgencia, a mi madre le digan que perdió a su hija, a mi que perdí mi hermana, y a mi cuñado que se quedó viudo a los 28 años.

Mi hermana debiese tener la opción de elegir un aborto terapéutico o espontáneo apenas comenzaron las sospechas de esta terrible condición. Pero no fue así y los médicos se han dado vueltas sin ofrecer una solución, constreñidos por una ley basada en oscuros preceptos religiosos defendidos por una piara de maniáticos.

Aclaro que lejos de ser un embarazo no deseado, mi hermana no tenía intención alguna de interrumpirlo, todo lo contrario, estaban todos vueltos locos con la guaga, y en su candor, mi cuñado ya tenía comprada cuna, mamaderas, y un montón de cosas. Pero con tal de impedir el aborto a voluntad, han llegado al extremo de prohibir cualquier aborto, arriesgando vidas y exponiendo la gente a torturas síquicas. 


BASTA
Por demasiado tiempo hemos convivido con la grotesca ley chilena. Llegó la hora de rectificar esta anomalía y legislar sobre el aborto. Muchos creen que las elecciones son inútiles y que la política tiene que ver con el blindaje para unos o un cupo ministerial para otros. Pero en realidad sino nos volcamos a la política, la política — como en el caso que describo —, se vuelca contra nosotros. 

Michelle Bachelet ha sido enfática en proponer legislar sobre el aborto, pero recién podrá asumir el mando en marzo, tres meses después que se realice la última junta médica para decidir qué hacer con mi hermana. Patéticamente, Matthei llega a la bajeza de decir que no se debe gobernar contra la Biblia. La derecha me repugna y ojalá que esta señora Matthei se dedique a otra cosa luego de perder por masacre.

Aprovecho esta tribuna para llamar a votar por Michelle Bachelet y evitar que otras mujeres tengan que sufrir innecesariamente, como lo hace mi hermana, y que se restituya el aborto terapéutico y se contemple el aborto eugenésico. La penalización actual del aborto es insostenible y no aguanta un día más. Exijo que se termine esta aberración, y que se termine AHORA YA.