Eternamente agradecidos |
Hace 70 años, después de intensos y complejísimos preparativos, las tropas aliadas desembarcaron en la "Playa de Omaha" y comenzaríamos —al fin— a torcerle la mano al Führer y su putrefacta ideología. Estos hechos han sido copiosamente documentados, y recreados en innumerables películas. Sin duda Operación Overlord es la más extraordinaria y decisiva acción militar de todos los tiempos.
Las máximas autoridades políticas del mundo, desde la realeza británica hasta Vladimir Putin, pasando —controversialmente— por la canciller Angela Merkel, se han dado cita en la costa de Normandía para rememorar este momento cúlmine en la historia de la libertad y rendir un justo homenaje a los veteranos, y por sobre todo, recordar el máximo sacrificio de todos los que nunca volvieron.
Por supuesto que uno se emociona. Ver a los veteranos, ya muy viejitos, caminando con bastones, acompañados por sus nietos, otros en sillas de ruedas, pero así todo con una sencillez y brío que sólo otorga la grandeza, no deja indiferente a nadie.
Uno de los momentos más conmovedores fue el apretón de manos entre un antiguo paracaidista de la Luftwaffe y un veterano del ejército francés. Y no sólo un gesto: ambos son amigos y vecinos. Los enemigos de ayer hoy se consideran "hermanos". Desde luego que debe ser así: una vez ganada la guerra, se debe ganar la paz.
Por lo mismo, pensar en todo el heroísmo de los veteranos, sólo produce repulsión saber que el fantasma del nacionalismo más asqueroso vuelve a penar en Europa. En Francia, los negacionistas del Frente Nacional —remozados con un discurso tan ladino como incoherente— se coronan como el partido de mayor votación — al menos en las elecciones europeas. Es entendible que en el deprimente contexto económico actual, con los 30 Gloriosos —las tres décadas de extraordinario crecimiento económico que prosiguieron al fin de la II Guerra— apenas un lejano recuerdo, el populacho descargue su ira votando por lo peor de lo peor. Pero es una falta de respeto a todos los que lucharon contra los nazis, y a quienes les debemos agradecer hoy la libertad de la que gozamos.
¿Es la Unión Europea una organización demasiado abstracta, lejana, burocrática y onerosa? Sí, lo es. ¿Es la moneda única un fracaso? Hasta ahora, quizás sí.
El problema es que la Unión Europea justamente nace a partir del descalabro ético de Europa. Luego de ocupar el pináculo del humanismo y la técnica, Europa se volvió una vergüenza. El mismo continente que nos dio a Mozart también nos dio a Adolf Hitler. Una cosa es por ejemplo ver las masacres odiosas de Gengis Khan, el salvaje rey de los mongoles. Es lógico que sea uno de los mayores criminales de la historia. Pero es infinitamente más tétrico construir campos de exterminio masivo después que leímos a Nietzsche, después que escuchamos a Beethoven. Cómo se pudo caer tan bajo es incomprensible. Pero después de todo esto, insistir en votar por el partido que fundó Jean-Marie Le Pen, un hombre que declaró que el holocausto fue un "detalle", y que apenas el día de ayer se ha burlado de un cantante francés (judío) diciendo que "lo mandaría al horno" son cosas que empequeñecen el corazón.
No obstante, cabe destacar que la Unión Europea ha sido un éxito rotundo en su objetivo primario: mantener la paz. Hoy, un conflicto armado entre estas naciones es impensable. A partir del descalabro, el proyecto político de la UE consiste en unir para siempre el destino de todas estas naciones. El sello de todo sería eliminar las fronteras y crear una moneda única. Es como un matrimonio. Y como todo matrimonio no todo es color de rosa como se creía el día que se firmó en el registro civil. El matrimonio de la UE está pasando por una dura crisis matrimonial.
Creo que el mejor homenaje a los veteranos es seguir profundizando la democracia, y nunca, ni siquiera como expresión de hastío, otorgarle votos a los odiosos fascistas. Es un insulto a todos los que desembarcaron en Normandía y a los que entregaron su vida en la II Guerra Mundial. Ellos merecen nuestro reconocimiento. En este pequeño rincón de la Internet les rendimos un modesto pero sentido homenaje.
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