lunes, 28 de septiembre de 2020

Un voto por Joe Biden

Mira los políticos que seguimos

Mira las mentiras que nos tragamos

Y ya no quiero más tu Guerra Civil

 

"Civil War" (1991, Guns N’Roses)

 

 


Joe Biden es mal candidato pero urge echar a Trump como sea

 

Alguna vez vimos a EEUU, una de las democracias occidentales más sólidas, con admiración. Presenciamos hoy absortos cómo ha caído más bajo del fondo con un Presidente más propio de las repúblicas bananeras del sur del Río Grande.

 

Se espera del Presidente que esté por sobre las circunstancias y más allá de las pequeñeces bipartisanas. Trump ha exacerbado el odio. Ha estallado la violencia en un país que ya es de por sí extremadamente violento. El electorado está polarizado en extremo. Su retórica incendiaria y el estilo circense puede ser gracioso pero nunca hubo alguien más nefasto para liderar durante una crisis tan enorme como la del Covid. 

 

Trump es como mandatario un incompetente. Como persona, un hijo de puta. Hay que sacarlo.

 

En Chile Liberal desde siempre añoramos ver a Mike Bloomberg como candidato. Nuestra aspiración se vio casi cristalizada pero su desempeño fue patético. Luego, ha sido doloroso comprobar que el establishment Demócrata ha sido incapaz de presentar un candidato sólido y nos han puesto a un señor respetable pero senil, soporífero e incapaz de conectar frases.

 

Trump ha dejado entrever que si pierde no dejará el poder poniéndose al mismo nivel de los Kirchner, los Evo Morales, y de todo el resto de los presidentes latinoamericanos que aspiran a ser presidentes vitalicios. El browning of America ya es una realidad. Gente como la señora Ocasio-Cortez se declara "socialista" en un país donde dicha palabra es un insulto, exige viviendas sociales y se compra un departamento de lujo en Washington, como el chalet del luchador social Pablo Iglesias en España. Mientras más se latinoamericaniza la población norteamericana, más se diluye la base anglosajona protestante y los vicios del sur también migran al norte, incluida la decadencia política.

 

EEUU está en su ocaso y cabe preguntarse cuál habrá sido su legado. Los británicos se jactan de haber dejado sus grandes obras de infraestructura. Los franceses creen haber dejado sus escuelas. Quizás la gran contribución de EEUU haya sido su Constitución, la misma que reconoce el derecho del pueblo a formar una milicia y derrocar al Presidente si se vuelve un tirano. Si Trump se niega a abandonar el poder, acusando fraude o extralimitándose en sus poderes con la excusa chanta de la pandemia, la magia del sistema norteamericano ya contempla en su carta fundamental la forma de sacarlo, muy à la americaine, es decir, a balazo limpio.

 

Si hay algo inspirador en EEUU es esa frase extraordinaria en su Declaración de Independencia: la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad. Por tanto tiempo ha fascinado a expertos, constitucionalistas, filósofos y ciudadanos comunes y corrientes que nos maravillábamos con esa gran potencia a la que podías emigrar para hacer realidad tus sueños de prosperidad y libertad, y en una de esas encontrar esa ansiada felicidad.

 

La realidad es otra. La clase media norteamericana está en ruinas. El país vive un declive irreversible que Trump sólo ha intensificado. Cualquier cifra que saque el gobierno es inverosímil. Trump es un mentiroso y su gestión ha sido un fracaso.

 

Si hacemos un esfuerzo en encontrar algo bueno podemos decir que Trump no ha ordenado bombardear ninguna parte de ese lugar lejano y desconocido llamado “el resto del mundo”. Ha sacado a la luz el “Estado Profundo”, el Deep State, una cuestión de extraordinario interés para quienes somos de persuasión liberal.

 

Pero nada puede justificar continuar la falta de honestidad y la incompetencia extrema. Biden es un candidato muy malo pero es menos malo que seguir con Trump. Nuestro endorsement esta vez va hacia el candidato Demócrata.