El sistema de pensiones y de salud necesita reformarse y responder ante el electorado. Andrés Velasco debiese liderar la discusión
Siguiendo la idea de nuestro post anterior, el modelo chileno necesita —como todo— someterse a un proceso de permanentes reformas. El vilipendiado modelo sin duda ha sido extraordinariamente exitoso al situar a Chile en una posición de liderazgo casi incontestable en la región. Pero sin reformas sensatas, el modelo no logrará que el país trepe en la OECD, sino que lo mantendrá de colista.
El mentado modelo está lejos de ser el capitalismo salvaje que algunos tanto critican, al contrario, es un modelo asistencial-socialista, con algunos visos de capitalismo de amigotes. Las Dos Torres del modelo, las AFP (pensiones) y la salud (ISAPRE), exhiben grietas estructurales que demuestran con nitidez lo que sostiene Chile Liberal: el modelo de capitalismo de amigotes de Pinochet no corresponde a un modelo de genuino libre mercado.
El derrumbe de las AFP
Los sistemas de pensiones son una bomba de tiempo en todos los países con un sistema de cajas, o de reparto, donde el Estado quita recursos a la fuerza laboral y se los entrega a los jubilados. Algunos insisten en poner como ejemplo a varios países europeos donde las pensiones se siguen pagando a pesar de la crisis, olvidando, convenientemente, que estas jubilaciones se pagan con deuda, es decir, sin liquidez, los gobiernos usan su tarjeta de crédito para continuar los pagos. Piensa tú mismo qué harías si no tienes uno en la cuenta corriente y sigues usando la tarjeta de crédito. El sistema de reparto está exangüe y su colapso es inminente.
La realidad de Chile no podría ser, en apariencia, más prometedora. El país goza de niveles de deuda bajísimos, está capitalizado robustamente, y dispone de generosas reservas en el extranjero (si bien, gracias a Sebastián Piñera, son menos generosas que antes). El sistema de pensiones se impuso a culatazos durante los lúgubres años de Pinochet, y peor aún, la idea es relativamente similar a lo que propondría Chile Liberal: un sistema de capitalización individual. Es decir, al contrario del reparto estatal, el trabajador cotizaría sus propios recursos (un 10% de lo que gana), que son gestionados por administradoras privadas, y al retirarse del mercado laboral el trabajador percibe una pensión que proviene de sus propios recursos, más las ganancias que haya logrado la administradora de su fondo.
La promesa hace más de 30 años fue que al jubilarse en este sistema privado, el trabajador percibiría al menos un 70% de las últimas remuneraciones imponibles. Para que esto fuese realidad, el Estado debió compensar a los afiliados de las AFP, ya que hoy sabemos que el 60% de ellos ni siquiera recibe el sueldo mínimo. Cuando el Estado, con el beneplácito de las AFP, debió aportar a la pensión de los jubilados, el fracaso de las AFP ha sido casi total.
Por otro lado, las utilidades de las AFPs son jugosas. El fracaso de las AFP más que ideológico, es técnico. Se arguye que los trabajadores tienen sueldos imponibles demasiado bajos, que no cotizan la cantidad de años esperada, etc. Lo cierto es que el sistema fue impuesto para no depender del Estado, pero el sistema depende del Estado. La situación es insostenible y requiere que ahora los políticos entren en acción.
Hacia reformas sensatas
En el capítulo anterior, dijimos que Chile Liberal quiere ver a los capitales privados al servicio de la sociedad. Lo que ahora planteamos es que la clase política debe exigirle a las AFP que cumplan su palabra. Si las AFPs siguen llenándose los bolsillos, pero es el contribuyente el que paga las pensiones, tenemos un problema. Y grave.
Los costos de las comisiones y de administración, los constantes cambios de los afiliados entre distintos, fondos, la aparente falta de control sobre sus utilidades, contribuye a la furia del electorado. Furia, por cierto, completamente justificada.
Por el momento, las AFP están en un proceso de soul searching, y al parecer a fines de este verano emitirán un plan de acción. Esta es una oportunidad de oro para que un tema tan vital como este sea discutido en un año electoral.
Algunos propondrán una AFP estatal, lo que es un oxímoron. Otros, llamarán a desmantelar las AFPs, lo que será interesante si es que el objetivo es convertirnos en España o Grecia. Todo esto será inevitable si las propias AFP no proponen un plan sensato.
Nos gustaría una propuesta enjundiosa y potente de Andrés Velasco, que trabaje en conjunto con las AFP para asegurarse que los jubilados chilenos puedan recibir una pensión digna sin desangrar al país. Un new deal con las AFP urge. Si no es posible una tasa de reposición de 70 u 80%, las AFP no pueden esperar que los sans-culottes no los agarren y los manden a la guillotina.
No necesitamos un sistema de cajas, que habría colapsado por completo. Necesitamos reformas al sistema actual. No es necesario antagonizar con las AFP ni hacer llamados incendiarios en su contra. El país tiene los recursos para costearse un excelente sistema de pensiones. Sólo falta voluntad política.
(Continuaremos en un próximo post con las Isapres.)
3 comentarios:
Otra tontera de opinion
las AFP no tienen nada de liberal.
Un sistema obligatorio con clientela cautiva y monopolizado por unas cuantas empresas ligadas al pasado dictatorial y que cobran jugosas comisiones sin pracicamente hacer absolutamente nada es lo mas distante a lo que se pueda llamar liberal.
Mira esta idea para mejorar el sistema de pensiones ( ojo no es el sistema de reparto)
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=QHQMCeDS4Nw
"El mentado modelo está lejos de ser el capitalismo salvaje que algunos tanto critican" ¡sí,sí,sí, señor, lo que usted diga!(a los locos hay que seguirles la corriente)
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