jueves, 24 de noviembre de 2011

Inglorious Basterds

El alcalde Labbé ha organizado un ignominioso homenaje a un criminal convicto. Éste debe ser su último periodo edilicio en la comuna de Providencia.

No solo es comunista esta perra, sino que además es judía… hay que matarla”, son las palabras del brigadier Krasnoff, condenado por la justicia chilena a más de 140 años de cárcel por los crímenes que él perpetró bajo la dictadura de Augusto Pinochet. El alcalde Cristián Labbé, ex esbirro de Pinochet, ex guardaspalda del Gorila y uno de los mandamases de la policía secreta del régimen, no encontró nada mejor que organizar un homenaje al pobre Krasnoff quien ha sido injustamente condenado por servir a Chile, como consigna un asqueroso libro lanzado en esta opípara ocasión. Como si fuese poco, una invitación al magno evento fue extendida al mismísimo Sebastián Piñera, a lo que una funcionaria de la presidencia contestó que el presidente no podía asistir por razones de agenda pero que él expresaba a los asistentes los mejores deseos de éxito en el encuentro.

Primero, digamos que hay que ser muy tendencioso como para no darse cuenta que Sebastián Piñera en ningún momento expresó "personalmente" sus parabienes a los participantes de este aquelarre: sólo el izquierdista más recalcitrante podría creer que Piñera sería capaz de algo así (la funcionaria que respondió a la invitación renunció de inmediato). Segundo, Piñera hizo bien en condenar esto sólo por Twitter, tratando de bajarle el perfil al cagazo de sus colaboradores.

Pero aparte de eso, acá hay cuestiones preocupantes. Yo mismo dije por Twitter que si este acto se llevaba a cabo en dependencias privadas, no municipales, merece el máximo repudio de la comunidad civilizada, pero no es posible prohibir semejante evento por degradante que sea, ya que sería una cuestión privada. Lamentablemente, constato que el Club Providencia, el lugar del encuentro, es un recinto del municipio. Ciertamente, es completamente inaceptable que dineros del contribuyente o instalaciones pagadas por éstos últimos se empleen en halagar a un criminal convicto.

Por otro lado, la "funa", una manifestación tipo "tribunal popular", es absolutamente deseable y necesaria para no dar la impresión que la comunidad puede quedar impávida ante la ignominia. Pero lo que vimos no fue una funa, sino una batalla campal en la que manifestantes atacaron a varios de los asistentes y causaron cuantiosos daños, incluso agredieron a transeúntes que nada tenían que ver con el mentado homenaje, quienes desde luego no podían defenderse ante la turba enajenada. Esto constituye un ataque cobarde. Uno pensaría que justo frente al lugar del encuentro se desplegarían pancartas alusivas a los derechos humanos y retratos de las víctimas, o sea que se haría algo emotivo. No. Fue mero matonaje como en lo peor de las bataholas que alguna vez azotaron al país.

Y peor aún, le dan la razón al ex esbirro de Pinochet cuando este se queja de que han vulnerado su libertad de expresión.

¿Hay límites a la libertad de expresión?
Acá entramos en un tema peliagudo. ¿Es legítimo que en una sociedad libre, a nombre de la libertad de expresión, no se haga nada por impedir homenajes a criminales de esta especie? Si la libertad de expresión es la piedra angular de una sociedad donde rigen principios liberales, ¿qué hacemos con el que expresa aquello que remece los pilares mismos en que se sostiene la sociedad? ¿Podemos abandonar la mítica "tolerancia liberal" cuando alguien expresa lo que no nos humilla como seres humanos?

La respuesta no es clara. Desde luego que cualquier privado es libre de homenajear junto a otros, si hay mutuo consentimiento, lo que se les venga en gana. Un grupo de personas puede por ejemplo recitar y declamar loas y ditirambos que exalten la coprofagia (el acto de comer feces) y luego proceder a la ingesta de excrementos si eso es lo que los hace felices. Nos puede parecer repugnante, de hecho es repugnante, pero si lo hacen en privado y nadie está obligado a asistir, acá no hay nada que prohibir. 

Del mismo modo que con la coprofagia, los comemierda que homajean a Krasnoff pueden, si lo estiman oportuno, darse un festín leyendo las bazofias del libro, porque en una sociedad libre, también uno tiene el legítimo derecho de manifestarse en contra y organizar funas. El propio Labbé al final desistió de asistir al acto porque sabe que congraciarse con los colaboracionistas del régimen implica, como contrapunto, mirar a la cara a quienes se manifiestan en contra. Estos son los mecanismos de una sociedad civilzada, en que espontánea y libremente la gente castiga ciertos comportamientos y premia otros, hasta que por ensayo y error se encuentran y privilegian las acciones que la sociedad sí valora. Desgraciadamente, la funa agredió a los asistentes, al final concediéndole el moral high ground a ellos: Labbé reclama que se violó la libertad de expresión.

Como reflejo involuntario, un diputado propone penalizar todo acto que exalte las violaciones a los derechos humanos. Se arguye que en Alemania el glorificar el nazismo se condena no con funas sino con cárcel, y que del mismo modo en Chile el glorificar el pinochetismo también debe ser penalizado. Esto es erróneo. Si bien es cierto Pinochet y Hitler fueron asesinos de la Champions League de criminales —que uno haya matado miles y el otro millones sólo cambia magnitud, no la gravedad— es más bien una anomalía alemana el penalizar por ejemplo la negación de la Shoah. Este error es algo que, paradojalmente, debemos tolerar, pero no imitar. Alemania aún no termina de escribir la historia (hasta el día de hoy continúan ataques neonazis), es entendible la prohibición porque la herida aún no cicatriza.

La B de "Bastardo"
El alcalde Labbé ha ocupado la alcaldía de Providencia —comuna de clase media y fortín de la derecha conservadora—, por demasiado tiempo. Es cierto que muchos vecinos lo admiran y comparten su retorcida apología de los crímenes de la dictadura. Una cosa es entender que entre las fuerzas armadas y las guerrillas marxistas hubiese enfrentamientos y caídos en combate. Éstos no merecerían mayor atención porque habrían muerto en una situación de guerra. Pero creer que en Chile estuvimos al borde de sucumbir ante miles de guerrilleros entrenados en Cuba y armados hasta los dientes en el marco del Plan Z es una pelotudez humillante para cualquiera que tenga un mínimo de inteligencia. 

Mucha gente defendió la dictadura porque al final Pinochet entregó estabilidad y pasarle el mando a la Concertación parecía riesgoso. Pero a medida que el país volvía a su curso democrático y cuando emergía la verdad de las atrocidades, seguir defendiendo a Pinochet se volvió inexcusable, e inaceptable. Una cosa fue defender a Pinochet en 1988 cuando el gobierno mostraba la campaña "Sí, somos millones" y por otro lado alentaba la campaña del terror. Ya incluso en esa etapa, la mayoría de los chilenos añoraba la democracia y rechazaba la tiranía. Pero después de los informes sobre desaparecidos y torturados, después del escándalo del Riggs Bank, sólo el recalcitrante más vil puede seguir "matizando" ya no sobre los "excesos" que "quizás" fueron un tanto "innecesarios pero inevitables", porque continuar "matizando" cuando el niño Rodrigo Anfruns fue asesinado, cuando una mujer es sacada de un hospital y luego torturada y asesinada, ahí no hay nada que "matizar". Fueron crímenes de lesa humanidad. Nadie ni en Providencia ni en ninguna parte del planeta puede seguir "matizando" sobre violaciones a los derechos humanos.

Se nos dice que quizás los altos mandos no sabían nada y que fueron acciones de particulares. Pues cuando se detiene a un suboficial se lo defiende porque sólo cumplía órdenes; cuando se encarcela a un oficial se le defiende porque actuaba sólo; cuando se apunta con el dedo a los altos mandos se lo defiende porque "no sabían qué ocurría". Pues hemos tenido suficiente. 

Este señor Krasnoff ni siquiera nació en Chile sino en Austria, es hijo de nazis que participaron activamente en los campos de exterminio. Este sujeto, al igual que Labbé, Contreras, Pinochet y cuantos otros nombres, nunca debieron formar en las filas de nuestro ejército, que es una institución republicana fundamental. Defendamos a nuestras instituciones de estos bastardos que glorifican la tortura, la ejecución y la desaparición. Son tan cobardes que ni siquiera asumieron sus culpas, sino que escondieron los cadáveres o los destruyeron, y luego guardaron silencio. Hoy, fingen ser víctimas de una maquinación en su contra.

Labbé está ahí porque la gente lo pidió y lo ha relegido una y otra vez. Ahora que se perfilan las próximas elecciones municipales, Chile Liberal les pide que lo saquen.

5 comentarios:

SSergioA dijo...

Decir que la coprofagia es repugnante es un juicio de discriminación pura contra personas que tienen una orientación alimenticia distinta a la tuya. Es como calificar de repulsivo que los hombres se metan el pene por el ano o las mujeres se froten las vaginas simulando la cópula.
Todos somos iguales y la ley debería obligar a los restaurantes a incluir en el menú platos de excrementos.


La funa tiene por objeto alterar el pensamiento y conducta de una o más personas mediante amedrentamiento, por lo tanto, no puede considerarse parte de la libertad de expresión, debe penarse.

Ignacio Burges dijo...

“...es más bien una anomalía alemana el penalizar por ejemplo la negación de la Shoah. Este error es algo que, paradojalmente, debemos tolerar, pero no imitar.“

No es tan anomalo:

“En varios países se han promulgado leyes relacionadas con el negacionismo y la expresión de odio (bajo el cual se incluye el negacionismo) como la Loi Gayssot (aprobada en Francia, en 1990), que prohíbe toda expresión "racista, antisemita o xenófoba" y que contempla al menos tres años de cárcel a los negacionistas o personas que expresan dudas sobre el exterminio judío. En 1992, Austria promulgó una ley similar que contempla hasta diez años de cárcel hacia estas personas (artículo 3h Verbotsgesetz, 1947). La «Ley belga sobre Negacionismo» (aprobada en 1995) prohíbe el apoyo, justificación o negación pública del Holocausto en Bélgica. En Alemania está penalizada la negación o dudas del holocausto en público según el artículo 130 párrafo 3 (§ 130 Abs. 3) código penal alemán (Strafgesetzbuch) y se considera como "incitación al odio" (Volksverhetzung). Otros países europeos que tipifican esta conducta como delito en su ordenamiento jurídico son: Suiza (artículo 261bis del Código Penal), Eslovaquia, República Checa, Lituania, Polonia, Canadá, Lichtenstein, Nueva Zelanda, Países Bajos, Rumania y Sudáfrica. Además, bajo la Ley 5710-1950 es también ilegal en Israel.“

http://es.wikipedia.org/wiki/Negacionismo_del_Holocausto

Ignacio Burges dijo...

Los asistentes a esa miserable ceremonia , son complices, se merecen la agresion, estaban provocando, en Israel por hacer un concierto de Wagner pasan cosas peores, me imagino si se hiciera un homenaje a Himmler, o en la Republic Checa a Heydrich, o en Camboya a Pol Pot, o en Argentina al cobarde de Astiz, a este ultimo cada vez que lo reconocian se iba de fleta, por suerte esta en la carcel, que lastima que Labbe no lo este, y pensar que en donde he vivido en Santiago la mayor parte de mi vida ha sido en Providencia, voy a volver a votar ahi, espero que Bellolio tenga apoyo, desde ya tiene mi voto.

Ignacio Burges dijo...

“La funa tiene por objeto alterar el pensamiento y conducta de una o más personas mediante amedrentamiento“

La ley y la autoridad pretende lo mismo, lo mismo los boycotts de los fascistas clericales de muevetechile, por ejemplo, o las manifestaciones de los pinochetistas, con anuencia de Labbe , frente a la embajada de Espana , durante el cautiverio del tirano en Londres.

Anónimo dijo...

¿Providencia clase media? No se si eso sea cierto...Pero en fin, al tema, Labbe no va a perder, porque como bn se dice es un fortín de la ultraderecha esa comuna. Gente que cree que por tener una ciclovia le puede perdonar las mariconadas a ese cerdo.