Anteriormente hablamos de Origin, la más reciente obra de Dan Brown. Aprovechando ese impulso quiero esta vez comentar dos libros relacionados con la religión, la política y el fanatismo ⎯ temas recurrentes en Chile Liberal.
Empecemos con Conclave. Fue para mitigar las tediosas esperas durante un aburridísimo viaje de trabajo en que compré esta novela, que prometía un ritmo galopante con un tema tan cautivante como la elección de un Papa ⎯ y que ya mencionamos en este post.
Compré el libro en inglés pero no alcancé a terminarlo en el viaje, así que apenas tuve un rato libre fui a un café a aprovechar de acabar las últimas 50 páginas. Estúpidamente se me cayó del bolsillo en el camino y tuve que acudir desesperado a la biblioteca de mi barrio. Primera vez que empiezo un libro en inglés y lo termino en francés. Un autor cuando es brillante pasa de una lengua a otra sin problemas. Robert Harris ⎯el maestro del thriller político⎯ es uno de esos bichos raros que pasa con bríos de la lengua de Shakespare a la de Molière sin despeinarse.
Los seguidores de Dan Brown inevitablemente también aprecian a Robert Harris. Ambos son de aquellos que empiezas a leerlos y simplemente no puedes dejar de pasar de una página a otra. No sólo abordan temas absolutamente fascinantes sino que además saben hilar una historia con la maestría que la lengua de Shakespeare exhibe desde Charles Dickens, el inventor del cliffhanger. Robert Harris, no obstante, tiene el mérito de abordar temas más políticos y con menos espíritu de ratón de biblioteca. Sus narraciones versan sobre el poder y los hombres que lo ejercen. El Vaticano es un escenario perfecto.
El Papa ha muerto y se congregan los cardinales para votar hasta que la fumata blanca humee por la chimenea de la Capilla Sixtina. Aprendí muchísimos detalles sobre la logística y la historia de un cónclave, sin despreciar el tema central que es la brega entre los reformistas de la iglesia de Roma y los ultraconservadores, sin dejar de lado la corrupción escandalosa de los purpurados y sus muchos ardides y muñequeos para ser nombrados como el sucesor de Pedro.
De la nada llega un extraño y desconocido cardenal. La votación se vuelve cada vez más tensa. Y como lo hacen los narradores que saben capturar la atención del lector, el final de la historia tiene un twist con una extraordinaria resonancia en la discusión social actual.
Si ustedes creen que las historias de la iglesia de Roma son fascinantes, espérense entonces para conocer un poco sobre el islam. Le testament Syriaque, "El testamento siriaco", es un thriller policial que rápidamente deriva en una elegante especie de diatriba contra el fanatismo musulmán. El autor, que firmó bajo el seudónimo de Barouk Salamé, narra en un estilo algo más torpe que el de Robert Harris, pero que a poco andar revela muchas curiosidades y desvela misterios del islam con gran erudición
El tema como sabemos es explosivo en el contexto europeo actual. El libro en todo caso no causó el impacto que por ejemplo desató en su momento Los versículos satánicos, que le valieron a su autor, el inglés de origen iraní Salman Rushdie, una fatwa donde se ordenaba matarlo.
Fue un librero en Lyon, donde pasé un fin de semana, el que me lo recomendó. (Si desaparecen, cómo extrañaremos esos libreros paleteados que vienen a ofrecerte su ayuda cuando te ven hurgando en su pequeñas y recónditas librerías, que son porfiados fortines de resistencia que se baten contra las enormes cadenas actuales y contra el coloso de Amazon.)
Una de las falencias de este libro es el abuso por parte del autor de las interrogaciones para interpelar al lector y cautivarlo en la lectura. Es el lector quien se plantea las preguntas y para contestarlas debe pasar página tras página. Pero lo perdonamos: es su novela debut. Abundan además los clichés sociales y otras payasadas pero que de todos modos no opacan una novela que con fineza cuestiona los fundamentos de la religión musulmana y de paso toca temas tabú, como la vida terrenal de Mahoma o la presencia de la Virgen María en el Corán y la raíz cristiana del islam.
Ambas lecturas me dejaron bastante conforme. Si pueden echarles ustedes una hojeada creo que no se arrepentirán.
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