Dios está con nosotros, nadie puede estar en contra. Así versa una de las inscripciones grabadas en una de las muchas armaduras en exhibición en el Museo de la armería de Moscú (situado dentro del Kremlin) . Ahí estuvo Chile Liberal, y Vuestro Hombre en Moscú envía su informe.
Como tuve un día libre, aproveché de recorrer lo más que pude el centro de la ciudad. El guía turístico era un profesional de punta y cabo. Se sabía al dedillo el nombre y la historia de cada una de las piezas del museo, pero la verdad es que acabé exhausto. El lujo era agobiante: una biblia enchapada en oro con incrustaciones de gemas, diamantes y todos las piedras preciosas habidas y por haber. El frío había sido intenso y, sumado al agotamiento (fui por razones de trabajo), comencé a sentir repulsión contra todo lo que me rodeaba. La iglesia católica ortodoxa no tiene nada que envidiar a sus primos hermanos del Vaticano. Los zares y todas las familias reales que oprimieron a Rusia durante toda su historia explican porqué el país abrazó con tanta devoción al comunismo: era un trueque de un fanatismo por otro; una religión represora por otra. Quienes creen que el comunismo era "ateo" se equivocan.
Antes, Vuestro Hombre en Moscú visitó al mausoleo del camarada Lenin. Sí, el líder aristócrata de la revolución rusa está embalsamado en un museo que equivale a un centro de peregrinaje, en el corazón mismo de la inmensa Plaza Roja. Ciertamente, para alguien como yo, que sufre de aversión visceral contra el marxismo-leninismo, simplemente ver con mis propios ojos semejante afrenta a la libertad fue un momento excepcionalmente emotivo. Sobre el propio mausoleo se encuentran los lugares de privilegio que ocupaba la cúpula del Partido Comunista para observar los pentagruélicos desfiles militares que se sucedían en la Plaza Roja. Ahí mismo, sobre la tumba de Lenin, la créme de la créme del comunismo se regocijaba en los logros del milagro soviético: convertir a un pueblo de obedientes paisanos en serviles peones dispuestos a morir por defender la ideología leninista. Si realmente era el paraíso en la tierra, nadie puede afirmarlo. No faltan, en todo caso, los pelotudos que continúan sus loas a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.... sólo el nombre nos revuelve el estómago, ¿o no?
Nada en Rusia es pequeño o austero. Es un país que exalta la ostentación y, ante todo, instiga el miedo. Sí. La idea es que te asustes. Sus edificios son descomunales. Las cúpulas de sus iglesias son de oro. El Kremlin es una ciudad en sí misma. El poder debe demostrarse. La campaña parlamentaria estaba llegando a su fin: jamás había visto pancartas tan enormes. Como se imaginarán, invitaban a votar por Putin. No había Oposición, pero da lo mismo. Los rusos jamás han vivido en democracia. Ni siquiera saben bien qué es ni para qué sirve. De hecho, creen que la democracia destruirá la Federación Rusa. Libertad, ¿para qué?
El edificio de la Universidad Estatal de Moscú es "acojonante", como diría un español. Las calles, gigantescas y atochadas hasta detener el tráfico por completo. Los planificadores soviéticos y sus infames "planes quinquenales" jamás habrían logrado prever el crecimiento desmesurado del parque automotriz, reflejo de la nueva riqueza de los rusos. Al pasar fuera de la universidad, me preguntaba a qué aspiraba un joven estudiante soviético, ¿a unirse a la nomenklatura?, ¿o quizás a inscribirse en el único partido oficial del país? ¿A qué aspira uno cuando se decreta la igualdad por ley? La nieve comenzaba a caer y el frío era amenzante. Rusia es un país de mujeres bellísimas, pero su historia es menos atractiva. En realidad, es lúgubre.
Toesca diseñó el Palacio de La Moneda (vaya nombre) teniendo en cuenta que debía ser un edificio funcional y más bien modesto. De dimensiones pequeñas, reflejo de la austeridad del pueblo chileno. En realidad, salvo la cordillera, todo es pequeño en Chile (tecito, pancito). Somos gente más bien tranquila, pero alegre, güenos chatos, nos creemos amigables y quizás lo somos. La ostentación, la pompa, son innecesarias. Las rígidas estructuras sociales no permiten el ser agrandado ni cachiporra. Nos quejamos del frío en invierno y del calor en verano. No es ni tan caluroso, ni tan gélido, pero nos quejamos igual. "Hace calor, pero con este frío ni se nota", versa uno de nuestros chistes típicos, con este cantito simpaticón que adorna nuestros chistes. Los rusos son seriotes. El frío significa hielo y nieve. No cubrirse la cabeza produce congelación. Salvo la Catedral Metropolitana, nuestras iglesias son modestas. Moscú está repleto de iglesias, y eso que los comunistas destruyeron una cuarta parte. La aversión de los comunistas contra el cristianismo no guarda relación con lo mío. Yo simplemente quiero que la fe se privatice, y que sea expuesta al escarnio público por ser estúpida. La iglesia católica ortodoxa busca abrumarte, hacerte sentir miserable, reducirte hasta la mínima expresión, y así que tú busques pertenecer a algo. En medio de la estepa, del hielo polar, perdido entre Asia y Europa, o te emborrachas con vodka, o adoras al señor... y de pie, porque en ningún templo ortodoxo hay asientos durante los servicios religiosos.
El GUM es hoy un elegante centro comercial donde puedes comprar los mismos productos que en París. Antes, era un edificio con oficinas para los burócratas comunistas. Mucho antes, era un mercado donde los moscovitas hacían sus compras. Creo que ese edificio es el reflejo de la evolución de Rusia. Sigue en pie porque es un edifcio bello, y gigantesco, como todo en Moscú. Los comunistas no pudieron destruirlo todo, pero un detalle: el comunismo se abrió camino sin problemas en la mente oprimida de los rusos.
El país fue reprimido por familias reales más preocupadas de mantenerse a la par con las otras casas reales europeas que de administrar las cuestiones del reino. ¿Qué importa que los campesinos fueran miserables? Nada. Los zares ostentaban el poder absoluto. Catalina La Grande usó un vestido incrustado de diamantes durante su investidura. Decenas de plebeyos murieron en la celebración... ¿qué celebran los hambrientos campesinos? Pues celebraban la coronación de la soberana. ¿De dónde obutvo autoridad para ser nombrada zarina? Pues de Dios, quién más, y a Dios lo representa la sacrosanta iglesia católica... ortodoxa, en este caso. Religión y poder unidos, jamás serán vencidos. El soberano sólo responde ante Dios, de él proviene el poder y la gloria. Amén. El despotismo sólo existe si tiene justificación metafísica. Las religiones sólo sobreviven si los déspotas la protegen. Ambas se necesitan. Sólo se necesitaba de un aristócrata lunático para canalizar el resentimiento del pueblo ignorante, y hacerle creer que ahora ellos estarían a cargo. Ya está en carpeta eliminar el mausoleo del camarada Lenin.
La lista de Putin ganó las elecciones, aunque no se sabe a quién le ganó, ni nadie sabe qué elegía en las elecciones. Elecciones significa elegir. En Rusia, como en los países desconocedores de la democracia, votar significa darle un cheque en blanco a un déspota para que haga y deshaga (como quería el camarada Chávez). Algo así quiso hacer Allende, luego tuvimos a Pinochet. Ellos necesitan el poder total porque la masa embrutecida no es capaz de discernir.
Tomé de vuelta el metro y me perdí. Leer en el alfabeto cirílico es complicado. No hay avisos en inglés, los mapas escasean, y las flechas llevan a cualquier parte; las estaciones son tan grandes que es difícil no perderse. El metro no está hecho para visitantes. Rusia no está hecha para visitantes. Los clubes de caballeros sí están hechos para los visitantes foráneos, y hay que decir que abundan, y sí es necesario repetir que las mujeres rusas son bellísimas (la exportación de mujeres es una industria millonaria en estos días).
En general, la información es difícil de obtener. Habita un misterio polar en los rusos. No, no es que sean poco honestos, sino que los hechos se cuentan de otra manera y es más importante hacer creer que asegurarse que el otro cree. Hay detectores de metales en todas partes, pero no funcionan. La policía detuvo a mi colega pero no le sacó un parte (ni él le pagó un pequeño soborno tampoco, basta con ser simpático, "no creas que estos tipos son corruptos", me dijo mi colega, "so gente buena que necesita ganarse la vida"); los taxis no tienen taxímetro, las oficinas aún tienen secretarias que sirven té al visitante. Dicho de otro modo, Rusia es parte del Tercer Mundo.
No sé si volvería. He conocido muchos países, pero ninguno con una carga ideológica tan mítica como Rusia. Al parecer, San Petesburgo es mucho más hermosa. "No hay perros", me contaba mi colega, "durante la Segunda Guerra Mundial, se los comían, y hasta hoy nadie quiere ver ni tener perros". Lo que ví de Moscú fue un país que quiere abandonar su historia pero no sabe bien cuándo. El comunismo fue un chiste de mal gusto, y que duró demasiado tiempo. Nadie puede tomarse en serio una ideología que pretende que todos seamos iguales, creando una nomenklatura para que administre tanta igualdad. Si todos somos iguales, ¿quién va a limpiar los retretes o sacar la basura?
"French fries", le decía a la joven garzona del restaurant del hotel. No me entendía en lo más mínimo. Le mostré el menú (había pedido un club sandwich con "French fries"). Llamó a otra persona, quien le explicó qué eran las "French fries". Me las trajo y, según creo, me pidió disculpas (en ruso). En la medida en que los más jóvenes no se integren mentalmente a Occidente, Rusia seguirá con su confusión entre Europa y Asia. Yo creo que no hay alternativa a los valores occidentales, no por ser superiores, sino porque son universales.
Rusia tardará en comprenderlo.
Como tuve un día libre, aproveché de recorrer lo más que pude el centro de la ciudad. El guía turístico era un profesional de punta y cabo. Se sabía al dedillo el nombre y la historia de cada una de las piezas del museo, pero la verdad es que acabé exhausto. El lujo era agobiante: una biblia enchapada en oro con incrustaciones de gemas, diamantes y todos las piedras preciosas habidas y por haber. El frío había sido intenso y, sumado al agotamiento (fui por razones de trabajo), comencé a sentir repulsión contra todo lo que me rodeaba. La iglesia católica ortodoxa no tiene nada que envidiar a sus primos hermanos del Vaticano. Los zares y todas las familias reales que oprimieron a Rusia durante toda su historia explican porqué el país abrazó con tanta devoción al comunismo: era un trueque de un fanatismo por otro; una religión represora por otra. Quienes creen que el comunismo era "ateo" se equivocan.
Antes, Vuestro Hombre en Moscú visitó al mausoleo del camarada Lenin. Sí, el líder aristócrata de la revolución rusa está embalsamado en un museo que equivale a un centro de peregrinaje, en el corazón mismo de la inmensa Plaza Roja. Ciertamente, para alguien como yo, que sufre de aversión visceral contra el marxismo-leninismo, simplemente ver con mis propios ojos semejante afrenta a la libertad fue un momento excepcionalmente emotivo. Sobre el propio mausoleo se encuentran los lugares de privilegio que ocupaba la cúpula del Partido Comunista para observar los pentagruélicos desfiles militares que se sucedían en la Plaza Roja. Ahí mismo, sobre la tumba de Lenin, la créme de la créme del comunismo se regocijaba en los logros del milagro soviético: convertir a un pueblo de obedientes paisanos en serviles peones dispuestos a morir por defender la ideología leninista. Si realmente era el paraíso en la tierra, nadie puede afirmarlo. No faltan, en todo caso, los pelotudos que continúan sus loas a la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.... sólo el nombre nos revuelve el estómago, ¿o no?
Nada en Rusia es pequeño o austero. Es un país que exalta la ostentación y, ante todo, instiga el miedo. Sí. La idea es que te asustes. Sus edificios son descomunales. Las cúpulas de sus iglesias son de oro. El Kremlin es una ciudad en sí misma. El poder debe demostrarse. La campaña parlamentaria estaba llegando a su fin: jamás había visto pancartas tan enormes. Como se imaginarán, invitaban a votar por Putin. No había Oposición, pero da lo mismo. Los rusos jamás han vivido en democracia. Ni siquiera saben bien qué es ni para qué sirve. De hecho, creen que la democracia destruirá la Federación Rusa. Libertad, ¿para qué?
El edificio de la Universidad Estatal de Moscú es "acojonante", como diría un español. Las calles, gigantescas y atochadas hasta detener el tráfico por completo. Los planificadores soviéticos y sus infames "planes quinquenales" jamás habrían logrado prever el crecimiento desmesurado del parque automotriz, reflejo de la nueva riqueza de los rusos. Al pasar fuera de la universidad, me preguntaba a qué aspiraba un joven estudiante soviético, ¿a unirse a la nomenklatura?, ¿o quizás a inscribirse en el único partido oficial del país? ¿A qué aspira uno cuando se decreta la igualdad por ley? La nieve comenzaba a caer y el frío era amenzante. Rusia es un país de mujeres bellísimas, pero su historia es menos atractiva. En realidad, es lúgubre.
Toesca diseñó el Palacio de La Moneda (vaya nombre) teniendo en cuenta que debía ser un edificio funcional y más bien modesto. De dimensiones pequeñas, reflejo de la austeridad del pueblo chileno. En realidad, salvo la cordillera, todo es pequeño en Chile (tecito, pancito). Somos gente más bien tranquila, pero alegre, güenos chatos, nos creemos amigables y quizás lo somos. La ostentación, la pompa, son innecesarias. Las rígidas estructuras sociales no permiten el ser agrandado ni cachiporra. Nos quejamos del frío en invierno y del calor en verano. No es ni tan caluroso, ni tan gélido, pero nos quejamos igual. "Hace calor, pero con este frío ni se nota", versa uno de nuestros chistes típicos, con este cantito simpaticón que adorna nuestros chistes. Los rusos son seriotes. El frío significa hielo y nieve. No cubrirse la cabeza produce congelación. Salvo la Catedral Metropolitana, nuestras iglesias son modestas. Moscú está repleto de iglesias, y eso que los comunistas destruyeron una cuarta parte. La aversión de los comunistas contra el cristianismo no guarda relación con lo mío. Yo simplemente quiero que la fe se privatice, y que sea expuesta al escarnio público por ser estúpida. La iglesia católica ortodoxa busca abrumarte, hacerte sentir miserable, reducirte hasta la mínima expresión, y así que tú busques pertenecer a algo. En medio de la estepa, del hielo polar, perdido entre Asia y Europa, o te emborrachas con vodka, o adoras al señor... y de pie, porque en ningún templo ortodoxo hay asientos durante los servicios religiosos.
El GUM es hoy un elegante centro comercial donde puedes comprar los mismos productos que en París. Antes, era un edificio con oficinas para los burócratas comunistas. Mucho antes, era un mercado donde los moscovitas hacían sus compras. Creo que ese edificio es el reflejo de la evolución de Rusia. Sigue en pie porque es un edifcio bello, y gigantesco, como todo en Moscú. Los comunistas no pudieron destruirlo todo, pero un detalle: el comunismo se abrió camino sin problemas en la mente oprimida de los rusos.
El país fue reprimido por familias reales más preocupadas de mantenerse a la par con las otras casas reales europeas que de administrar las cuestiones del reino. ¿Qué importa que los campesinos fueran miserables? Nada. Los zares ostentaban el poder absoluto. Catalina La Grande usó un vestido incrustado de diamantes durante su investidura. Decenas de plebeyos murieron en la celebración... ¿qué celebran los hambrientos campesinos? Pues celebraban la coronación de la soberana. ¿De dónde obutvo autoridad para ser nombrada zarina? Pues de Dios, quién más, y a Dios lo representa la sacrosanta iglesia católica... ortodoxa, en este caso. Religión y poder unidos, jamás serán vencidos. El soberano sólo responde ante Dios, de él proviene el poder y la gloria. Amén. El despotismo sólo existe si tiene justificación metafísica. Las religiones sólo sobreviven si los déspotas la protegen. Ambas se necesitan. Sólo se necesitaba de un aristócrata lunático para canalizar el resentimiento del pueblo ignorante, y hacerle creer que ahora ellos estarían a cargo. Ya está en carpeta eliminar el mausoleo del camarada Lenin.
La lista de Putin ganó las elecciones, aunque no se sabe a quién le ganó, ni nadie sabe qué elegía en las elecciones. Elecciones significa elegir. En Rusia, como en los países desconocedores de la democracia, votar significa darle un cheque en blanco a un déspota para que haga y deshaga (como quería el camarada Chávez). Algo así quiso hacer Allende, luego tuvimos a Pinochet. Ellos necesitan el poder total porque la masa embrutecida no es capaz de discernir.
Tomé de vuelta el metro y me perdí. Leer en el alfabeto cirílico es complicado. No hay avisos en inglés, los mapas escasean, y las flechas llevan a cualquier parte; las estaciones son tan grandes que es difícil no perderse. El metro no está hecho para visitantes. Rusia no está hecha para visitantes. Los clubes de caballeros sí están hechos para los visitantes foráneos, y hay que decir que abundan, y sí es necesario repetir que las mujeres rusas son bellísimas (la exportación de mujeres es una industria millonaria en estos días).
En general, la información es difícil de obtener. Habita un misterio polar en los rusos. No, no es que sean poco honestos, sino que los hechos se cuentan de otra manera y es más importante hacer creer que asegurarse que el otro cree. Hay detectores de metales en todas partes, pero no funcionan. La policía detuvo a mi colega pero no le sacó un parte (ni él le pagó un pequeño soborno tampoco, basta con ser simpático, "no creas que estos tipos son corruptos", me dijo mi colega, "so gente buena que necesita ganarse la vida"); los taxis no tienen taxímetro, las oficinas aún tienen secretarias que sirven té al visitante. Dicho de otro modo, Rusia es parte del Tercer Mundo.
No sé si volvería. He conocido muchos países, pero ninguno con una carga ideológica tan mítica como Rusia. Al parecer, San Petesburgo es mucho más hermosa. "No hay perros", me contaba mi colega, "durante la Segunda Guerra Mundial, se los comían, y hasta hoy nadie quiere ver ni tener perros". Lo que ví de Moscú fue un país que quiere abandonar su historia pero no sabe bien cuándo. El comunismo fue un chiste de mal gusto, y que duró demasiado tiempo. Nadie puede tomarse en serio una ideología que pretende que todos seamos iguales, creando una nomenklatura para que administre tanta igualdad. Si todos somos iguales, ¿quién va a limpiar los retretes o sacar la basura?
"French fries", le decía a la joven garzona del restaurant del hotel. No me entendía en lo más mínimo. Le mostré el menú (había pedido un club sandwich con "French fries"). Llamó a otra persona, quien le explicó qué eran las "French fries". Me las trajo y, según creo, me pidió disculpas (en ruso). En la medida en que los más jóvenes no se integren mentalmente a Occidente, Rusia seguirá con su confusión entre Europa y Asia. Yo creo que no hay alternativa a los valores occidentales, no por ser superiores, sino porque son universales.
Rusia tardará en comprenderlo.
1 comentario:
Interesante artículo.Es el eterno dilema ruso de los occidentalistas y eslavofilos. Discusión que viene de antes de Pedro el Grande incluso.
El primero en introducir valores más occidentales.Sería muy interesante ver que hubiera salido si no hubiese habido Pedro el Grande,quién en verdad fue el primer gran gran tirano de Rusia, pese a la mala fama que tiene Ivan el Terrible; la represión de Pedro el Grande fue espantosa contra Ucrania,cientos de miles de muertos,no miles como en la oprichnik de Ivan....Y separó aún más la nobleza de los campesinos.
Fue un tirano con mayúscula,el reinstauro la servidumbre que explotó por siglos a los rusos,hasta 1863.
Los eslavofilos tipo Dostoyevski, Ejercito Blanco o Solzhenitsyn son el otro proyecto,jamás consolidado, por razones obvias después de lo ocurrido en 1918-1920.Destaco sobre todo a Wrangel,otros lideres blancos como Denikin fueron esencialmente pogromistas y antijudíos,sacando lo peor de los rusos. Solzhenitsyn dijo que la revolución había destruido lo bueno de los rusos y había empeorado lo peor de los rusos.Su NULA capacidad de emprendimiento individual.
Ahora,los eslavofilos en general se acercan al fascismo,decepcionados del comunismo, rechazan abiertamente a occidente.(Solzhentsyn es moderado al lado de tipos como Vladímir Zhirinovski,quien llama a su partido "Liberal Democrata",imaginate a Hitler llamando "Partido Nacional Liberalista Aleman Democratico" a su partido nazi).
Los occidentalistas ahora están en la nada,los rusos los asocian al caos de la era Yeltsin,donde en verdad se impuso el capitalismo mafioso tipo estatista,más que un genuino liberalismo.Vladimir Bukovsky es una fuente muy confiable para entender el proceso de transición a la "democracia".
En palabras de Solzhenitsyn "un híbrido repugnante sin parangón en la historia,una mezcla de falsos democratas,mafiosos,corruptos hombres de negocios,gente de la KGB y la nomenklatura...si no los sacamos del poder,nos oprimirán y explotarán no 70 años,sino 170 años".
La mafiocracia rusa liderada por Putin,es más corrupta que lo que te puedes imaginar,segun The Moscow Times,ha robado 40 mil millones de dolares!!!!!Si te interesa Chile Liberal,te envío el artículo.
Aparenta haber puesto "orden" "orgullo nacional",etc,en verdad ha consolidado una corruptocracia sin escrupulos en el poder.Es repugnante lo que dirige Rusia.
El problema es que nunca entenderemos a Rusia y Rusia nunca entenderá a occidente.Y no se trata de comunismo-occidente,se trata de la mentalidad rusa versus occidente.El comunismo marxista en si es ajeno al alma rusa,pero se adapto con el tiempo por la poca importancia del individuo.
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