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martes, 22 de febrero de 2011

Eurabia: El fin de un mito


Las cifras revelan que el mito ultra-conservador de la "islamización" de Europa no es más que eso: un mito
"Sarkozy es el presidente de un protectorado de EEUU", afirmó Marine Le Pen, la flamante nueva líder del populista y ultra-conservador Frente Popular, un partido de ultra-derecha (su símil es la UDI Popular chilena). El negocio de esta dama es por supuesto la exaltación de emociones y la provocación. Y una de las provocaciones más incendiarias que el sector ultra-derechista explota es el temor ante la islamización de Europa ya que, según el imaginario de este sector, los musulmanes (ilegales o nativos) tienen demasiados hijos, mientras la población nativa disminuiría.

Lo anterior ya es evidentemente falaz mediante la mera observción empírica. Uno más o menos capta que esto es exageración, y sabemos que el populismo siempre apela al miedo para exacerbar los ánimos. Pero faltaban las cifras concretas que desechen el mito. Éstas ya las tenemos y aparecen en el gráfico a la izquierda (fuente: The Economist) basadas en el informe "The Future of the Global Muslim Population" del Pew Research Centre, que nos entrega los resultados: la población musulmana en Europa aumentará de un 6% actual a un 8% del total en el año 2030. Difícilmente este 2% puede ser causa de pánico, pero como sabemos, la gente necia no responde a datos y en fin, el mito de Eurabia continuará porque les conviene a algunos creerlo, o por último, porque es rico joder con algo y qué mejor que seguir hinchando las pelotas con la islamización de Europa, sea cierto o no, da lo mismo.

La población musulmana no puede simplemente catalogarse bajo una religión. Primero, en Francia muchos musulmanes son parte de la clase media educada quienes al igual que sus pares "no musulmanes" tienden a tener pocos hijos, uno o dos, a lo sumo tres, excepcionalmente cuatro. Segundo, es francamente ignorante creer que las musulmanas están pariendo jihadistas. Es como creer que todos los chilenos somos del Opus Dei simplemente porque esa secta de chiflados tiene fuerte arrastre en Chile. Las actuales convlusiones en el Norte de África demuestran que en el grueso de la población musulmana existe el mismo anhelo de libertad política, contrapuesta al radicalismo islamista, que existe en cualquier otro país democrático. Si estos países metabolizan la democracia y los derechos de propiedad y florece el crecimiento económico y la educación, también caerán sus tasas de natalidad, ya que no hay un nexo entre religión musulmana y natalidad en sí, sino el nexo es entre elevada natalidad y falta de educación. (Sólo en los casos más extremos, como el Opus Dei o el movimiento Quiverfull, ambos cristianos, se puede hablar de causalidad, pero admitamos que estos son casos excepcionales, y si hay sectas musulmanas que promuevan una natalidad excesiva, sería una cuestión excepcional y no la regla.)

Finalmente, en Francia se vive lo que ya algunos llaman Le Baby Boom, algo similar en el Reino Unido, ya que el crecimiento de la población ya está casi en la tasa de reposición (2,1 hijos por familia, obviamente). O sea Europa comienza a tener hijos, y especialmente lo hace la población nativa.

La llave del secreto es lo que en realidad todos sabemos: los países no deben arrastrar a la mujer a la cruel encrucijada de optar entre carrera o familia, lo que sólo se logra cuando a nivel social y legal la mujer goza de igualdad ante los hombres. Países como Alemania, Italia o España han visto el desplome de sus tasas de natalidad por no entender lo anterior. Por ejemplo, en Alemania, la participación laboral de la mujer es bajísima, como muestra el gráfico a la derecha (fuente: The Economist).

Los cambios demográficos en todo caso son difíciles de entender. Irlanda en pleno auge económico lideraba la natalidad europea, y ahora, en su peor momento, también. 
Comenzábamos este artículo mencionando a Marine Le Pen. La verdad es que no me interesa hablar de gente estúpida, pero me parece necesario evitar la propagación de memes y ofrecer resistencia ante los mitos. Por lo que he visto y como todos sabemos, Francia tiene un riquísimo capital humano, buenos programas políticos y su intelligentsia ávidamente lee periódicos de alta calidad como Le Monde (centro-izquierda) o Le Figaro (centro-derecha), y lo que he notado hasta ahora es que esta odiosa mujer (hija de Jean-Marie Le Pen, valga destacarlo) y sus ideas son desafiadas por parte de inteligentes analistas y columnistas, lo que asegura que al final el desagradable Frente Nacional siga siendo el repositorio de frustraciones del electorado, y me parece que su partido se limita a eso y no representa un surgimiento de la xenofbia en un país fundado a partir de las luces de la Ilustración y de la Revolución de 1789.