viernes, 16 de septiembre de 2011

Aborto terapéutico: Piñera no puede ni debe defraudar

El presidente Sebastián Piñera no tiene que ceder a las presiones ultraconservadoras, y debe abstenerse de usar el veto presidencial cuando se apruebe el aborto terapéutico
Presidente: no use el veto. No decepcione.

La tesis de que un país es mejor administrado con criterios de eficiencia y accountability fue algo conceptualizado por Chile Liberal hace ya varios años, cuando propusimos como utopía crear "Chile S.A." La "Nueva Forma de Gobernar" que instauró Sebastián Piñera —el candidato que apoyamos en segunda vuelta—, fue la respuesta del presidente a nuestra proposición.

Estábamos bastante seguros que Piñera sí lograría lo que el país necesitaba para recuperar la senda perdida en la década pasada: fuertes tasas de crecimiento y aumento del empleo, de modo que saliésemos de la recesión y entráramos firmes a la fase expansiva del ciclo. Estas dos tareas —no menores— prácticamente se han logrado, y si falla el gobierno será porque se dejó llevar por la demagogia y el populismo propugnado por algunos de la Confech y los variopintos agitadores sindicales que hacen nata en estos días, y pretenden hacernos gastar dinero justo ahora que el mundo se prepara para entrar en una desaceleración internacional, sino una depresión. La recesión anterior la capeamos porque el ex ministro Velasco no aceptó gastar los excedentes del cobre, como exigían los estudiantes, y guardó en el chanchito los recursos para cuando viniesen las vacas flacas. Vino la crisis y los planes de estímulo se financiaron con el chanchito: la economía chilena fue reconocida como una de las mejor administradas del mundo. Es cosa de Piñera ahora decidir si rompe el chanchito y lanza al país al absimo como lo hizo Frei Ruiz-Tagle en la crisis asiática de 1998. Pero la idea general es que Piñera ha cumplido en lo económico, e incluso ha cumplido en lo político impulsando varias reformas (ley de primarias, voto voluntario, etc), incluso ha mencionado la eliminación del binominal, algo que fue de plano rechazado por el conservadurismo exaltado.

No es en lo económico o lo político donde teníamos resquemores sobre Piñera, sino en lo social. Las dos condiciones que estableció nuestro sitio para hacer digerible la candidatura de Piñera fueron matrimonio homosexual y aborto. Éstos marcarían realmente la diferencia y mostrarían un Piñera centrista y moderado (su ADN es centrista y moderado) que toma distancia de los elementos recalcitrantes de su sector. Para la unión civil costó muchísimo enviar el proyecto AVP, pero Piñera ejerció liderazgo en su sector y privilegió el cumplimiento de las promesas al electorado por sobre las presiones indebidas de los caciques de los partidos políticos. El electorado no eligió a los jerarcas del Politburó de RN y la UDI, ni de ningún partido de la Concertación. El electorado elige a los presidentes de la república y éstos se deben, primero, a sus votantes, segundo a los partidos. Está bueno ya de que los Soviet Supremos de los partidos tengan las riendas del país.

Varias iniciativas se discuten actualmente en torno al aborto terapéutico. Chile, caso único en la OECD y sin parangón en el mundo civilizado, prohíbe el aborto bajo cualquier circunstancia. Mañosamente, permite a los médicos tomar cualquier medida para salvaguardar la salud de una mujer, excepto un aborto, pero quizás se puede hacer mojigatamente, quizás sí o quizás no, eso no está claro. Este hipócrita vacío legal fue obra de los Comandantes en jefe de las FFAA, grandes legisladores y eticistas de gran prestigio, quienes a pocas semanas de abandonar el poder, en 1990, prohibieron el aborto en todo caso, ya que por tara mental de Pinochet creían que los marxistas en la URSS practicaban el aborto como pasatiempo (y cuando una guaga nacía los rusos se la comían), entonces para evitar que marxistas como Patricio Aylwin convirtiesen a Chile en satélite de la URSS —ya el Plan Z en 1973 lo intentó— había que proscribir el aborto. Porque sí. Por el bien de Chile. Por los valores. Por la patria. Por nuestra Iglesia.

Sebastián Piñera debe nuevamente mostrar que donde manda capitán no manda marinero, y ceñirse a lo que él mismo nos dijo durante la campaña presidencial, porque independiente de lo que digan Carlos Larraín o Pedro Sabat a la prensa, la verdad es que no hemos escuchado de Piñera nada al respecto. Lo que sí escuchamos de Piñera durante la campaña, como se puede escuchar en el audio, fue lo siguiente:
Yo siempre he sido partidario de la píldora del día después porque sé que no es abortiva [aplausos] y por tanto tiene que estar disponible no solamente para las mujeres en las farmacias sino también en el servicio público.
El aborto terapéutico no es aborto. Cuando se aplica un protocolo médico para salvar la vida de una mujer y se pone en riesgo o incluso se pierde la vida de un hijo, nunca hubo intención de aborto, lo único que hubo fue la intención de salvar a una mujer

Preclara la postura de Sebastián Piñera. Ahora que habrá un debate en sala, la instancia que corresponde, vale decir por parte de los representantes soberanos del electorado, la política de Piñera debe ser "laissez faire, laissez passer". Presidente: deje que prospere el debate en el Congreso y absténgase de emplear el veto, por mucho que lo amenacen nuevamente. Le boicotearon la "Nueva Forma de Gobernar" debiendo aceptar populistas en el gobierno. Intentaron descarriar el AVP. Póngase firme con el aborto terapéutico, deje en claro que es la decisión de una instancia legítima, como lo es el Congreso Nacional.

El aborto terapéutico no es un tema "valórico" ni mucho menos, sino una cuestión altamente técnica que no admite vetos. Acá no corresponde entrar a distorsionar la voluntad soberana y la opinión técnica de los expertos en bioética y medicina, más aún cuando ya hay un compromiso adquirido con la ciudadanía y una postura clara establecida por el presidente, la cual fue no oponerse al aborto terapéutico.

5 comentarios:

luigi dijo...

Encontré un blog especializado en criticar la postura "buenista" de "abortismo camuflado" que tanto le gusta a Cristian Muñoz:

http://manifiestoporlavida.wordpress.com/tag/abortismo-provida/

Ignacio Burges dijo...

El principal impulsor de la eliminiación de l aborto terapéutico fue el curagüilla almirante merino con el miserable del cardenal pinochetista Medina.

luigi dijo...

Las feminazis no se conforman con el aborto. Ni siquiera con el infanticidio. Ahora van sobre los niños ya nacidos y crecidos. La impunidad de la canadiense Katrina Effert viene a sumarse al caso de la estadounidense Casey Anthony.

luigi dijo...

El príncipe de Liechenstein actuó con valor y vetó el intento de aborto legal:

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=17738

Lo que más me gustó de esa nota, es este párrafo, que desenmascara a los Cristian Muñoz:

"Como suele ocurrir en estos casos, la iniciativa se había camuflado con intenciones buenistas, y se presentaba bajo el lema Antes ayudar que castigar"

Anónimo dijo...

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