Una vez más la Unión Europea hace bullying
Cuando aún reverbera el Brexit, tratado en profundidad aquí en Chile Liberal, la Unión Europea propina otro golpe. En un fallo de legalidad dudosa, las instituciones europeas han obligado a Irlanda a cobrar 13 mil millones de euros a Apple Inc. por concepto de impuestos supuestamente no pagados.
Esto puede sonar chocante o rematadamente estúpido para muchos en Chile. ¿Un país se niega a recibir dinero de una empresa con activos de US $ 220 mil millones (casi el PIB de Chile)? Más aún, ¿Irlanda va a apelar a este fallo? ¿Realmente puede un país insistir en no querer cobrarle impuestos a una de las mayores empresas del mundo? Suena tan ridículo como los suizos votando en contra de tener más vacaciones.
Inverosímil, pero así es. Y para entender este embrollo hay que revisar un poco la sufrida historia de Irlanda. De paso, comprenderemos mejor los beneficios intrínsecos de vivir en una economía de bajos impuestos, podremos sacar lecciones para Chile, y se reforzará aún más la postura a favor del Brexit de nuestro blog.
La Unión Europea: esa dictadura foránea
Hace unos pocos días ha visitado Chile la leyenda del punk, John Lydon (aka Johhny Rotten, "Juanito Podrido"), ex líder de los míticos Sex Pistols. Lydon es él mismo, como muchísimos británicos, descendiente directo de irlandeses (baste ver su apellido). En unas declaraciones a los medios locales, el intérprete de "Anarquía en el Reino Unido" ha resumido el argumento a favor del Brexit:
"(...) el pueblo británico ha hablado y no quieren ser manipulados o controlados por una dictadura foránea desconocida. No podías cambiar nada en el país, tenías que aceptar reglas desde afuera y no tenías nada qué decir en el proceso de esas leyes. Y eso se sentía muy incómodo para muchos británicos, así que votaron en contra."
Esto es exactamente lo que ha vemos en el fallo de la Comisión Europea. El organismo de Bruselas, presidido por Jean-Claude Juncker ⎯un borracho que amenazó a los británicos⎯, ahora da órdenes sobre lo que debe hacer Irlanda. Noten por favor la situación: no es Irlanda quien ha acudido a la CE para que Apple pague lo que debe. ¡No! Irlanda no quiere ser una economía de altos impuestos y quiere respetar los contratos firmados con Apple para asegurar la credibilidad de su país ante la comunidad financiera internacional.
Acá hay dos cosas que poner en relieve. Primero, Jean-Claude Juncker es uno de los hombres más poderosos del mundo y jamás ningún elector ha votado por él. Esto es gravísimo. Es decir, los funcionarios gobiernan cuando sólo debiesen limitarse a administrar. Segundo, esto es un bullying contra Irlanda, avasallando su independencia, su autonomía fiscal y su soberanía.
Los irlandeses son un pueblo digno y resiliente, por siglos resistieron estoicos la ocupación británica que los condenó a la pobreza y a la emigración masiva a los EEUU, o Australia, o cualquier parte. Los irlandeses son borrachos pero extraordinariamente amables, cálidos, y con un empuje irrefrenable, propio de un carácter moldeado en la oscuridad de un clima inclemente. Baste recordar que Ambrosio O'Higgins del condado de Sligo pasó a Chile donde dejó un inmenso legado, desde el trazado de la ruta 68 ⎯que une Santiago con Valparaíso⎯, la abolición de le encomienda ⎯una forma de esclavitud⎯, hasta la fundación de ciudades. Tanto se destacó que de ser un leal funcionario en busca de un mejor futuro llegó a ser nombrado Vicerrey del Perú. Donde van los irlandeses terminan saliendo adelante. Es impresionante ver cómo una camarilla de burócratas ahora dicta lo que debe hacer Irlanda, arriesgando destruir al país.
De la pobreza y el catolicismo abyecto, los paddies se convirtieron en un país del Primer Mundo ⎯ y uno de los más ricos. Varios factores influyeron pero existe consenso en que la base de su brusco éxito ha sido la tasa de impuesto a las ganancias de las empresas, que alcanza un paupérrimo 12,5%. Esa cifra ha sido decidida en Oireachtas Éireann, el Congreso de la República de Irlanda, organismo democrático, soberano y legítimo para discutir y aprobar las leyes.
La Apple de la discordia
Steve Jobs fue uno de los más grandes revolucionarios de la humanidad. Cuando en 2001 saca un pequeño aparato de su bolsillo y dice: "este es el iPod", nos deslumbró. Supimos que nuestra colección de discos quedaba obsoleta. Fue uno de los momentos culminantes en la Historia Universal. Nuestra vida nunca volvió a ser la misma. Nos hizo libres cuando pudimos disfrutar nuestra música haciendo running, tomando un baño, en el Metro, andando en bici, en cualquier parte. Lo mismo con el iPad y el iPhone y cuánto hay. Pero no sólo fue un revolucionario y un iconoclasta: también fue un visionario como pocos. Steve Jobs supo que Irlanda era el lugar perfecto para poner un pie en Europa, en una época en que Irlanda era sólo una arriesgada promesa. En Cork, la segunda ciudad de Irlanda, donde la gente es incluso más amable que en Dublín (y con un acento distintivo e ininteligible), llegó la marca de la manzana mordida. Se convirtió en uno de los mayores empleadores de la región, trayendo empleos de alta calidad y bienestar, progreso, e incluso felicidad.
El heredero del maestro Steve Jobs, Tim Cook ⎯saludado como un héroe libertario⎯ acaba de publicar un furioso post argumentando en contra del dictamen de la CE, y donde nos asegura que esto no se va a quedar así.
Los burócratas de la UE desde luego se ven amenazados. Ellos no tienen idea de cómo crear un puto puesto de trabajo. Ellos sólo se dedican a destruir. Y lo han hecho exitosamente. Con el fallo contra Apple, demuestran su actitud gansteril, la cual goza de ilustres defensores. El celebrado economista francés Thomas Piketty, el año 2009, en una columna llamada ⎯paradojalmente⎯ Peut-on sauver l'Europe? (¿Podemos salvar Europa?), llamaba sin tapujos a hacerle un bullying a Irlanda. En los momentos en que el Tigre Celta caía abatido durante lo peor de la Gran Recesión y el FMI ofrecía un gran rescate financiero, Piketty, con un desparpajo inédito sostenía que estaba bien que el FMI ayudara pero que el trato debiese ser el siguiente:
"l'Union garantie la stabilité financière de la zone, et vient en aide aux petits pays si nécessaire ; mais en contrepartie ces derniers renoncent à leur stratégie de dumping fiscal, avec par exemple des taux d'imposition des bénéfices minimaux de l'ordre de 30%-40%. Après avoir accepté de renoncer à leur souveraineté monétaire, ce qui n'a pas eu pour eux que des avantages, les petits et les grands pays devront ainsi accepter de renoncer à leur souveraineté fiscale."
"La Unión Europea garantiza la estabilidad financiera de la zona, y viene en ayuda de los países pequeños si es necesario; pero como contraparte, éstos deben renunciar a su estrategia de dumping fiscal, como por ejemplo adoptando tasas de impuesto a las empresas del orden del 30 a 40%. Después de aceptada la renuncia a su soberanía monetaria, que no ha sido ventajosa para ellos, los países pequeños y los grandes deben también renunciar a su soberanía fiscal."
Piketty emplea un sofisma al llamar "dumping fiscal" a lo que ha sido la base misma del desarrollo de Irlanda, y que más bien debiésemos llamar competitividad fiscal. Como él y los de su campo ideológico (él as amigo de Podemos, por ejemplo) no tienen la menor idea sobre cómo crear empleos y generar prosperidad, sólo les queda castigar a Irlanda con la esperanza de que esos puestos de trabajo vengan a la alicaída economía francesa, donde la ecología financiera ha sido arrasada por completo. Con tasas de impuesto cercanas al 40%, pocos quieren instalarse en Francia. Irlanda es mucho más sexy.
En aquellos años, el economista francés presagiaba el colapso de Irlanda. Desde luego que esto no ocurrió. Irlanda salió de la crisis, muestra un crecimiento del 6%, el desempleo no llega al 8%, y el país en general vuelve a la normalidad. Piketty falló.
Si el pueblo irlandés no es capaz de decidir las reglas que impone en su territorio, entonces el sacrificio de los rebeldes de 1916 y de todos los que dieron su vida por independizar el país ha sido en vano. Si un pueblo cualquiera se ve gobernado por una burocracia extranjera no elegida, por la cual nadie ha votado, es de esperar que ese pueblo se rebele.
Así como no acepto que Chile haya sido gobernado por una dictadura, tampoco voy a aceptar que un país pequeño y pujante como Irlanda sea humillado de esta manera. ¿De qué sirve ser independiente si un país pierde su soberanía presupuestaria y su soberanía fiscal?
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