miércoles, 29 de abril de 2015

Nueva Constitución: Un anuncio decepcionante

Buena onda la Nueva Constitución de mi mami

Rumbo a la República Plurinacional Bolivariana de Chile
Como medida desesperada ante la crisis de credibilidad que afecta al gobierno y a la oposición, la Presidenta convocó, en un estilo típicamente noventero, a una "comisión". Ésta le entregó sus reflexiones a la mandataria pero ella falló estrepitosamente al no hacer un mea culpa taxativo, sin matices. Apenas expresó unas perogrulladas sobre la probidad, declaró que cometió errores (como si no lo supiésemos) y difuminó sus faltas en la primera persona plural "nosotros".

Desgraciadamente la Presidenta reincide en su bobería y por cadena nacional ha anunciado nada menos que una Nueva Constitución. 

Aún desconocemos el paradero de los millones que se procuraron su nuera Natalia y su hijo Sebastián (el cara de huevón en la foto arriba). El ministro Peñailillo realizó algunas oscuras asesorías a SQM las cuales permanecen bien guardadas en su computador (según él, algo que no consta a nadie). La Nueva Mayoría, tanto sus designados como sus elegidos, siguen ahí, pagados por el pinochetismo. Pero nada de esto importa. Ahora, la redacción de una nueva Carta Magna es la excusa perfecta para rehacer todo y así lograr que todo siga igual.

Lo más probable es que este costoso y laborioso ejercicio produzca un legajo repleto de derechos sociales públicos, gratuitos y de calidad, tan absurdos de fiscalizar como ridículos de financiar e imposibles de hacer valer. 

We, the people...
Con apenas 4400 palabras, la Constitución de EEUU puede colgarse en las paredes de las escuelas y los edificios de gobierno, o en cualquier parte accesible para los ciudadanos. No por nada,  la obra de los Padres Fundadores es junto a las pirámides de Egipto y los Jardines Colgantes de Babilonia una de las obras más extraordinarias de la especie humana. Su magia radica en su carácter minimalista, su brevedad. Estremece por la la belleza de lo que dice tanto como por sus silencios ensordecedores. 

Pero la Constitución gringa no ilusiona a los asambleístas. Todos sabemos que la inspiración de la Asamblea Constituyente son el Comandante Chávez, el cacique Evo Morales, el compañero sandinista Daniel Ortega, y otros intelectuales de esa talla. Con más de 60 mil palabras, nadie en su sano juicio entiende la Constitución Bolivariana de Venezuela, sólo sabemos que permite una autocracia como la de Maduro (que ya pasó a Podrido).

En el mejor de los casos, el trabajo de estos señores pasará de la curiosidad a la irrelevancia,  y luego a la mofa, para acabar en el desprecio. Defraudará a unos y a otros, y será ratificada en un referéndum con una votación magra. Todo ese desgaste para cambiar apenas tres o cuatro cosas. ¿Por qué no mejor ahora cambiar las tres o cuatro cosas que sabemos deben cambiar con celeridad?

Al final, los que fueron elegidos con boletas truchas seguirán ahí, el hijo y la nuera seguirán disfrutando sus millones (¿o qué hicieron con la plata?), el ministro Peñailillo seguirá con sus estudios fondeados en el computador, y el primer día de promulgada la Constitución ya sabremos cuál será la consigna: necesitamos otra Constitución.

domingo, 19 de abril de 2015

Un llamado a la rebelión fiscal

Ejecución del ciudadano Luis Capeto (rey Luis XVI)

Si el gobierno trepida en aplicar un castigo ejemplarizador a los políticos envueltos en los escándalos de boletas falsas, deberá enfrentar la sublevación fiscal que iniciaremos desde esta tribuna.

Los sans-culottes queremos ver sangre, ya lo dijimos, y no volveremos a repetirlo. Hemos visto cómo algunos han burlado al fisco de manera sistemática y sin tapujos, y premeditadamente. Con boletas truchas han reducido su carga fiscal para evadir impuestos, y han cohechado a los personeros en cargos de elección popular, lo que estos últimos o han pedido ("el raspado de la olla") o han aceptado felizmente. 

En la práctica esto implica que las elecciones han sido una pantomima, una coreografía orquestada para darle apariencia de legitimidad a la farsa orquestada por unos pocos, usando al electorado como meros extras en la película en que ellos son los protagonistas y donde escribieron el final a su pinta. Esto es inherentemente antidemocrático y por ende  corroe la esencia misma del contrato social. Es gravísimo. Situaciones gravísimas ameritan acciones de gran envergadura. Deben pasar a la guillotina (ver foto arriba por favor).

Luego de nuestro post anterior, la Presidenta actuó correctamente y anunció medidas para destituir de sus cargos a quienes incurrieron en irregularidades en el financiamiento de sus campañas. Esto está muy bien. Como a estas alturas el estiércol ha salpicado a la clase política de manera íntegra, la pandemia sólo podrá controlarse con una desinfección total, ante lo cual Camilo Escalona, alto personero del Partido Socialista ⎯ y de paso toda la coalición de gobierno ⎯, han sugerido adelantar las elecciones. Ante la inexistencia de la facultad del ejecutivo para disolver el Congreso, esta medida es sensata.

Excepto un problema. El gobierno ha desechado esta propuesta. Los ministros Peñailillo y Elizalde, personeros designados y no elegidos,  al unísono desestimaron la iniciativa. Esto nos parece pésimo.

¿Qué legitimidad puede tener una corporación cuyos miembros responden a los intereses de quienes costearon sus elecciones? Ante los ojos del electorado, ninguna.

La Presidenta Michelle Bachelet acá debe anunciar una medida ejemplificadora, que sirva de precedente histórico: adelantar las elecciones parlamentarias es una excelente salida al embrollo actual.

¿Y si no lo hacen?
A la desobediencia fiscal se ha recurrido desde siempre en estas situaciones. Algunas revueltas fiscales han cambiado la historia para siempre. Francia se transformó en una república cuando el Tercer Estado se negó a seguir pagando los impuestos que exigía la monarquía. El Motín del té en Boston dio inicio a la Revolución Norteamericana, otro acto de rebelión fiscal. En Chile, la Huelga de la carne en 1905 se puede considerar una rebelión fiscal. 

Hoy, de no actuar contra los políticos corruptos con la misma firmeza que actúan contra nosotros cuando no pagamos IVA, contribuciones o créditos universitarios, entonces es el momento de lisa y llanamente hacer un llamado masivo a no pagarle tributos al Estado y causar su colapso.

Dicho en modo sencillo: si no actúan hoy con la mano dura que debió aplicar Ricardo Lagos en su momento, haremos un llamado desde esta tribuna electrónica a organizar a la ciudadanía y en un día determinado no pagaremos IVA, contribuciones, ni créditos. 

Además iremos en masa a retirar nuestro dinero de los bancos, considerando que estos mismos han coadyuvado a convertir las elecciones en una farsa. Funcionamos en un sistema de banca de reserva fraccional, es decir, si tienes $1.000 en el banco, la institución crea instrumentos y productos a partir de este dinero, que van mucho más allá de $10.000, lo que significa que si todos los clientes de un banco van el mismo día a la ventanilla y retiran su dinero, el sistema colapsa. Dicho de otro modo, podemos nosotros mismos destruir los bancos generando una corrida bancaria.

Como imaginarán, la situación será un caos. El gobierno no podrá gestionar el Estado y el dinero incluso perderá su valor. Inmediatamente se deberá recurrir al trueque. El suministro de bienes básicos no estará asegurado. Los primeros días o incluso semanas del estallido fiscal nos convertiremos en una sociedad recolectora o indígena.

Chile se convertirá en algo similar a Haití o Somalía. Argentina y Venezuela serán Suiza comparados con nosotros. Las agencias de noticación pondrán la deuda de Chile en la categoría "basura". La imagen del país se desmoronará, y todo por la inoperancia de una clase política más preocupada de ella misma que de servir a la ciudadanía. 

¿Valdrá la pena todo esto? Sí, porque destruir por completo la anquilosada estructura actual permitirá el surgimiento de un nuevo orden.

Desde luego que sería mejor considerar alternativas a un llamado masivo a la desobediencia fiscal. Por eso exigimos a la Presidenta Bachelet que ella misma de una señal inequívoca y muestre un liderazgo contundente. Para eso, necesita el coraje de llamar a elecciones de manera anticipada y con reglas genuinamente democráticas.

sábado, 11 de abril de 2015

¿El fin del excepcionalismo chileno?


La crisis política actual nos devuelve la sobriedad. La solución es simple: disolver el Congreso
Por demasiado tiempo nos hemos creído primermundistas, sin serlo. La incestuosa relación entre dinero y política ha saltado a la luz pública y no ha quedado nadie libre del lodo. Más aún, para un país que se jactaba de ser un oasis de transparencia y orden institucional, los casos Caval, Penta y SQM ponen fin al espejismo del país OCDE, emergente y excepcional en el contexto de su región.

O casi. Lo cierto es que incluso en este momento aciago la clase política chilena, lejos de ser paradigmática, sigue siendo un lujo al lado de la clase política argentina, peruana, boliviana, mexicana, o de cualquier otro país latinoamericano, e incluso de Francia, España, Italia, y aunque titubeo por un segundo, incluyo también a EEUU. En Chile hemos visto irregularidades inaceptables en el financiamiento de la política pero ni en esto hemos llegado a la actitud soez que hemos visto en otros países, y estamos lejos de la cloaca en la que estuvimos durante los Pinocheques o los ejercicios de enlace en la transición a la democracia. No hay ánimo golpista, ni populista, ni tampoco creo que los políticos se hayan enriquecido à la Kirchner, ni vivimos en una sociedad civil que dice "sí, pero robó lo justo".

El hijo y la nuera de la Presidenta se convirtieron en millonarios apenas pasados los 30 años gracias a unas triangulaciones al filo de la ley. El hecho que esto se sepa ya es en sí una cuestión elogiable. Lo grave, como se ha dicho, es que mancille a la Presidenta, hasta hace poco prácticamente una Santa Teresita de los Andes de la política. Este es el gran shock. El haberse enterado por la prensa añade una dosis de estupidez a su figura. Sólo un tonto podría creer que era mejor haber votado por Matthei en la elección anterior. ¿Es realmente Michelle Bachelet lo mejorcito que pudo producir la política chilena?, nos preguntamos.

La reacción visceral, rioplatense, estilo Bersuit Vergarabat es tentadora: "váshanse todos a la conchadesumadre... elección o no elección para mi la misma mierda, hijos de puta, en el Congreso". Nuestro sitio propone una salida política, no un arreglín, sino un acuerdo. Pero que duela. 

Sin anestesia
El primer paso, si fuésemos una democracia bien pensada, sería desde luego disolver el actual Congreso. Visto que todos los incumbentes han sido comprados y sus intereses responden a quienes financiaron sus campañas y no a quienes votaron por ellos, esta facultad presidencial debiese ejercerse. Pero no existe, o fue absurdamente eliminada. En su defecto, la medida ejemplificadora y que sentará un precedente histórico en nuestro país debe ser taxativa y sin meandros ni contextualizaciones: destituir a todo parlamentario que haya financiado su campaña con boletas truchas.

Tendrían que añadir insulto a la herida si pretendiesen esta vez un "acuerdo político" como el de Ricardo Lagos cuando desapareció el Jarrón, se robaron Ferrocarriles del Estado, MOP-GATE, y muchísimos otros. El rumor es que se resucitaría nada menos que al mismo Lagos para que vuelva a la presidencia, esta vez a poner orden. A pesar que el ex hombre fuerte de la Concertación fue el más débil contra la corrupción. Fue en ese gobierno cuando fermentó la corrupción actual. Debe ser un signo de delirio el pretender tal despropósito.

Ya no hay ánimo para acuerdos. La crisis actual es más bien una crisis de personas que de instituciones. Las instituciones están ejerciendo sus poderes, y si bien exhiben falencias, han hecho un buen trabajo. La regla debe ser sólo una: que caiga quien caiga. No más perdonazos.

En una segunda etapa, corresponde un paquete de medidas y reformas. Desde luego empezar por poner límites al gasto electoral y controlar con celo los aportes a campañas. Pero más que eso, una reforma de verdad al sistema de votaciones (como ya hemos propuesto) y revisar las atribuciones de la presidencia y los mecanismos de reelección y destitución se vuelve imprescindible. 

Dicho de otro modo, una cirugía mayor, sin caer en el circo de la mentada "Asamblea Constituyente", que sólo es un desvarío chavista de quienes pretenden constitucionalizar la explosión de derechos sociales e instaurar una República Bolivariana. Una idea necia que debe ser desechada de una buena vez.

Chile sigue siendo un país más bien excepcional. Lo que vemos hoy es producto de una transición democrática exitosa, una sociedad civil vigorosa, y un poder judicial cada vez más independiente. 

Desde Chile Liberal continuaremos atentamente siguiendo el desarrollo de los acontecimientos. A pesar de los ánimos agitados, al menos algo bueno hay en todo esto: la parálisis política implica que por fin la economía chilena se verá libre para florecer. Si todo esto mantiene a los políticos ocupados, es una buena noticia.

viernes, 3 de abril de 2015

Elecciones en Francia: Se cierne la amenaza fascista


El sistema electoral francés, uninominal de dos vueltas, es la mejor defensa contra las arremetidas fascistas. En Chile, imitémoslo

Un sistema político que "dé cabida a las minorías", que sea "representativo de la diversidad política", es lo que añora la Presidenta Michelle Bachelet y una parte no menor del público chileno. Desbarran. En este post Chile Liberal demostrará que un sistema proporcional, como se pretende en Chile, sería fatídico, y de haberse adoptado en Francia los galos habrían sucumbido ante el ultra-derechista Frente Nacional.

El domingo pasado se efectuó la segunda vuelta de las elecciones locales en Francia. Luego de una inquietante primera vuelta muchos temieron que el Frente Nacional dejara la lunatic-fringe y se consolidara como una de las principales fuerzas políticas⎯poniendo en jaque al "duopolio" UMP-Socialista, como le llaman. Para variar, los antediluvianos del The Guardian británico vaticinaron ⎯estúpidamente un triunfo arrollador del fascista Frente Nacional con 220 escaños. No por nada, obtuvo un cuarto de los votos en el premier tour

La verdad es que andaban más perdidos que Marta Lagos con sus encuestas truchas o que el Banco Central chileno y sus pronósticos de inflación. Ocurre que luego del deuxième tour el domingo pasado, y una vez sacadas las cuentas, la realidad para los fascistas fue inversamente proporcional a la algarabía de la gente decente: Marine Le Pen y los suyos obtuvieron CERO escaño. ¿Cómo se explica esto?

Muy fácil. El sistema político francés se llama scrutin uninominal majoritaire à dux tours. Suena bonito y lo es: la gente vota en dos vueltas y el que gana, gana. Un elector, un voto, un distrito, un elegido. Sencillo y elegante. Fatal para las minorías, y eso está muy bien. A pesar de su 25% de preferencias a nivel nacional y en algunos distritos hasta un 40% de los votos, el sistema les impide ganar ya que deben necesariamente ganar el primer lugar para ser elegidos. Esto no ocurrió. El sistema tiene naturalmente a beneficiar a grandes bloques en desmedro de candidatos como los del Frente Nacional y otros.

Como explicamos anteriormente, con un sistema proporcional como absurdamente se quiere instaurar en Chile, los ultraderechistas habrían ganado muchos escaños y estarían ya llevando a cabo su plan maestro. Es decir, abandonarían el euro y volverían al franco (Francia colapsaría por su deuda), abandonarían la Unión Europea (Francia, país exportador, se quedaría sin el mercado común), restringirían el trabajo de extranjeros (su mano de obra se encarecería y difícilmente podrá competir), o sea, para resumir, sería un caos.

La mandamás del Frente Nacional ⎯ elegida ella misma en una farsa electoral estilo soviético con el 100% de las preferencias ⎯, desde luego no pudo ocultar la decepción al ver su fracaso estrepitoso. La "desdiabolización" no le resultó. Ella acusa que el sistema actual está "concebido para impedirle a millones de franceses que tengan representación política". Pues exactamente esa es la idea. 

De lo contrario, la cacofonía partidista da paso a una fragmentación política estilo república de Weimar, donde hubo más de 40 partidos. Ello desembocó en los nazis, la II Guerra Mundial, y los campos de exterminio.

Chile Liberal vuelve a plantearle a los electores chilenos si realmente lo que quieren es esto. Por nuestra parte, insistimos que un sistema electoral first-past-the-post como el británico, o su versión en dos vueltas como en Francia, es la mejor alternativa.

No por el mero hecho de existir, un partido debe tener representación. Veamos un caso concreto: se está formando un Partido Pinochetista, ¿quieren darle representación para reflejar la diversidad de nuestra fauna política? Chile Liberal prefiere que no. Deben aprender a forjar alianzas y conformar grandes bloques lo que inevitablemente los conmina a converger en una vocación centrista. 

Menos aún la financiación pública es la solución, en Francia los dementes del FN reciben subsidios del mismo sistema al cual pretenden destruir. ¿Quieren también que el Partido Pinochetista reciba subsidios del Estado?

Pero al menos el sistema electoral para el Frente Nacional es una barrera infranqueable que protege a Francia del fascismo. El sistema es bueno. Adóptenlo.