domingo, 5 de agosto de 2018

Adiós a los Tatas de Conchalí

Help the Aged
Don't just put them in a home
Can't have much fun when they're all on their own
Give a hand if you can
Try and help them to unwind
Give them hope and give them comfort
'Cause they're running out of time

"Help the Aged" (1997), Pulp


En ocasiones nos encontramos en los diarios historias conmovedoras. La dramática partida, mediante un pacto suicida. de don Jorge Olivares (84) y la señora Elsa Ayala (89) es una de esas historias que llegan al alma, muy similar a Los abuelos del Lutetia.

La calidad ética de un país se mide por la forma en que trata a aquellos que no son poderosos ni ricos. Abrirle alfombra roja a Amazon está muy bien, pero ser negligentes con nuestros niños y perros callejeros habla pésimo de nuestra sociedad. Hemos visto caballos golpeados hasta matarlos, niños torturados y asfixiados en el Sename (y Piñera haciendo chistes). Ahora, comprobamos cómo después de una vida de trabajo, a nuestros abuelos los dejamos abandonados a su suerte.

Algunos han utilizado la historia de "los Tatas de Conchalí" como proyectil para atacar el modelo económico chileno. Por supuesto que aún no logramos conformar un sistema de pensiones que brinde dignidad a nuestros viejos. Pero el caso de los Tatas de Conchalí va más allá de una mera cuestión de fondos de pensiones.

¿Cómo haremos para demostrar a nuestros viejos el respeto y dignidad que los viejos reciben en lugares como Japón? Los abuelos evidentemente son sólo gasto. ¿Vamos a crear una sociedad en que nuestros ancianos son desechados como basura porque ya no son parte de la fuerza laboral? 

Rescato la bondad de sus amigos y vecinos, y de sus sobrinos, que los siguieron cuidando hasta el mismo día fatídico en que, absurdamente, se llevarían a doña Elsa a un hogar de ancianos sólo para morir en un lugar ajeno a su casa.

Esto además abre otra pregunta: ¿qué nos impide decidir por nosotros mismos poner fin a nuestros días? Cuando el cáncer y la demencia senil ya te han quitado hasta tu individualidad, ¿es legítimo infligir un dolor insoportable a quienes después de una vida de trabajo ya sólo desean partir en paz al descanso eterno.?

¿Qué tipo de maldad es ésta de separar a un hombre de su compañera de su vida para simplemente aguardar un fin doloroso e inhumano? Un hombre anciano decide acabar con su vida a balazos: ¿no nos conmina esto a legislar sobre el derecho a una muerte digna?

Una vecina de Conchalí vio los vehículos policiales y las ambulancias y entendió de inmediato lo que ocurrió. "Esto fue por amor", dijo. Entiendo que después de 55 años juntos, don Jorge no iba a aceptar fácilmente verse separado, a los 84 años, de la mujer de su vida. No tengo nada más que decir. Este es un posteo con preguntas y ninguna respuesta. Pienso en don Jorge y se me viene a la mente el poema de Vicente Huidobro:

Te amo mujer de mi gran viaje
Como el mar ama al agua
Que lo hace existir
Y le da derecho a llamarse mar
Y a reflejar el cielo y la luna y las estrellas


Adiós, Tatas. Perdónennos.