"Have no faith in Constitution"
⎯Spirits In The Material World (1981), The Police.
Convención de Filadelfia |
Nuestro sito insta a proclamar la nueva república mediante una Convención Constitucional
Siguiendo lo propuesto en Chile Liberal, el presidente Sebastián Piñera ha aceptado la idea de una Nueva Constitución. El método lo es todo. Por lo mismo, nuestro sitio sugiere una Convención Constitucional, tal como se hizo en EEUU con la Convención de Filadelfia. De hecho, proponemos los siguientes cuatro momentos:
1. Plebiscito de entrada
Sería excelente para descromprimir la tensión actual y para aquilatar el apetito de la ciudadanía. En función de la contundencia de la opción triunfante y del turnout del electorado podríamos determinar muchas cosas para calibrar la hoja de ruta. Si la opción contra una Nueva Constitución se impone entonces procedería un proceso de reforma a la Carta Fundamental vigente.
2. Asambleas, cabildos, y el Gran Debate macroniano
Convendría revisitar los apuntes del proceso iniciado por Bachelet y revivir los encuentros de la comunidad. Piñera debiese asistir a ellos imitando Le Grand Débat National de Macron para atender las demandas de los gilets jaunes. La diferencia desde luego es que el francés cuenta 40 años y es dinámico, y a esta altura Piñera es un Tatita que prefiere ir a comer pizza con sus nietos. Pero tiene a Gonzalo Blumel, Karla Rubilar, y todo un elenco rejuvenecido que debe apoyar en este agotador ejercicio.
La gente quiere ser escuchada. Vayan a escucharlos. Los encuentros pueden transmitirse por YouTube y el ciudadano de a pie puede compartir sin intermediarios sus aflicciones a quienes son sus representantes. También comprobaremos lo penosamente estúpido que es el votante promedio. Pero sin duda que los cabidos serán provechosos.
A partir de estos encuentros los delegados, ojalá los mismos que designó Bachelet, debiesen elaborar una memoria, un resumen y un informe que recoja los principales requerimientos de la ciudadanía.
3. Convención Constitucional
El Congreso Nacional --ojalá devuelto a Santiago Centro-- actuará como Congreso Constituyente pero hará un outsourcing de este poder a los delegados de la Convención Constitucional. Esperamos que en un acuerdo de caballeros y damas sean nominados expertos y gente de alto vuelto de los más variopintos lugares ideológicos para trabajar la Constitución a partir del informe presentado después de los cabildos y del Gran Debate.
Me gustaría ver aquí a Gabriel Salazar, un historiador marxista, con Carlos Peña, un intelectual público liberal, más Hermógenes Pérez de Arce, un abogado de ultraderecha, y Agustín Squella, un socialdemócrata, más por ejemplo un hombre de letras como Cristián Warnken (el lenguaje es esencial en esta faena), junto a un equipo netamente técnico, todos juntos abocados por petición de los parlamentarios a una cosa: traducir las peticiones de los cabildos a una Constitución desideologizada, duradera, y breve.
4. Plebiscito ratifcatorio
Bajo condición de alcanzar un turnout decente, digamos al menos un 60% del padrón electoral, la Constitución será ratificada, y esperamos que siente los cimientos de la Nueva República. En caso de rechazo, tal como establecimos en el Plebiscito de entrada, se procederá a un paquete de reformas a la Constitución actual.
En Chile Liberal proponemos este itinerario e ideología con la intención de dejar el poder en manos de los votantes impidiendo que los muertos gobiernen a los vivos.