"Mar turbulento" Ivan Konstantinovich Aivazovsky, 1860 |
En las primarias de julio del 2017 vimos al conservador Sebastián Piñera como el aspirante más sólido. Ante esta realidad evidente, sus contendientes debían hacer dos cosas: uno, producir un programa potente, y dos, alinearse todos tras un candidato fuerte. No hicieron lo primero, ni tampoco lo segundo. ¿El resultado? Piñera les voló la raja.
"Chile se salvó" era el cántico que entonaron sus votantes la noche en que se anunció a Piñera como el ungido por el electorado. El exiguo crecimiento económico había generado justificada ansiedad en los votantes chilenos y el candidato conservador parecía atender esta preocupación. Pero Chile Liberal sostiene que esto es falso y el recién investido Presidente no satisfará las expectativas, por tres razones.
Primero, porque Piñera asumió el mando el 2010 cuando el país venía convaleciente de la Gran Recesión ⎯la crisis económica más devastadora desde el fin de la II Guerra Mundial⎯, y para ello se aplicó un paquete de estímulo contracíclico concebido por el ex ministro Eyzaguirre y ejecutado muy bien por el excelente ex ministro Andrés Velasco. Este paquete, del 2,8% del PIB, permitió que la crisis fuese intensa pero breve. Piñera se benefició de la recuperación posterior, algo bien distinto al lúgubre panorama actual.
Segundo, como sabemos, en el período 2010-2014, aún Chile pudo gozar del súper ciclo de los commodities, del cual el cobre fue un gran beneficiario. El país ha avanzado mucho pero el cobre sigue siendo preponderante en el desempeño de la economía chilena. Ese ciclo ya acabó. Comenzará a remontar, sí, pero es improbable ver los precios del súper ciclo.
Tercero, no olvidemos el fatídico terremoto del 27 de febrero de 2010. El esfuerzo de reconstrucción significó más o menos un 20% del PIB. Suena terrible, sobretodo por las pérdidas humanas, pero analizado con frialdad esto fue una maravilla para las cifras de crecimiento (no para el aumento de la productividad). Afortunadamente no hemos tenido otro terremoto así de devastador, por lo mismo, Piñera no puede contar con otro estímulo keynesiano de este tipo.
Y en el fondo, si examinamos Piñera 1.0 con detención, no observamos ninguna medida estructural que haya significado una mejora en la economía chilena. Al contrario, Piñera se dedicó a subir impuestos mediante una nefasta reforma tributaria.
El único efecto que tuvo Piñera fue en desatar los "espíritus animales", como diría Keynes, creando un ambiente amigable para los negocios lo que aguijoneó la inversión y el crecimiento. Tanto así que cuando fue evidente que el canoso magnate entregaría la banda presidencial a alguien de la oposición ⎯a la mismísima Bachelet, de hecho⎯ volvió a imperar el pesimismo y la economía decayó. Nada se construyó sobre cimientos sólidos durante Piñera 1.0
Concluimos que con Piñera 2.0 las cifras económicas serán mediocres. Chile no se ha salvado, todo lo contrario. Seguimos empantanados en la trampa de los países de ingreso medio. No se vienen tiempos mejores así que prepárense.
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