lunes, 28 de septiembre de 2009

Ireland: The case for a 'Yes' to the Lisbon Treaty


Ireland should vote Yes to Lisbon to boost business confidence and strengthen its political stance in the EU

Voting in a referendum to approve a Constituion is tricky. At stake is a technical text which the vast majority of voters don't necessarily understand. In 2002, the EU Constitution was rejected by the French and Dutch, but as we all know, they didn't vote against the text as such but expressed their frustration against the political establishment.

A vote on the EU Constitution was a foolish idea, even as its architext, the formidable Valéry Giscard d'Estaing, admitted. Enter the Lisbon Treaty, a shorter, easier to understand (?) text. It can be ratified by Parliaments in the EU member countries. Alas, not in Ireland, where it could only be passed via referendum. It was rejected the first time around. But this Friday, 2nd October 2009, the Irish electorate should not cast their vote thinking on domestic issues, and should not vent their (justified) anger against the government for the mismanagement of their economy. As this blog will argue, the Irish are better off voting Yes to Lisbon: it strengthens Europe, and is good for the Irish economy (and for that matter for all EU citizens).

This is a pro-business blog. We need to highlihgt that 90% of Irish CEOs back Yes, and also 91% of economists. Suffice to say that Sinn Féin (IRA politcal wing), Socialist Workers Party and dodgy Libertas are No campaigners for our readers to know where we stand. But we need to get to the bottom of what Lisbon entails, and to do that we need to focus on what is at stake now in this second referendum.

After rejection last year, soul-searching started. Some arrangements were made and Ireland has been promised to keep their commissioner. This is a key issue. Ireland is a small country and of course it fears becoming a non entity in the EU. The main reason for the resounding No in 2008 was losing a commisionner. This issue is now fixed.

And as importantly, the euro has been a safety net for the Irish economy. Iceland has shown how horribly wrong things can go by not being in the EU (tonge-in-cheek, the Irish capital was named Reykjavik-on-Liffey, and the joke doing the rounds was: what's the difference between Ireland and Iceland - one letter and six months). Even Denmark now considers joining the Eurozone. Ireland has been badly hit by the financial crisis and has suffered more than the French and Germans, countries that, technically, already bottomed out. The Irish, understandably, are now anxious about being left out of the club.

The No campaign claims that Lisbon will introduce a €1.84 minimum wage (currently at €8.65)and compulsory conscription. This is all bullshit. No evidence on these two points has been produced. Others complain it will bring decadence such as freedom to have an abortion or freedom to marry a person of the same sex. Others fear privatisation of health and education. It's hard to understand what drives the No campaigners, but whatever it is, they have failed to persuade intelligent voters.

Ireland has benefited from the EU. And it's time to move integration up a notch. Lisbon is good for business because it offers political stability and consequently reduces risk and uncertainty. And if it's good for business is good for the wider population. That's why this blog backs Yes, and I invite others to do so as well.

One of the leading figures for the Yes side has been Jim O'Hara, CEO of Intel. Also the colourful Rynair CEO, Michael O'Leary, among others like Nobel laureate Seamus Heany and, of course, U2.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Sobredosis de ateísmo frente al mar


En mis manos tengo una copia de la última obra de Richard Dawkins (ver foto arriba) con la que vuestro corresponsal se he estado deleitando, mientras disfruta de los últimos rayos de sol en Córcega, Francia, y a la vez contemplando la calma del mar Mediterráneo. Abajo una foto de una de las sesiones de ateísmo que ha mantenido ocupado a Chile Liberal.


Pero no se crean que todo es jauja. Me enerva enterarme por la prensa que una niña de 14 años en Chile ha sido violada en un sitio eriazo, y luego de que su madre denunciase el crimen, nos encontramos con que los paladines de la moral aplauden porque ella no pudo encontrar la píldora del día después en las farmacias para dársela a su hija. Los campeones de la probidad, los mismos que se coludieron para fijar precios de medicamentos, ahora son los super-héroes de la "defensa de la vida y los valores" (yeah right).

El fascismo clerical se regocija ya que es posible que una niña violada quede embarazada. Pero en este sitio insistiremos que la separación entre iglesias y Estado debe ser total. Ya basta de Te Deum inútiles. No más feriados canutos. Eliminemos feriados religiosos. Es hora de pensar no en un lacismo republicano nominal, sino en uno real. La imagen a continuación se llama "La separación", y apareció cómo burla en 1907, cuando en Francia se consagró constitucionalmente la laïcité (la foto es una sátira de esta otra imagen)

La Séparation
Séparons-nous - je garde vos biens (1907)


Ya entramos en tierra derecha en la campaña presidencial. Ahora es el momento de que cada uno de nosotros emita nuestro veredicto sobre el curso que toma el país, y decida con cuál administración seremos dueños de nostros mismos.

martes, 15 de septiembre de 2009

Teocidio: El Rottweiler contraataca

El más maravilloso espectáculo en el planeta Tierra

Ha culminado en Chile, con éxito rotundo, la jornada de charlas en torno al genio y figura de Charles Darwin, denominada "El legado intelectual de Darwin en el siglo XXI". Asistieron figuras de renombre internacional, muy en la línea de este sitio: Daniel Dennett, Steven Pinker, y muchísimos otros. No obstante, brilló por su ausencia El Rottweiler. Le faltó la pimienta al encuentro, o el ají cacho de cabra.
¿En qué estaba que no vino? El Rottweiler ha estado ocupado preparando los últimos detalles en la revisión de su nueva obra llamada "The Greatest Show On Earth". Ya la comunidad atea internacional se prepara ante el lanzamiento de de esta nueva puñalada contra la bestialidad irracional y —por sobre todo— contra los mal intencionados que quieren desvirtuar la obra de Darwin.

Que la evolución mediante selección natural siga siendo, como se le bautizó en la Inglaterra victoriana, la "idea más peligrosa del mundo", es un hecho que nadie niega. Es que la teoría de Darwin es tan, tan simple, tan elegante y poderosa, que muchos no la entienden, o prefieren negarla. Por ejemplo, no son pocos los que se asombran cuando estudian el funcionamiento del ojo humano, y simplemente no pueden creer que la evolución haya sido capaz de ello. Un proceso biológico en perfecto acorde con las leyes de la física es algo que muchos no entienden, o no aceptan. "Tuvo que haber un ser místico que inventó el ojo humano", refunfuñan. No poco señalan las dudas del propio Darwin como prueba irrefutable de que el naturalista inglés, en el mejor caso, creía en dios, o en el peor, se contradecía. El siguiente extracto siempre es citado por los escépticos del darwinismo:

"El suponer que el ojo con todos sus arreglos inimitables para ajustar el foco a distancias diferentes, para admitir diferentes cantidades de luz y para la corrección de aberración esférica y cromática, pudiera haberse formado por selección natural, parece, y lo confieso francamente, absurdo hasta el más alto grado."


¡Oooh! ¡Darwin era un creyente fervoroso! (así también dicen los mentirosos compulsivos sobre Einstein). Pero cómo, el padre de la evolución, el primero que sacó el concepto de dios, ¿resulta que ahora se desdice? ¿Ven? ¡Dios existe! Hay una inteligencia que todo lo crea, porque el ojo humano, con su infinita perfección, no pudo surgir "AL AZAR". ¡Lo dice Darwin!

Amigos, no se confundan.
Esa es una de las sacadas de contexto más escandalosas de la historia. Porque a renglón seguido, Darwin escribió:

"Cuando se dijo por primera vez que el Sol estaba quieto y la Tierra giraba a su alrededor, el sentido común de la humanidad declaró falsa esta doctrina; pero el antiguo adagio de vox populi, vox Dei, como sabe todo filósofo, no puede admitirse en la ciencia. LA RAZÓN ME DICE que sí se puede demostrar que existen muchas gradaciones, desde un ojo sencillo e imperfecto a un ojo completo y perfecto, siendo cada grado útil al animal que lo posea, como ocurre ciertamente; si además el ojo alguna vez varía y las variaciones son hereditarias, como ocurre también ciertamente, y si estas variaciones son útiles a un animal en condiciones variables de la vida, entonces la dificultad de creer que un ojo perfecto y complejo pudo formarse por selección natural, aún cuando insuperable para nuestra imaginación, no tendría que considerarse como destructora de nuestra teoría."

Claro. Así es. La razón nos dice que así es. El ojo humano, por incomprensible que parezca, es producto del darwinismo. Así lo explica El Rottweiler, y los dejo a continuación con una breve sinopsis y presentación de su obra, ya lanzada en el Reino Unido (debutó en el número 1 del ranking del periódico The Times), y este fin de semana saldrá a la luz en Estados Unidos.

El libro me lo compraré ahora que me voy de vacaciones. Aprovecho de desearles un Feliz Dieciocho de Septiembre (Chile Independence Day), y nos vemos a mi regreso.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Ese instrumento opresivo llamado "carné de identidad"



"Los tengo a todos identificados"
- Augusto Pinochet



Las razones para eliminar el carné de identidad
Observábamos una "numerosa" protesta, de no más de 100 personas, con un amigo inglés. Llegó la policía, comenzaron los intercambios de palabrotas. Hubo algunos intentos por desviar la marcha y empezaron los empujones y la confusión. Con mi amigo nos encontramos de pronto en medio de la batahola. Un paco nos pide a mí y a amigo que nos largásemos (él es fotógrafo). De la nada otros pacos nos agarran y nos amenazan con que si no nos vamos, nos van a detener. Mi amigo, desafiante, le contesta a uno: "No, no me voy". El paco, autoritario, contesta: "Señor, lo voy a tener que detener entonces. Cuál es su nombre". Mi amigo, impertérrito, responde: "Michael". "¡Y su apellido, señor!", pide el paco. "Mouse", contesta mi amigo. El paco lo mira con furibunda cara de pregunta: "What". "Michael Mouse, es mi nombre. Soy Mickey Mouse". Nadie se rió del chiste. "Lárguense por favor", y nos dejaron ir.

Ocurre que ni en Gran Bretaña ni Irlanda existe el carné de identidad. "¡Muy mal eso pues!", me contestó una vez un chileno descendiente de exiliados de Suecia, mientras conversábamos en el avión de regreso a Chile. Lo que me produjo no poca extrañeza. "La seguridad es muy importante", insistía condescendiente, apuntando con el dedo índice. "Si a uno se le pierde la tarjeta de crédito, ¿qué hace?". El tipo me entró a hinchar las pelotas. "¿Acaso con carné de identidad no hay más robos de identidad?", fue mi irónica respuesta.

El tiempo, como siempre, demuestra que tengo la razón. Leo hoy en la edición dominical de El Mercurio que Dicom, bancos, inmobiliarias y universidades han comprado la base de datos del registro electoral. La información proporcionada incluye datos personales y, crucialmente, el RUT (ID Number). La cifra pagada fue $40 millones. Ningún chileno ha recibido un peso por ello. Esto es un robo descarado alevoso y avergonzante desde el punto de vista que se le mire: un hurto de la identidad de cada uno, y un paso firme hacia la instauración de un Estado Policial, donde un Gran Hermano controlará la vida y la intimidad de cada individuo. Súmenle las omnipresentes cámaras de seguridad, el creciente poder del gobierno central—con la venia del público embobado—y la insaciable sed de poder de socialistas y conservadores, y la mezcla fatal será la materialización de la novela "1984" de George Orwell.

NO AL ESTADO POLICIAL
Lo curioso del señor de Suecia es que cuando Pinochet se tomó el poder, comenzó en Chile una nueva etapa en la vigilancia de de ciudadanos por parte de los organismos represores del Estado, cuyo fundamento fue renovar el carné de identidad, y de seguro fue más fácil exiliar gente una vez que ya estaban identificados. El propio tipo que reclama por la inexistencia del carné ha sido víctima de ese instrumento represivo.
Esto lo sabía muy bien Winston Churchill, quien debió eliminar en el Reino Unido las infames ID Cards gracias a la desobediencia civil de un ciudadano común y corriente, don Clarence Willcock, quien simplemente se negó a mostrar su carné de identidad a un policía. Su caso llegó a la Corte Suprema, y finalmente, este modesto obrero logró pulverizar a la poderosa burocracia británica. Su ejemplo es similar al de Rosa Parks, otra ciudadana común cuyo acto de desobediencia civil hizo estallar la chispa que pondría fin a la segregación racial.

En Chile, el ex hombre fuerte Augusto Pinochet pudo fácilmente perseguir, reprimir, vigilar, torturar, espiar, matar y hacer desaparecer gracias al infame RUT. El gobierno puede fácilmente rastrearnos al asignarnos un maldito número. Pueden cobrarnos impuestos con el RUT. Dicom nos mantiene bajo control con el RUT. Éste no es "voluntario", sino una imposición sobre ciudadanos supuestamente libres, quienes se ven obligados a portarlo, y a identificarse ante las fuerzas policiales bajo pena de cárcel o multas de hacer lo contrario.

El RUT y el carné de identidad le dan un poder descomunal al gobierno. Una dictadura jamás podría imponerse sobre un grupo no identificado de ciudadanos. La eliminación de ese documento de la vergüenza es el mejor "NUNCA MÁS" que podemos declarar después de la dictadura asesina que rigió a Chile, país que ostentaba una de las tradiciones republicanas más largas del mundo. Se ha conmemorado otro aniversario del golpe. Es ahora el momento, más que nunca, de continuar nuestra defensa por las libertades individuales y civiles. No podemos defender nuestras libertades civiles mientras nos obliguen a identificarnos, a fotografiranos, y a identificarnos.
No al carné de identidad. No al RUT. No, No, NO, y NO!!

(Los dejo con un video del líder del los Liberal Democrats, Nick Clegg, quien presenta su argumento contra la introducción en el Reino Unido del carné de identidad.)




sábado, 12 de septiembre de 2009

"Matrimonio", esa ridícula farsa medieval

Repensando una institución

La familia es la base de la sociedad, se nos ha dicho. Esto es falso. La sociedad, concepto elusivo, se basa en el individuo. Hay indiviudos que firman contratos para ejercer derechos de propiedad sobre y con la pareja. Todo lo que compre la pareja es propiedad común, y nadie más podría (en teoría) practicar actos de apareamiento con la pareja de uno (ni uno con otros). A todo este marasmo se le ha llamado "matrimonio", institución que ha experimentado cambios en cada generación, aunque absurdamente se nos hace creer que es eterna, y casi mística.

En este sitio hemos argumentado a favor del matrimonio homosexual, pero el propio editor de este sitio tiene dudas fundamentales sobre el sentido del matrimonio. Dicho de otro modo, me parece excelente que los gays se casen. Pero, ¿casarme yo? Ni cagando.

No obstante, el mundo no es como se lo pinte uno mismo. Me volví fan de un programa-basura, y rebosante de sarcasmo, en la TV inglesa llamado Four Weddings. La idea es genialmente simple y minimalista: cuatro novias tienen que asistir a las ceremonias de matrimonio del resto, luego califican cada una en cuatro categorías: vestido, comida, recepción, y presentación general. La ganadora obtiene una luna de miel 5 estrellas. Cada una debe esforzarse por obtener los votos de las rivales. Las otras inevitablemente califican mal al resto. ¿El resultado? El bitching es hilarante. La verdad es que me reído a carcajadas con las ceremonias más absurdas, de mal gusto, y horripilantes que jamás se han imaginado.

El timing no pudo ser peor. La presión sobre quien escribe se ha vuelto insostenible para reubicar el centro de operaciones (headquarters) de Chile Liberal en la Ciudad Luz. Para quien ha considerado, desde siempre, al matrimonio no sólo una pérdida de tiempo sino además de recursos, aparte de ser una institución medieval con ribetes de farsa, la variedad de ceremonias, cada vez más chifladas, es una muestra de que en realidad el matrimonio como esencia ha ido cambiando, pero sigue evolucionando mediante selección natural, y cada vez se personaliza más y se adapta a los gustos de cada cual. Desde los tiempos en que el matrimonio era un contrato social para administrar herencias o asegurar la procreación, donde los padres elegían a los novios, hemos llegado a un lugar donde los novios se casan luego de cohabitar, en ceremonias alejadas de cultos religiosos, para convertirse en ritos que exaltan la cultura popular.

Si vuestro corresponsal se casase, desde luego sería un matrimonio "humanista", o "ateo". Me encuentro con la no increíble sorpresa que en el motor de búsqueda Google apenas aparecen como opciones. Sin embargo, matrimonio católico o cristiano, aparecen de inmediato. Desde luego, a la iglesia de Roma le conviene el status quo ya que una de sus fuentes de financiamiento es cobrar por ser parte de la parafernalia. O sea mientras el Vaticano condena el uso de anticonceptivos y el sexo extra-matrimonial, no ofrece objeción alguna a casar a los que usan anticonceptivos y mantienen relaciones extra-matrimoniales. Pero por otro lado, aún no cobran fuerza en el mundo hispano los "matrimonios ateos". En lo personal, asistí a uno en Alemania, donde se casó una ex colega, y la verdad el simbolismo fue riquísimo y lejos ha sido el mejor matrimonio al que ido (fue en las afueras de Frankfurt, justo coincidió con el Mundial Alemania 2006). Hace un par de meses me rehusé a asistir al matriminio de una de las mejores amigas de mi xanxi, ya que era una ceremonia católica, nade menos que en Francia. El próximo año, otras dos de sus amigas se casan, lo que significa que el 75% de sus amistades estarán casadas, pero por suerte ambas serán ceremonias humanistas. En lo personal, no tengo interés en que un solterón, posiblemente pedófilo, me diga que ya puedo besar a la novia, ni tengo intención de asistir a semejantes burradas.

En mi mente, para mí mismo, me imagino una ceremonia valiosa y con simbolismos. Idealmente, el ministro sería el profesor Richard Dawkins. Le pediría al Rottweiler que comience con una disertación sobre como la ley de la oferta y la demanda influye en la selección natural, y el efecto de las feromonas al encontrar pareja. Hmm, romántico.

Pero no se crean que soy un huevón fome. Observo que el vals como primer baile ya es un fósil. Y como ya muchos, creo que el primer baile debiese ser Thriller, del desaparecido rey del Pop, Michael Jackson. Al buscar en YouTube "Wedding Thriller Dance" aparecen muchísimos videos. Vean el siguiente video, genial:


En el fondo, mi punto es que si una persona no practica una religión, ¿para qué se casasa en un matrimonio religioso vacuo? Si las autoridades civiles apenas ofrecen una ceremonia civil insípida de no más de 10 minutos, es lógico que la gente comience a buscar alternativas.

Como todo, la institución del matrimonio sigue evolucionando. Quizás, a fin de cuentas, lo ridículo no es su función ni su fondo, sino su forma anticuada. Es hora de actualizarla.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Por qué Diego Maradona debe renunciar

'I hate to say I told you so'
(The Hives)

Chile Liberal demuestra, una vez más, que tiene razón
En octubre del 2008, en este sitio explicamos los motivos por los que Diego Maradona NO debía asumir la conducción técnica de la Selección Argentina. Increíblemente, nuestras razones no fueron atendidas, y a pesar de las advertencias, la AFA procedió a contratar los servicios del ex toxicómano.
Ha transcurrido casi un año y nos acercamos al final del proceso de clasificación. ¿El resultado? Argentina, un país que puede conformar dos o tres selecciones de primer nivel, se encuentra en zona de repechaje, y no depende de sí misma para sacar pasajes a Sudáfrica 2010.
Cuando publicamos nuestra crítica, constructiva y certera, en Argentina se nos dijo de todo. Pero el tiempo, como es habitual, demuestra que a Chile Liberal le asistía toda la razón.
Señor Maradona, por el bien del fútbol, por el bien de Argentina: renuncie.


domingo, 6 de septiembre de 2009

Plan de salud de Obama: nuestra impresión


"El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo del ignorante y el evangelio del envidioso, su única virtud es la distribución igualitaria de la miseria."
(Winston Churchill)


Pésimo, señor Obama
Barack Obama sin duda fue un candidato excepcional que electrizó a su electorado e inspiró al mundo. Hizo llorar a millones. Su asención al poder puso punto final a una larga historia de división racial y volvió a exaltar la tradición meritocrática de EEUU, además de borrar la pésima imagen que dejó Bush. Más allá de la poesía, de la épica rimbombante y de la inigualable elocuencia de su discurso, Obama llegó a la Casa Blanca con un claro mandato para reformar el ineficiente sistema de salud de EEUU. Con la Obamamanía y la euforia en el pasado, las reformas planteadas son inadecuadas, por no decir peligrosas.

El plan de Obama consiste en implantar un sistema de cobertura universal de salud, o sea, que todos los habitantes de EEUU (sean ciudadanos o no) tengan acceso a la salud. Pero el tema en realidad es otro: cómo pagarlo. Acá Obama comienza a mostrar tendencias socialistas inaceptables. Su plan maestro consiste en subir impuestos a los ricos y hacer que los empleadores paguen los seguros de salud a sus empleados. Esto daría al gobierno el poder para entregar servicios de salud, y no han hecho nada mejor que empezar a comparar con el sistema británico, el infame NHS (National Health Service).

No hay almuerzo gratis, ni tratamiento gratis
Uno de los mitos del socialismo es hacernos creer que hay almuerzos gratis en este mundo. En el Reino Unido los hospitales del NHS ofrecen almuerzos peores que en el sistema carcelario británico. No obstante, como la mayoría de los congresistas demócratas, inlcuido Obama, tienen excelentes planes privados de salud, lo que haga el sistema estatal les importa un carajo. Pero lo alarmante es que no ven las falencias estructurales del NHS en particular, y de la salud europea en general, como para sacar lecciones y entender que se necesita un mínimo de sentido común para mejorar el sistema norteamericano.

Para empezar, la salud no es gratis en el Reino Unido ni en ningún lugar de Europa ni del mundo. Alguien tiene que pagar los sueldos de médicos, paramédicos y enfermeros. La construcción y mantención de edificios debe pagarse. El hecho es que un tratamiento médico es muchas veces una cuestión de vida o muerte, y el no tener como costear un tratamiento no debe ser impedimento para no otorgar cobertura de salud a quien lo demande. Dicho de otro modo, muy pocos pueden pagarse una diálisis, pero la diálisis no es optativa. Si no te dialisas, te mueres. ¿Cómo solventar estos gastos entonces? La respuesta es evidente: un sistema de seguros de salud debe existir, para que administren los fondos de salud y así cubrir los gastos de los pacientes. No hay motivo alguno para que las aseguradoras sean administradas por el gobierno. Si el gobierno no tiene incentivos para hacer bien su trabajo, la calidad del servicio ofrecido decaerá, o sea, más gente va a morir. La clave es ofrecer elección ("choice") a los pacientes, y que los mecanismos de competencia (léase el lucro) sean el motor que obliga a todos los aseguradores a ofrecer un buen servicio.

Pero el problema de la salud es muchísimo más complejo que la lógica libremercadista, y esperamos que los asesores del presidente Obama estén leyendo a Chile Liberal para que entiendan. Lo que ocurre es que, como decíamos anteriormente, la salud no es una mera cuestión de libre elección porque no es un bien de consumo que se elija en condiciones de libertad. Enfrentados a la necesidad de un transplante de hígado, de una diálisis o una quimioterapia, nadie puede regodearse mucho, y los criterios no son los mismos que empleamos al decidir si compramos una Coca Cola o una Pepsi. Al no haber real alternativa por parte del demandante, el sistema de salud dejado exclusivamente sometido a las leyes de la oferta y la demanda tendrá efectos negativos. Quienes proporcionan la diálisis pueden darse el lujo de cobrar lo que se les antoje, y dejar sin servicio a muchos ya que obtendrán utilidades de todos modos. Más aún, una diálisis no es un bien de consumo que ofrezca cualquiera, sino un servicio escaso y de alta especialización. Dicho de otro modo, si ACME-Salud ofrece una diálisis a 10, los demandantes como deben sí o sí acceder a ella, pagarán los 10 que ACME-Salud solicita. Si los demandantes son 5, la empresa calculará sus ganancias basándose en 50 en ingresos, y procederá a optimizar sus ganancias subiendo los precios a 20. Si uno de los cinco demandantes no puede pagar, ¡no importa!, porque los otros 4 pagaron 20, o osea ahora estamos ingresando 80. El asunto es que si el uno que no pudo pagarlo es tu mujer, tu hijo, tu madre o tu padre, entonces ahí te darás cuenta cuál es la raíz del problema.

Para ponerle atajo a los proveedores de salud, el propio gobierno debe intervenir. Esto es un hecho conocido perfectamente por el NHS en el R.U. Uno de los motivos para limitar el presupesto del NHS es evitar el descontrol de precios por parte de, por ejemplo, las empresas farmacéuticas, quienes al saber el presupuesto de salud del país, pueden incrementar a gusto los costos. Por este motivo, y por otros que veremos a continuación, es que no debemos olvidar que un presupuesto astronómico de salud no es la solución.

"Socialism Sucks"
De acá se desprende otro de los inconvenientes de socializar la salud, y es el conocido fenómeno de los rendimientos decrecientes. Culminada la II Guerra Mundial, el R.U. fundó el NHS para garantizar atención a todos los ciudadanos luego del trauma de la guerra, y más aún para atender a los veteranos, muchos de ellos gente modesta que arriesgó su vida en las trincheras, y que ahora volvían al país como héroes pero su condición modesta no cambiaba. Para cubrir a todos, el gobierno proveyó y costeó la salud de la población. A finales de los años 50, con el NHS dando sus primeros pasos, la salud en el R.U. (al igual que en Francia) mejoró ostensiblemente. Este es un hecho. Luego se dobló el presupuesto, y la calidad también aumentó al doble. Los costos aumentaron, y el presupuesto se triplicó, pero no se triplicó la calidad. El presupuesto se cuadruplicó, pero apenas se triplicó la calidad. Este fenómeno se produce porque el NHS es un gigante con apetito insaciable. De hecho, es el mayor empleador del mundo. No hay forma de domar a ese gigante, y esta misma situación viven todos los países europeos. Mientras que en EEUU, los intentos por regular el sistema han creado distoriones tales que el país más rico del mundo es el que gasta 16% de su PGB en salud, más que ningún otro, y tiene a 50 millones sin acceso a ella, y peor aún, sus índices de salud son uno de los más bajos del mundo desarrollado.

Para complicar aún más la discusión, hay que considerar que los tratamientos más sofisticados y los mejores especialistas se encuentran en EEUU. O sea, el país que tiene los peores índices y que más gasta, al mismo tiempo ofrece a un reducido número de sus habitantes la mejor salud del mundo (400 mil personas han viajado a EEUU el 2008 para atenderse). Es por esto que el plan de Obama ha generado un rechazo visceral, porque el presidente de EEUU quiere extender la cobertura pero lo hará sacrificando la calidad de la que algunos ya gozan. Un ejemplo del rechazo que está generando el proyecto se puede ver a continuación:





Sólo a un tonto se le ocurriría sacrificar su propio plan de salud para entregárselo al gobierno y que la máxima entelequia burocrática la haga trizas a nombre de un plan impracticable, porque el costo de salud de los 50 millones de no asegurados es de 1,5 trillones de dólares (o sea, más plata que la mierda). Esto se logrará subiendo impuestos, o sea, haciendo que muchos ya no puedan pagar su propio plan, y más aún, Obama rigidizará el mercado laboral ya que todos estarán atados a su trabajo para mantener su cobertura de salud (el daño a la productividad nacional es evidente, como vimos en la destrucción de General Motors). El plan pretende cubrir a ilegales y más aún, a quienes no trabajan, lo que sólo puede generar resentimiento ya que, como en todo régimen socialista, unos trabajan y pagan por otros.

En un sistema de seguros privados también es así, lo que complica el análisis a niveles insospechados. Si 100 personas le pagan 10 a un asegurador, éste contará con 1000 en ingresos. Con esos 1000 se podrá pagar una diálisis, que valen 20, a los 5 que la demandaban anteriormente. La esencia misma de ofrecer un seguro es que no todos los asegurados necesitarán el servicio al mismo tiempo. O sea, todo bien mientras los que necesiten diálisis sean 5, pero si los 100 asegurados aparecen con gastos en salud que sobrepasan cierta cantidad, el asegurador ya no obtiene utilidades. Dicho de otro modo, si los gastos en salud de los 100 son por ejemplo 1050, la empresa aseguradora desaparecerá en menos de lo que tardo en decir "General Motors". La diferencia es que la empresa aseguradora sí tiene un gran interés en ofrecer un buen servicio, y crucialmente, debe enfocarse en mantener sanos a sus asegurados. Es más rentable mantener a alguien sano que curarlo. Al administrar la salud de un grupo reducido de gente, el asegurador privado puede tomar decisiones más ágiles y mantiene finanzas más ordenadas. No obstante, como vimos en Chile en la colusión de las farmacias, es imprescindible que exista una fiscalización por parte de expertos sobre el sistema de salud.

Obama debiese enfocar sus esfuerzos en mejorar la eficiencia del sistema de su país, y no en socializar la salud. Para ello, es preferible señor Obama que se dedique a simplificar las regulaciones, y ponga el énfasis en facilitar el acceso a la cobertura de salud, y no en la cobertura universal.

Desde Chile con amor
Por inverosímil que parezca, el sistema chileno de salud parece ser el más adecuado (como el de pensiones). El sistema estatal (FONASA) debe competir con las empresas aseguradoras privadas (ISAPRE), mantieniéndose a ambos a raya. Desde luego las falencias son enormes, pero es la lógica de este esquema el que debe simplificarse y hacerse más eficiente. La mejor salud la proporciona el sistema privado: más esfuerzos deben destinarse a ampliar el acceso a él. Por otro lado, la salud privada descongestiona el sistema público, y ofrece una alternativa a quienes no prefieran a ninguno de los proveedores privados (lo que evitaría la colusión de éstos). Si no existiesen los proveedores privados, el sistema público habría colapsado por completo. Los usuarios pueden elegir entre las alternativas que ofrece el sistema privado, y como cada uno de éstos debe optimizar sus ganancias compitiendo con otros, es lógico concluir que los costos tenderían a bajar; exactamente lo opuesto ocurre en EEUU, donde los usuarios no eligen su plan ya que depende del empleador, y menos en Europa donde por ejemplo los británicos simplemente tienen el NHS, sin otra opción. Es necesario crear un marco regulatorio que entienda la lógica del mercado y cuáles son sus virtudes y defectos, y dejar que los privados hagan su labor. Pero socializar el sistema de salud sería fatal.

Es impensable que EEUU tenga un sistema socialista de salud. Si Obama no cambia pronto de parecer, es probable que su presidencia no logre la reelección, y que su mandato termine en un fiasco.

Video e imágenes: The Wall Street Journal
Documentación: The Wall Street Journal, The Economist

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Hoja de ruta

De dónde venimos, dónde estamos, hacia dónde vamos

Érase una vez el modelo clásico, que sostiene que la oferta crea su propia demanda (ley de Say), y que todo en la economía o se guarda o se gasta. Si el dinero que alguien gana se deposita en un banco, o sea se guarda, entonces es reinvertido o convertido en instrumentos que permiten financiar eficientemente a los emprendedores. Lo que se gasta sigue circulando y genera riqueza, gracias al crédito que proviene de lo guardado. Si usted gana mucho dinero y se compra una segunda casa con pisicna y un jardín enorme, debe contratar un arquitecto que le diseñe la casa, obreros que la construyan, y debe emplear a un jardinero: el arquitecto, los obreros y el jardinero reciben dinero más eficientemente que si el Estado lo asignase. En este modelo, todo circula y se redistribuye (llamado esto último “chorreo” o trickle-down economics).

Esta elegante teoría constituye el pilar de la economía liberal clásica, que se vio fuertemente cuestionada durante y después de la Gran Depresión de 1929. John Maynard Keynes, desde Cambridge, propuso algo distinto: los emprendedores se ven afectados por espíritus animales, o incertidumbre frente al futuro. No pocos prefieren mantener su dinero en activos líquidos (dinero), y no invertir. Así, cuando estos espíritus animales se descontrolan, escasea el flujo de capital y se produce el desempleo. Keynes logró derribar—al menos por un tiempo—el modelo clásico. La solución que propuso el eminente economista inglés, quien fue además un matemático consumado, fue que el gobierno intervenga para solucionar este problema, y para ello debía generar déficit valiéndose de grandes obras públicas que hicieran circular el capital para así generar empleo. Los políticos del mundo se enamoraron de esta teoría y comenzaron a gastar como condenados, y les dio por inventar Ministerios de Obras Públicas por doquier. Para los keynesianos, las políticas económicas debían limitarse a mantener el difícil equilibrio entre la inflación, que genera el déficit fiscal, y el empleo.

Así prosiguió la historia hasta la crisis del petróleo de 1973 y de 1979, que nos trajo la estanflación, o sea el estancamiento pero con inflación, fenómeno que los keynesianos no pudieron explicar, y que en la práctica significó el aparente fin de este modelo, a manos de unos economistas disidentes y medios locos en Chicago. Lo que propusieron se llamó monetarismo: el modelo clásico sí es cierto, pero bajo condición de mantener la inflación bajo control. En Chile el modelo keynesiano fue destruido por la Unidad Popular, coalición política que propuso el peor modelo de todos: el marxismo (socializar todos los medios de producción). Augusto Pinochet, un anticomunista obsesivo, se tomó el poder y puso a trabajar en su gabinete a los recién graduados de Chicago, quienes por lógica sólo podían criticar el intervencionismo de gobiernos y bancos centrales, y se abocaron a domar la nefasta inflación. Si fuese una película, podríamos llamarla "El Regreso de los Clásicos", película en Chile descomunalmente sangrienta, pero que en otras latitudes fue ganando fans con la mesura y legitimidad que brindan los regímenes democráticos.

Con la caída de la URSS y del bloque comunista, los años 90 vieron el reinado absoluto de Chicago por sobre Cambridge mediante un enfoque monetario mininamlista que se reducía a controlar la inflación mediante el suministro de dinero. La fórmula se denominó “una herramienta, un objetivo”. La herramienta era la tasa de interés. El objetivo, la estabilidad de precios. Del resto se encarga el mercado. La edad de oro comenzaba. La inflación se controló en todo el mundo. La democracia comenzó a expandirse. Fukuyama declaró el fin de la historia.

Pero lo que ocurrió fue que la estabilidad nos obnubiló. El exceso de estabilidad siembra las propias semillas de la destrucción de la economía. Los modelos financieros empezaron a proyectarse según la premisa de que la estabilidad es la norma. Este extravagante fenómeno lo notó un economista neo-keynesiano llamado Hyman Minsky, desdeñado en su época pero que hoy es estudiado con inusual atención. Incidentemente, hoy vivimos un resurgimiento del keynesianismo, en el que los gobiernos se ven obligados a irse a déficit para descoagular las arterias de la economía, y así acabar con la trombosis actual (o "credit crunch", que empezó como "crisis subprime", pero ya terminó en "crisis financiera").

Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Quién tiene la razón, los keynesianos o los monetaristas? La respuesta es: ambos. O depende, en realidad. Hay que saber en qué parte del ciclo estamos. Si estamos de jauja, pónganle atajo a la economía (por ejemplo, eviten el "riesgo moral"). Cuando vamos en bajada, laissez-faire. Lo anterior se llama política contracíclica y se ha aplicado en Chile con relativo éxito. En este sitio, lo llamaremos simplemente pragmatismo.

El mercado ciertamente se regula sólo, este punto se lo anotan los partidarios del laissez-faire. El problema es que las correcciones del mercado son dolorosas y generan costos sociales enormes. La tarea del gobierno es buscar especialistas capaces de minimizar el shock.

La crisis actual no es la primera ni será la última. Se logró evitar una depresión, apenas hemos visto una recesión (en su definición más simple, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). Todo indica que tocamos fondo y que debe empezar la reactivación, si es que ya no ha empezado.

Este es el momento—siguiendo lo explicado anteriormente—de disminuir los beneficios sociales, de terminar con los bonos (ehem, Sebastián Piñera), y de flexibilizar el mercado laboral (léase "eliminar las indeminzaciones y facilitar los despidos masivos de trabajadores"). Esta es la única forma de retomar el rumbo del crecimiento con celeridad y agilizar la recuperación. Las empresas que deben morir deben hacerlo, y pronto. Los que deben perder su trabajo deben hacerlo ahora ya. Así surgirán los nuevos puestos de trabajo, y nacerán empresas más saludables y más competitivas. En época de elecciones, éstos son los temas que los Freis, los Piñeras, ni menos aún los MEOs van a querer abordar. Al contrario, se pelean por dar más bonos.