sábado, 27 de agosto de 2011

Homenaje a un genio

Steve Jobs encarna la creatividad inherente del capitalismo para crear e innovar, y para amasar fortuna, pero el fundador de Apple es mucho más que todo eso


Alexander Graham Bell patentó el teléfono. Thomas Edison, el gramófono. Nuestra era no conoció a estos colosos de la ciencia y la invención, pero sí vimos a Steve Jobs —el padre intelectual de Apple Inc—, presentándonos el iPod, el iPhone, el iPad, y todos los otros artilugios con esa curiosa i, que hoy son omnipresentes. Tal como los inventos de Graham Bell o Edison, los de Jobs han transformado la vida de todo el mundo, han generado empleos de altísimo valor añadido, y al crear riqueza han contribuído más que cualquier plan social al bienestar, felicidad, prosperidad y progreso de la especie humana.

Sólo en un sistema de mercado, en un país con una política estable, una convivencia social pacífica y una educación basada en la libertad, se pueden abrir las compuertas de la creatividad para que surjan los genios como un Steve Jobs, o un Bill Gates, o los innovadores de la nueva camada como Mark Zuckerberg o los fundadores de Google, Sergei Brin y Larry Page.

Lamentablemente, como sabemos, Steve Jobs sufre de un delicado estado de salud producto de un cáncer de páncreas que lo ha compelido a renunciar a su puesto de jefazo de Apple, empresa que él fundó y después de varios fracasos reflotó cada vez. Éste no es un tipo que se da por vencido fácilmente, pero ahora sí que no da más. En el otro lado de la medalla, varios de sus colaboradores lo describen como un verdadero insoportable hijo de puta, de hecho el directorio de Apple le dio un "golpe de Estado" en 1985 que le  obligó a retirarse. Ante el fracaso de Apple sin Jobs, debieron suplicarle que regresara, y contra todas las apuestas terminó por posicionar su compañía entre las mejor valuadas del mundo.

Silicon Valley, donde se ubica la casa matriz de Apple, es el motor de la economía americana y un ejemplo de innovación. Si hay algo que caracteriza a ese reino tecnológico, algo que lo hace único a nivel planetario, es que un 10% de sus emprendimientos fracasan cada año y por tanto deben clausurarse. ¿Se imaginan que Silicon Valley tuviese las rigideces laborales que la epidemia sindical propugna como "derechos laborales"? Pues sería un fracaso completo y habría desaparecido hace rato. Pero ahí sigue, porque la flexibilidad laboral, la inagotable inventiva y el espíritu innovador es incansable y cada año más start-ups florecen copiosamemente desatando un lucha en que la selección darwiniana y la destrucción schumpeteriana inevitablemente premian las mejores ideas y castigan las peores. Mientras que Wall Street languidece en la costa Este haciéndonos creer que hay empresas "muy grandes para dejarlas morir", y mientras los sindicalistas finalmente lograron destruir la industria automotriz en Detroit, en la costa Oeste la única señal de vida de la economía americana es Silicon Valley, que sigue mostrando vigor gracias a los genios de la tecnología que ahí pululan.

No podemos sino expresar admiración por Jobs y el fruto de su inventiva. Según escuché de un periodista que lo entrevistó en su casa, el hombre vive de manera simple, su sala de estar es minimalista, sólo decorada por un cuadro de Charles Darwin. De religión budista, Steve Jobs es otro que abandonó la universidad para dedicarse a transformar en simplicidad y belleza un mundo complicado y tosco. Se dice que con un PC Windows uno puede hacer un trabajo, pero con un Mac uno lo hace con amor. Y es cierto, ¿o no? Vuestro Humilde Servidor mantiene Chile Liberal desde un MacBook nunca reiniciado: la "pelota de playa" rara vez aparece. Es confiable, es bonito. Con un Mac uno tiene cero interés en programas antivirus. Y trae incluidas aplicaciones para volverse loco. Aprender a usar el iPod y comprar música con iTunes es como caminar por el parque. No tengo un iPhone porque no permite editar planillas Excel, pero no vamos a negar que son choriflay. Windows por supuesto es funcional y masivo, pero ¿por qué chucha los PCs con Windows son tan feos?

Desde las mayores decisiones como el modelo de negocios hasta la iluminación en las Apple Store, incluida la disposición de los productos para que sea vean más brillantes y así estimulen a los compradores, la de Steve Jobs es una empresa de autor en que su espíritu trasunta el todo. Incluso las legendarias presentaciones de cada nuevo gadget son objeto de estudio ya que la meticulosidad con que Jobs prepara, ensaya y presenta sus "shows" es impecable (Steve Jobs no sufre de "Piñericosas"). ¿Sobrevivirá Apple sin su progenitor? Desde luego que sí. Básicamente porque confío que el tipo es capaz de entender que sólo la motivación por lucrar con Apple es insuficiente. Steve Jobs parece tener una visión mística de lo que es la capacidad humana de inventar, y para continuar la tarea ya ha preparado suficientemente a sus colaboradores para continuar el legado.

And one more thing...
Para los que nos criamos retrocediendo cassettes con un lápiz Bic para ahorrar pila en el "personal estéreo", ver a Steve Jobs presentando el iPod fue comparable a la estupefacción de los discípulos de Jesús viendo a su gurú caminar sobre el agua. Creo que vale la pena ahondar más sobre cuál es realmente la motivación que tienen algunos para inventar. El dinero, el lucro, el aumentar el capital, maximizar rentabilidad, todo eso es motivación, claro está. Pero no es suficiente. No puede ser suficiente. Hay algo más. Debe haber algo más. ¿Qué es ese "algo más"? No lo tengo claro, así como tampoco tengo claro por qué Da Vinci pintó la Mona Lisa, ni por qué Alexander Fleming inventó la penicilina, o por qué la NASA envía la sonda Juno a Júpiter. Por lo mismo, no nos queda claro por qué Steve Jobs inventó el iPod, el iMac, o el iPhone, el iCloud, y todas esas huevadas.

Una señal elocuente del deteriorado estado de salud del fundador de Apple es haber autorizado a que se publique una biografía suya. Quizás él ya presiente que la hora de partir se acerca. Sea como sea, su legado ya está con nosotros por doquier y ya están designados los sucesores para seguir sorprendiéndonos.

lunes, 22 de agosto de 2011

El filósofo que declaró, peleó, y ganó una guerra

El controversial filósofo francés Bernard Henri-Lévy es el cerebro detrás de la revuelta libia. Su labor debe ser reconocida
Bernard Henri-Lévy
Indignado, un periodista inglés contaba cómo había sido desplazado en una fila cuando esperaba un taxi. El colado llegó y pasó, sin reclamo alguno de los otros que también impacientemente esperaban un auto. El incidente ocurría en la entrada de uno de los hoteles más exclusivos de París, de donde él venía de entrevistar a una importante personalidad política. "¿Es normal esto, que la gente así se salte la fila?", preguntaba el inglés al chofer que después del tumulto aceptó llevarlo, y aún bastante molesto al ver que uno de los valores quintaesenciales de la cultura británica, el hacer y respetar una fila, era poco observado por un sujeto que acaparaba la mirada curiosa de varios. Los taxistas lo habían notado, reconocían al tipo y le abrían la puerta para que subiese. "Es que él es Bernard Henri- Lévy" —replica el taxista—, y continúa, "usted sabe, es uno de nuestros principales filósofos".

La historia es reveladora. Los filósofos en Francia son reconocidos hasta por los taxistas, y en general la población los reverencia como parte intangible del patrimonio nacional: gozan del estatus que en otros países se le da a un rockstar. Si un filósofo necesita un taxi, la gente le cede el lugar. Francia es una tierra de grandes filósofos, quizás de los más influyentes a través de la historia universal, y BHL —como le llaman— es en estos momentos uno de los más gravitantes ya no sólo en Francia sino en todo el mundo por ser parte activa en la incursión militar que con entusiasmo instigó el gobierno francés, y por ende la OTAN, para intervenir en Libia hasta derrocar al demente de Muammar Gaddafi.
Casado con Arielle Dombasle, actriz, cantante y personalidad de TV, BHL ha sido un prolífico autor de libros, aparte de columnista, polemista, figura mediática, y hasta realizador películas, siempre presente ahí donde haya alguna controversia. Esta vez ha ido más lejos. No es la figura estereotípica del filósofo vagando en los cafés de la Rive Gauche en Paris. De hecho, los filósofos franceses históricamente han sido grandes activistas y voluntarios en las guerras. Al ver la primavera árabe, BHL fue a mimetizarse con los rebeldes libios, les prometió ayudarlos políticamente, logró que Francia fuese el primer país en reconocer al Consejo de Transición como la verdadera autoridad libia, y les prestó auxilio militar procurando el bombardeo de la OTAN. Presente en combate, en las trincheras, en las salas de operaciones, enviando armas a los rebeldes, agitando a las masas, estableciendo lazos diplomáticos del más alto nivel, BHL ha sido instrumental en la insurrección libia, y si la operación llega a buen fin habrá que agradecerlo.

Desde luego que no fue nada de fácil. En un comienzo parecía otra de las muchas extravagancias de este filósofo, hasta que el presidente Sarkozy empezó a adoptar una belicosa retórica respecto a Libia, dejando en evidencia que la locura de BHL en realidad iba en serio, y estaba usando sus contactos para persuadir al gobierno de su país de tomar parte en la rebelión. Francia no sólo fue el primer país en reconocer al Consejo de Transición, sino que instó a Gran Bretaña a unirse, reivindicando la causa libia. EEUU, exangüe después de dos guerras y en una precaria situación económica, prefirió tomar palco. Alemania, increíblemente, se acobardó a último minuto desatando la furia francesa. Todo esto ocurría a nivel político pero detrás de cada acción se veía la mano del filósofo, tanto así que no pocos medios comenzaron a apuntarlo con el dedo y a preguntarse si esto no pasaba de ser un extraño capricho de un curioso intelectual francés.
Dos conclusiones Chile Liberal saca del dramático final del maniático Muammar Gaddafi. Lo primero es que a pesar de que el mundo sigue reordenándose y los polos de poder desde la II Guerra Mundial ciertamente se han desplazado, llegado el momento de la verdad, el esquema militar del mundo es menos novedoso de lo que pensamos.

Culminada la guerra, el planeta lo dividían los ganadores del conflicto, EEUU y la URSS, y el resto se alineaban con uno o el otro. Los miembros del Consejo reflejan aún esta dinámica: Rusia y China parte del ex bloque comunista, Francia, Reino Unido y EEUU el bloque occidental. Los vencidos, Alemania y Japón —segunda y tercera economía del mundo respectivamente—, no tienen ni asiento en el Consejo ni siquiera un ejército autónomo ya que dependen hasta nuestros días de la hegemonía norteamericana.

Si alguno pensaba que este paradigma ya estaba prácticamente obsoleto, se equivoca. Francia —gracias a nuestro BHL— tomó la iniciativa y planteó un ataque inmediato, de rompe y raja, desembarcando bototos en suelo libio. Gran Bretaña secundó y también EEUU. Los ex comunistas en cambio objetaron esta salida y prefirieron una calzonuda "zona de exclusión aérea", que al final se plasmó en la ambigüa resolución 1973, que si bien autorizaba los bombardeos dejaba en claro que sólo comendaba acciones destinadas a  proteger a la población civil. Sin embargo, dejaba tácitamente la puerta abierta para aniquilar a Gaddafi, ya que él era la causa de los ataques a civiles. Esto último fue resistido por Rusia y China. La división ideológica, como podemos ver, aún persiste.

La posición de Alemania aún exhibe reminiscencias de la II Guerra. Francia ha sido uno de los países más entusiastas en promover la participación de los teutones, su otrora archienemigos. Pero al ver la timorata reacción desde el otro lado del Rhin, Francia se sintió ofendida y lo consideró una traición. Sin el peso de EEUU, que entendiblemente sufre gavísimos problemas económicos, las ex potencias colonialistas temían repetir el fiasco de Suez en que juntos no pudieron ganar una guerra a un país menor como Egipto y debieron retirarse humillados al comprobar dolorosamente que el siglo 19 terminó y la única potencia que existe se llama Estados Unidos. Alemania, el motor económico de Europa, cojea por su carencia de poder militar. Conminados a demostrar que tienen pantalones para ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad, defraudaron e increíblemente se absutvieron de votar la resolución. Elocuentes fueron las palabras de Joscka Fischer, un político alemán, quien criticó fuertemente al gobierno de Merkel: "Siento vergüenza de mi gobierno". Y no fue el único. Alemania fue víctima de un atentado terrorista organizado por Gaddafi en 1986, y ahora que llega el momento de demostrar que puede prestar ayuda militar a Europa y la OTAN los teutones trepidaron. Luego del mariconeo alemán, las esperanzas de reformar el Consejo son nulas.

Un segunda lección podemos sacar, más trascendental que la anterior. Desde el 11 de Septiembre hasta hace unos pocos meses el "mundo musulmán" era el enemigo de Occidente, y valores supuestamete "universales" como la libertad individual, la democracia representativa, la separación de iglesia y Estado, eran sólo tradiciones occidentales imposibles de exportar. Los xenófobos y nacionalistas europeos reditaron gustosos del temor a los musulmanes, sacando a flote el temor al islam con la famosa "Eurabia". Célebre fue la teoría del "Choque de civilizaciones" de Samuel Huntignton, un académico norteamericano, quien postuló que el nuevo orden mundial sería determinado por las diferencias culturales y religiosas entre individuos, y que Occidente versus el mundo musulmán serían antagonistas irreconciliables.

Pero fue el filósofo francés Bernard Henry Lévy uno de los pocos que desechó la teoría del Choque de Civilizaciones. Los numerosos atentados terroristas inspirados por fanáticos religiosos parecían dejar en ridículo al siempre polémico BHL. No obstante, la Primavera Árabe le ha dado la razón a él y a todos los que rechazamos el infame "Choque de Civilizaciones". No hay ningún conflicto entre el Occidente y el Oriente. El verdadero choque es entre el Oriente Ilustrado, de la civilización, del laicismo, de la democracia, de la razón y la ciencia, el Oriente que inventó las universidades y el álgebra, versus el Oriente recalcitrante, religioso y autoritario.

Este año hemos visto que bajo la apariencia de uniformidad en el fanatismo, en ausencia total de regímenes democráticos, en realidad bulle un pueblo con ansias de libertad, inspirado por Mohamed Bouazizi, el joven diplomado tunecino arrestado por vender frutas en la calle, quien para protestar se quemó a lo bonzo con su modesto carrito... e inflamó todo el mundo árabe. En el choque de estos dos orientes es donde Occidente no puede quedar indiferente ni impávido.

Es deber de Occidente prestar ayuda a todos aquellos que luchan por liberarse del yugo autoritario y teocrático. BHL lo sabía muy bien y no titubeó en arriesgar su pellejo y dar batalla ahí en las trincheras contra el Coronel Gaddafi, uno de los criminales más asquerosos de nuestra era. En un increíble vuelco de tablero, hoy el panorama es bastante distinto. Egipto, Túnez y Libia al menos hoy pueden aspirar a un régimen democrático. En Marruecos han aceptado iniciar un proceso de apertura. Siria y Yemen han sido masacrados, pero ahora sin Gaddafi, Occiende también puede rugir y hacer valer su postura.

Nunca hubo tal "Clash of Civilizations". Siempre fue una idea idiota. El ser humano por esencia aspira a su libertad y a vivir en un régimen representativo, no tiránico, sea donde sea. Europa debe ahora preocuparse no sólo de prestar apoyo a los pueblos musulmanes, sino luchar en sus propio territorio contra los elementos xenófobos que últimamente han hecho nata.

Podemos añadir que el ataque a Libia ha sido un golpe inquietante para todos los tiranos del mundo, porque el próximo que empiece a masacrar a su pueblo verá sobrevolar sobre su cabeza los Rafale, los Tomahawk apuntarán hacia él, y toda la artillería pesada de las naciones democráticas le caerá encima.

Finalmente, cabe hacer una aclaración. Nadie quiere inmiscuirse en los asuntos internos de un país y ninguna nación ilustrada lo hará. No obstante, cuando un tirano empieza a matar a sus propios compatriotas, se acaban los asuntos internos. En este caso, Occidente se ve éticamente compelido a dar buen uso a su superioridad tecnológica, militar e intelectual. Ha quedado demostrado en Libia, y si el señor Bachar el-Assad, mandamás de la República Árabe de Siria no lo entiende, pronto escuchará él mismo el dulce sonido de los bombardeos.

viernes, 19 de agosto de 2011

Y ahora, eliminen su legado

El plazo para eliminar el fatídico sistema binominal venció hace ya muchos años. Hoy, es simplemente insostenible
Una de nuestras principales motivaciones para posicionarnos más cerca del gobierno que de los estudiantes es no sólo la intransigencia y confusión de éstos últimos, sino el temor a que se legitime la manifestación callejera por sobre la canalización institucional de la voluntad soberana, lo que abriría las puertas para que cualquier grupo de presión imponga su agenda, en desmedro de la gobernabilidad y la justicia. No obstante, es innegable que Chile aún sufre de enormes déficit democráticos que, paradójicamente, impiden recoger las demandas ciudadanas a través de instancias democráticas institucionalizadas ya que la actual configuración del país es deficiente. El meollo de todos los problemas de representatividad es el tristemente célebre sistema binominal. Chile Liberal hace un llamado a la ciudadanía, a los legisladores y al presidente Piñera para que de una vez por todas eliminemos aquella estulticia electoral.

El problema del sistema binominal es que satisface a la perfección el deseo de su arquitecto, Jaime Guzmán —el ideólogo de la dictadura caído en 1991—, y que consistía en otorgar una apariencia cosmética de legitimidad democrática, pero que en el fondo mantendría un sistema autoritario no representativo ya que, en palabras del propio Guzmán, la democracia "es sólo un medio y ni siquiera el único o más adecuado en toda circunstancia".

Basta examinar cómo funciona para entender su intrínseca perversidad. En cada distrito se eligen dos representantes, quienes deben presentarse en listas de dos candidatos. En la práctica, es ungido como parlamentario el ganador de cada lista a no ser que una lista doble en votación a la otra, en cuyo caso se produce el consabido "doblaje" en que ambos candidatos de la lista triunfante resultan electos. Sabiendo esto, los caciques de cada partido político postulan un candidato fuerte y uno débil, lo que se decide en oscuras reuniones a puerta cerrada, de espaldas al electorado. Llegado el día de los comicios, los votantes creen elegir a su representante, pero en la práctica esto ya se determinó de antemano mediante un meticuloso ejercicio de ingeniería electoral mezclado con acuerdos políticos tras bambalinas.

En el gran esquema de cosas, la representación parlamentaria es sesgada, porque para llegar al Congreso el 33,3% tiene el mismo peso específico que el 66,7% ya que en casi todos los distritos será elegido uno y uno a no ser que se produzca el mentado doblaje. El poder no lo detentan los electores —como debiese ser en democracia— sino los caciques de los partidos. Bajo este prisma se entienden situaciones anómalas como la del partido ultraconservador UDI que en la última elección con el 24% de los votos alcanzó el 33% de escaños, constituyéndose espuriamente en la bancada más numerosa, sin olvidar que el propio Jaime Guzmán en 1990 asumió como senador con un 17% de los votos de Santiago Poniente, derrotando a Ricardo Lagos, quien registró un 30% de las preferencias. Añadámosle los senadores designados y ya tenemos la receta para el descontento popular y el desapego a la democracia.

La ultraderecha se ha mantenido viva causando estragos por ya más de dos décadas gracias a este subsidio obsceno, similar al dumping que tanto aman los mercantilistas, y que fue concebido e implantado por el Ancien Régime. El binominal es el obstáculo que ha reprimido el espíritu reformista que un país moderno necesita para afianzar su apego a la ley y el respeto al Estado de derecho, e incluso ha mermado síquicamente los valores cívicos: ¿a quién le dan ganas de votar sabiendo que el 33% por ciento es igual al 67%? La democracia habría quitado hace rato el oxígeno al fuego del ultraconservadurismo con lo que se habría apagado el incendio del descontento. Pero ha seguido ahí proyectando su fuego autoritario, quemándonos por más de dos décadas, a pesar de múltiples inentos por sofocarlo.

La última tentativa fue el 2006 en que, previsiblemente, fue rechazada su abolición, y claro que sí, ¿podrían los insiders —los beneficiarios del sistema— eliminar la misma triquiñuela que los sentó en el Congreso? Sólo una fuerza exógena podrá lograrlo, y si de algo sirve la actual crisis estudiantil es para redargüir a la clase política de la farsa en la que el país vive. Si ha seguido ahí por tanto tiempo es porque  este sistema es la piedra angular del "pacto de la transición", por así decirlo, en que con tal que el Gorila abandonase pacíficamente el poder el país debió tácitamente aceptar que el gobierno fuese elegido por votación popular, pero sometiéndonos a las normas y leyes de amarre que ellos dejaron, respetándoles los privilegios que se afanaron, y usufructuando de un sistema que  les aseguraría su sobrevivencia política.

Los apologistas del binominal por supuesto no se dan por aludidos. Tan acendrada está en la mente ultraconservadora la creencia que el sistema binominal nos ha brindado "estabilidad" que en sus delirios su propia contumacia llega a convertirse en verdadera. David Gallagher, un columnista conservador de El Mercurio, sostiene que "el sistema binominal, que por 20 años le dio estabilidad al país, ahora parece demasiado poco competitivo". ¿Realmente "ahora" parece poco competitivo y no antes? ¿De verdad hay gente que cree que mantener el statu quo, el inmovilismo y la rigidez equivalen a "estabilidad"?

La única esperanza de que el sistema sea eliminado y de que la voluntad popular encuentre un cauce civilizado es que dentro del mismo bloque conservador un reformista sea capaz de lograrlo. En la Inglaterra decimonónica un extraordinario Primer Ministro conservador, Robert Peel, tuvo el coraje de eliminar la nefasta Ley del grano, una estupidez mercantilista y proteccionista que tanto daño causó al comercio internacional y que fue defendida ferozmente por medio siglo por su propia tienda, el Partido Conservador. Así también Mikhail Gorbachev fue capaz de ponerle fin a la URSS desde el seno del Partido Comunista soviético.

Presidente, elimine el binominal
En Chile, el único insider capaz de desarticular los enclaves autoritarios es el "díscolo" de la derecha, el presidente Sebastián Piñera, quien ya no necesita más evidencia de que es necesario e impostergable canalizar las aspiraciones ciudadanas de manera sistematizada, ya que el mandatario comprueba en carne propia las consecuencias del descontento, y necesita contar con las herramientas para brindarle al país paz social y una verdadera gobernabilidad. Piñera debe ejercer liderazgo en su sector y llamar a "su coalición" (!) a sentar cabeza y ponerle fin de una buena vez al binominalismo. Apelamos a la buena voluntad del mandatario y a su fibra de estadista para que actúe con sentido republicano y así dar el punta pie inicial a la "Perestroika" que Chile necesita, y desechar toda forma de autoritarismo para privilegiar la democratización completa del país, hasta convertirnos en una nación gobernada por leyes e instituciones legítimas y representativas. Confiamos que el presidente chileno acogerá nuestra solicitud no porque nos desgañitamos exigiéndola sino porque es razonable y necesaria, como lo hemos demostrado en este artículo y como lo puede comprobar cualquiera.


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miércoles, 17 de agosto de 2011

Good Cop Bad Cop, la estrategia que recomendamos al gobierno

Ya le dimos un ultimátum a los estudiantes y no volveremos a repetirlo. Ahora, para desenfrascarnos del punto muerto, llega la hora de proponerle una estrategia al gobierno. Lo que el equipo de Piñera debe hacer es muy sencillo: primero, dejar claro que se acabaron las propuestas y no seguir cediendo ante las amenazas de movilizaciones. Acá el gobierno debe ser taxativo. Cada vez ceden más incitan a más demostraciones y alejan la posibilidad de diálogo. Una vez aclarada la postura, deben lograr que la cúpula estudiantil se siente a la mesa de negociación. ¿Cómo lograrlo?

El sitio Chile Liberal propone la táctica tan antigua como efectiva conocida como "Good Cop Bad Cop", o el Policía Bueno y el Policía Malo. Muy popular en el mundo de los negocios, esta se define del siguiente modo:
Good cop/Bad cop is one of the best-known negotiation tactics. This gambit is a social-psychological strategy used to persuade the other side to move towards one’s desired outcome by subjecting the other side to stressful emotional contrast. The idea behind this tactic is to increase the other side’s stress level on one hand and induce cooperation on the other. The bad cop acts in a threatening and abusive way (to increase the stress) and the good cop adopts a friendly and warm posture to create a positive climate and relationship between him and the counterpart. Having an option to deal with either an aggressive or friendly counterpart, the choice seems to be obvious. It is important to be aware of our limits in negotiation, especially when we decide to cooperate with the Good cop, as he/she will be the one that asks for concessions ‘in return’ for managing the Bad cop.
Pues bien, por un lado anoche la cúpula estudiantil mostró un atisbo de coherencia en el Congreso, esto ya es una buena seña de que al menos responden. Además han aclarado que el "no" que dieron "no es rotundo". Aplicada correctamete la estrategia de presión sicológica del Good Cop Bad Cop debiese funcionar.
Good Cop, Bad Cop
Para empezar, el Good Cop debe ser el vocero de gobierno, Andrés Chadwick. Ésta es un tipo que por ejemplo trabajó en el AVC, el padre del AVP, y nos parece que posee un mínimo de integridad y es en sí parsimonioso y dialogante. El vocero de gobierno debe decir algo así como "queremos hacer de esta crisis una oportunidad", o alguna perogrullada efectista de ese tipo, e invitar a los estudiantes a que se unan a la mesa, que el gobierno está comprometido a que nadie en Chile se quede sin una educación de calidad por falta de recursos, y que todos los esfuerzos estarán destinados a ellos (por cierto, esto es así).

El Bad Cop debe ser el Sheriff de Chile, el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter. El gobierno debe ser categórico y cuasi amenazante, dejando en claro que están por defender los derechos de quienes no se han plegado al paro y que ven mermado su "derecho a educarse" (combo el estómago a quienes propugnan el "derecho a la educación") y que si no deponen su actitud el gobierno hará respetar la ley. Nada de extraño en todo caso, es su trabajo. Además dejará meridianamente claro que hechos de violencia serán reprimidos sin compasión. Debe recalcar que se han agotado todas las vías y el gobierno no va a ceder y se cumplirá con darle gobernabilidad al país. Si algunos desean perder el año, que lo pierdan, fue decisión propia.

El doble atque anterior debiese surtir el efecto que persigue esta táctica que como dijimos es "lograr el objetivo deseado sometiendo a la contraparte a un contraste emocional estresante".

Desde otra trinchera, recomendamos al ministro Bulnes que se dedique exclusivamente a las cuestiones técnicas y que reitere las enormes coincidencias entre peticiones estudiantiles y ofertas de gobierno. Esto mismo debe reiterarlo el vocero de gobierno cuando actúe como el Good Cop.

Sebastián Piñera debe dejar a su escuadrón que vaya al frente y no sobreexponerse, de otro modo con su omnipresencia y exabruptos seguirá siendo el blanco fácil de todos los ataques, sobreexcitando los ánimos, que ya están encendidos.

Chile Liberal confía que con un buen manejo comunicacional lograremos un acuerdo por mejorar el sistema educacional, por el bien de todos. Si este es un gobierno técnico, sabrán como actuar.

martes, 16 de agosto de 2011

Nuestro ultimátum a los estudiantes movilizados

Con no poco horror Chile Liberal se entera que uno de los líderes del movimiento estudiantil reconoce que fallaron al no responder punto por punto la propuesta del gobierno. Está claro que, obnubilados por el fragor de los acontecimientos, ni siquiera leyeron bien el documento e irresponsablemente convocaron a la manifestación por la Alameda el 4 de agosto desatando un caos inédito, terminando por rechazar el texto con las 21 medidas que les ofreció el ministro Bulnes.

Ya se acabó el tiempo. No hay nada más que ofrecerles. Lo triste es que si hubiesen privilegiado la sensatez se habrían dedicado a examinar la oferta gubernamental y notarían que el gobierno prácticamente concede todas sus peticiones. Analicemos punto por punto.

El grito de guerra del movimiento es "Educación pública, gratuita y de calidad". Hagamos una sesión se fisking para contrastar sus demandas con la oferta del gobierno, vean:

Ellos piden: Educación pública
Gobierno ofrece:
12. Fortalecer la educación superior estatal y las universidades tradicionales, a través de aportes basales contra metas de interés nacional y regional.

¿Hay algo que no satisfaga a los estudiantes en su último petitorio? Por lo visto es exactamente lo que quieren, y es además lo que recomienda Chile Liberal, que el Estado se haga cargo de las universidades tradicionales y las fortalezca.

Ellos piden: Educación gratuita
Gobierno ofrece un double-whammy:
14. Reestructurar en el mediano plazo el sistema de becas y créditos estudiantiles para la educación superior, de manera que ningún estudiante meritorio quede fuera de la educación superior por razones económicas.
15. En lo inmediato, aumentar las becas, rebajar el costo del crédito con aval del estado y reprogramar los deudores morosos del crédito solidario

Claramente, como también recomendó Chile Liberal, se ofrece un sistema que en la práctica será asequible para todos, con un financiamiento universal garantizado. Los estudiantes lo único que deben hacer es trabajar en el afinamiento de los detalles pero el compromiso del gobierno es palmario. Nadie podrá aducir que no pudo educarse por falta de recursos. ¡Es lo que el gobierno quiere y lo que todos queremos!

Ellos piden: Educación de calidad
El gobierno ofrece:
7. Implementar el sistema de aseguramiento de la calidad de la educación escolar, que establece requisitos básicos de calidad.

El resto de las medidas también se establece la famosa superintendencia de educación cuya musculatura y alcance es lo que se debe negociar, particularmente para la el sistema de educación superior, pero el ánimo de controlar la calidad está, incluso se ofrece una reforma constitucional al respecto, que es de hecho el punto uno de las medidas. Francamente, no entendemos qué quieren los estudiantes cuando se les ofrece en bandeja un plan contundente.

Y sobre el espinudo tema del lucro, que es la piedra de tope, los estudiantes quieren eliminarlo. En la misma línea el gobierno ofrece:
17. Crear una superintendencia de educación superior, que fiscalice el uso de los recursos y la no existencia de lucro en las universidades.


Es más. En cuanto a la raíz misma del problema, que ya identificamos como la burbuja en los aranceles, el propio gobierno aborda el tema en el documento completo que entregó, no en el listado de 21 medidas. Claro, debido a la complejidad del tema se profundizó en la versión extendida donde con mayor granularidad se aborda el tema, dejando satisfecho incluso a Chile Liberal:

Dada la vinculación existente entre las becas y créditos con los aranceles de referencia, hemos iniciado un estudio internacional destinado a revisar el mecanismo que los determina, dada su incidencia fundamental en los aranceles que finalmente las instituciones cobran a sus alumnos. Adicionalmente, perfeccionaremos el sistema de información de la educación superior de forma tal que los alumnos, postulantes y sus familias cuenten con la información adecuada respecto de los ingresos esperados de los egresados y su relación con los aranceles de la carrera respectiva.


Hemos llegado a un punto muerto en que los estudiantes deben flexibilizar su postura por encontrarse ante un escenario en que con las aulas tomadas nada más lograrán, sino que deben concurrir a la instancia tripartira y negociar la plataforma que les han entregado y que, por lo expuesto aquí, satisface las demandas. De lo contrario el movimiento se radicalizará a tal extremo que acabará por autodestruirse.

Ya hicimos nuestro último llamado, e invitamos ahora, por última vez, a que terminada la siguiente demostración de fuerza ya programada para el jueves, anuncien que se reanuda el diálogo. Por nuestra parte, ésta es la última oportunidad que brindamos para que los estudiantes actúen con madurez, sensatez y con ánimo constructivo. 

No tenemos más que decir. Ya está todo dicho. Éste es nuestro ultimátum al señor Giorgio Jackson y a la señorita Camila Vallejo.

domingo, 14 de agosto de 2011

Sí al diálogo: Nuestro último llamado a los estudiantes

La solución al conflicto radica en poner topes a los aranceles. El acceso universal gratuito sería disfrazar el problema sin solucionarlo de raíz, mientras que eliminar el lucro es innecesario

Dijimos anteriormente que los estudiantes perdían nuestro apoyo, sin embargo, ¿es posible quedar impávidos ante sus demandas? No, no es posible, porque todos fuimos estudiantes —algunos hace muy poco— o tenemos amigos con hijos estudiantes, o conocemos estudiantes, o simplemente entendemos la importancia de formar capital humano de excelencia y queremos una educación que ilustre, que esclarezca ahí donde hay tinieblas, que edifique una sociedad próspera y justa que ponga a Chile en el sitial que se merece.

Los estudiantes han errado en el diagnóstico, esto es lo primero que debemos dejar claro. Ellos creen que el lucro es la causa de todos los problemas y como solución exigen educación gratis. El verdadero problema es que constatamos una burbuja educacional muy similar a la crisis inmobiliaria que azotó a EEUU, Reino Unido, Irlanda, España y muchos otros, en que el precio del producto no corresponde a su valor real, sino que es mero producto de la especulación y la desregulación, y a partir de ello la banca profita sin que haya crecimiento real. Las carreras han aumentado más de cinco veces sus aranceles en menos de diez años, y para costearlas los alumnos incurren en deudas bajo tasas de interés usureras. El Estado ha apagado el fuego con la bencina del fatídico préstamo con aval del Estado, que hace arder aún más el incendio de los aranceles disparados. La burbuja está a punto de reventar y son los estudiantes, muchos de ellos endeudados de por vida, quienes podrían arrastrar a la economía chilena a una situación crítica.

La gratuidad de la educación sólo podría paliar el problema por unos años. A poco andar, será tan enorme la demanda de recursos que el sistema colapsará, terminando en un "Transantiago Educacional". Es fácil suponer que habrá huelgas cada año por falta de recursos que el agujero negro de la educación superior absorberá sin que haya accountability posible ¿Es esto lo que quieren los estudiantes? Lo dudo. Es necesario un control sobre los costos de los aranceles y una fiscalización de las carreras impartidas. Una superintendencia de educación superior,  un ente imparcial que regule la actividad, ya está en la discusión. Debido a que la educación no es un bien de consumo, una supervisión es necesaria y deseable. Las leyes de la oferta y la demanda no son capaces de producir los efectos deseados en bienes que no son de consumo. 

Controlados los precios, nada impide que los estudiantes de mayores recursos contribuyan de su propio bolsillo para pagar los aranceles e inyectar la necesaria liquidez al sistema. Y nada impide que a los de menos recursos se les pida un copago, con lo cual serán ellos mismos parte activa en la fiscalización de la calidad de la educación que se les entrega. Crear un sistema "gratuito", aparte de una patudez insólita, es abrir las compuertas a la mediocridad académica, al inmovilismo de los catedráticos y al descuido de la infraestructura. Los recursos necesarios para los estudiantes menos pudientes pueden entregarse sólo una vez que se hayan saneado los precios, de modo que el dinero de los contribuyentes no sea despilfarrado en un Transantiago Educacional. Si añadimos a los aranceles justos un sistema equitativo de asignación de becas por méritos académicos, el sistema prácticamente será gratis, o al menos perfectamente asequible para cualquiera. Todas estas medidas en su conjunto apuntarán hacia la excelencia en la educación superior. 

Decretar gratuidad porque sí, o peor aún, mediante la convocación a un plebiscito, es un sinsentido. Creer que por ley se puede lograr calidad, o con una reforma constitucional, es un acto de demencia. Chile Liberal le pide más seriedad y menos simplismo a los estudiantes. El libremercadismo ramplón ciertamente no puede explicar las fallas del esquema actual, por esto es que preferimos un sistema mixto. 

Los hogares ya se encuentran ferozmente endeudados lo que explica por qué se han escuchado cacerolazos a pesar que estamos en plena fase expansiva del ciclo económico. Por un lado, culturalmente no conocemos el significado de la palabra frugalidad ni austeridad —la ética del trabajo confuciana o protestante nos son ajenas—, por otro, hemos salido airosos de una extraordinaria recesión mundial y crecemos con celeridad, lo que justifica entrar a reventar las burbujas. Tenemos una en educación, y ya comienza a inflarse el mercado inmobiliario. Los cacerolazos en las jornadas de  protesta no se deben a que la gente no tiene que comer —como ocurrió bajo las dos peores crisis económicas recientes: bajo la UP y la crisis bancaria que causó Pinochet—, sino que se debe a la angustia de los endeudados chilenos que sólo viven para pagar cuentas y deben pedir más préstamos para costear la educación superior de sus hijos, cayendo en un círculo vicioso que debe inquietarnos a todos.

Las universidades tradicionales tienen un valor simbólico tan gravitante en la idiosincrasia chilena que será impensable privatizarlas a corto o mediano plazo. El gobierno ha ofrecido repensar la relación del Estado con ellas, lo que nos parece correcto. Además, técnicamente, es innecesario privatizarlas porque ya hemos establecido que la educación es un bien de capital y no de consumo por lo que el Estado tiene un papel que jugar en formar el capital humano. No obstante, el Estado no puede abolir las universidades privadas sean con o sin fines de lucro. Lo que sí puede y debe hacer es regularlas, y crear las reglas para tener un sistema mixto, como dijimos anteriormente. Un establecimiento de educación superior que no cuente con la cantidad necesaria de profesores de planta, o que no realice investigación ni extensión, no puede atribuirse el nombre de "universidad". Acá nuevamente se vuelve imprescindible una superintendencia, pero entrar de lleno a prohibir el lucro es innecesario si se trata de mejorar calidad y asegurar financiamiento. Los estudiantes no deben poner este punto como condición esencial de sus demandas, más aún cuando el propio ministro Bulnes incluso se ha comprometido —como aseveró en Tolerancia Cero— a sancionar a quienes hayan violado el espíritu de la ley, e iniciar una correcta fiscalización y una investigación retroactiva. ¿Qué esperan los estudiantes para negociar con el gobierno? Si se mantendrán y reforzarán las universidades tradicionales, si se pone coto a los aranceles desmedidos, si se regula el funcionamiento de las universidades privadas, ¿qué impide sentarse a negociar el plan que ofreció el ministro Bulnes?

Otro punto a considerar es la famosa reforma tributaria que se necesitaría —según los estudiantes— para financiar el acceso universal gratuito. Esta es la propuesta más torpe de todas. No se extrañen que los más interesados en proceder con una reforma sean los Sofofos (conglomerado tipo sindical de grandes empresarios, donde Sebastián Piñera nunca fue bienvenido). A veces es necesario cambiar todo para que todo siga igual. Éste es el objetivo de una reforma tributaria, ejercicio tan extenuante como inútil. Primero, echar recursos a educación es un despilfarro mayor que no beneficiaría a nadie por lo que es dudoso que se deban subir impuestos para aplacar las llamas de un sistema que hace rato está sobrecalentado. Segundo, basta con hacer un listado de las formas más comunes de evasión y elusión fiscal, y con voluntad verdadera, ponerle fin a estas triquiñuelas. La recaudación aumentaría y mejoraría el respeto a la ley. Una reforma tributaria que nos dé bencina para apagar las llamas del incendio sólo serviría para evitar la fiscalización. Además, es imposible aumentar impuestos y aumentar la productividad de un país. Chile lo que más necesita es un aumento de su productividad, para ello se requieren bajos impuestos, respeto a la ley y buen capital humano. Una reforma tributaria para continuar el modelo educacional actual sería una de las mayores torpezas que podamos imaginar. Y lo peor es que si se somete a plebiscito, el vulgo probablemente diga que sí que hay que ser torpes y que sería bueno darnos un balazo en el pie para impedir ser un país desarrollado.

Todo lo explicado anteriormente ya está tratado en el documento con 21 medidas que propuso el ministro Bulnes a los líderes del movimiento estudiantil. Si a ellos les mueve la buena voluntad para reestructurar y mejorar el sistema, entonces este jueves debiesen proceder a la última demostración de fuerza, y en seguida llamar a volver a clases y a continuar el trabajo con el gobierno y los parlamentarios.

Éste es nuestro último llamado para que se imponga la cordura y el realismo. Según entendidos en educación como JJ Brunner o Sergio Bitar, ambos ligados a la Concertación, las ofertas del gobierno satisfacen entre un 70 y un 82% el petitorio de los estudiantes. El piso desde el que pueden negociar, por el bien de ellos y del país, es inmejorable. El gobierno ha sido flexible y ha mostrado disposición, mientras la dirigencia estudiantil ha cambiado varias veces su petitorio y su actitud es cada vez más férrea. Son ellos ahora los que deben repensar su postura y volver a la instancia de diálogo. Chile Liberal les pide que así lo hagan.

De no ser así, el ministro Bulnes deberá continuar implementando las propuestas, y el ministro Hinzpeter deberá hacer cumplir la ley y desalojar las tomas. El país no puede volverse ingobernable, ni se puede sentar un mal precedente dando la impresión que hay gente que puede cambiar de petitorios a su amaño y en el intertanto poner al gobierno y al funcionamiento del país de rodillas. A Sebastián Piñera lo elegimos para gobernar. No elegimos a nadie más para que gobierne, y terminado su mandato Piñera deberá irse y entregar civilizadamente el mando a quien sea elegido. No vamos a aceptar gobiernos paralelos, sean de sindicalistas, de asociaciones gremiales o de conglomerados empresariales, ni menos las intentonas golpistas o el boicoteo a gobiernos legítimos. En su estupidez, uno de los dirigentes cree que "este tipo" (por Piñera) no tiene legitimidad... por lo que dicen las encuestas. Claro está que la educación anda muy mal si con este desparpajo se despachan declaraciones de este calibre. 

Confiamos en que la mesa directiva de los estudiantes tomará conciencia de que se ha llegado a un punto muerto y que con las aulas tomadas no se logrará nada, sino que el lugar para trabajar es la instancia tripartita entre gobierno y parlamento. Éste es nuestro último llamado.

jueves, 11 de agosto de 2011

Acuerdo de Vida en Pareja: Sebastián Piñera cumple


La "Nueva Derecha", a pesar de todo, sigue en pie
"¡Estai loco!, ¿en Chile? ¡Nunca weón! ¡La iglesia y la derecha no lo permtirían jamás!", así más o menos nos decían cuando Chile Liberal, hace años, comenzó a argumentar a favor del matrimonio homosexual. 

No logramos nuestro objetivo final que era abolir la discriminación arbitraria que el Estado comete contra las parejas del mismo sexo, no obstante, el proyecto "Acuerdo de Vida en Pareja" que acaba de firmar el gobierno de Sebastián Piñera es un gran paso adelante que de alguna manera permite mitigar la situación actual de total desamparo que las parejas gay deben sufrir. 

La forma en que hemos logrado esta reforma ha sido excepcional. Desde Chile Liberal, hace años ya, comenzamos argumentando la necesidad de legislar al respecto. Hemos arduamente argumentado a su favor. El principal escollo, la iglesia de Roma, debió ser cuestionada hasta lo más recóndito de su sistema para finalmente develar qué realmente la sustenta (nada). Luego debimos explicar a los sectores más progresistas que sí es posible, y luego a los conservadores más moderados les hicimos ver que no llegaría el fin del mundo. Y todo desde nuestra plataforma pro-business, pro-emprendimiento, pro-mercado. Sólo mediante el poder de las ideas y el debate logramos darle visibilidad al tema. Vino la elección presidencial del 2009 y el candidato Sebastián Piñera prometió hacer algo al respecto, siendo cauteloso en su propuesta ya que se presentía una férrea oposición desde su sector político.

Por supuesto que lo óptimo sería el matrimonio igualitario, vale decir, que nuestros amigos gay pudiesen casarse del mismo modo que un heterosexual. Piñera se disponía a abordar el tema en su primer discurso del 21 de mayo pero la UDI le declaró la guerra. OK, un terremoto 8,9 nos había sacudido y había otras prioridades. En su segundo discurso ya entramos derechamente a plantearle nuestra preocupación, pero la UDI otra vez se salió con la suya, a última hora. Aunque esta vez al ver la decepción el presidente mostró un liderazgo extraordinario y junto a su escudero, el mismo que acuñó la célebre frase "La Nueva Derecha", hicieron suya la necesidad imperiosa de cumplir ante el electorado su promesa de campaña. Costó, ha sido "un parto", pero al final se logró negociar y la voluntad pudo más. Hemos dado un paso adelante hacia la edificación de un entorno justo. No lanzamos una sola piedra, no levantamos barricada alguna, no agitamos a las masas sino que apelamos a las conciencias. En la campaña presidencial se acogió nuestro pedido y no logramos exactamente lo que queríamos, pero se logró, y mucho, y de forma plenamente democrática. El gobierno también mostró disposición y buena voluntad. 

Creo que el la firma de este proyecto es un logro que sirve de ejemplo para los estudiantes movilizados en estos días. Uno debe ser realista y lograr no lo que quiere sino lo que más se puede. Los tiempos son difíciles de manejar cuando uno exige cosas, más cuando muchas veces uno cree que da una batalla perdida, pero no se puede lograr todo de rompe y raja sino que hay que saber cuándo avanzar, y cuánto esperar, y cómo pedir. Siempre es posible una solución, y se logra más dialogando que sólo agitando. Pareciera que tenemos en Chile un sistema político momificado que sólo procede a las reformas mediante las agresiones y las amenazas y la exaltación callejera, pero la manera impecable en que hemos logrado el Acuerdo de Vida en Pareja —impensable hace unos pocos años— abre una vía que esperamos sirva de inspiración a los estudiantes.

El piso que establecimos fue que el contrato se celebrase como una unión civil ante el Registro Civil, el techo era el matrimonio igualitario. Luego que la UDI propusiese la bazofia del "Acuerdo Civil No Matrimonial" pensamos que todo acabaría en un fiasco, pero se impuso la cordura y el deseo de Piñera y su equipo de cumplir con la palabra empeñada. ¿No pueden ustedes chiquillos proponer un mínimo de demandas y aspirar a un máximo, y sentarse a discutir hasta llegar a un acuerdo? ¿Por qué la eliminación de la libertad de emprendimiento es la piedra de tope ante la solución real, que es reventar la burbuja educacional y podar la exuberancia irracional del sistema? El Estado puede seguir a cargo de las universidades tradicionales, y se les ha ofrecido un nuevo pacto entre ellas y el Estado. ¿Tanto les cuesta aceptar lo que les están ofreciendo en bandeja? El financiamiento no pasa por una colosal reforma tributaria, sino por un claro rediseño de los préstamos, rebajas de tasas de interés, topes a los aranceles, y la muy necesaria transparencia que deben mostrar las universidades para aclarar si sus fines son o no de lucro. Con todo esto, la cada cual puede decidir a qué universidad va. ¡Todo esto ya se les ha ofrecido! La educación primaria y secundaria es un tema aparte ante cual ya quedó claro que existe la voluntad de aplicar reformas y de asignar los recursos correspondientes. ¿Por qué no negociar y terminar el conflicto, y ser parte de la solución y no del problema? En serio que pueden lograr mucho por su bien y por el bien del país, así como pudimos contar con un proyecto de unión civil.

Los primeros que deberán firmar el Acuerdo de Vida en Pareja es la UDI con RN. El país se merece más que el triste espectáculo que dan los ultraconservadores denostando al presidente, a quien debiesen más que nunca apoyar, considerando la compleja coyuntura en que la Coalición de gobierno necesita otorgar gobernabilidad. ¿Se puede cuando no existe la disciplina política? No, por eso la UDI debe comportarse como un partido de gobierno y no como un club de amigos.

Nuestra sociedad ha avanzado y dejó atrás el prejuicio cristiano de que el gay es un "pecador" o un enfermo. Era hora de que el gobierno actúe como servidor público y entregase el marco legal que facilite la convivencia. Sólo esperamos que el proyecto AVP no sea víctima del letargo porque desgraciadamente no se le ha asignado la urgencia que requiere. Pero algo está claro: Sebastián Piñera es el presidente que más ha hecho en la historia de Chile por la causa de la reparación histórica que le debemos a nuestro amigos, familiares y colegas homosexuales. Por nuestra parte nos declaramos satisfechos. El gobierno cumplió y se merece un aplauso. 

sábado, 6 de agosto de 2011

Por qué el movimiento estudiantil perdió nuestro apoyo



... y por qué el gobierno hizo bien en repeler la manifestación ilegal


El movimiento estudiantil ya se encontraba in extremis producto del desgaste que reconoció su propia cúpula, y confrontados a la realidad, antes de expirar, deciden dar sus últimos golpes con inusitada violencia. La figura más notoria se asegura debidamente (congeló su tesis, el último tramo de sus estudios) y ahora emplea métodos inceptables para lograr materializar el último petitorio que han levantado (hasta el momento de escribir este artículo, ya llevan cuatro) y anuncia que continuará su cruzada hasta las últimas consecuencias.

Si la idea era lograr condiciones más equitativas en educación, el movimiento ya ha logrado lo que quería y sólo debía negociar la plataforma que le ha entregado el gobierno en sus dos últimas respuestas. Se les planteó por un lado redefinir la relación del Estado con las universidades tradicionales, lo que en la práctica robustece las universidades estatales, y por otro lado se les propone avanzar en transparentar la finalidad de las universidades definiendo cuáles profitan y cuáles no, además de asegurarles una fuerte inyección de recursos al sistema. Si a alguien no le gustan las universidades con fines de lucro, puede no matricularse en ellas y postular a las tradicionales. Esto es plausible y sensato.

Pero los estudiantes terminaron por exigir la abolición de toda actividad comercial en el negocio de la educación —lo que atenta contra la libertad de emprendimiento— y financiar los aranceles mediante la nacionalización del cobre. No, esta última no es la propuesta de una bancada parlamentaria, es la exigencia de... una federación de estudiantes universitarios. Asumimos que demandan una nacionalización à la Allende —es decir, expropiación de rompe y raja—, de la actividad cuprífera, lo que naturalmente espantaría la FDI (foreign direct investment) al país, desatando un descalabro económico. O habría que comprar participación a sus dueños, algo que causaría una hemorragia en las arcas chilenas. ¿No les interesaría mejor privatizar esa inoperancia llamada Codelco y emplear esos recursos en financiar la educación preescolar y primaria, donde realmente se necesita, y no la universitaria, ya que la señorita visible y el presidente de la FEUC perfectamente pueden pagarse sus estudios? ¿No se dan cuenta de lo regresivo que es financiar el pago de aranceles a cuenta del contribuyente ("gratis", le llaman ellos)?

Los estudiantes exigen lo absurdo con el desparpajo que da el desconocimiento, y con la vehemencia que otorga la inexperiencia. No obstante, sea como sea, la ciudadanía sabe perfectamente que un paro de estudiantes no es la forma de materializar estas demandas. De acceder, el gobierno caería en la irresponsabilidad abriendo las puertas para que cualquiera, sean los agricultores, los camioneros o la SOFOFA, amenace al país con un harakiri cada vez no se aceptan sus exigencias, y de paso, secuestren la producción nacional por creer que ellos son el centro del universo.

Si el objetivo era, por otro lado, encarnar la verdadera oposición a Piñera —como lo han reconcido ellos mismos—, pues entonces es hora de terminar con la movilización porque la popularidad de Piñera tocó fondo siendo hoy el presidente peor evaluado desde el retorno de la democracia. Ya lograron lo que querían. ¿O es la dimisión de Piñera el objetivo final?

Al parecer, la líder de este movimiento lo que quiere es exigir la concurrencia del presidente de la república una asamblea de la federación de estudiantes e imponer sus términos a Piñera, así mostraría al país que ella tiene la sartén por el mango y que es capaz de doblegar a este gobierno, el cual no sería la administración legítimamente designada por la ciudadanía para gobernarnos cuatro años, sino una manga de patanes vendepatria que ella, ¡ELLA!, va a poner en su lugar.

El pasado 3 de agosto el ministro Hinzpeter le aclaró a la dirigenta que la marcha no sería autorizada por la Alameda —principal boulevard de la capital y escenario de ya numersoas manifestaciones masivas— ya que primero los vecinos y también los trabajadores del sector están hartos, y se les pidió usar otro lugar, y segundo, ya van varias ofertas a las aleatorias demandas de los estudiantes, por lo que ya se acabó el momento de protestar: llegó la hora de negociar. La dirigenta rechaza la oferta y convoca igualmente a una manifestación en la Alameda. El gobierno ha hecho lo correcto en disuadir esta manifestación mediante la fuerza policial, situación que la dirigenta tergiversó a su empacho para denunciar que el gobierno impide la libertad de reunión y de expresión. Sólo se desautorizó la marcha en la Alameda, no la marcha en sí. Afortunadamente nadie murió o resultó seriamente herido. Esto ya es hueveo y llegó la hora de usar la fuerza.

El movimiento cayó en la irresponsabilidad y y raya en la esquizofrenia colectiva. Lo peor es que el ciudadano promedio, Chile Liberal incluido, desea una reestructuración en el sistema, incluso el gobierno desea reformar la educación, pero no se logra acuerdo por los constantes cambios en el petitorio de los estudiantes, el ego de sus rostros más visibles, y el deseo inherente de emplear la fuerza para denostar al gobierno.

En Chile nada de esto debe extrañarnos. Ya dijimos anteriormente que el gobierno de Piñera se parece mucho al de Allende. El gobierno de la Unidad Popular también vivió el desquicio tanto de sus opositores, que desde el primer día hicieron lo posible para tumbarlo, como de sus propios colaboradores, los más extremistas de la UP que exigían cambios radicales sin que el gobierno tuviese el mandato suficiente. Hoy, los parlamentarios más fanáticos de la Alianza llaman a una rueda de prensa y mostrando un signo "Pare" le exigen a Piñera que se haga lo que ellos quieren. La UDI, partido ultraconservador de gobierno, genera un autogolpe interno y sitúa a los Coroneles —los mismos de siempre— al mando, después de exigir la concurrencia del presidente de la república al conciliábulo que realizaban en las termas de Cauquenes. Con presión insostenible para el presidente, el líder de la UDI, Pablo Longueira, llega a ser nombrado ministro luego de boicotear el gobierno de cariz técnico que había formado Piñera, metiendo a Palacio a los políticos ultraconservadores mediante la amenaza al presidente. El espíritu reformista no se puede canalizar mediante los representantes del electorado debido al enclave dictatorial heredado de Jaime Guzmán que conforma un sistema electoral distorsionado y no representativo.

Los estudiantes ven que los mismos de la oscura reunión de Chacarillas, un rito estilo KKK que organizó Pinochet, hoy llegan a La Moneda, o sea, los ex golpistas llegan en gloria y majestad a imponer sus términos, y ni siquiera se preguntan qué tiene de malo —son muy jóvenes y no entienden— sino que emulan estos comportamientos. El presidente de RN, el senador designado Carlos Larraín, emplea el lenguaje incendiario. La civilidad en Chile se ha lanzado por la borda, y el barco en que creíamos navegar en realidad es una lanchita y empieza a hacer agua.

Nuestro sitio continuará defendiendo la vía institucional y el diálogo civilizado para lograr las reformas que el sistema actual requiere, tal como se logró derrocar a la dictadura con elegancia y civilidad. En educación se debe conciliar los principios de mercado con la mantención de las venerables universidades tradicionales. La educación es más un bien de capital, no un bien de consumo (tirón de oreja a Piñera), por lo que debemos desechar desde ya el libremercadismo ramplón que en nada contribuye a una restructuración sensata del sistema educativo. Entregar toda la educación al Estado y abolir el lucro es análogo a crear un "Transantiago educacional". Piensen bien en la analogía y medítenlo.

No se puede avanzar si la dirigenta del movimiento es irresponsable, o si el mandamás del sindicato de profesores actúa como bestia. Ambos deben renunciar, así como Piñera sacó a su ministro de educación, los estudiantes deben reorganizar su cúpula, y debemos todos preguntarnos si realmente quienes hablan a nombre de los estudiantes poseen el mandato para tal vocería (sólo El Mostrador es capaz de legitimar todo esto).

Los estudiantes deben comenzar a ser parte de la solución y dejar de ser el problema si se trata de trazar el sistema educacional que la economía del conocimiento exige.