viernes, 23 de noviembre de 2007

A los escépticos del mercado

El mercado no es aquel lugar donde los poderosos explotan a los pobres para estrujarlos hasta despojarlos de su dignidad. El mercado, al contrario, es donde los individuos libres acuden para elegir qué quieren, y en cada una de sus decisiones generan, en conjunto, más progreso que si un burócrata (o un tirano) decide por ellos.

El mercado sólo existe en un entorno de libertad. La economía de mercado es la mejor defensa que tenemos contra los enemigos de la democracia. Por eso, el mercado es digno porque se basa en nuestras decisiones, es humano y nos civiliza. Las grandes compañías, y más aún las pequeñas y medianas empresas, existen para ofrecernos bienes y servicios, y sólo el mercado determinará cuáles se desarrollan y cuáles desaparecen. Como el mercado somos todos nosotros, es a través de cada compra y cada elección personal que premiamos o castigamos a quienes nos ofrecen sus servicios. Al poder elegir, se apela a nuestra inteligencia. En cambio, un sistema comunitario sólo nos impone normas mediante el miedo y la coacción... nos denigra.

La economía de mercado tiene enemigos, y muchos. No siempre son los que creemos. Por ejemplo, la derecha conservadora es una gran enemiga del mercado. Cuando sus intereses se ven afectados, no dudan en erigir barreras proteccionistas para que nosotros compremos leche y pan caro a productores nacionales, en vez de ahorrar comprando en el extranjero. La izquierda, por su parte, ha sido una enemiga tradicional del mercado, pero cada vez más parece comprender cómo los mágicos mecanismos de una economía libre surten más efecto que sus obsoletos discursos sobre el pueblo, los trabajadores, y la "justicia social".

El crítico más severo de la economía de mercado fue, como sabemos, Karl Marx. Si realmente él creyó en todo lo que dijo, tengo mis dudas. En la Crítica al programa de Gotha, el ideólogo planetó sus dudas ante quienes, curiosamente, querían poner en práctica una completa eliminación del mercado. La filosofía marxista nos hizo notar un hecho innegable: el minero puede bajar a la mina de carbón, arriesgar su vida, destruir su salud, y extraer una cantidad de mineral que se transforma en enormes ganancias para su empleador, mientras el propio minero apenas recibe una fracción ínfima de lo que él produce. En palabras técnicas, el valor del trabajo no es equivalente a la fuerza de trabajo, y el excedente (plusvalía) que produce el trabajador es usurpado por su patrón (el explotador)... o al menos así parece en una economía libre. La solución era cambiar el sistema por completo, planificar la producción e intervenir para que los trabajadores participen de las ganancias que producen. Pero el resultado salta a la vista: se puso en práctica en Cuba. Apenas 90 millas separan a la isla marxista del país más salvajemente capitalista del mundo, EEUU.

Hasta hoy, nadie ha podido explicarme satisfactoriamente por qué centenares de miles de cubanos arriesgan su vida para huir de Cuba y llegar a EEUU, y no a la inversa.

Marx combatió la explotación del hombre por el hombre, pero dicha situación fue resultado de los mercados menos sofisticados, y no condición sine qua non de la economía capitalista (donde cada uno busca sus propios beneficios, no podría ser de otra forma). Marx vivió en la Inglaterra que desconocía los efectos de la era industrial y vivía su primera crisis capitalista. Hoy, ni el más ferviente de los pocos marxistas que quedan en Inglaterra prefefiría vivir en La Habana y no en Londres. Muchos chilenos prefieren Cuba a su propio país, ¿quizás porque aún no dejamos actuar al mercado libre y vivimos en un seudomercado?

Muchos países atendieron las críticas de Marx, pero hicieron caso omiso de sus enseñanzas. La solución ante los mercados imperfectos es más mercado: no más socialismo. Ningún país de Europa Occidental adoptó el marxismo, salvo Alemania. Cuando se derribó el Muro, la parte oriental y la occidental eran dos mundos aparte. Lo mismo en Corea del Norte y del Sur. Estos casos debiesen convencer a cualquiera de que la economía capitalista no es un monstruo, sino que el único sistema justo en el que una persona y su familia pueden preservar su dignidad.


¿Viva la revolución? ¡Viva la explotación!
Algunos reclaman por la existencia de sweatshops o fábricas explotadoras en el Tercer Mundo. Se ponen estos ejemplos como muestras fehacientes de lo inhumano del mercado. Si una empresa occidental abre una fábrica en Sri Lanka y paga sueldos miserables y emplea niños, sin duda que nadie la aplaudiría a rabiar. Pero hay que preguntarse sobre los trabajadores ahí empleados, ¿han sido forzados a trabajar? ¿alguien los llevó a punta de metralletas a laborar? No. Ellos eligieron, libremente, trabajar a cambio de los sueldos ofrecidos. Probablemente, esto signifique que la paga no es tan denigrante como pregona el lobby anticapitalista. Quizás la situación en dicho país sea incluso peor que las condiciones de trabajo ofrecidas. Si es la decisión personal de un individuo el ofrecer su capital (su trabajo) a un empleador, este trabajador se merece nuestro respeto. Probablemente, también trabajen los menores de edad, y quizás entre todos ellos junten una cantidad de dinero que les permita vivir y aspirar a más. El capitalismo ofrece una salida a la miseria denigrante. La alternativa no es darle en el gusto a los anticapitalistas cerrando las sweatshops, sólo acabaríamos por devolver a los individuos del tercer mundo a la miseria absoluta.

Al tener un pequeño ingreso, la gente ya puede optar a comprarse cosas. Se desarrollan los mercados, y la capacidad de elegir aumenta. Los trabajadores aprenden a tomar decisiones, y saben que deben trabajar para costearse lo que necesitan. Las empresas comienzan a competir entre ellas. El mercado comienza a exigir individuos más educados, que ahora reclaman por mejoras salariales. Se produce otro fenómeno: el mercado como fuerza civilizadora.

Frente las"injusticias" del mercado, surgen grupos alternativos autodenominados "socialistas", quienes declaran que todos y cada uno de nosotros somos parte de la "sociedad", y ésta es más importante que los individuos. Debemos someternos a la sociedad, renunciar a nuestra esencia personal y sacrificarnos por el "bien común". Curiosamente, los mismos que promueven estas ideas abstractas también notan que se necesita un rector que administre la sociedad. Y ellos mismos se ofrecen como voluntarios para dicho cargo. El resultado es que Fidel Castro, según Forbes, es el séptimo mandatario más acaudalados del mundo; no así la muchacha cubana que se prostituye a los turistas sexuales que visitan Cuba. El socialismo, como toda forma de colectivismo (al igual que la religión), es perverso.

El sueldo justo lo determina el mercado. Un empleador tiene la obligación de prestar servicios a quienes lo requieran. Si para lograrlo debe pagar sueldos "éticos" (para preservar la imagen de la empresa, incentivar a sus trabajadores, etc), entonces lo hará, primeramente porque lo beneficia a él o ella. Si no reporta beneficios, pagará lo menos que pueda, como siempre ocurre. Sus trabajadores pueden quejarse y reclamar. Incidentemente, pueden cambiarse a otro empleador, si es que existe una verdadera flexibilidad laboral. El empleado puede incluso iniciar su pequeña empresa, si es que el Estado no se dedica a asfixiar las PYMES. En ningún caso, estarán obligados a prostituirse como muchas mujeres cubanas, que según algunos vive en un paraíso socialista. Y pensar que en su momento el Comandante Castro se propuso reformar su país, que era el "Prostíbulo de América". La prostitución, como opción personal, no puede ser reprochada. Pero cuando responde a la desesperación que inflige un gobernante, y cuando se ejerce a cambio no de dinero sino que de productos de primera necesidad, es repugnante.

Amor al arte versus amor al lucro
Las preguntas que deben ocuparnos son: ¿necesitamos realmente un gobierno central? ¿cuáles son los límites de su poder, en caso que lo necesitemos?, ¿cómo sería la vida sin un gobierno? Pero parece que de vez en cuando, comenzamos a perder el rumbo, y por ejemplo, para mejorar la calidad de la educación, pretendemos eliminar el lucro. Se ha llegado al extremo de afirmar que "la educación es un derecho". Nadie puede exigir nada al resto, a no ser que ofrezcamos algo a cambio. Nadie nos va educar así porque sí, sin que haya un incentivo (lucro).

De pronto, la discusión se torna inverosímil: ¿cómo podremos mejorar la educación sin lucro? ¿Cuál será el incentivo para educar? ¿Son las "bolitas de dulce" un incentivo? ¿O el "amor al arte"? ¿El amor a Diosito y La Virgen? ¿Los curitas y las monjitas enseñan gratis acaso? El Ministerio de educación tiene tres mil asesores, pero ninguno les va a decir que la solución es cerrar esa cartera inútil y derrochadora. Ya pedimos cerrarlo y mandar el dinero en un cheque a cada familia, por un período determinado y breve, luego puede cerrarse este ministerio por completo. Podemos, incluso, eliminar al gobierno: el propio Marx veía la coronoación de su utopía en la eliminación del Estado.

jueves, 15 de noviembre de 2007

The Economist: Una advertencia a los reformistas

The Economist
Ver original A warning for reformers
Ver copia en Latin American Liberals: A warning for reformers

Estimados, se ha publicado este resumen del influyente estudio anual de Latinbarómetro. Aquí en Chile Liberal lo tradujimos para que se lea y medite en la blogósfera hispana, y así ustedes puedan sacar sus propias conclusiones. Este sitio manifiesta su completa adherencia a la democracia: necesitamos democracia participativa y constitucional, elecciones libres e informadas, absoluta libertad de prensa y de expresión, y alternancia en el poder. Sólo en este ambiente puede florecer la economía de mercado, creando un círculo virtuoso. Como verán a continuación, muchos se quejan de la mala distribución de la riqueza: para ello es necesario que no elijamos a los corruptos. Surge además un nuevo problema, la delincuencia. Esperamos el artículo sea de interés. Saludos liberales.


Los latinoamericanos esperan más del estado y menos del mercado

A pesar de cuatro años de alto crecimiento y, en muchos países, baja inflación, los latinoamericanos continúan refunfuñando contra sus sistemas democráticos. En algunos países de la región —aunque no en Brasil ni México, los dos gigantes— aumenta la desilusión respecto a la economía de mercado. Pero en vez de socialismo, los latinoamericanos quieren una distribución más justa de los ingresos y un estado que entregue mayor protección social. Estas son algunas de las conclusiones a partir del último estudio Latinbarómetro, efectuado en 18 países de la región y publicado en exclusiva por The Economist. Como el estudio se lleva a cabo anualmente desde 1995, sirve para seguir la evolución de los cambios en las actitudes de la opinión pública.

La impresión general que nos da la encuesta de este año es, en cierta medida, contradictoria. Después de un gran impulso el año pasado —probablemente a consecuencia de una decena de elecciones presidenciales— el apoyo a la democracia ha decaído levemente: sólo la mitad de los encuestados son férreos partidarios de la democracia (ver tabla 1 y 2). En sólo cinco países el apoyo a la democracia ha aumentado en comparación al año anterior: en Costa Rica y Panamá, países presididos por líderes socialdemócratas de gran popularidad, y en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, cuyos presidentes de izquierda, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega respectivamente, representan a sectores que históricamente se han sentido excluidos del poder.

Aparte de dos pequeños países centroamericanos (El Salvador y Honduras), las caídas más abruptas de apoyo a la democracia han ocurrido en Argentina y Chile. Esto es muy extraño, ya que ambos países exhiben economías de alto crecimiento. En Argentina, algunos demócratas probablemente se sienten decepcionados de la dinastía en el poder: la elección presidencial reciente significó un triunfo fácil para Cristina Fernández, esposa del mandatario saliente, Néstor Kirchner. En Chile, Michelle Bachelet en alguna medida puede haber decepcionado ante las expectativas de cambio social que se auguraban cuando asumió el poder en 2006.

Menos de un quinto de los encuestados favorece la idea de un gobierno autoritario. El apoyo a los autoritarismos ha caído en México y Brasil a un 17%, una baja desde máximos previos de 35% (en 2001) y 25% (en 2000). En dos países pobres, Guatemala y Paraguay, una estrecha mayoría ahora favorece el autoritarismo, algo completamente distinto al escenario observado el año pasado.

Paraguayos y peruanos son los menos satisfechos con el modo en que sus democracias se han puesto en práctica (ver tabla 3). En general, apenas un 37% de los encuestados en los 18 países estudiados se pronunciaron satisfechos con sus democracias, cifra similar a la del año pasado. Pero significa un aumento desde un 25% registrado en 2001.

Los latinoamericanos muestran una actitud cada vez más equívoca hacia la economía de mercado: el estudio de este año muestra una caída notoria en la cantidad de personas que creen que el modelo de mercado es el mejor sistema para sus países (ver tabla 4).

Marta Lagos, directora de Latinbarómetro, dice que es un reflejo de la persistencia de la pobreza pero también del “discurso izquierdista” de algunos líderes como Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, contra EEUU y las fórmulas económicas de libremercado del Consenso de Washington. Añade que el estudio no muestra una demanda por un cambio fundamental en el sistema económico, más bien un deseo tener un estado más protector.

Un poco más de la mitad de los encuestados en la región aún favorece la economía de mercado. Entre empresas privadas y gobiernos, las primeras cuentan con un grado mayor de confianza. Y el apoyo a las privatizaciones continúa recuperándose —aunque no en Argentina, donde Néstor Kirchner ha defendido las nacionalizaciones con un fervor muy similar al de Hugo Chávez (ver tabla 5). Pero muchos latinoamericanos ya no parecen creer que el mercado por sí mismo les hará participar con justicia de los frutos del crecimiento económico. Sólo un 41% de los encuestados cree que los gobiernos garantizan la igualdad de oportunidades.

Este es el mensaje principal para los reformadores democráticos. El crecimiento económico y la democracia han mejorado la calidad de vida de muchos en el continente. Pero esto mismo parece haber aumentado las expectativas en vez de dejar a todos satisfechos con la situación actual. “Después de cuatro años de crecimiento, la gente quiere una porción más grande de torta”, dice Marta Lagos.

Gracias a sus generosas ganancias por el petróleo y a la empatía con muchos de los pobres de su país, Venezuela ocupa un lugar distinto en el estudio. Un 56% de los encuestados en dicho país afirma que la distribución de la riqueza es justa, muy por sobre el promedio regional de 24%. No obstante, 63% dice haber tenido grandes dificultades para pagar sus cuentas, muy superior al promedio regional de 49%.

El estudio arroja que Chávez no es más popular en América Latina que George Bush. Es considerablemente menos popular que el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva o el rey de España, Juan Carlos, y su primer ministro, José Luis Rodríguez Zapatero (entre ellos tuvieron un intercambio verbal en la reciente cumbre iberoamericana).

También se muestra que los gobiernos son cada vez más populares y muchas instituciones políticas sufren de un poco de desconfianza (ver tabla 6). Un signo de los mejores tiempos económicos se ve en la caída del miedo al desempleo. Por primera vez, la delincuencia está a punto de desplazar al desempleo del primer lugar de los mayores problemas que afectan a la región (ver tabla 7). Si la tendencia continúa, podría finalmente hacer que el péndulo político vuelva a inclinarse hacia la derecha, después de varios años hacia la izquierda.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Gays en las Fuerzas Armadas: ¡El tío es maricón!

La raigambre católica-romana de la incultura chilena explica la homofobia tan típica del homo chilensis. Pero el lento proceso de descristianización ha comenzado y el secularismo avanza inexorablemente. Más chilenos se educan, con lo que se advierten algunos atisbos de un renacer cultural. Consecuencia de lo anterior es que la homofobia comienza a ceder y, poco a poco, Chile acepta que compatriotas nuestros desean vivir su sexualidad con un miembro de su mismo sexo. También desean formar familia y, entre otras aspiraciones profesionales, unirse a las ramas de la defensa nacional.

Cada noche aparecía en las pantallas de Megavisión (televisora de tendencia cristiana) un programa bastante obsceno, con mujeres desfiguradas exhibiendo tetas a punto de explotar, y normalmente amenizaba la grotesca velada un tal Tony Esbelt, comediante que se burla de los homosexuales varones. Esta caricatura es la imagen que la mayoría de los chilenos tiene de un gay, no es de extrañarse que socialmente persista una imagen distorsionada de la homosexualidad.

Avance del zeitgeist moral

Hace algún tiempo, ser homosexual significaba que un individuo estaba enfermo o padecía de algún desorden satánico, y hasta hoy se incita a que por todos los medios ellos repriman sus "desvíos". Por lo mismo, muchos de nosotros tenemos familiares y amigos gays que no han admitido su condición, y seguimos creyendo que el idiota en la TV es el verdadero homosexual. El joven adolescente que se da cuenta de su atracción hacia otros hombres sabe que él no es como el señor Esvelt, por lo tanto, probablemente crea que lo suyo es, efectivamente, un desorden mental.

Tener un familiar gay en Chile es algo que debía mantenerse oculto por todos los medios, y nadie ha captado mejor esta actitud social que el humorista Coco Legrand. Se celebraba un matrimonio y aparecía el tío "delicado", o al menos eso se le explicaba al sobrino. Legrand aclara magistralmente el malentendido: "el tío no es fino, ¡EL TÍO ES MARICOOÓN!"

Sí, ¿y qué tiene de malo ser maricón? La represión y la homofobia deben erradicarse. La opción sexual de cada uno es un tema estrictamente personal que, además, en nada afecta el desarrollo profesional. ¿Hay algún impedimento que priva al homosexual de ser contador, abogado, médico, cajero de supermercado, piloto de aviones, actor, electricista? No. En nada influye su sexualidad, cierto, ¿o me equivoco? Pues bien, a la luz de este análisis, las palabras del ex Comandante en jefe de la Armada son ridículas. Gays y lesbianas pueden perfectamente servir en las ramas de las Fuerzas Armadas estatales, así como en cualquier otro ámbito público, sea alcaldías, parlamento, presidencia de la república. Esto es una realidad en Europa, donde miles de chilenos hemos emigrado y hemos comprobado que no hay crisis moral ni hecatombes humanas. Todo lo contrario. Simplemente, algunos temen a lo desconocido, pero no hay nada que temer.

Existe desde luego un perfil del profesional de las armas, con el cual el señor Esvelt, sin duda, no calza. Pero esto es una mofa ridícula del homosexual. Asumimos que el estereotipo del gay, "la loca" (un homosexual muy afeminado y promiscuo) ni siquiera tendrá interés en postular a las FFAA. Los carabineros Víctor Rivas y Armando Salgado nada tienen que ver con el estereotipo, y no es que sean una excepción, sino que la represión social sólo permite que los más irreverentes miembros de la comunidad gay saquen la voz. Ya era hora que gente común y silvestre hiciese lo mismo y dijera "yo soy carabinero, o militar, o marino, y soy gay". La opinión pública y cada uno de nosotros pronto comenzará a familiarizarse con la idea, hasta que llegue el momento en que la homosexualidad ya no sea motivo de sorpresa para nadie.

Cuerpo a cuerpo con un gay
En todo ejército los infantes deben estar preparados para librar combates cuerpo a cuerpo. Muchos gays son tipos fornidos y de extraordinaria disciplina. ¿Por qué vamos a privarnos de ellos? Nuestro Ejército los necesita. Más aún cuando hay un factor sicológico fundamental en el éxito de una campaña militar. Un ejército consciente de que pelea por un ideal digno cumplirá mucho más efectivamente cada objetivo en un combate. Qué bello sería que nuestras FFAA lucharan ferozmente en caso de un hipotético enfrentamiento contra un tirano opresor a sabiendas que la defensa de nuestro Chile significa proteger los valores universales de la tolerancia, la aceptación al prójimo y la libertad individual; sin duda que los militares homosexuales y heterosexuales estarían conscientes de dicha realidad y darían su vida por ideales así de nobles. ¿Acaso alguien puede sentirse motivado a defender un país mojigato, reprimido, discriminador, clasista, racista, homofóbico y tiránico? Nadie.

Sectores de la opinión pública arguyen motivos prácticos para bloquear el acceso a los gays en las filas de los cuarteles: difícil que hombres que comparten duchas o dormitorios con otros hombres no se sientan atraídos físicamente. Situaciones de indisciplina están contempladas en el código militar y es responsabilidad de cada unidad el aplicarlas. Siguiendo esta línea lógica, deberíamos volver al debate que generó el ingreso de mujeres a las FFAA. Se argumentó exactamente lo mismo: decaería la disciplina. En ejércitos de otros países los soldados de ambos sexos comparten dependencias y no son fuerzas armadas decadentes. Chile incluso exhibe fuertes dejos de machismo, pero también parecen condenados a desaparecer, y ya pronto veremos que a la mujer no se le considerará como mero depositario caminante de semen, o figura decorativa en el hogar, por lo que habrá cada vez menos diferenciaciones entre hombre y mujer, y por lo mismo, serán cada vez más incomprensibles las discriminaciones a los homosexuales. En las FFAA británicas, por ejemplo, Faye Turney era una soldado más que compartía dependencias con sus pares de armas, sin que anduviese todo el día coqueteando con sus compañeros... ¿qué motivo habría entonces para discriminar a un homosexual?

Cuando estalló la crisis de los marinos británicos en Irán, el propio lunático Mahmoud Ahmadinejad criticó la decadencia occidental que representa el envío de mujeres a un combate. Para el retorcido teócrata iraní, esto es incomprensible. Luego, en una conferencia en nada menos que la Universidad de Columbia (en Nueva York, sector liberal de EEUU, no confundir con Utah), declaró que en Irán no hay homosexuales. En ese país, ser gay es un crimen y se puede aplicar incluso la pena de muerte. Al parecer, sectores teocráticos chilenos añoran una disciplina como la del energúmeno persa, pero para desgracia de todos ellos, somos cada vez más los que no aceptamos la homofobia.

Escenas como las de la subteniente Marisol Vargas demuestran que los heterosexuales son proclives a actos poco profesionales y que los reglamentos internos se aplican con rigor. Las FFAA cuentan con sus propias regulaciones que permiten investigar y sancionar conductas impropias, sean de homosexuales o heterosexuales.

A nivel político
El ala más libertaria de la centro derecha chilena cada vez cobra más fuerzas. Por ejemplo, Carmen Ibáñez de RN fue una de las primeras voces que se alzaron en favor del matrimonio gay, y esperamos que más sectores de RN continúen por esta senda, en desmedro de los hiperventilados antediluvianos de la UDI.

Hoy nadie defiende la esclavitud, pero antes de abolirla, los liberales tuvimos que enfrentar a los Conservadores. Hoy nadie critica el voto femenino, o el sufragio universal, pero fueron liberales como John Stuart Mill quienes lucharon tenazmente para derrotar a la estupidez conservadora. Nadie diría hoy que la fertilización in vitro o el transplante de órganos generó caos. Siempre ha habido quienes temen a lo desconocido y proclaman el fin del mundo. En defensa de los homosexuales, nuevamente tenemos que librar un combate de ideas.

Hace un tiempo, el ya desaparecido General Augusto Pinochet declaró en tono despectivo que el ejército alemán estaba lleno de "sindicalistas, pelucones, marihuaneros y homosexuales". Creo que el zeitgeist moral ha avanzado mucho en estos últimos años, y los gays pronto serán parte integrante de las FFAA, como ocurre en el resto del mundo. También serán sacerdotes o sacerdotisas, como en varias denominaciones cristianas. Después de todo, la práctica del homosexualismo no significa ser ateo, pero tenemos mucho en común. Ateos y homosexuales hemos tenido que explicarle al mundo que no somos desviados ni locos, al contrario.

Vean la lista de los artistas e intelectuales más brillantes de la historia universal, y verán que ateos y gays hemos sido lo más granado de este mundo.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Martina Hingis y videojuegos: Game Over

A los 27 años, Martina Hingis se retira del tenis profesional por cometer un crimen: consumir cocaína. Si alguien resultó herido o gravemente lesionado, no se sabe. Pero al parecer esto es un delito que ha motivado a la bella tenista a colgar las zapatillas de tenis y decirle adiós por segunda y última vez al deporte que practicó con gran profesionalismo.

Lo que ha sufrido Martina Hingis es ridículo. Para empezar, no está claro por qué la Asociación de Tenis prohíbe esta sustancia, la cocaína; pocos parecen notar que no mejora en lo absoluto el rendimiento en la cancha. ¿Por qué entonces contraviene las reglas del tenis? Eso no importa. La sociedad ya ha condenado a nuestra ex campeona en Australia y Wimbledon, y ella se marcha por la puerta trasera. Es hora que la opinión pública comience seriamente a cuestionarse hasta cuándo seguirá esta absurda actitud hacia las drogas.

Algunos reclaman que es adictiva y que es altamente nociva. Pues bien, así todo, me cuesta pensar que haya algún padre dándole cocaína a su hijo. Sería raro, ¿verdad? Ahora bien, nadie se cuestiona por qué los padres llevan a sus hijos a MierDonald's, incluso como "premio". En esos seudo-restaurantes, los niños comen azúcares, grasas saturadas y colesterol empaquetado, que ha disparado la obesidad e incluso la diabetes infantil. La adicción es la misma, pero nadie prohíbe la comida chatarra.

Por una línea de coca, la carrera de la tenista suiza ha llegado a un abrupto y arbitrario e injusto final, decisión emanada de un grupo de dirigentes deportivos que probablemente jamás han hecho deporte en su vida. Nuestro apoyo a Martina Hingis y reiteramos nuestra oposición al prohibicionismo. Mientras no haya daño a terceros, no hay nada que prohibir.

Video juegos: el paroxismo de la estupidez
Clasificar los videojuegos y asegurarse que niños no tengan acceso a material inapropiado es una medida necesaria para resguardar la tranquilidad y el desarrollo de los pequeños. Cuesta entender por qué en el Reino Unido se pretende prohibir a los adultos el adquirir el videojuego Second Life, producido por Linden Labs (ver noticia aquí y ver otra noticia aquí). El asunto de fondo es que los jugadores pueden vivir una segunda vida en un ambiente virtual de extraordinario realismo, y tienen la posibilidad de elegir diferentes identidades. El problema crucial, para algunos, es que alguien pueda elegir ser un niño o niña, y otro jugador puede hacerse pasar por un adulto y tener "sexo virtual" con dicho "menor virtual".

Algunos llaman a retirar el juego en cuestión, este blog se opone por un motivo muy simple. Una persona y su pareja pueden hacer con su vida sexual lo que les dé la regalada gana en la privacidad de su hogar. Por ejemplo, la mujer puede satisfacer los gustos de su marido vistiéndose como colegiala y hablarle como niña, y mantener relaciones en esta fantasía. Nos referimos a dos adultos que con pleno consentimiento deciden llevar a cabo un acto que ellos consideran apropiado. ¿Puede el estado meterse de por medio? La respuesta es no. ¿Por qué entonces se prohíbe este juego? Es un mundo virtual, juegos virtuales, acciones virtuales. No hay terceros dañados, y sólo es necesario asegurarse que los involucrados sean mayores de edad.

Algunos reclaman que si alguien accede a estas fantasías, pronto querrá llevarlas a cabo en la realidad, y quizás con alguien que sea realmente un menor. Ciertamente, eso es un crimen. Pero muchos pedófilos, piensen en uno de los cuatro mil sacerdotes procesados en EEUU, jamás jugaron con videojuegos. Es más, yo mismo cuando niño jugué al PacMan, y hasta donde sé, no ando por los pasillos de mi departamento comiendo todo lo que se me cruce. También jugué al Rally-X, y no anhelo andar por las calles echando humito en un auto de carreras; jugué mucho al Space Invader y hoy no me creo nave espacial.

La verdad es que las dos prohibiciones analizadas no son más que meras intromisiones en las actividades de los individuos, y si dichas acciones son inmorales o no, es imposible determinarlo porque no hay víctimas. Más aún, se llevan a cabo con pleno consentimiento por cada una de las partes involucradas. Si el problema para la policía es la existencia de redes de pedófilos en Second Life, pues cuentan con la colaboración de la comunidad y con todo el rigor de la ley para actuar, pero no con medidas que atenten contra la libertad individual.

Socialmente hablando, ya hemos dicho que los ímpetus de los pervertidos (que existen y existirán siempre) podría apaciguarse si el comercio sexual fuese liberalizado, tema que ya abordamos en Elogio al hedonismo, la lujuria y el libertinaje.

Lo curioso del videojuego Second Life es que esta vez la asociación religiosa de Roma ni siquiera chistó. ¿Por qué será? Pues si les interesa conocer de crímenes donde sí hay víctimas, vean el reportaje de la BBC Crimen Solliciationis, Crímenes sexuales y el Vaticano (en castellano), donde se aclara la verdad sobre el encubrimiento sistemático más grande que la historia ha visto para proteger a la mayor cantidad de pedófilos que alguna asociación humana jamás había concebido, todo coordinado por el entonces cardenal Joseph Ratzinger (hoy el cabecilla).



Ver Escándalos sexuales y el Vaticano - Parte 3
Ver Escándalos sexuales y el Vaticano - Parte 4
(NB: en la parte 4 se menciona incluso a Angelo Sodano)

sábado, 3 de noviembre de 2007

Transición democrática: Hablan de crisis moral

Hemos avanzado mucho desde el apagón de los años 70 y 80. Volvimos a la senda democrática y hemos adoptado un modelo económico sensato que debemos perfeccionar. Este blog propone avanzar por la senda de la libertad individual, el liberalismo económico, la libertad social, libertad moral, el individualismo y el ateísmo. Antes de continuar hacia el futuro, es necesaria una mirada retrospectiva al Chile que abandonamos para articular bien nuestras aspiraciones y empezar a construir una sociedad post-bicentenario.

Corría 1990. Empezábamos a escuchar los novedosos sonidos apolíticos de La Ley, inusual para quienes asociaban rock chileno con canciones de protesta y al estilo contestatario de Los Prisioneros. En el Estadio Nacional, ex centro de torturas, se celebraba el retorno a la democracia después de una seguidilla de megaeventos (Rod Stewart, Cindy Lauper, etc). No asumía el poder Hernán Büchi, sino que Patricio Aylwin, lo que era entendible. Como propone este blog, la política partidista no debe interferir jamás en la vida de los individuos, sin embargo, producto de la omnipresencia de la dictadura, muchos pusieron demasiadas expectativas en la Concertación. Es decir, por un lado Pinochet modeló a una generación, por lo tanto, otro bloque político tenía que exorcizarnos. La gente depositó sus esperanzas y sueños en la prestigiosa Concertación de Partidos por la Democracia, el antídoto que nos sanaría de tanta dictadura. Las ilusiones fueron demasiadas y este conglomerado simplemente no logró estar a la altura de las circunstancias y acabó en desgracia. Hoy vemos las consecuencias. Creo que ni siquiera Pinochet bajó del 40% de apoyo durante su mandato. ¿Por qué tanta decepción contra el oficialismo?

Hay que entender la transición. Volvamos, entonces, a 1990. Creo que fue un error pensar que el gobierno iba a hacer todo por nosotros. Amigos, el gobierno es el problema, no es la solución. En aquella época nadie lo entendía, al contrario, la Concertación era la alegría que viene, y si gana Aylwin, gana la gente: ellos eran la solución a todas nuestras tribulaciones.

Sin duda, nos intoxicamos. A poco andar, hubo un grupo de músicos chilenos que captaron la realidad con una lucidez extraordinaria. Con el provocativo nombre de La Ley, una banda que cultivaba el rock mezclando cosas raras (un poquito de The Cure, una base DepecheMode-esque, una pinta popera Duran Duran) lanzaba un tema extraordinario, Desiertos.



Les trae recuerdos, ¿o no?. La mejor forma de pasar olímpicamente de Pinochet era simplemente hacer caso omiso de su figura. No existía. La dictadura fue una pesadilla, de la cual despertamos y chao. La Ley, con sus limitadísimos recursos en aquella época, sin ganar un Fondart ni pitutos de este u otro gobierno, se consolidaba como la mejor banda chilena post-Prisioneros (años después se consagrarían como la mejor banda del continente).

Y la cosa se puso heavy en Viña 1991, el primer Festival en democracia, cuando Faith No More ("no más fe") dejó la tremenda cagada sobre el escenario. Fue inolvidable y Épico. "Ustedes lo quieren todo, pero no se puede (you want it all, but you can't have it)", nos cantó Patton.



Recuerdo a algún comentarista de la época diciendo que había sido un error traer a este grupo de "gringos ordinarios" y "satánicos", aclarándole al país que el nombre de la banda era "no más fe", algo inaceptable en "un país cristiano como el nuestro". El papismo exaltado es hilarante. La verdad es que Faith No More marcó a una generación. Vean el siguiente clip en YouTube, en especial el min. -04:15

Mike Patton besa y le toca el poto a Vodanovic


Años después, Faith No More logró un estilo exquisito y una madurez extraordinaria con su elegantísimo y super cool tema Evidence. Pasaban a la categoría de mito, mientras que Vodanovic finalmente sería correctamente apartado de la TV chilena. De algún modo tenemos que guillotinar todo lo que nos recuerde esa época. ¿Cuándo sacamos a Don Francisco, su Sábado Cargante y el show morboso de la Teletón?

La alegría no llegó, pero un nuevo día vendrá
A mí modo de ver, el tema que captó la esencia de la transición fue Tejedores de ilusión de La Ley. La propia Concertación se convertía en una decepcionante maquinaria de poder, y acabaría repartiéndose plata en sobres, desviando recursos (robando), y básicamente manteniendo el status quo. Nos hicieron creer que ellos haría todo por nosotros, a cambio de nuestro voto (todos los que se inscribieron para botar a Pinochet siguieron forzados a seguir votando). Las cosas ciertamente han cambiado, y han mejorado, pero el balance es decepcionante. Es decir, el vilipendiado modelo económico era mejor de lo que pensábamos, pero nadie sabe cómo revitalizarlo. Sólo le hemos dado legitimidad democrática a un sistema impuesto a punta de metralletas, pero no olviden que los capitalistas se agolparon a nuestro país en los 90. El modelo tenía fecha de vencimiento, y después de la Crisis Asiática, aún nadie es capaz de resucitarlo.

Así todo, a pesar del bajísimo rating de la Concertación, es seguro que ganarán la próxima elección presidencial. Hoy estamos en un punto equidistante entre la borrachera de la fiestoca que nos pegamos con la elección de Bachelet, y la decepción completa que serán las elecciones el 2009. Creo que es el momento ideal para un análisis político, y para ello, debemos entender que ya no somos un país en transición. Matemáticamente hablando, cumplimos 18 años democráticos, más que los 17 años dictatoriales. Nuestra democracia es imperfecta, pero en una extraordinaria vuelta del tablero, es el establishment actual el más interesado en mantener el sistema, porque los beneficia.

Tejen grandes vendas...
El aborto sigue penalizado y para no ofender a la minoritaria derecha papista, nadie propone cambios. La Ramera de Babilonia sigue metiendo su narizota en lo que no le importa. La eutanasia, ni hablar. El sistema binominal, inamovible. Nadie propone la conscripción plenamente voluntaria (a pesar de Antuco). Quienes hablan de crisis moral y que cuidan tanto sus costumbres no deben por ningún motivo acceder el poder en Chile.


Y cantaremos.... y bailaremos

Se logró el divorcio vincular, la eliminación de la figura de hijo ilegítimo, ya no se expulsa del colegio a las adolescentes embarazadas. Hoy se impulsa la PDD. En la parte económica, la Concertación no ha destruido al país, lo que debe considerarse un éxito (el final que tuvo el último gobierno de un doctor socialista ha bajado los estándares). Cuando los capitales extranjeros ingresan al país deben pagar un impuesto, medida que atenta contra el espíritu de este blog, sin embargo, fue un acierto. Si queremos evitar la volatilidad de los capitales, es virtuoso poner trabas a la entrada, y no a la salida. Punto para La Concerta.

Se avecina un cataclismo y su consecuente desplazamiento de la tectónica de placas. Lo lógico es que la UDI se acerque a la DC, una vez que ésta se de cuenta del disparate que comete al volverse más socialista en lo económico y trate de enmendar el rumbo. O quizás, simplemente desaparezca (eliminando así un factor desestabilizador en la política chilena). El PPD/PS sufrirá una merma con Chile Primero; estas trizaduras terminarán por disolver la Concertación. El lento desvanecimiento de su factor aglutinador, el tirano Pinochet, se traducirá en la desaparición de su propio antídoto, por redundante. Mientras tanto, el desplazamiento actual de la DC al socialismo dejará huérfano a un sector del electorado que encontrará en otras tiendas del mercado político los valores y virtudes de la economía de libre mercado. No todos los DC son mojigatos cristianos, sino que libremercadistas light (y "humanistas cristianos"), pero que fijarán sus ojos en quien les ofrezca modelos de mercado, y no socialismo. RN quizás comprenda que la UDI no debe ser su aliada y captará a los desencantados que necesitan de una centro-derecha sensata. Si esto da pie a una nueva Derecha Liberal, está por verse.

Este reordenamiento del tablero es una especulación, pero es plausible. Así todo, ocurrirá después del 2010. Por ahora, al ver a los reaccionarios de derecha hiperventilando por las multas a las farmacias que no distribuyen la PDD, concluyo que, muy a mi pesar, la Concertación de Partidos por la Democracia debe ganar la próxima elección. Una sociedad retrógrada no puede tener una economía avanzada. Antes de construir una sociedad sobre los cimientos de una economía liberal, es necesario continuar liberalizando actitudes sociales, y la Concertación demuestra ser capaz de lograrlo. A pesar de ello, Chile Liberal continuará siendo de Oposición pero no adherente a la Alianza, y por este motivo les dedicamos a ambos este tema, el que bautizo como el himno de la transición democrática. Antes de la música, lean este interesantísimo análisis de Pato Navia: ¿Quién quiere sufragio universal?. No sólo por una cuestión de principios seguirán en el poder, sino que los propios resabios del autoritarismo son asumidos por la Concertación para su propio beneficio... tejen grandes vendas, para ocultar la estancada realidad en que vivimos.



La tesis del Desalojo, propuesta por Allamand, sólo es válida en la medida en que haya un sector más capacitado dispuesto a reemplazarlos en La Moneda. Como esto no ocurre, el electorado seguirá eligiendo a los mismos de siempre. Sospecho incluso que la transición no ha culminado.

O quizás esto no es un avance desde la dictadura de Pinochet a la democracia, sino que el país madura desde el autoritarismo a una democracia occidental, en que el gobierno no hará nada por nosotros, porque no es la solución, es parte del problema.