Alguien me dijo una vez que no todo se puede reducir a cifras. Puso como ejemplo "el amor", algo que, al parecer, no se podría nunca explicar con números. Pero yo les demuestro acá, en términos matemáticos, qué es el amor:
1 × 1 = 1
1 + 1 = 2
1 - 1 = 0
1 ÷ 1 = 3
Lo explico a propósito del siguiente fragmento de El Principito:
Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: "¿Cómo es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que prefiere? ¿Colecciona mariposas?" En cambio, os preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?". Sólo entonces creen conocerle. Si decís a las personas grandes: "He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo...", no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles: "He visto una casa de cien mil francos. Entonces exclaman: "¡Qué hermosa es!"
Si les decís: "La prueba de que El Principito existió es que era encantador, que reía, y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe", se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. Pero si les decís: "El planeta de donde venía es el asteroide B 612", entonces quedarán convencidos y os dejarán tranquilo sin preguntaros más. Son así. Y no hay que reprocharles. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas grandes.”
Pero, claro está, nosotros que comprendemos la vida, nos burlamos de los números.
"Teardrop" (1998), Massive Attack
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