Los deportes de masas no deben ser usados con fines políticos pero, como en todo, hay excepciones
Ayer se disputó una de las justas deportivas que más expectación ha despertado en la historia del deporte moderno, la semifinal del cricket —el "deporte de caballeros" por antonomasia—, entre Pakistán e India, siendo el segundo el anfitrión de la Copa del mundo de esta disciplina. El encuentro fue presenciado por alrededor de mil millones de personas, vale decir, uno de cada seis habitantes del planeta vio el partido. Twitié esta curiosa estadística y me valió varios "Plop!", entre otras mofas, incluso un RT bajo la etiqueta WTF, lo que no deja de ser curioso, ¿por qué en Chile, país obsesionado con el Spanglish y donde WTF es usado por tanta gente, tan pocos se percatan de lo que ocurre en el mundial de cricket?
En el mundo hay archirivales deportivos irreconciliables: Alemania y Holanda en el fútbol, por nombrar sólo un ejemplo, pero la rivalidad más intensa a nivel mundial es la de India y Pakistán en cricket. Y fuera del ámbito deportivo, entre ambas naciones las relaciones diplomáticas aún están caldeadas luego del atentado terrorista en Bombay el 2008, y ni hablar de las fricciones fronterizas en el marco del conflicto de Cachemira. Más aún, mientras India se convierte en una potencia mundial, Pakistán sólo mira a su vecino con envidia.
Los chilenos en vez de estarse mofando por lo que ocurre en el Subcontinente Indio como si fuese un detalle sin importancia debiésemos estar activamente observándolos y prestando atención para posicionar nuestros productos e imagen país en aquel lugar. Un país mediano sin mercado interno como Chile debiese continuar frenéticamente buscando mercados en lugares exóticos, tal como lo hicieron en su momento los insulares ingleses, quienes abandonaron su gris y lluviosa islita para encontrar mercados lejanos y abrir rutas comerciales, estableciendo un imperio marítimo y comercial durante el siglo XIX que se constituyó en la primera superpotencia contemporánea. Una de las huellas del colonialismo en sus antiguos territorios ha quedado plasmada en el idioma y la cultura, pero por sobre todo, en el deporte. El cricket, la quintaesencia del sport inglés, al final fue adoptado por India, Pakistán, Bangladesh y en general por toda la Commonwealth como deporte nacional.
El cricket es en teoría aburridísimo. Es como el béisbol pero más extraño, con partidos que se interrumpen para ir a parsimoniosos tea breaks con remilgados sandwiches, y los encuentros pueden extenderse por días. Los colonialistas de antaño no tenían nada que hacer y qué mejor que jugar a tirarse una pelota, pegarle con un bat, y correr de un lugar a otro, con reglas tan incomprensibles como ridículas. Pero en la práctica es un deporte fascinante que exalta por sobre todo la caballerosidad y el respeto a las reglas, e incluso mejor, es la excusa perfecta para ser espectador y beber cantidades ingentes de cerveza hasta quedar completamente ebrio. Bueno, del espíritu del cricket proviene la expresión "it's just not cricket" para designar una situación injusta. Y la verdad es que la semifinal jugada ayer vio una situación curiosa porque no era solamente cricket sino un asunto diplomático: el primer ministro indio Manmohan Singh invitó cordialmente a su homólogo pakistaní Yusuf Raza Gilan para ver juntos el partido (noten que ambos países disponen de arsenal nuclear). Chile Liberal pregunta: ¿es conveniente que mandatarios usen el deporte de masas para cuestiones políticas?
En general, no, no es justo: it's not cricket. Lo que ocurra en una cancha debe entenderse exclusivamente como un asunto deportivo. Recordemos los Juegos Olímpicos de Hitler, entre otros episodios tristes (el "oso" de Bielsa a Piñera, por ejemplo).
Pero usado con tino —y si es una excepción y no la norma—, puede ser provechoso. De hecho, después del partido ambos primer minstros declararon que en realidad deben buscar formas de estrechar lazos. Por lo que escuché en BBC Radio el ambiente no sólo fue de corrección deportiva, sino que de camaradería entre ambos jefes de gobierno, y en los hinchas primó la alegría por compartir la misma pasión por el deporte que los une. El programa World Have Your Say de la BBC (programa radial favorito de Chile Liberal) se llenó de auditores que expresaban sus mejores deseos a su equipo nacional... y también a su rival. Las absurdas particiones territoriales trazadas hace décadas en alguna oficina del Foreign Office quedaron atrás, y también los inexplicables conflictos. El ambiente fue de carnaval, al menos por unos instantes.
India se impuso por 29 runs, con lo que pasa a la final y debe ahora enfrentarse al formidable Sri Lanka. Nunca un anfitrión ha ganado la copa, lo que parece no importar mucho a los indios: derrotar a Pakistán vale tanto o más que ganar el torneo mismo. En las casas de apuestas las cuotas son Sri Lanka 11/8, e India 4/6.
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