lunes, 29 de enero de 2007

Un espectáculo real, de lujo, y gigante

Jean-Luc Courcoult y su compañía Royal de Luxe nos vienen a saciar el hambre cultural de los santiaguinos

(artículo personal del editor)

Santiago de Chile, nuestra querida ciudad, aquella que nos hace pasar tantas rabias, aquella que nos sofoca y nos contamina, también es una ciudad capaz de producir belleza alucinante, admiración estética, y de atraer espectáculos de clase mundial. Tenemos la obligación de convertir a nuestra capital en una ciudad a la altura de París, Londres, Nueva York o Tokio, y eventos culturales de la envergadura de la Pequeña Gigante nos ponen a la altura de los grandes.

Grande también
es la Pequeña Gigante, que en realidad es gigantesca, pero bella, real, humana, capaz de conmover a los niños-adultos y de llenar de ilusión a los niños-niños. Este espectáculo no me lo habría perdido por nada del mundo y lo mismo pensaron los miles de santiaguinos que salimos a las calles a vitorear a esta niña que con dulzura y encanto vino a capturar al rinoceronte, y lo logró.

Dos micros amarillas volcadas
Estaba en mi hotel en Bariloche, Argentina, preparándome para bajar a tomar desayuno cuando vi en la pantalla de TV Chile dos buses volcados frente a La Moneda. El volumen era bajo y no había prestado atención al relato… pero quedé estupefacto… ¡dos microbuses volcados! “¡Hasta cuándo!”, me dije.

Subo el volumen y una transeúnte entrevistada decía que no entendía bien qué había ocurrido… entrevistada y entrevistador parecían tomárselo a la ligera, y más encima bromeaban. “Están locos”, pensé, mientras además me daba cuenta de lo bonito que es nuestro acento. Pero ese no es el punto, el punto es que las micros amarillas deben desaparecer inmediatamente, ¡cuántas personas habrán muerto en ese accidente, y frente al mismísimo Palacio de La Moneda! Bajé mejor a disfrutar de los croissants de nuestros vecinos argentinos, que ellos llaman “medialunas”.

Antes de continuar con mis planes del día entré a un cybercafé a contestar mails de los amigos, visité Emol y me di cuenta que el culpable del accidente no fue un chofer de micro ebrio ni una mala maniobra de algún conductor, sino que se trataba de los daños colaterales del rinoceronte… ah… por eso bromeaban. Ahí entendí: un rinoceronte suelto en Santiago produjo daños a la propiedad pública, y sólo la Pequeña Gigante es capaz de capturarlo. ¡Que venga la Pequeña Gigante entonces! Salí a caminar por las orillas del lago Nahuel Huapi con la tranquilidad de que nuestra amiga desde Francia vendría a encargarse del rinoceronte condenado ése.

Boquiabierto
Llegamos a Santiago el domingo y sabía que a la Pequeña Gigante hay que verla, sí o sí. Decidimos ir con mi padre y un amigo de él, junto con su hijo pequeño, la excusa que todos necesitábamos. Partimos.

Nos bajamos en La Moneda, subimos con una oleada de gentes, todos apresurados. Miro alrededor y comencé a reflexionar sobre la belleza de nuestra ciudad, sus edificios antiguos que guardan secretos de un pasado señorial, la historia de Santiago, la historia de todos nosotros, y también de mi modesta historia personal. Fue ahí en el bandejón central donde me reuní con más de alguna polola; fue un poco más arriba, en el Cerro Santa Lucía, donde le dije muchas cosas a ella, o en realidad fue una sola cosa, pero qué importa, eso es el pasado… hay otras historias. Aquí hice la cimarra y participé de más de una protesta.

Hay otras historias menos melodramáticas. Fui cartereado sólo una vez, en el Paseo Ahumada, y era en esta calle peatonal, junto con mi amigo, donde veníamos con muy poca plata a pedirle helados a bajo precio a las heladeras, y casi siempre nos resultaba porque el plan era simple y eficiente: les dejábamos el precio de un helado en el bolsillo, y ellas nos daban dos, nos conocían, y funcionaba impecablemente. Ni siquiera hablábamos, salvo imperceptibles expresiones faciales nuestras, y un gesto de ella al bolsillo, un par de chauchas con disimulo a cambio de dos helados, libres de impuesto. En realidad, desde chico que uno aprende a detestar los impuestos y a urdir pillerías. Ingenio incrustado en lo más indescifrable del ADN, al igual como lo hicieron los vendedores ambulantes que vendían chapitas y banderas, fotos y adhesivos alusivos a la Pequeña Gigante, toda una industria callejero-ambulante alrededor de la Heroína de Santiago. Todos pillos, Santiago en todo su esplendor.

Pero hoy es distinto, ya casi no vivo en Santiago, pero sé que sigue aquí, esperándome, mientras yo lo ignoro, a sabiendas que un rotoso santiaguino como yo jamás será otra cosa por mucho París o Londres o cuánta cosa se cruce por delante, pero yo a Santiago lo ignoro, y él me ignora, no nos hablamos, estamos distanciados desde hace muuucho tiempo, pero igual nos extrañamos. El sentimiento está mal disimulado y peor asumido, no importa.

Hoy hago causa común, la ciudad está amenazada por el rinoceronte y hay que estar acá, mientras sigo mirando alrededor, la Torre Entel me parece menos fea, el centro cívico menos gris, los recuerdos… qué quieren que les diga, no se van, siguen ahí… ¡booooom! ¿Una bomba? ¿Un disparo? No hay caos, no hay gente corriendo, es una feroz explosión en el cielo inusualmente azul, un petardo gigante ha estallado y llueve confeti de mil colores, los niños vitorean, sacan banderas, los grandes gritan, las muchachas se suben a los hombros de sus pololos, griterío y emoción, ¡ahí viene la Pequeña Gigante!


Ella nos mira a todos, nos estremece su mirada, nos vuelve a mirar, una oleada de cámaras digitales y celulares arrasa con la multitud, se acerca, se acerca más, pestañea, mira para todos lados, ella se emociona con nosotros, nosotros la ovacionamos. La Pequeña Gigante nos ha salvado.

Yo quería haberla seguido, haberla despertado y recorrer con ella esos lugares maravillosos. El barrio Lastarria, que alberga los mejores cafés y museos de la ciudad, el Parque Forestal, el Bellas Artes, espacios atiborrados de recuerdos, amenazados por el rinoceronte condenado, redimidos ahora por la Pequeña Gigante. Quería caminar con ella, gritar como niño, saludarla, mostrarle dónde está el rinoceronte, aunque yo no tenga idea, pero así somos los chilenos, grupientos, así al menos nos describe el Routard (guía turística francesa), como mentirosillos y un poco arrogantes, siempre dispuestos a negar que no sabemos, consejo: no le pregunte nada a les chiliens, porque lo pueden mandar a uno a cualquier parte, confíe sólo en su mapa. ¡Pero cómo le haríamos eso a la Pequeña Gigante! ¡No poh! Non, non et non. Pero la vi ahora que ya todo está a salvo, cuando vino a despedirse a La Moneda ante la multitud boquiabierta.

El adiós frente al Palacio
Y pensar que esta misma ciudad fue destruida dos veces un día 11 de septiembre (macabras coincidencias), claro, en 1541 bajo las órdenes del cacique Michimalonco, y en 1973 bajo las órdenes del comandante en jefe Augusto Pinochet. Ignoro qué se destruyó en 1541, pero en 1973 fue ese sobrio palacio allá al frente, y aún quedan indicios y huellas de disparos en los edificios del barrio cívico, así somos los chilenos cuando se nos sale el indio. Jean-Luc Courcoult dice que él es bretón y, por tanto, cabeza dura y tozudo. Cómo no se iba a sentir a gusto en Chile si acá actuamos por la razón o la fuerza. Mi casa es su casa, Monsieur Courcoult.

La heroína de Santiago de Chile nos mira por última vez, los liliputienses le quitan el armazón, ella se sienta sobre un bus, y se despide. Aplausos. Con su encanto y persuasión pudo evitar la destrucción de nuestra ciudad, ni por la razón ni por la fuerza, sino con encanto. Se va, pestañea, respira, y me mira. Sí, me vio. O al menos eso cree cada uno de los boquiabiertos santiaguinos, la seguimos aplaudiendo para agradecerle que, por un día, todos fuimos niños, nos llenó de magia nuestra ciudad, y nos ha puesto a la altura de las grandes capitales del planeta. Jean-Luc Courcoult nos pide que volvamos a casa y nos agradece nuestra asistencia.

Nos marchamos sin rumbo, desorden de gentes, ajetreo. Caminamos por la calle desparramados, libres, así sin más, sin metro, sin autos, sin Transantiago, libres. Escucho a uno detrás que al ver la multitud esparcida por la calle dice: y hasta que se abrieron las grandes Alamedas…



Más información aquí.

miércoles, 17 de enero de 2007

El animal político contra el político animal

Un ideario no basta

Hace un par de años el ex presidente de EEUU, Bill Clinton, dijo una gran verdad: los conservadores deben existir para recordarnos cuáles son las barreras que nunca debemos sobrepasar, los liberales deben existir para derribar las barreras que ya no necesitamos. En Chile esta oposición de posturas está fuera de toda proporción. Socialmente hablando, somos un país ultraconservador. Vivimos enclaustrados entre las cuatro paredes que nos han construido la Iglesia Católica, los políticos de derecha, los políticos de izquierda, y nuestra inefable ignorancia. Parecen ineluctables pero cada valla es derribable si comenzamos a promover la libertad individual, elemento central del Liberalismo.

Religión consiste en convertir hechos no comprobados en verdades eternas mediante la coacción de instituciones (Richard Dawkins)


Los obstáculos que ofrece constantemente la Iglesia Católica son los impedimentos más fáciles de remover, sin embargo, son el lastre más persistente en Chile debido a la añeja raigambre de la cual nuestro país adolece, enquistada en lo más hondo de la psiquis de la opinión pública. Por ejemplo, los motivos que llevaron a nuestro país a ser el último en el mundo en legalizar el divorcio son bochornosos. Simplemente, el colectivismo episcopal se siente amenazado y reacciona emitiendo sus diktat o pregonando a los cuatro vientos la crisis moral que se avecina. La única crisis moral que existe es la que vive la propia Iglesia Católica (ver aquí) y que le ha hecho acabar en la bancarrota en EEUU y el mundo, sus seminaristas escasean y cada vez menos gente asiste a sus templos.

Sin embargo, para la opinión pública, esta iglesia parece constituir la brújula moral que siempre indica el norte de nuestra legislación y de nuestras vidas como si cada uno de nosotros fuese un energúmeno incapaz de discernir entre el bien y el mal sin el terror al rechinar de dientes o a otras fábulas.
Ver Episcopado no transa

Lo paradójico es que necesitamos e instamos a la gente a que practique sus credos en libertad. Pero es tan desproporcionado el poder que esta iglesia en particular ha acaparado a lo largo de nuestra historia que los liberales estamos obligados a ponerla en su lugar, lamentablemente siguiendo la postura anticlerical de los liberales chilenos del siglo XIX. Sea la píldora o el aborto, ya no estamos en condiciones de que se nos trate como un rebaño perdido y ávido de sermones. El rebaño es una figura literaria que en realidad se aplica a los propios creyentes: si alguien se encuentra extraviado es aquel que aún no se da cuenta que esta vida es lo único que hay. Sí. No hay más allá. Es el más acá lo que importa. El aquí y el ahora.

Hermosa es la vida cuando así la vemos. No hay vida después de ésta, por tanto, es imperativo que vivamos nuestra existencia al máximo y que nos esforcemos por ser felices hoy, no mañana. Visto desde esta perspectiva, ¿cómo podríamos impedirle a un individuo que rehaga su vida de pareja con otra persona? Ahora el tema del divorcio parece anacrónico pero en su momento la lucha fue larga y tortuosa. Del mismo modo, ¿cómo le podríamos arruinar hoy la vida a una muchacha o una mujer que con una simple píldora se evitaría un embarazo que, en vez de ser fuente de alegría y gozo, se convierte en un castigo y en fuente de miseria, postergación y perpetuación de la pobreza? Sigamos: es incomprensible porqué la IC se opone a la investigación en células embrionarias que permitirían curar muchas enfermedades, o que se opongan a la criopreservación, a la vacunación contra el cáncer cervical, y en general, a todo aquello que lleve a la humanidad en ser feliz acá y no en el más allá. Los Testigos de Jehová creen que es pecado recibir una transfusión de sangre. Cosa de ellos, déjenlos. Nadie les acepta sus creencias, salvo ellos mismos. Entonces, ¿por qué la sociedad debe remitirse a aceptar las creencias de la Iglesia Católica? El fascismo cristiano en Chile y su aspiración a formar una teocracia debe ser tratado con sumo cuidado para no exaltar a los fundamentalistas de alcurnia (piensen en la misa fascista ofrecida a Pinochet y Franco) ni a los sectores desposeídos quienes ven en la religión como su único alivio espiritual ante el descalabro económico actual (piensen en los salvajes que se inmolan en Lo Vásquez o el paganismo en La Tirana).

La derecha y la izquierda unidas, jamás serán vencidas
Antes nos hacían creer que la economía de libre mercado sólo se pudo imponer gracias al estado policial que instauró Pinochet y sus secuaces (Contreras, Espinoza, entre otros). Absurdo. La economía de mercado siempre ha contado con el apoyo de quienes creemos firmemente en la democracia y en la importancia del debate, porque no es suficiente vencer, hay que convencer. Y somos muchos, millones, somos mayoría. Pero hoy, el modelo impuesto a punta de bandos, metrallas y toques de queda vive en el más miserable desprestigio. De hecho, la enemiga número uno de la economía de libre mercado, la llamada Concertación de Partidos por la Democracia, lleva 16 años con sus garras en las arcas públicas y tienen cuerda para rato tal como lo documenta la encuesta CEP. Si ganasen la próxima elección, temor desgraciadamente fundamentado, se cumplirá más de medio siglo desde la última vez que la centroderecha ganó una elección libre. Esto no es fiebre, lectores, ni es el síntoma de una enfermedad grave; esto es la metástasis de un tumor maligno… y quizás terminal.

La derecha, por su parte, está eufórica de felicidad. La derecha latifundista encarnada por la UDI es la dueña del país y ha cedido en comodato su fortuna a la Concertación para que la administre a nombre del pueblo. Este pacto se selló con la declaración de amor del gran empresariado a Ricardo Lagos y, desde ese momento, la política chilena ha llegado a un peligroso punto muerto que vaticina más subdesarrollo, menos oportunidades para las PYMES, menos calidad de vida… en síntesis, más de lo mismo. En este escenario irrumpió Bachelet, el cambio cosmético necesario para que todo siga igual.

Veamos la situación de las derechas progresistas en otras latitudes: en Gran Bretaña, por ejemplo, el líder de los Conservadores, David Cameron, es un derechista que no se ha hecho problema en defender el matrimonio homosexual o en darle sus mejores deseos a la investigación científica en células embrionarias. Algo similar ocurría con Pym Fortuyn, líder de la derecha holandesa, él mismo fue homosexual y nadie jamás le cuestionó su condición hasta que fue cobardemente asesinado por un fundamentalista religioso (musulmán, en este caso). En Chile, aún hay elementos conservadores exaltados que se ruborizan porque una pareja tiene una vida sexual sin casarse. La brecha es inmensa entre la derecha y chilena y la del primer mundo. Pregunta: ¿hay alguna corriente liberal en nuestro país que ponga los puntos sobre las íes? La respuesta es aún no.

La década perdida


A mediados de los 90, la Concertación cumplió con lograr y garantizar la transición a la democracia, tarea no menor. También sembró las semillas del estancamiento actual gracias a la reforma tributaria (y Alwin insiste en subir impuestos) y el Estatuto Docente, sin dejar de mencionar la Crisis Asiática a la que nos arrastró Frei Ruiz-Tagle. Sumado al pésimo desempeño de Ricardo Lagos más la falta de destreza de Bachelet, es urgente que hagamos algo por el bien de cada uno y por el bien del país.

¿Política? No, gracias
No cabe duda que la mejor forma de caer mal en una fiesta o de hacer el ridículo frente a los amigos es hablando de política. El desprestigio de la clase dirigencial y de los partidos actuales no debe desanimarnos; al contrario, debe servir de estímulo para formar nuevos referentes que interpreten el anhelo de progreso y libertad de la inmensa mayoría de la opinión pública. Basta con mirar alrededor para darse cuenta que todos nos preocupamos de la destrucción de nuestro medio ambiente y del calentamiento global (ver Informe Stern y análisis), todos queremos un debate serio sobre el aborto, todos queremos que sea expedito el proceso para iniciar empresas, todos queremos que la clase media deje de ser estrujada, todos queremos liberlizar más las AFP... en fin, todos estamos preocupados de la política. Pero nadie está dispuesto a perder su tiempo con los políticos actuales.

Al mismo tiempo, así como muy pocos van a la iglesia a que los sermoneen, no son muchos quienes están dispuestos a afiliarse fanáticamente a alguna agrupación política que a poco andar se convierta en maquinarias de poder cuyo fin último sea la repartija de cargos públicos.

Entrar a la arena política debe tener como objetivo el garantizar la libertad individual y la autonomía de cada miembro de la sociedad, lograr un estado eficiente y mínimo, consolidar la paz y la democracia participativa, y no para instigar el crecimiento del aparato estatal a nombre del pueblo ni para seguir formando un nuevo Leviatán. No es una contradicción para un liberal el procurar la administración pública para hacer que el estado se repliegue. El liberalismo no debe seguir siendo un conjunto poco articulado de principios abstractos, sino un talismán que atraiga a los diferentes miembros de la sociedad bajo nuestro mantra: libertad individual, gobierno limitado, mercados libres y paz.

Todo indica que las preocupaciones de la sociedad deben canalizarse en un grupo profesional y dedicado que anteponga la libertad de los individuos antes que los dictados de unas iglesias o de unos grupos de interés de dudosa fibra moral. Frente al actual déficit libertario, queremos convocar a los lectores a conocer los principios liberales y a tomar conciencia de que no basta tener las mejores ideas, también es urgente organizarse y defender nuestra autonomía: nuestra libertad individual.

La Web 2.0, la Política 2.0
El mundo hoy está a un clic de distancia gracias a la nueva generación de personas que nos conectamos a la Web no sólo para hacer nuevos amigos, sino que comenzamos a comprar, vender, informarnos, y poco a poco, comenzamos a personalizar la Web y la adaptamos a nuestra vida, incorporándola a nuestra cultura.

YouTube, Blogs, MySpace, todos ellos han acaparado la atención de Google, Yahoo! y Microsoft. La banda británica Arctic Monkeys se ha consagrado como una de las bandas musicales más exitosas de la historia simplemente a través de la Internet. Cuando lanzaron su primer álbum mediante una casa discográfica tradicional sus seguidores ya tenían todos sus temas en mp3. Maravilloso ejemplo, ¿no creen?

La revista Time ha nominado como el personaje del año al usuario de la Internet. Sí, usted y yo somos lo personajes del año. Hoy tenemos el poder, nos organizamos gracias a la tecnología y al poder del individuo. No es una chifladura. Vea el caso de la campaña presidencial de Howard Dean, prácticamente la primera candidatura en EEUU llevada a cabo por activistas on line.

Al igual que en la industria musical y política en el primer mundo, en cuanto a discusión ciudadana queremos organizarnos en Chile mediante una red de amigos y bloggers que nos permita intercambiar ideas y principios y conformar una masa crítica de individuos pensantes que le exijan a los políticos más trabajo y menos desidia.


Nuestro sitio Chile Liberal espera comenzar a servir como una plataforma que sirva de divulgación, crítica y debate del acontecer nacional, y poner en el tapete todos aquellos temas que la clase tradicional y los grupos de interés han evadido desde la independencia de nuestro país.

No sólo eso. También nos reuniremos cada cierto tiempo para conocernos y estrechar lazos, y así comenzar a darle forma a nuestro ideario. Porque es innegable que un ideario, sin acciones concretas, no basta.

Escríbanos a: chileliberal@gmail.com

domingo, 14 de enero de 2007

Desde Rusia con amor: AK-47

Una reflexión sobre la violencia en el mundo, el impacto de las armas, y el auténtico estilo liberal

Mijail Kalashnikov, creador de la infame AK-47 (y condecorado con la Orden de Stalin de Primera Clase), hoy es un hombre dedicado a la relojería y a otros rubros. Como bien dice El Mercurio aquí, el hombre no quiere más guerra.

Comprensible, ya que esta arma ha sido el juguete favorito de narcos y políticos latinoamericanos de dudosas credenciales democráticas como Fidel Castro, Salvador Allende y Hugo Chávez. Otros íconos de la odiosidad mundial, como Osama bin Laden y el IRA, también han hecho del Avtomat Kalashnikov modelo 1947 su herramienta de trabajo, y hay 100 millones de unidades en el mundo.
Este hombre dice haber creado el mentado fusil para defender los intereses de su país durante la Guerra Fría. Como veremos posteriormente, es común para los armamentistas el creer que éstas sirven para defenderse, cuando todos sabemos que sirven para multiplicar el odio, tal como el AK-47 que se empleó eficazmente para promover el marxismo, y hoy su creador lamenta que su criatura haya caído en manos de terroristas y criminales de todo el mundo. Demasiado tarde para arrepentirse, Mijail. Pero sí comparemos tus relojes, eso sí.
El argumento armamentista es contradictorio ya que defiende el arma como medio defensivo, pero el hecho que el propio Kalashnikov se haya unido al círculo de armamentistas arrepentidos revela que el porte de armas es un mal que la sociedad, por su propio bien, no debe tolerar.

El legado de la guerra fría
"Carentes de control y regulación, los AK-47 se han utilizado para asesinar y mutilar y han agudizado los conflictos y la pobreza en los países más pobres del mundo. Un millón de personas de todo el mundo han firmado una petición solicitando un control más estricto de las armas. En esta conferencia de la ONU, los gobiernos deben acordar normas universales sobre la venta de armas pequeñas y contribuir a poner fin a este sufrimiento", es la opinión de Jeremy Hobbs, director de Oxfam Internacional. Y acertada su opinión, desde nuestro punto de vista.
Es motivo de alarma internacional que inescrupulosos o milicias en países no democráticos cuenten con arsenales gigantescos de este fusil. Pero no sólo eso, es denigrante para la humanidad que sigamos gastando cantidades estratosféricas en armamento.

La muerte en cifras
El armamentismo insume 1,12 billones de dólares del presupuesto militar mundial. EEUU representa el 48% de gasto militar global, mientras que el gasto en armas supuso el 2,5% del PIB del mundo, o un gasto medio de 173 dólares per cápita.

Creemos que todos estos recursos deben dedicarse a otros fines, la investigación científica pacifista, por ejemplo, y no en la industria bélica.

El doble discurso del lobby armamentista
Existe en EEUU (líder indiscutido del armamentismo) una poderosa aglomeración llamada la Asociación del rifle, la cual financió la campaña de George W Bush y es ferviente defensora del derecho a portar armas. El broche de oro de esta abominación fue la masacre de la escuela de Columbine, documentada por el cineasta Michael Moore en su obra Bowling for Columbine. En EEUU se pueden obtener armas en muchos estados y no existe gran regulación, no es de extrañarse que la cantidad de asesinatos sea mucho mayor que en Canadá, donde sólo portan armas los miembros de instituciones profesionales (policía, etc).

Los principales defensores de esta anomalía son Charles Heston y Marilyn Manson, ambos personajes reconocidos internacionalmente por su infantilismo.

El lobby cristiano tampoco se queda atrás. También defiende con ahínco a George W Bush, pero su “derecho” a portar armas se fundamenta en la Biblia. Según ellos, cuando se produzca el Armagedón tendrán que luchar contra las fuerzas del Demonio (Satanás, Lucifer, etc), tal como lo documenta el Apocalipsis. No es raro en sectores poco sofisticados de EEUU que las iglesias insten a sus adeptos a apertrecharse de copias de la Biblia y de armamento para luchar antes del "fin del mundo" y así resistir hasta la "segunda venida de Jesús", quien bajará del cielo para salvarlos (y son ellos mismos los más interesados en destruir el planeta, para así autocumplir las otras profecías del Apocalipsis). Su grito de guerra es "praise the Lord and pass the ammo" (alaba al Señor y pasa las municiones).
Tampoco sorprende que los sectores autodenominados “liberales”, muchos de ellos inspirados o por el franquismo o por los teólogos de la escuela de Salamanca, defiendan a morir (literalmente) el derecho al porte de armas. Ver Bowling for Columbine, La libertad de armas salva vidas y Ética y moral de la libertad de armas.

La realidad en el Reino Unido e Irlanda
Al otro lado del Atlántico el escenario es mucho más racional. En el Reino Unido, los bobbies (policías) no portan ningún arma salvo la infaltable luma. La idea que se transmite es que el ciudadano debe obedecer a la autoridad por mutuo acuerdo, sin la amenaza de muerte, simplemente basta con confiar en la institución policial. Lo mismo ocurre en la República de Irlanda. La ciudadanía debe saber que existe esa mano invisible que garantiza la libertad, sin recurrir al cañón. La excepción es Irlanda del Norte, donde los miembros del IRA siguen imponiendo el terror con los AK-47.
En estos países sí hay grupos especializados y profesionales que portan armas, porque a veces es necesario. Desgraciadamente, con la irrupción del terrorismo (recordemos que EEUU repartió AK-47 a los muyajedines), han aparecido en las calles europeas los policías armados quienes además hicieron uso de ellas y asesinaron a Jean Charles de Menezes en julio del 2005 en la estación Stockwell del Underground londinense. Según la policía, fue para “defender a la población”. El argumento de la “defensa” es insostenible.
Latinoamérica, armada hasta los dientes
Al sur del Río Grande se vive la misma anarquía que en la ribera norte. Pero más preocupante aún es ver cómo las policías, incluido Carabineros de Chile, portan armas como si fuesen pistolas de agua. ¿Qué pretenden, promover el pánico? “O me haces caso o te mato”, parece ser el lema de los que portan carabinas.

La falta de regulación hace que nuestras capitales se encuentren entre las más inseguras del mundo. No es lo mismo caminar por las calles de Helsinki u Oslo de noche que, digamos, Buenos Aires o Río de Janeiro, o Michigan. A no ser que usted sea valiente, claro está.

Los santiaguinos lo saben muy bien ya que el pasado 11 de septiembre hicieron gala de sus arsenales los antisociales que no se conforman con pistolas, no, ahora ya tienen armamento con miras telescópicas láser y modelos semiautomáticos. ¿Se siente ud seguro cuando camina de noche por las calles santiaguinas? ¿Cree ud que la solución es armar al resto para que nos agarremos a balazos al estilo wild wild west, como quieren los amigos de liberalismo.org?
Las propuestas
Lo que proponemos es apartarnos del desvarío norteamericano e instar a todos los miembros de la sociedad a que entreguen sus armas sin miedo a represalias mediante una amnistía extendida, y así lograremos disminuir la cantidad de asesinatos que ocurren con preocupante frecuencia, ya que reduciremos la cantidad de armas en circulación. El arma no es un medio disuasivo, la analogía entre EEUU y Canadá es una prueba irrefutable.

Carabineros de Chile también deberá restringir el porte de armas al mínimo, las excepciones serían el GOPE u otras unidades especiales. Además no es inusual ver miembros de las FFAA que han cometido crímenes, suicidio incluido, mientras tenían las armas en sus hogares. Una sociedad sana es una sociedad sin armas.

Por otro lado, a nivel internacional, es urgente desarmar lugares como Irlanda del Norte, el Cuerno de África, Colombia, Venezuela, Afganistán e Irak, para evitar las muertes constantes producto de la norteamericanización del porte de armas. A nivel geopolítico, es primordial fomentar el libre mercado y la democracia, ya que hay suficiente evidencia que naciones democráticas, prósperas y libres nunca entran en conflicto bélico entre ellas. La democracia es la mejor garantía de la paz.

El estilo liberal
Los liberales somos sujetos que ante todo creemos en el debate de ideas, en la elegancia, la capacidad de diálogo, los consensos y la democracia. En el ambiente racional que promovemos, se pueden encontrar soluciones pacíficas a los conflictos, sin necesidad de recurrir a la agresión, y sin sentir miedo ante el adversario porque pueda estar armado.

Los liberales chilenos, en síntesis, no portamos armas ya que lo resume muy bien el adagio popular: las armas las carga el diablo. Y no somos los liberales los llamados a dispararlas.

El liberalismo chileno se expresa mediante el diálogo distendido y la conversación serena con los amigos y las amigas en los cafés, en los bares, salones y hogares, inspirado por el espíritu ilustrado de los maestros franceses del siglo de las luces, los enciclopedistas, y los teóricos ingleses.



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martes, 9 de enero de 2007

En defensa de nuestros amigos gays y lesbianas

El matrimonio es un contrato privado, el estado y la sociedad no deben entrometerse

Es fácil causar revuelo en Chile. Hace algunos días, dos jóvenes chilenos se han visto envueltos en una batahola de declaraciones públicas y sus identidades publicadas en los medios de comunicación por un asunto baladí: se aman, y desean casarse.

Para algunos, el detalle que estos dos jóvenes sean del mismo sexo les ha llevado a invocar motivos absurdos para impedir o cuestionar esta unión: “es contra la naturaleza”, argumentan algunos.

Desde una perspectiva liberal, lo que debemos hacer es preguntarnos ¿me afecta el que dos hombres o dos mujeres se casen? . La respuesta debe ser categórica: en nada. Es en este punto cuando evidenciamos que en nada perjudica el matrimonio homosexual. Nadie saldrá afectado si Álvaro y José se casan. Al contrario, podemos sólo constatar beneficios ya que fomentamos el amor y la fidelidad de por vida cuando entendemos que hay personas que desean formalizar legalmente su vínculo afectivo.

El amor, concepto derivado del romanticismo europeo
Elegir libremente a una persona para casarse es un concepto occidental derivado del romanticismo en Europa, concepto además extraño en lugares como India, en gran parte de África y Asia. En otras palabras, el amor tal como lo entendemos en Chile y Occidente es una creación cultural cuya relación con los sentimientos biológicos es discutible. En países sometidos a la opresión musulmana, por ejemplo, el homosexualismo no sólo es visto como un delito (que amerita pena de muerte) sino que además se acostumbra a practicar la poligamia heterosexual. Ésta última es, frente a los ojos occidentales, algo anómalo, aunque el adulterio se practica con enorme frecuencia.

Por otro lado, la historia nos muestra que homosexuales ha habido desde siempre y eran ampliamente tolerados en la cuna de la cultura occidental, Grecia clásica. Los filósofos clásicos practicaron y defendieron el sexo con otros hombres sin que esto impidiera que en dicho entorno surgieran los fundamentos de nuestra civilización (la democracia y la lógica, entre otras).

Podemos verificar que en India, entre muchísmas otras naciones, abarcando la mayoría de los habitantes del planeta, los padres aún siguen decidiendo con quiénes se casan sus hijos, tal como en Occidente antes del romanticismo. La etapa romántica que vivimos hoy también es el producto de nuestra evolución.

Todo indica que amor, matrimonio, homosexualidad, romanticismo, monogamia, son conceptos más bien creados por nuestra cultura, y es complicado establecer el fundamento biológico de estas realidades. A estas alturas, la noción de que el homosexualismo es “contrario a la naturaleza” carece de sustento. Al contrario, debemos contemplar el ejemplo de la legislación holandesa que goza de siglos de una idiosincracia basada en la tolerancia, e incluso países hasta hace poco retrógrados, como España, donde ya se ha dejado en libertad a los individuos para que decidan por sí mismos y tomen sus propias decisiones para forjarse su felicidad individual.

La privatización del matrimonio
Desde nuestro ángulo, el individuo es libre para pensar, decidir, opinar, desplazarse y emprender. Es en este ambiente libertario en que el estado debe reducir al mínimo su coerción sobre los individuos. Los impuestos y los diktum morales emanados del estado deben mirarse con desconfianza y jamás deben interferir con la libertad individual. Un sujeto cualquiera es libre para iniciar una empresa, para adquirir propiedad o para intercambiar bienes en el mercado, ¿por qué, entonces, no va a ser libre para casarse con quien estime conveniente?

Recordemos que el matrimonio occidental surge de la interacción libre y espontánea de los individuos, quienes procuran su propia felicidad y cuyo límite sería, al igual que una empresa privada, la responsabilidad ante la sociedad.

Si sabemos que el estado no debe entrometerse ni coartar el libre accionar de una empresa privada, ¿por qué habría de hacerlo con una sociedad conyugal? Una vez más nos preguntamos, ¿en qué nos afecta el que dos hombres o dos mujeres se casen?

Por definición la moral es relativa
Algunos piensan que estamos viviendo una decadencia moral. Esto se ha venido pregonando desde el comienzo de los tiempos y si algo podemos entender de nuestro mundo es que la moral ha ido evolucionando a medida que aumenta nuestro conocimiento científico y nuestra reflexión filosófica. Hasta hace muy poco, cuando la Biblia se consideraba “palabra de dios”, la gente se maravillaba de la fe de Abraham quien consintió ante los requerimientos infanticidas de Yavé. Hoy, dicha actitud es considerada una aberración moral y con nuestra legislación, Abraham y Dios habrían sido condenados a prisión. La moral no sólo es relativa a cada individuo, sino que va mejorando con el pasar de las generaciones.

Por tanto, debemos procurar entender nuestra realidad, comprender que si se sigue prohibiendo o negándose el reconocimiento a las parejas ya sea homosexuales o heterosexuales no casadas formalmente, la solución será o viajar a España o mantenerse fuera de la ley, en el caso de las parejas heterosexuales en concubinato.

Un concepto esencial en el liberalismo es el de rule of law, y no podemos seguir en la situación actual en que las legislaciones de décadas o siglos pasados, que respondían a necesidades de una época específica, sigan aplicándose a la nueva sociedad científica, racional y globalizada de hoy.

Todos tenemos amigos, parientes o colegas homosexuales. ¿Hasta cuándo seguimos negándolos? Llegó la hora de dejar de lado prejuicios anacrónicos y permitir que ellos y ellas contraigan matrimonio y formen una familia, lo que también implica adoptar hijos.


chileliberal@gmail.com

jueves, 4 de enero de 2007

¿Libres para elegir?

Estimados lectores,

Independiente de las creencias de cada uno, esperamos hayan tenido unas felices fiestas. Comienza el año 2007, "el año del liberalismo". Seguimos reflexionando en torno a la libertad pero también los creadores de este sitio ya estamos organizándonos. De a poco, comienzan los chilenos a reclamar su propia libertad individual, la cual nos llevará al progreso material y a construir una sociedad libre y meritocrática, donde cada uno es libre de forjarse su propio destino.

Don Álvaro Bardón hoy ha hecho mención a la "dieléctica científica" (ver artículo) a la cual los elementos izquierdistas y conservadores derechistas quieren hacer temer para así negarnos nuestra libertad individual. Estamos, como saben, contra el colectivismo y a favor de la libertad personal.

Justamente, reflexionemos sobre este tema, el "personalismo" y la libertad individual. En concreto, sobre la libertad de conciencia. Somos libres, nuestro único límite es la responsabilidad de nuestros actos. ¿Hasta qué punto somos libres? ¿Qué es la libertad de conciencia (o libre albedrío)? ¿Dónde yace la conciencia?

Todos estos temas son tratados en el siguiente artículo de The Economist. Como siempre, el tema se aborda desde un ángulo liberal, basado en el liberalismo clásico, y desde una perspectiva científica y racional.

Invitamos a leer, reflexionar y comentar el artículo. Ver artículo original en The Economist "Free to Choose".

Saludos cordiales
El editor




El liberalismo y la neurología

¿Libres para elegir?

La neurociencia moderna está cambiando el concepto de libertad de conciencia

A fines de la década de 1990 un ciudadano estadounidense intachable comenzó repentinamente a acumular pornografía infantil y a hacer propuestas indecentes a niños. El día antes de ser sentenciado a varios años de cárcel por sus crímenes se le sometió a una radiografía cerebral. Tenía un tumor. Una vez extirpado quirúrgicamente, sus tendencias pedófilas desaparecieron. Cuando el tumor reapareció, las tendencias volvieron. Cuando el nuevo tumor fue eliminado, las tendencias nuevamente desaparecieron. ¿Quién, entonces, era el verdadero abusador de niños?

Este caso ilustra vívidamente el desafío que presenta la neurociencia actual ante el concepto de libertad de conciencia. La reacción instintiva del observador racional es creer que estos cambios orgánicos de algún modo absuelven al afectado de la responsabilidad penal, tal como ocurre con un pedófilo cuyas tendencias son de origen congénito. La pregunta es: ¿por qué? Es posible que el origen de este segundo caso pueda encontrarse en los mecanismos cerebrales, tal como en el primer caso; pero simplemente nadie aún se ha dedicado a investigar el tema. Los científicos sí han estudiado la ira y la violencia, y han descubierto variaciones genéticas que aparecen como concentraciones en el cerebro de una molécula transmisora. Estas acumulaciones son congénitas y a la vez incitadoras al comportamiento violento. ¿Dónde está la libertad de conciencia en este caso?

La libertad de conciencia es uno de los conceptos filosóficos más delicados y complejos, pero a su vez uno de los más importantes. Sin él, la idea de responsabilidad personal se hace humo, junto con todos aquellos principios que mantienen cohesionada a una sociedad libre (e incluso a una no libre). Si los empresarios no fuesen responsables por los contratos que ofrecen, si los criminales no fuesen responsables por sus delitos, ni los padres fuesen responsables por sus hijos, aunque el contrato, el delito y la paternidad se consideren actos “libres”, entonces las relaciones sociales serían muy diferentes.



Nosotros, los libres
Durante miles de años las preguntas sobre la libertad de conciencia han sido terreno de filósofos y teólogos, cuando en realidad se trata de saber cómo funciona el cerebro. Sólo en los últimos años, sin embargo, ha sido posible observar el cerebro humano en acción de modo que permita observarse en detalle qué ocurre. Esta capacidad no sólo aumenta el conocimiento científico sobre los mecanismos cerebrales, sino que se está demostrando a la opinión pública mundial que el cerebro es justamente eso, un mecanismo, y no una cajita mágica que no se rige por las leyes de causa y efecto.

La ciencia aún no ha amenazado la existencia de la libertad de conciencia: por ahora hay muy poca evidencia de que alguien podrá ser capaz de responder definitivamente la pregunta sobre si existe o no. Pero la ciencia reducirá el espacio en el cual la libertad de conciencia opera ya que comienza lentamente a descubrirse el mecanismo que actúa en la toma de decisiones.

En este punto, el antiguo proverbio francés “comprender todo es perdonar todo” ganará nueva vida, aunque el perdón no siempre sea la consecuencia. En realidad, esto ya puede estar ocurriendo. Actualmente, el derecho penal (al menos en las democracias occidentales) se basa en la idea de que el criminal hizo uso de su libertad de elección: si no hay elección, no hay criminal. El gobierno británico, por su parte, está intentando cambiar las disposiciones legales de modo que se pueda apartar de la sociedad a gente con desórdenes de la personalidad quienes puedan llegar a cometer crímenes, antes de que lleguen a dañar a alguien.

La batalla que se avecina
Estos desórdenes son patologías serias. Pero la base de datos de ADN que está compilando el gobierno a nivel nacional (que incluye material de mucha gente inocente) pronto permitiría identificar a aquellos con predisposición a la ira y la violencia. ¿Cuánto tiempo falta para que ellos sean sometidos a vigilancia? Y si el estado decidiese llevar a cabo este monitoreo, reconociendo el hecho de que los individuos en cuestión suponen riesgos a la sociedad por el simple hecho de su estructura biológica, el mismo estado quizás no podrá argumentar que estos individuos son enteramente responsables de los delitos que puedan cometer.


La libertad de conciencia tampoco concierne exclusivamente al derecho penal. Los mercados también se basan en la idea de que la elección personal es un acto libre. En general, esto no es un problema. Incluso si la elección es guiada por instintos inconscientes, este instinto habrá sido mejorado mediante el mecanismo de selección natural para permitirnos hacer lo correcto. Pero no siempre es el caso. Los alimentos ricos en grasas y azúcares trastornan los instintos evolucionados, del mismo modo que las drogas adictivas tales como la nicotina, el alcohol y la cocaína. También se incluye la pornografía. Los liberales creen que los individuos deben ser libres para decidir si los consumen o no. Si afectamos la libertad de elección, afectamos toda la validez de este argumento.

Pero en realidad esto afecta a todo el concepto de libertad. Sin una creencia en la libertad de conciencia, una ideología centrada en la libertad se convierte en una idea estrambótica. Sabemos que no ocurrirá pronto, pero si reducimos el área en la que opera la libertad de conciencia, puede haber repercusiones muy incómodas.

chileliberal@gmail.com