martes, 31 de enero de 2012

Nuestra propuesta al Presidente Piñera: Escrutinio uninominal mayoritario

El sistema binominal está exangüe. Necesitamos reemplazarlo con un esquema competitivo y sencillo
"Sufragio universal" (1850), de Frédéric Sorrieu 

Anoche Vuestro Humilde Servidor veía en CNN Chile a la senadora Ena Von Baer (UDI) declarando que "si quieren reemplazar el binominal, OK, pero digan con qué". Por supuesto, Chile Liberal tiene una propuesta que ni siquiera la UDI podría rechazar.

Partamos por reconocer la gravedad del problema. Hace poco, el  influyente Financial Times criticó ácidamente al gobierno de Piñera por tener "una economía que es un atleta, pero una política que es un cojo", llegando a declarar que "el presidente ha sido secuestrado por la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente". ¿Es ésta la imagen que quiere seguir dando la administración de Sebastián Piñera en el diario de referencia de los más grandes inversionstas y "decision makers" del mundo? ¿Podremos seguir atrayendo inversiones si contamos con un sistema político antidemocrático? Difícilmente. 

Chile continúa haciendo el ridículo a nivel mundial con un sistema concebido en la Polonia bajo la órbita soviética. Sólo una nación democrática y con separación de poderes puede asegurar el respeto a los contratos y la paz social, lo que es el fermento de la innovación, la inversión y el progreso material y ético. La raíz de todas las fricciones de la última época es el ignominioso sistema binominal, que Chile Liberal desea abolir para dejar de ser una "democracia defectuosa", como nos califica The Economist en su popular Democracy Index, y convertirnos por fin en una democracia plena.

¿Con qué lo reemplazamos entonces? Chile Liberal propone un sistema "uninominal", conocido técnicamente como sistema de Escrutinio uninominal mayoritario, llamado en el Reino Unido "first-past-the-post", que es un mecanismo muy simple: un elector, un voto, una preferencia, un representante. Aquel que obtenga la mayor cantidad de preferencias es elegido. Sólo un representante es nombrado por cada distrito, y cada elector debe marcar sólo una preferencia. 

Las ventajas son muchas. Ante todo, es extraordinariamente fácil de entender. Desde la señora Juanita, que administra un almacén de abarrotes, hasta Andrea, la vendedora de seguros, es capaz de comprender quién es elegido y porqué. El elector sabe si su opción fue la ganadora o la perdedora, lo que refuerza el concepto de responsabilidad individual ya que si el desempeño del representante único del distrito es malo, el elector —como debe ocurrir en una democracia saludable— debe hacerse responsable de sus actos y asumir las consecuencias. Dicho de otro modo: si eligen a un payaso, es porque la gente es huevona y la culpa es de ellos y nadie más. Hoy, comprobamos que la causa del desprestigio de la política es que nadie sabe por qué ganan los que ganan. 

En cualquier otro sistema (binominal, voto alternativo, cifra repartidora, etc), como decíamos, nadie sabe como cresta ganó el diputado o senador, o la gente podrá verse confrontada a marcar más de una preferencia, lo que ya complica las cosas y merma el concepto de responsabilidad individual. La idea es terminar con la anomalía actual en la que uno vota por Fulano, gana Mengano, pero al final el que va a Valparaíso es Zutano.

La ley de Duverger
El filósofo, economista y teórico liberal británico John Stuart Mill sostenía que una política saludable necesita dos cosas: "un partido por el orden y la estabilidad, y otro por las reformas y el progreso". Nosotros al primero lo llamamos Conservador, y al segundo Liberal. Algunos —erróneamente— creen que este esquema sólo se logra con un sistema binominal, ya que al final obliga a formar dos bloques. 

Esto es completamente falso. La ley de Duverger establece que un sistema de escrutinio uninominal —el que propone Chile Liberal—, evoluciona hacia un sistema bipartidista. Esto podemos comprobarlo en las democracias más añosas como las del Reino Unido, EEUU o Francia, donde existen estos sistemas de escrutinio uninominal y que se estructuran en torno a dos bloques. 

Esto es muy bueno. Chile Liberal no desea una cacofonía de partidos, sino algo como lo que vemos en las primarias de EEUU, donde tanto el bando demócrata como el republicano son dos grandes paraguas bajo el cual se cobijan un crisol de tendencias, corrientes y sensibilidades. Desde el libertario-constitucionalista Ron Paul, al ultraconservador Rick Santorum pasando por el moderado Mitt Romney, todos pululan en un sólo partido, el Republicano, a pesar que sus facciones exhiben diferencias que en Chile serían insalvables. La forma más sensata de lograr esta estructura bipartidista es con el sistema de escrutinio uninominal.

Chile Liberal invita por un lado al presidente Sebastián Piñera a demostrar mayor liderazgo en su sector, y por otro, a la UDI a que entienda de una vez que se debe terminar con el anómalo sistema binominal, que es un lastre que impide el progreso del país. Desde esta tribuna exigimos reemplazarlo con uno de escrutinio uninominal mayoritario, por las ventajas que ofrece y que hemos explicado en este post.

viernes, 20 de enero de 2012

STOP SOPA

Los controversiales proyectos de ley SOPA y PIPA no servirán para proteger la propiedad intelectual, sino para aplastar la libertad de expresión


El miércoles pasado, la venerable Wikipedia publicó un anuncio en que nos invitaba a pensar cómo sería el mundo sin conocimiento libre, y gratis. Como señal de protesta, la pancarta le impedía a los internautas ver el contenido de la encicplopedia libre durante aquella tarde, en el mismo lapso en que en el Congreso de EEUU se discutían los proyectos SOPA y PIPA. Con la idea —aparentemente loable— de resguardar los derechos de autor, se le entregaría al gobierno de EEUU el poder descomunal de clausurar un sitio Web por el sólo hecho de redirigir a un usuario a un sitio ilegal, análogo a matar una mosca con la bomba de Hiroshima.

El asunto es de enorme complejidad para los cultores del pensamiento liberal. Por un lado, la propiedad intelectual, como cualquier derecho de propiedad, es sagrado. El trabajo realizado en producir un film, un video clip o una novela no puede desvanecerse por culpa de la piratería electrónica. Si un artista no lucra de su trabajo, no podrá vivir de su profesión ni tendrá incentivos para producir su arte, y quienes lo consumen se verán privados de seguir consumiéndolo. El derecho de propiedad, como concepto, es central incluso a la evolución de la humanidad, ya que sin propiedad no hay división del trabajo, y sin división del trabajo no hay progreso material ni intelectual.

Por otro lado, en una sociedad liberal la libertad de expresión es algo preciado, por algo "freedom of speech" está resguardado en la Primera enmienda de la Constitución de EEUU. Sin libertad de expresión, no habría libertad de publicar libros que fustiguen o critiquen al gobierno o que saquen a la luz los tabúes de la sociedad, y sin esto no podríamos tener expresión artística alguna. Es por esto que libertad de expresión y derechos de propiedad se superponen, y SOPA, a lo húsar, pretende proteger sólo uno, el derecho a preservar la propiedad intelectual, pero como contrapunto pulveriza la libertad de expresión. En el contexto actual en que la Internet ha servido para azuzar las mentes y las masas de individuos, los gobiernos buscan desesperadamente controlar la Internet. SOPA es la excusa perfecta.

Chile Liberal sostiene que el derecho a la propiedad intelectual se acaba cuando quien la viola no busca lucrar de la creación de otros. Por ejemplo, un grupo de fans de los Beatles no puede ser castigado por grabar "Love Me Do" en un video casero y subirlo a YouTube si su objetivo es meramente emular y homenajear a los cuatro de Liverpool, sus máximos ídolos. Situación distinta a que el mismo tema lo reproduzca una emisora de radio que redita por las tandas comerciales que transmite. En el primer caso, ¡SOPA podría clausurar YouTube entera!, lo que es evidentemente estúpido. En el segundo, ya hay legislación suficiente como para aplicar las sanciones necesarias. SOPA es redundante. 
Nuestro sitio llama a continuar las protestas hasta que se logre boicotear este despropósito. Baste saber que el cretino de Rupert Murdoch, fundador de un inmundo imperio de la prensa amarilla y la chabacanería, es uno de los más encarnizados apologetas de este disparate como para entrar a inquietarse.

Por cierto, nada de esto debe sorprendernos. La turba ahora se asusta, pero Chile Liberal hace tiempo viene advirtiendo que ya estamos todos identificados con un número, somos diariamente observados 25 veces en promedio mediante cámaras de seguridad, y algunos aplauden la idea de almacenar automáticamente bases de datos de todos los ciudadanos. Se alegran, más encima, de que se dispondrá de información biométrica de todos y cada uno. Como si lo que hace el gobierno fuese poco, Google —conspicuo opositor a SOPA— ha fotografiado prácticamente todo el planeta incluidas las casas de cada uno. Vamos rumbo fijo por hacia la materialización del Gran Hermano, como lo predijo el gran George Orwell en su novela distópica 1984, y a la instauración del panóptico, del filósofo liberal Jeremy Bentham. El único espacio libre que iba quedando, la Internet, tiene sus días contados. De hecho, la Internet será el panóptico del Gran Hermano.

jueves, 12 de enero de 2012

Principio de no-agresión y aborto

Murray Rothbard ha sido, con toda seguridad, uno de los más gravitantes cultores del pensamiento liberal/libertario. ¿Cómo concilia Rothbard el principio de no agresión y el aborto? Pueden ver su contundente argumentación a favor del aborto en The Ethics Of Liberty del Mises Institute. Y a continuación, los invito a leer un extracto en castellano del Manifiesto Libertario de Murray Rothbard, enviado por gentileza del amigo Herr Löber, comentarista aquí en Chile Liberal, a quien además recientemente conocí en persona y tomándonos un café le pregunté si tenía este texto en nuestro idioma, aquí va: 

No hay un derecho más personal, una libertad más preciada para cualquier mujer que decidir tener, o no tener, un bebé, y cualquier gobierno que pretenda negarle ese derecho actúa en forma extremadamente totalitaria. Además, si una familia tiene más hijos que los que puede mantener adecuadamente, la mayor carga recaerá sobre ella misma; por ende, el deseo casi universal de preservar un buen nivel de vida inducirá a las propias familias a controlar la natalidad. Esto nos lleva al caso más complejo del aborto.

Murray Rothbard, 1926 - 1995
Para el libertario, la postura "católica" contra el aborto, aun si finalmente fuera rechazada como carente de validez, no puede descartarse. En efecto, la esencia de esa postura —que realmente no es "católica" en un sentido teológico— es que el aborto destruye una vida humana; por lo tanto, es un asesinato y como tal, no puede ser perdonado. Más aun, si el aborto verdaderamente es un asesinato, entonces el católico —o cualquier otra persona que comparta este punto de vista— no puede simplemente encogerse de hombros y decir que las posturas "católicas" no deberían imponerse sobre las no-católicas. El asesinato no es una cuestión de preferencia religiosa; ninguna confesión o secta, en nombre de la "libertad de culto", puede cometer impunemente un homicidio alegando que así se lo exige la religión. En consecuencia, la pregunta vital es: ¿El aborto debería ser considerado un homicidio?

La mayor parte de la discusión acerca de este tema no pasa de la consideración de nimiedades tales como cuándo comienza la vida humana, cuándo —o si— el feto puede ser considerado vivo, etc. Todo esto es verdaderamente irrelevante en lo que respecta a la legalidad (de nuevo, no necesariamente a la moralidad) del aborto. El antiabortista católico, por ejemplo, declara que todo cuanto reclama para el feto son los derechos de cualquier ser humano, en este caso, el derecho a no ser asesinado. Pero aquí hay involucradas otras cuestiones, y ésta es la consideración crucial. Si se le reconocen al feto los mismos derechos que a los seres humanos, preguntémonos: ¿Qué ser humano tiene el derecho de mantenerse, como un parásito indeseado, dentro del cuerpo de algún otro ser humano? Éste es el núcleo de la cuestión: el derecho absoluto de toda persona, y por ende de toda mujer, a la propiedad de su cuerpo. La madre que aborta extirpa de su cuerpo una entidad indeseada. La muerte del feto no invalida el hecho de que ningún ser tiene derecho a vivir parasitariamente dentro del cuerpo de otra persona.

Por lo general se aduce que la madre originalmente deseó implantar ese feto dentro de su cuerpo, o al menos fue responsable de ello, pero también esto está fuera de la cuestión. Incluso en el caso de que haya deseado tener al niño, la madre, como dueña de su cuerpo, tiene derecho a cambiar de parecer y abortarlo.

martes, 10 de enero de 2012

Presidente, ¡en qué idioma quiere que se lo digan!

A continuación la columna del Financial Times que recomienda a Piñera dedicar lo que queda de mandato a las reformas electorales. No lo dice la prensa del marxismo internacional ni de la conspiración judeo-masónica, ni los tabloides de la prensa amarilla ni los diarios que se creen de calidad pero no son lo son (tipo The Guardian), ¡lo dice el Financial Times por la cresta! Presidente, en serio, ¿qué espera que no elimina el sistema binominal?
Nota del FT: 
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http://www.ft.com/cms/s/0/9ee4a9ec-3875-11e1-9f07-00144feabdc0.html#ixzz1j5uArK4N

Igual tuve que cortar y pegar, para que sea legible. Aclaro que los derechos son del FT y no pretendo mensocabar a este venerable diario (lejos, por masacre, el mejor del mundo) sino que difundir esta importante columna editorial.

No play on words
In its inception, the word change in the history curriculum for Chilean schools – from military “dictatorship” to “régime” for the period of general Augusto Pinochet’s violent rule – was part provocation, part slip-up. In its effect, it reflects that while Chile is an economic athlete, it remains a political cripple. So does its government.

Whoever in the education ministry had the bright idea of sanitising language to describe one of the more murderous governments of an era stiff with competition in political violence, it did not come sanctioned from the highest echelons of governments. The hapless minister for education, the technocrat Harald Beyer, is only a week into his job. And Sebastián Piñera, the businessman-turned-president, is an economic liberal who is unexcited by ideology. That is why his election two years ago brought an opportunity to mend the rift that still splits Chile after nearly 25 years of democracy and why his failure to do so is so disappointing.

Polarisation into left and right has persisted through truth commissions and high and steady economic growth; indeed it has grown more acute under Mr Piñera. Student protests recur annually in Chile, but last year’s were bigger in scale and harsher in tone than anything seen in a long time. The immediate cause is legitimate frustration with a heavily private education system that costs much and yields too little quality. But having a right-wing government in power has also whetted protesters’ appetite for confrontation, while that government’s tin-eared response to demands backed by a large majority has hardened fronts further.

In such an environment, a word change that can only be seen as an attempt to rehabilitate Pinochet throws fuel on the fire. It also exposes Mr Piñera. Not only has he let his lack of ideology become a political blind spot instead of turning it into a political resource. Even on plain managerial grounds, the president looks ever less in control of his own government.

To be fair, Mr Piñera was always hostage to the Independent Democrat Union, the irreconcilably conservative party that is the biggest in his coalition and muscles its way to more influence the lower the president’s approval rate falls.

But the greatest obstacle to political renewal in Chile are the institutions beaqueathed by the dictatorship, which congeal any serious reform effort in permanent deadlock. Mr Piñera has two years left of his non-renewable mandate: he should devote it to electoral reform. His country needs a statesman, not a lame duck manager.

lunes, 9 de enero de 2012

Sí a la tasa Tobin

Una idea poco ortodoxa desde una perspectiva purista, pero necesaria

En 1971, el economista norteamericano James Tobin propuso aplicar un impuesto prácticamente imperceptible a las transacciones bancarias. El 2012, el presidente francés Nicolas Sarkozy y su homóloga alemana, la canciller Angela Merkel, han manifestado su interés en poner en práctica la "tasa Tobin", conocida también en francés con el pomposo nombre de taxe sur les transactions financières.

Como es de esperarse, la furia de la escuálida banca francesa se manifestó de inmediato, más aún porque Nicolás Sarkozy está decidido a aplicar esta tasa. Merkel dice que lo planteará a su gabinete. En Frankfurt, los banqueros también han expresado su rechazo. En la City, el mayor centro financiero del mundo, el rechazo es categórico. The Economist se ha plegado a las quejas y también ha planteado su frontal oposición. Como el nuestro es un sitio de juicio independiente, nos desmarcamos de esta tendencia y estamos a favor.

No sé si se habrán dado cuenta quienes se oponen, pero las finanzas europeas exhiben un forado de proporciones exorbitantes. Los gobiernos necesitan sacar dinero de alguna parte y la tasa Tobin ofrece varias ventajas. La primera es que cumple con la condición necesaria de todo impuesto para ser practicable, y es que es fácil y barato cobrarlo. Esta condición es la misma por la que se aplica, por ejemplo, el IVA, con toda seguridad el impuesto más maldito que existe. La tasa Tobin puede recaudarse ya que es sencillo rastrear con medios informáticos los flujos de capital que se efectúan cada jornada.

Segundo, y más importante, es un impuesto altamente progresivo, en otras palabras, lo pagan realmente quienes más tienen: lo grandes financistas. El monto de la tasa en sí es bajísimo, apenas un 0,1$%, pero considerando el volumen de las transacciones por parte de las entidades bancarias, permite en conjunto obtener bastante dinero justamente a partir de quienes han recibido el generoso aporte del contribuyente para continuar la necesaria actividad financiera que el sistema de mercado necesita.

Los puristas, desde luego, están furiosos. Pero esa rabia esta mal focalizada. La razón para implantar la tasa Tobin no es el desprecio a la actividad financiera —el cerebro que pone capital ahí donde no hay y facilita la inventiva típica del capitalismo—, sino que la necesidad imperiosa de sacar dinero para tapar el orificio que abrió en la deuda soberana europea en el controversial rescate de la banca.

La aplicación unilateral de esta tasa sería suicida por parte de Francia. Es indispensable que se una Alemania, y por eso, la señora Merkel de una vez por todas debe mostrar liderazgo. Su excesiva cautela es irritante. Si el motor franco-alemán lo pone en marcha, la UE lo seguirá y la City tendrá que plegarse, con la intención de que luego se aplique a escala mundial. 

Es falso que la industra financiera emigrará como las golondrinas de un lugar bajo la tasa Tobin a otro libre de ella, porque por su naturaleza los centros financieros no son fácilmente desmontables. Hay una tradición y una expertise en Londres que no puede mandarse a cambiar así nomás a Dubai o a Suiza. Sarkozy lo sabe y ha mostrado extraordinaria audacia y liderazgo, tal como mostró en la liberación de Libia. Nada de mal cuando se aproximan elecciones presidenciales.

Video recomendado (en español):

sábado, 7 de enero de 2012

Dictadura versus régimen

Una medida desatinada que el gobierno de Piñera debe cancelar


Vuestro Humidle Servidor participó en el programa radial World Have Your Say de la emisora BBC World Service, donde se discutió la iniciativa del ministerio de educación de Chile de cambiar "dictadura" por "régimen" para referirse a los macabros años (1973 - 1990) de la tiranía de Augusto Pinochet. Si desean pueden escuchar acá el podcast, donde notarán que el participante llamado Carlos, con un curioso acento irlandés, es quien escribe. Fui además el único chileno en intervenir. Recomiendo a todos esta radio tanto como Radio France Internationale, ambas emisoras de cabecera de Chile Liberal.

Básicamente, mi argumento es el mismo del gobierno. Los textos escolares no deben emplearse para transmitir juicios de valor, sino que deben asegurarse de entregar información veraz, y a partir de los hechos, cada cual puede emitir sus propios juicios. Siguiendo esta línea argumentativa, sostengo que el gobierno se equivoca porque "dictadura" no es un término derogatorio, sino que es la palabra precisa que calza perfectamente con lo que vivió Chile entre 1973 y 1990, como consigna el Oxford Dictionary —lo cité textualmente en mi intervención—, una dictadura corresponde a un a gobernante con poder total sobre un país, típicamente cuando se obtiene por la fuerza. La dictadura de Pinochet debe llamarse, por lo tanto, dictadura.

Uno pensaba que este era un gobierno de derecha mainstream de la que gozan todos los países occidentales. Piñera es alquien que quería codearse con gente respetable como un David Cameron (cuyo Partido Conservador es ajeno al BNP) o un Nicolas Sarkozy (quien detesta a Marine Le Pen), pero nuevamente Piñera muestra que no peude reinar sobre los elementos exaltados que pululan en las oficinas de la administración de nuestra república.

Estamos frente a una situación inquietantemente similar al uso de la Neolengua, el Newspeak usado en la mítica novela 1984 de George Orwell (por cierto, libro de cabecera para todos los liberales). Mediante la destrucción del lenguaje, y la creación de uno nuevo, el gobierno nos puede programar neurolingüísticamente para pensar de acuerdo a las directivas del gobernante.

La controversia suscitada ha salpicado al mundo entero, mermando gravemente nuestra imagen país. No por nada, una participante me preguntó si después de esto no temíamos los chilenos un alzamiento popular. Lamentablemente, es decepcionante ver cómo estas cosas siguen ocurriendo en un gobierno que nos prometió un conservadurismo moderado, incluso con ansias centristas, pero que parece mostrar añejas nostalgias por los años en que el ejecutivo era Pinochet, en el legislativo estaba Pinochet, y al aplicar la justicia militar a civiles, en el poder judicial también estaba Pinochet lo que en la práctica significa que no había separación de poderes, no había un sistema de checks and balances, es decir, el poder lo concentraba un sólo hombre. El cual llegó al poder mediante la violencia después de bombardear el palacio de gobierno hasta reducirlo a cenizas. Eso es una dictadura, y así debe llamársele.

El nuevo ministro de Educaciòn, si es que aún no lo ha hecho, debe anunciar cuanto antes que esta directiva no entrará en vigor.

miércoles, 4 de enero de 2012

¿Y en Chile? Plus ça change...

El 2011 también fue pivotal en Chile, pero al mismo tiempo el status quo sigue siendo el menú del día

Para entender el año que pasó debemos remontarnos al 2010 e incluso a las décadas anteriores para entender qué ocurrió en el inolvidable 2011. 

Todos aplaudieron de pie a Chile cuando de forma civilizada y elegante pusimos en práctica la preciada alternancia en el poder. Luego de una tensa transición, la coalición de centro izquierda abandonó decididamente toda pretensión de socialismo real y parecía devota de la tercera vía noventera à la Clinton et Blair. Por otro lado, la derecha sólo llegaba al poder luego de abjurar de las injustificables atrocidades de la dictadura de Pinochet, de la mano de un político con gruesos visos populistas pero básicamente un conservador moderado. 

De todos los países que pudo visitar Obama, el ungido fue Chile: para conocer la visión de sudamérica que develaría el mandatario norteamericano, los gobernantes del continente debían mirar hacia el extremo sur y asomarse sobre los Andes, algo pocas veces visto antes. De todos los países donde se podía organizar Lollapalooza, el elegido fue Chile: argentinos, peruanos, hasta brasileños viniendo a Chile a ver un espectáculo de rock era inédito. El terremoto nos sacudió pero el crecimiento volvió rápidamente gracias al manejo serio de las finanzas chilenas. O sea política, cultura y economía, todo parecía marchar sobre ruedas hasta el primer trimestre del 2011.

El rescate de los mineros significó que gobernantes de todo el mundo llamasen a Piñera para felicitarlo por la frialdad clínica de su impecable ejecución. El presidente chileno apareció, a finales del 2010, en portada de The Economist, y adentro, un artículo de su puño y letra daba lecciones al mundo sobre cómo manejar un país con éxito. "Mantengamos esto una década más y estaremos mirando por el espejo retrovisor a Finlandia o Nueva Zelandia", era lo que pensábamos. Hasta hace menos de un año, el futuro era promisorio.

Pero mientras la sonrisa blanqueada de Piñera destellaba en la portada de los periódicos y noticieros del mundo, el descontento fermentaba. Los enemigos del modelo "neoliberal" se mordieron los labios un año entero producto primero del terremoto y luego, cuando ya empezaba la normalidad, el rescate minero que encumbró la aprobación de Piñera sobre el 60% los hizo patear la perra como nunca. Mucha gente aprobó al gobierno sin jamás haberlo considerado antes. Esos mismos se volvieron rápidamente en contra. Acción y reacción, ying yang, lo que sube debe bajar.

Las primeras grietas se abrieron con la inverosímil polvareda que levantó una intendenta, cuyo nombre no recuerdo, en el plácido mes de febrero. La cosa se enrareció y se arrastró hasta abril. Siguió un discurso del 21 de mayo tan tenso como el del 99, cuando los pinocheteros, como hooligans, empezaron la triste manía de levantar pancartas durante la presentación de la cuenta anual, faltándole el respeto a la alta investidura de su cargo y a la solemnidad de la ocasión.

64 manifestaciones más tarde, mil millones de pérdidas gracias a las tomas y 7 meses de paralizaciones estudiantiles, el país quedó exhausto y algo perplejo. Los estudiantes, estúpidamente, se negaron a las negociaciones abandonando la mesa de diálogo luego que el gobierno por fin diese pie con bola al seguir la táctica que recomendó este sitio. Piñera les ofrece una instancia de discusión en La Moneda, el nuevo vocero — un tipo con experiencia, a diferencia de su antecesora— llama a la calma, mientras el Sheriff lanza la Ley Hinzpeter. Como niñatos malcriados, los estudiantes patearon la mesa. Con la cola entre las piernas, vieron que el apoyo a la paralización se desplomaba. Los rectores de universidades les dieron la espalda (cómo no, sin son ellos los que han profitado subiendo aranceles a su antojo), y la líder ni siquiera pudo asegurar la presidencia de la confederación de estudiantes, siendo relegada a un triste papel segundón. Mientras tanto, el gobierno logró continuar el polémico —e imprescindiblemente necesario— proyecto energético Hidroaysén, y más encima, ahora sube en las encuestas imponiendo sus términos para implementar la urgente reforma educacional que el país necesita. El 2011, los estudiantes no lograron nada concreto.

Estamos ante una burbuja crediticia con los préstamos a estudiantes. No es posible que alguien deba tanto dinero al graduarse. Las carreras cuentan con insuficiente acreditación. La desmunicipalización es un error: debiese, al contrario, otorgarse más poder a los municipios sobre las escuelas y mejorar su accountability para que puedan recibir más recursos bajo condición de rendir y mostrar buen desempeño. En paralelo, es más necesario que nunca un sistema de feroz castigo a municipios que no administren bien los establecimientos educacionales. En el fondo, como en todo, se necesitan látigos y zanahorias. A nivel escolar, el "premio y castigo" es el mantra a repetir mientras se aplica una reingeniería a la educación, tal como látigos y zanahorias el gobierno aplicó para neutralizer a la inmanejable Confech.

Lo que se viene el 2012
Sólo un pelotudo puede jactarse de adivinar qué ocurrirá. Hay demasiada gente vaticinando que el euro se desploma que Europa se destruye que el fin del mundo azteca y la huevada. Esto es pura mierda. Lo que sí podemos hacer es a partir de lo que sabemos, pensar en los escenarios posibles. Sin duda habrá puntos ciegos, es decir, cuando no sabemos lo que no sabemos, pero con lo que hay ya podemos prepararnos.

El año próximo será incluso peor para los estudiantes. Ya no está el horno para bollos. A nadie le apetece otra movilización como la del 2011, más cuando se acerca la elección municipal, instancia que usará el electorado para ventilar su descontento ahí donde cuenta: en las urnas. Los estudiantes no pueden ser tan pelotudos como para creer que lograrán marchando en las calles lo que sólo es posible dialogando con las instituciones. ¿Que a los perlas no les gustan las instituciones? Pues es lo que hay. La institucionalidad y las prácticas de la Confech no son muy diferentes de lo que exhibe la política, así que no reclamen tanto.

Lo incredible es que han tenido tiempo para decenas de marchas, incluso ahora serán inscritos automáticamente en los registros electorales (algo que Chile Liberal criticó, pero en fin). La pendejería de creerse pequeños Che Guevaras en pos de un sistema soviético de educación superior debe ser desechada y tendrán que privilegiar el pragmatismo. Tanto extenuaron la paralización que, esquilmados, ahora ven al gobierno cumplir con su deber constitucional de otorgar gobernabilidad y ejecutar la administración del país. El 2011 no lograron nada, salvo la antropofagia interna con la que incluso destruyeron a su líder más visible.

En lo económico, el crecimiento de Chile será interesante. Los expertos pronostican un 4,7%. Piñera, no obstante, debe usufructuar del miedo a la recesión e intensificarlo para no ceder a las intentonas populistas, ante las cuales puede sucumbir por culpa de su narcisismo político. Tiene el presidente la última oportunidad de implementar las medidas más desagradables para que rindan los resultados esperados antes de la próxima elección y asegurar, si es que así lo pretende, un traspaso de mando a uno de su coalición. Así como Andrés Velasco no cedió a la tontería de los estudiantes, y luego, cuando nos golpeó la crisis, pudimos amortiguarla, del mismo modo Piñera debe seguir este paradigma. La educación chilena no es ni la peor del mundo ni mucho menos. Es lejos la mejor del continente. Requiere los cambios estructurales que cualquier sistema demanda luego de un tiempo de "attrition". Educación gratis es una estupidez que ni los países europeos ya pueden financiar. El gobierno NO debe ceder, sino que explicar con peras y manzanas algo así como: "una familia con ingresos de 600 lucas pagará 100 lucas máximo de mensualidad por un hijo en la Universidad estudiando derecho (por ejemplo), el resto será cubierto o con becas o con un crédito justo, no usurero". ¿Puede este gobierno hablar claro alguna vez?

El año debe comenzar con una respuesta rotunda y lo primero que aconsejamos es un cambio de gabinete. Hinzpeter claramente se ve desgastado. Llegó presentándose como liberal pero el cambio a ser el duro del gobierno le incomoda. La tarea es agotadora e ingrata, hasta mal pagada. Piñera necesita otro escudero. El ministro de Educación hizo bien en dejar el cargo. Lo hizo como un caballero y es hora que venga un tecnócrata hasta el tuétano, de modo de sentarse a diaogar con contundencia con la nueva cúpula estudiantil. Ambos pueden abandonar palacio por la puerta ancha. Piñera necesita un tipo que absorba el odio hacia el gobierno y ese debe ser un nuevo ministro del Interior. El vocero debe actuar como el conciliador, y en educación, el tecnócrata debe ser el ministro de Educación. Entre ellos deben manejar la nostalgia soviética de la Confech (cuyos elementos más exaltados añoran la nacionalización del cobre de Allende y la Escuela Nacional Unificada).

A la vez, los señores Lavín y Larroulet deben irse cuanto antes. Los dos han profitado de los recovecos legales de la ley de educación y son figuras odiosas para el frente estudiantil y para cualquiera. Es deber de Piñera el mantener el moral high ground y nada mejor que empezar por admitir que quienes incumplen el espíritu de la ley no tienen cabida en su gobierno. No debe echarlos cagando, sería contraproducente, pero debe darles las gracias y mostrarles la puerta.

El escenario más complejo el próximo año será, en todo caso, la economía, ya que a nivel internacional la cosa se pondrá fea, muy fea. Chile no saldrá ileso pero tiene todo para capear el mal tiempo. En lo político, Piñera ya no necesita más diagnósticos sino soluciones. Educación y energía seguirán penando si no toma el toro por las astas. Un mínimo de decencia exige a la coalición de gobierno de una vez por todas apoyar al canoso presidente ahora que se aproxima una elección municipal, y, al otro lado, la Concertación debe terminar su soul searching y presentar sus nuevas cartas para la próxima contienda electoral.