viernes, 7 de diciembre de 2007

Adiós, Katy

El nombre Katy French no sólo evoca belleza deslumbrante, sino que la modelo más famosa de Irlanda además provocaba una dosis no menor de controversia. Declaró en varias ocasiones su oposición a la prohibición del aborto (estipulada en la propia Constitución de la República de Irlanda) no sólo por ser una ley inhumana, sino que además hipócrita: las irlandesas deben acercarse a su GP (médico) y declarar que su embarazo es una "crisis", que se sienten "deprimidas" y que consideran el "suicidio" (una de las principales causas de muerte en la Isla Esmeralda). En este caso, el aborto se permite para resguardar la salud de la mujer: típico doble estándar de países de tradición católica. Katy French manifestó su oposición.


Además habló públicamente sobre su propio consumo de drogas, lo que puso a esta educada y bien articulada mujer al centro de una batahola. No me referiré a encontrones con los fundamentalistas de la ecología, que criticaron a Katy por posar con abrigos de piel. Me referiré por ahora al problema de las drogas. Ella reconoció que consumía "drogas recreacionales", si bien esta preciosa estudiante de psicología en su momento declaró que las drogas son, como todos sabemos, perjudiciales. Y es necesario abordar el problema de las drogas, porque una sobredosis ha puesto fin a la vida de la única top model irlandesa. Durante la celebración de su cumpleaños número 24, Katy French sufrió un desmayo, y cayó en coma. Ayer falleció.

Contra la hipocresía
El caso de Katy French demuestra lo que Chile Liberal sostiene: el uso de drogas no produce daños directos a terceros. La modelo irlandesa ha muerto por su propia irresponsabilidad. Ella misma lo reconoció. Ella consumió drogas como muchos de sus compatriotas, quienes han convertido a Dublín, la ex Capital del Éxtasis, en la Capital de la Cocaína, luego de ser el epicentro mundial de los excesos etílicos. Los irlandeses no son genéticamente viciosos, sino que la sociedad evoluciona desde un pasado brutalmente represivo hacia una liberalización de las costumbres. Hasta 1990 el uso de los condones era penalizado y se requisaban en las aduanas. Históricamene la Iglesia Católica fue la ama y señora de la vida de cada irlandés, al extremo de convertir a Irlanda en el único país tercermundista de Europa Occidental (junto a España, nación también católica e igualmente con guerrillas terroristas). El brusco paso de pobreza a riqueza ha dejado a muchas víctimas en el camino.

John Pauls in their twenties
Tal como describe el economista David McWilliams en su polémico libro Los hijos del Papa, la Irlanda actual es la generación más hedonista de la historia del país, llegando a excesos que sonrojan a sus vecinos europeos. No es coincidencia que Katy French haya muerto por exceso de drogas. Nueve meses después de la vista de Wojtila en 1979, más niños nacieron en Irlanda que en ningún otro momento de su historia. Este fenómeno fue destacado, comentado y analizado por McWilliams, arrojando ciertas luces sobre el misterioso proceso de desarrollo económico y social de Irlanda. Lo concreto es que desde 1979, Irlanda no vive ninguna implosión demográfica, todo lo contrario. La fertilidad es un problema del Continente, no de Irlanda. La generación actual es la más pudiente de la historia, y una de las más malcriadas del mundo: un país riquísimo y repleto de gente joven. Mucho menos glamorosa ha sido la muerte de Kevin Doyle (21), pero comparte con la desaparecida Katy French su juventud y el excesivo abuso de estimulantes.

La muerte de estos dos jóvenes ha capturado la atención de la opinión pública irlandesa, que además ha sabido leer bien los presagios poco optimistas sobre un futuro colapso del mercado de la construcción (el valor de las casas ha aumentado más de un 200%), y sabe que se ha llegado a un punto de quiebre. La trágica muerte de la modelo irlandesa marca el fin del 2007, probablemente el último de la bonanza económica. Además es un lúgubre comienzo de la temporada navideña, época conocida no sólo por los villancicos y el aumento en los suicidios, sino por el exceso de alcohol, drogas y sexo (en Durex deben trabajar horas extra desde Navidad hasta el 14 de febrero).

Otra de las tesis de este blog es que la opresión religiosa produce tal nivel de neurosis que conduce al exceso (y a la pobreza material). Cualquiera creería que un país subyugado por siglos ante el catolicismo sería un "ejemplo" para el mundo, radiante de "valores católicos" y de "espiritualidad". Nada de eso hay en la alcohólica y ultraestimulada Irlanda. Su exportación tradicional era angloparlantes famélicos, perfectos para dirigir el tránsito en Nueva York. Si hay un país que nada le debe a la Iglesia Católica, es Irlanda.

Katy French ya no está con nosotros. Murió en los brazos de su hermana, rodeada por su familia en su lecho de muerte en el Hospital de Nuestra Señora, en Navan. El estereotipo del drogo huérfano, arruinado y desesperado es eso, un estereotipo. Ella, al contrario, era brillante, educada, "chora", como dice el chileno. La decisión de drogarse fue de ella, y es mediante estos hechos que la sociedad aprende lo bueno de lo malo. Después de ver las imágenes de su funeral, quizás los consumidores de drogas en irlanda reaccionen; probablemente dejen de comprar drogas y, de paso, dejarán sin trabajo a los mafiosos. O quizás no.

La muerte de Katy French fue, ante todo, irresponsabilidad de una persona que debió saber mejor que jamás se debe beber alcohol, consumir éxtasis y jalar coca en una misma noche. Su absurda actitud le quitó la vida a ella y a nadie más. Este es el mejor momento para no escuchar a los prohibicionistas de siempre, porque la sociedad debe aprender a convivir con las drogas. Mientras éstas existan habrá gente que querrá usarlas, y ellos tienen derecho a hacerlo.

Katy, descansa en paz.

7 comentarios:

Jorge A. Gómez Arismendi dijo...

Veo que te contradices estimad@: En este texto dices que "La modelo irlandesa ha muerto por su propia irresponsabilidad".
Pero también dices que, en cuanto al alcoholismo: "El estado genera incentivos perversos" y sería el principal culpable al incentivarlo en las personas, al no cobrarle las atenciones si quedan en coma etílico.

La modelo, es muy probable que no tuviera problemas financieros, por lo tanto, el Estado no fue el que incentivo su drogadicción y alcoholismo, al no cobrarle por sus excesos.

Apelando a tu contradicción ¿Quién fue el culpable entonces?

Chile Liberal dijo...

Quinta (y última) vez que explico lo mismo: el estado, al asumir la responsabilidad de los costes de atención de salud, quita responsabilidad a los individuos, quienes se siguen emborrachando ya que los pagos por atención de salud de un individuo son cubiertos por "la sociedad" (léase "sistema estatal de salud"). Desde luego que en último término, aquel o aquella que decide ingerir 6 pints de cerveza (el promedio en una noche en el RU o Irlanda) es el reponsable primario del vicio, salvo que continúa haciéndolo incentivado por el estado, que le dice a la gente: sigan nomás, total acá entre todos pagamos. La difuminación de la responsabilidad individual es el incentivo que impone el estado al hacerse cargo de la atención de salud, haciendo que el individuo evada su responsabilidad (la absorbe el estado).

En el caso del consumo de drogas recreacionales, Katy French ha conmocionado a sus connacionales al admitir abiertamente que consume droga, y luego abusar de ella (mezclándola con éxtasis y alcohol), fatídica combinación que le causó la muerte. Sólo cabe exigir en este caso que sea ella misma quien financie los gastos de su atención médica, y que ni un céntimo de recursos públicos se hayan destinado a ella. Desgraciadamente, los contribuyentes una vez más ven cómo sus recursos se asignan a esta causa (que puede ser noble), ya que el Navan Hospital es estatal.

Asumo que tu confusión proviene de creer que yo dije que el estado obliga a los individuos a consumir drogas y alcohol. No he hecho semejante aseveración. He dicho que el estado permite que los individuos no se hagan responsables, generando con ello un incentivo perverso. El caso de Katy French representa una vez más una persona que, incluso en condiciones de costearse su atención médica, no lo hace.

Estatismo europeo y bienestar en todo su esplendor.

Cristian dijo...

Carlos:

No tengo idea quien es la modelo, ni me interesa. Me declaro ignorante de la situación interna de la Republica de Irlanda, pero puedo dar mi opinión con conocimiento respecto a la situación particular del Reino Unido (en particular Inglaterra)

Concuerdo contigo que el estado tiene cierta responsabilidad al dar un sentimiento de seguridad a los que eligen irresponsablemente beber como enfermos en el Reino Unido (como también tiene gran responsabilidad en otras cosas como el desinterés de los jóvenes "pobres" por educarse – prefiriendo tener guaguas como enfermos y dedicarse a ordenar al estado- y el aumento en la inmigración como consecuencia de las relajadas leyes de beneficios sociales).

Sin embargo, se te olvidan un par de factores que nada tienen que ver con el estado y todo con el "mercado":

1. El precio del alcohol (especialmente en los supermercados, donde te puedes comprar 4 litros de cerveza por 5 libras o menos - recordemos que sueldo mínimo es de 5.5 libras/hora-)

2. La publicidad que se le hace a bebidas alcohólicas en todo horario sin restricción alguna y específicamente apuntando a los mas jóvenes.

Sinceramente, no creo que el mercado pueda regular por si solo estos "incentivos perversos". El estado británico tiene una función reguladora que debiera ejercer (como ya lo hizo en cuanto a la prohibición de fumar en recintos cerrados y la eliminación de la comida chatarra en los colegios).


Saludos

Chile Liberal dijo...

Cristian, en Gran Bretaña hay restricciones a la publicidad de alcohol, especialmente en los programas cuya audiencia está destinada a niños. Las regulaciones las establece Ofcom. Están en discusión incluso las restricciones a la comida chatarra.

Canales como CBeebies o BBC ni siquiera tienen comerciales. Lo que algunos reclaman es que en series adolescentes como Home and Away o Hollyoaks los personajes beban alcohol. Me parece que hay responsabilidad de los padres el educar a sus hijos. De todos modos me parece que las restricciones siempre son bienvenidas pero bajo condición que provengan de organismos autorreguladores. O sea, una cosa es que un gobierno prohíba o censure determinado contenido. Eso no me parece inaceptable. Otra cosa es que haya un Consejo de Televisión o un Colegio de publicistas etc donde los propios miembros determinen las regulaciones de su actividad.

Chile Liberal dijo...

Otra víctima de la cocaína en Irlanda... esto es realmente una crisis. Hay un artculo muy bueno en The Observer. Ya se denunció la crisis en un libro publicado hace un tiempo llamado High Society, y un documental.

Así todo, la prohibición a las drogas ha hecho de los barones de la droga a emperadores y poderes paralelos. Es fácil en este momento dejarse llevar por le emoción y llamar a intensificar las prohibiciones, pero en un país civilizado, el gobierno no debe intervenir en las decisiones de los individuos, incluso cuando estos se dañan a sí mismos. La prohibición a las drogas coharta las libertades individuales y es inaceptable. Sólo los traficantes la agradecen.

Cristian dijo...

En chile, los comerciales tienen restriccion de horario, no solo de contenido. Yo he visto avisos de vodaka Smirnoff, Stella, Guiness y otros en todo horario (es cierto no en programas infantiles, pero quien garantiza que los ninos no ven esos programas), creo que restringit los horarios es mas efectivo, la cantidad de ninos que ven tele tarde es menor.


que piensas respecto al precio del alcohol?

Chile Liberal dijo...

Sobre el precio del alcohol me parece que encarecerlos no es la solución al problema. El precio del alcohol no lo puede fijar actualmente el mercado ya que el gobierno ha distorsionado severamente los precios lo que -según mi opinión- afecta mi libertad individual.

Por ejemplo, el vino chileno más barato en M&S vale unos 6-7 €, el francés más barato unos 8 €. A mí me gusta mucho el vino y los quesos, desgraciadamente, tengo que pagar hasta las ganas por culpa de las restricciones al vino. En Francia, el vino es muchísimo más barato, al igual que en Chile.

Me fastidia tener que pagar casi media botella en impuestos, simplemente porque a un grupo de ridículos (sean mayoría o no) se les ocurre beberse tres o cuatro botellas al seco, y el gobierno -benevolente y bien intencionado- aplica todo tipo de restricciones... que son contraproducentes.

Como sabes, el alcoholismo es un problema gravísimo en ambas Islas Británicas, pero una vez más, se recurre a las restricciones y no a la educación.

Desde luego, se puede comprar un paquete de 6 latas de Royal Dutch a precios ridículos. Esto es porque nuevamente el mercado necesita abastecer a un sector que desea beber cualquier cosa. Ahora, créeme que jamás he bebido esa cerveza (sospecho que su calidad es horrorosa).

Ahora bien, Cristian, no te confundas. Yo como cualquier persona soy de la opinión que si un individuo necesita de una prestación de salud cuyo precio es exorbitante (un transplante, etc), desde luego que debe buscarse la manera de cubrir estos gastos. El NHS es parte del alma colectiva del Reino Unido, OK, entiendo su función. Pero pensar que por culpa del tabaco y la comida chatarra, el NHS pierda millones, que deben financiarse de algún modo, y que el fruto de mi propio trabajo se destine a aquellos, me parece un abuso.

Si la gente decide que quiere beber hasta intoxicarse, y comer hasta reventarse, debe existir información sobre los daños, pero no forzar a algunos a cubrir los desbarajustes de otros.

Tony Blair introdujo algunas correcciones necesarias, por ejemplo a los obesos se les exigía bajar de peso antes de recibir un "hip replacement", o a los fumadores se les cobraba por el tratamiento de enfermedades relacionadas al tabaquismo.

Me parece que el precio no es el problema, sino que lo que la gente decide.

Tú rara ves has visto a un grupo de ebrias en el suelo vomitando en París. En Londres, Liverpool o Dublín es habitual. Hay una cuestión cultural detrás.

Para redondear la idea, creo que subir los precios termina por vulnerar mi derecho a comprar alcohol a quien lo produce, ya que puedo acabar pagando el doble.