Estupor nos ha provocado el burdo intento de la derecha nacional-católica española, con la anuencia de la clase política, por restringir e incluso obliterar el derecho inherente de la mujer a poner fin a su embarazo si así lo decide. Un anteproyecto ha sido aprobado por el gobierno, y ha generado una oleada unánime de indignación en el mundo civilizado. Sólo el ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen ha expresado su apoyo a la ley española. Es nuestro deber impedir el triunfo de la barbarie sobre la civilización.
Así todo, comparado con España, Chile palidece. Nuestro país sigue ocupando un sitial de honor en la lista de la vergüenza internacional. En Chile el aborto se encuentra prohibido bajo toda y cualquier circunstancia. Si el embarazo puede producir la muerte de la mujer, sólo se procede a último minuto. Si el feto sufre deformidades que le impedirán la vida fuera del vientre, se obliga a la mujer a proceder al parto y dar a luz. Estas barbaries sólo son posibles cuando las leyes se dictan bajo un régimen represivo — como el de Pinochet.
En España no se ha llegado a este extremo, ni nadie ha propuesto exponer a las mujeres a un embarazo de alto riesgo.
La ley chilena continúa siendo una anomalía indignante. Si les sirve de consuelo en la península ibérica, sepan que en Chile el aborto está prohibido bajo cualquier forma, y como he expuesto en este sitio, la angustiante situación la sufre mi hermana, de 29 años, quien esperaban felizmente su primer hijo hasta enterarse que el bebé sufre de Síndrome de Potter. ¿Puede optar a un aborto? No, porque los principios de Jaime Guzmán, el oscuro arquitecto político de la dictadura de Pinochet —y gran admirador del franquismo, por cierto— lo impiden. ¿Está en riesgo la vida de mi hermana? Sí, lo está, y en caso que no se produzca un aborto espontáneo deberá esperar unas semanas más para que le induzcan un parto y luego ver morir a ese bebé.
Algunos aducen que España está volviendo a la barbarie. Está dando un gigante paso atrás, sin duda, aunque es improbable que este proyecto vea la luz del día. Sí así ocurre, España debe ser expulsada de la Unión Europea, entre otras medidas. No obstante, la real barbarie se vive en Chile, donde luego de 23 años de democracia aún no es posible reformar la ley de aborto. Por ello, esperamos con ansias la llegada de Michelle Bachelet a la presidencia para enviar urgentemente un proyecto de ley que morigere en algo el sufrimiento de tantas familias.