sábado, 28 de octubre de 2017

Un voto por Carolina Goic

En la elección presidencial 2017 Chile Liberal vota por la senadora de Magallanes, Carolina Goic. La abanderada DC ⎯una conservadora moderada, es la mejor preparada para reactivar la economía y modernizar el aparato estatal


La senadora Carolina Goic probablemente no sea del gusto de varios liberales. No obstante, llamamos a que le den una oportunidad. Su programa económico, bajo la rúbrica Fomento productivo, emite las notas correctas al menos para un sector tradicionalmente conservador. En vez de denigrar un supuesto modelo extractivista y monoproductor, como hacen las candidaturas de la izquierda jurásica (como si el cobre, que representa 9% del PIB pudiese significar "monoproductor"), pretende construir sobre esta base y seguir explotando todo aquello en donde tenemos ventajas comparativas. Desechado el modelo desarrollista-cepalino-kirchnerista, respiramos aliviados que la líder DC no pretende subir aranceles y construir netbooks en Tierra del Fuego.

Algunos la acusan de haber apitutado en el Estado a toda su familia y a la mitad de la región de Magallanes. Creo que esto es injusto. Sin conocerla personalmente, no dudo de su probidad. No me la imagino haciendo chanchullos estilo Caval ni comprando tierras místicas. Sí tiene la obligación de hacer un enorme upgrade al estado y de una vez por todas conformar un cuerpo de funcionarios que sea acorde a las necesidades de un país democrático. Quisimos saber qué nos dice sobre Probidad Pública pero lamentablemente el vínculo lleva a otra página. Pero acá de todos modos más que medidas en particular lo que cuenta es la energía y voluntad de quien sea Presidente para terminar con la corrupción, las designaciones arbitrarias y los operadores políticos. Lo que hasta hace nada era una cuestión grave, como las platas truchas en las campañas, pasó a ser un juego de niños comparado con la irrupción del narcotráfico en los municipios. Lo que hay que hacer ya todos lo sabemos. La decisión y el coraje para hacerlo es lo que escasea, y por el momento asumo que Carolina Goic es capaz. 

Sus propuestas sobre la modernización del sistema de designación de altos cargos en el sistema estatal me parece sensato. Lo que falta en realidad es construir un sistema transparente en la designación de todos los cargos, algo así como el proceso de concursos para trabajar en el Estado francés. Mientras no acabemos con uno de cada cuatro personas trabajando en el aparato público, desgracia que tristemente ocurre en Francia, me parece que iremos en la dirección correcta. 

Su voto a favor de la despenalización parcial del aborto nos parece acertadísimo, aunque significa apenas sacar a Chile de la camarilla de países oscurantistas. Pero lamentablemente a Carolina Goic le falta compromiso con el verdadero tema de fondo que es despenalizar por completo el aborto y que el Estado no se entrometa en un tema tan íntimamente ligado a la libertad de conciencia. Lo que sí es innegable es que en este tema ella está a años luz de la actitud ultraconservadora del pacto de derecha "Chile Vamos": recordemos que Sebastián Piñera y José Antonio Kast han dicho en términos taxativos que buscan penalizar el aborto bajo toda circunstancia y abrogarán esta ley.

Todos los electores chilenos que ven estupefactos cómo Sebastián Piñera abandonó la moderación y buscó granjearse el apoyo ultraconservador pueden emitir su voto tranquilamente por Carolina Goic, quien ocupa con justicia el liderazgo del centro político. Por otro lado, quienes no se sienten representados con el discurseo populista de los candidatos de izquierda, donde vemos una mescolanza de peligroso amateurismo (Sánchez) con pusilanimidad (Guillier), también encontrarán refugio votando por Carolina.

Su lucha contra el cáncer nos conmueve, más aún cuando ha traducido aquello en políticas públicas concretas. Todos hemos sido golpeados por el cáncer. Esto es un tema de relevancia nacional y mundial. En esto, la candidata de la DC ha demostrado liderazgo y votar por ella es necesario. 

En lo político, su historia personal me parece más laudable que la de Bachelet. Lentamente ha ido subiendo los escalafones de su partido (aunque errático, el falangismo constituye la esencia del carácter chileno, tendiente a la sobriedad y la moderación), lo que para una mujer no es fácil. Más aún, viniendo de una región extrema. Llegó así a la dirección máxima de su partido, no exenta de momentos críticos. Me parece que hay que premiar una carrera política así de brillante, alejada del caudillismo. El mérito es tanto de ella como de su Partido por promover y levantar sus talentos, en detrimento de los mismos señores feudales y caciques de siempre.

No es ésta la primera vez que publicamos nuestro endorsement por alguien que no calza perfectamente con la filosofía que promovemos. Pero la verdad es que tampoco tenemos grandes posiciones contrapuestas con Carolina Goic. Hay más coincidencias que disonancias. Los liberales y la DC comparten un domicilio político-partidista que converge en el centro aunque provenimos de lugares disímiles. Tampoco es tan descabellado votar por el partido de Frei Montalva y Aylwin. 

Lo decimos fuerte y claro: nuestro voto en la primera vuelta de la elección presidencial es por Carolina Goic y le deseamos éxito.

lunes, 9 de octubre de 2017

Una verdad muy cómoda: Al Gore felicita a Chile

Cualquier chileno que vea "An Inconvenient Sequel: Truth to Power" saldrá con el pecho henchido de emoción al comprobar que Chile es pionero mundial en la transición a energías limpias. Y el mundo entero lo elogia


Como cualquier cinéfilo voy al cine para distraerme, para pasar un rato entretenido o para conmoverme o reírme. Pero quizás no es bueno que todo sea ficción. Me parece que los documentales en las salas de cine sí deben ocupar un lugar más preponderante. La última entrega de Al Gore, ex Vicepresidente de EEUU (1993-2001), sobre la alarmante situación actual del medioambiente ha interrumpido mis habituales plácidos sábados de cine. Al Gore vuelve a la carga sobre el tema más trascendental para la humanidad: acabar con la emisión de gases y luchar contra los negacionistas climáticos.

Nuestro sistema económico necesita energía, mucha energía, y las fuentes para obtenerlas han sido hasta ahora los combustibles fósiles altamente contaminantes y que han desestabilizado el frágil equilibrio ecológico con sus emisiones. El desafío es lograr una transición ordenada hacia otras maneras de producir energía. Algunos países que antes ocupaban posiciones de liderazgo en todo orden de cosas hoy van en la retaguardia más repugnante. EEUU aún está entrampado en un debate estéril sobre si el origen del calentamiento global es resultado de la acción humana o no. Mientras sus políticos reciben suculentos e irresponsablemente criminales sobornos para socavar el desarrollo de energías alternativas, un pequeño país emergente se erige como el líder mundial en la generación de energía a partir de paneles solares. Ese país se llama Chile.

Así lo muestra Al Gore en Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca, secuela de su excelente film del año 2006 An Inconvenient Truth. Si el primero se quedó en la denuncia, su cinta reciente nos da esperanza. Cuando ya la película comenzaba a agobiarme mostrándome el daño extraordinario al ecosistema, el ex Vicepresidente nos pone un ejemplo que es digno de todos los elogios: The Chilean Solar Market es la escena en que Gore nos muestra un gráfico de barras comparando la cantidad de energía que produce Chile año a año. Ante el aplauso y vítores de los asistentes, la última barra escapa de la pantalla y pone de manifiesto que es factible producir energía solar a gran escala.

La transición energética no es una cuestión simpaticona o una merca causa de los abraza-árboles de Chile. Es una cuestión de vida o muerte. Al Gore nos llama a actuar ahora como "si todo tu mundo dependiera de ello". En Chile tenemos plena conciencia. Sin grandes recursos petroleros ni gasíferos, en el pasado inmediato debimos depender del suministro de gas desde Argentina, que a mediados de la década '00 nos cerró el gasoducto así sin más de un día para otro. Y en pleno invierno. Bolivia, donde yace una de las mayores fuentes de hidrocarburos del planeta, se niega a hacer negocios con Chile. Fue necesario ir a buscar gas licuado en el sureste asiático, lo que ha implicado un enorme trabajo e inversiones gigantescas. En un revés extraordinario, Chile acabó exportando gas a Argentina. Pero el futuro no es ése.

La noticia que más llamó la atención de los ambientalistas a nivel mundial fue la gran cantidad de energía solar originada en Chile. Sí, es posible producir energía fotovoltaica a bajo costo y en un país emergente. El camino no fue fácil y debió sortear varios obstáculos ⎯ incluido el escepticismo de este blog.
"The Chilean Solar Market"

Sin energía barata, en Chile colapsamos en un dos por tres. Al mismo tiempo, no podemos seguir contaminando. Como decía el aclamado novelista británico Ian McEwan en Solar, "si un hombre está a punto de morir de sed durante una lluvia torrencial lo lógico es que mire al cielo y abra la boca". El desierto de Atacama es golpeado por un sol plúmbeo todo el año. ¿No será una idea el convertir esos rayos del sol en energía?

El mérito es de la institucionalidad política chilena, su estabilidad ⎯a pesar de todo⎯ y por inverosímil que parezca, hay que agradecer a los políticos chilenos que convirtieron las políticas energéticas en una política de Estado y no un concepto ideológico dependiente del gobierno de turno. Los personeros del gobierno chileno se pavonean en instancias internacionales como estrellas del rock.

En el documental, Al Gore nos muestra imágenes de los huracanes, inundaciones, aluviones e incendios que cada vez con una fuerza sin precedentes castigan a la humanidad. Las lluvias torrenciales en Copiapó y el incendio en Valparaíso son ejemplos que destaca el ex Vicepresidente  en su film junto a innumerables otras catástrofes en el globo. Chile puede inflar su pecho y decir fuerte y claro: estamos liderando la transición mundial a una producción energética limpia.

Uno de los momentos más dramáticos del documental son las tensas negociaciones durante la discusión del Acuerdo de París ⎯tratado famoso en Chile ya que uno de los candidatos presidenciales no tenía la menor idea de qué era (destacamos que votó a favor)⎯. El encuentro internacional fue interrumpido luego del terrible ataque en París en la sala de conciertos Bataclan y otros. India, principal oponente al acuerdo, exigía su derecho a contaminar y así sacar de la pobreza a su población, tal como lo han hecho los países industrializados. Pero al final se acordó un préstamo blando y una transferencia de tecnología a los países en desarrollo para que así puedan conciliar crecimiento con respeto al medioambiente. China incluso se ha comprometido a reducir sus emisiones volcándose a las energías renovables. El acuerdo de París, la COP21 como dicen en francés, se firmó y ha constituido uno de los mayores hitos de nuestra era.

La incertidumbre la pone EEUU, otrora pionero mundial y país al que antes mirábamos con admiración. El gorila que hoy ocupa la Casa Blanca, como sabemos, anunció que su país no suscribiría el Acuerdo de París. Pero el mundo sigue su curso, consciente, como hemos dicho en esa tribuna, que la ascendencia anglosajona está en declive y que ya no podemos contar con EEUU, un país en vías de subdesarrollo y en crisis terminal.

El debate chileno actual no obstante se enreda en pequeñeces y temas jurásicos. Se nos dice que no podemos depender del cobre, a pesar que la minería representa menos del 10% del PIB. Así de atrasados están los candidatos presidenciales. Aún obnubilados por la pérfida ideología cepalina, se nos pregona que debemos industrializar el país, a pesar que hoy debemos robotizar y desindustrializar. El fracaso del desarrollismo kirchnerista no les dice nada, al parecer. 

Si buscamos en qué tenemos ventajas comparativas, hoy es la energía solar la que debe ocupar un lugar de privilegio. Hemos superado la primera etapa con brío. Ahora queda formar especialistas chilenos y poner en contacto a las universidades y su capacidad de investigación con los inversionistas, y abrir aún más nuestras fronteras para que sigan viniendo expertos mientras formamos una base de conocimiento indígena. Es hora de desechar tonterías como producir alambrón de cobre, y mejor firmar acuerdos con China para concentrarnos en la producción de baterías de litio  para los autos eléctricos y seguir avanzando en la transición a un nuevo modelo económico sin adscribir a un proto-marxismo eco-nazi.

De seguro Al Gore ya había acabado el montaje de su documental cuando arreciaron en Chile los megaincendios. La verdad es que tampoco debiésemos esperar que un político foráneo, aunque sea uno con las impecables credenciales del ex hombre de confianza de Bill Clinton, nos diga qué debemos hacer. Para nosotros es cuestión de vida o muerte, lo sabemos perfectamente. Actuemos con celeridad, como si todo nuestro mundo dependiese de ello.