jueves, 1 de marzo de 2012

Reflexiones sobre Morrissey

Nunca tanto como una monja al ver al Papa, pero digamos que para Vuestro Humilde Servidor fue emotivo ver en vivo y en directo al controversial cantautor inglés Morrissey, y no está demás decir que salvo la brevedad, el espectáculo que brindó fue de primer nivel. Apareció puntualmente sobre el escenario, tuvo una buena telonera (Kirsteen Young), fue reverenciado por sus fans (ver video más abajo), cantó sólo un tema en el encore. Dialogó con el público pero básicamente el tipo vino a cumplir con su trabajo. ¿Hay algo que Chile Liberal quiera decir? Sí, un par de cosas.

Primero, Morrissey fue víctima de un brutal hostigamiento por parte del socialdemócrata periódico The Guardian, que comenzó a hurgar en sus letras —"Moz" es un eximio letrista— y encontró significados sorprendentes. En medio de la irrupción de la música negra que traían los nuevos inmigrantes a las islas británicas, The Smiths conquista las radios con el single "Hang The DJ", algo así como "Maten (ahorquen) al DJ". El tema, como saben, se llama Panic: "pánico en las calles de Londres, pánico en las calles de Birmingham, me pregunto qué pasa, maten a ese DJ que toca música que no habla de mi vida". Las acusaciones de racismo contra Moz no se hicieron esperar, y finalmente, ante su negativa a rechazar las acusaciones, y después de décadas de feroces polémicas con la implacable prensa de su país, Morrissey se autoexilió a Los Ángeles, California.

¿Es Morrissey un racista? Quizás es un tipo de ascendencia irlandesa, de clase obrera, donde el ser cosmopolita y comer cualquier cosa que no sea papas fritas con vinagre y pescado frito se considere snob, explique parte del fenómenos. Aceptar la música negra —que como sabemos terminó por tomarse la producción de múisca popular— haya sido algo difícil de aceptar para la ex voz de The Smiths (así como incluso Eric Clapton fue abiertamente despectivo contra los músicos de color). Cuando Morrissey dijo que los chinos son "una subespecie" por el maltrato animal en aquella nación, ayuda a inflamar las maliciosas llamas que le han prendido. En alguna oportunidad Noel Gallagher, de la banda Oasis, defendió a brazo partido a Morrissey, su máximo ídolo, correctamente argumentando que un ataque tan miserable a una persona (acusar a alquien de racista en Inglaterra no es baladí) no merece respuesta.

En segundo lugar, abordemos las controversias suscitadas en el Festival de Viña. Creo que merecen el máximo repudio contra la estúpida animadora de ese certamen, la española Eva Gómez (a quien me cansé de trollear en Twitter), quien poco o nada hizo para poner paños fríos a la cuestión. Morrissey gentilmente accedió participar en este show, a pesar que él mismo fue uno de los más grandes críticos del mítico Top Of The Pops, donde se negó a participar. Si alguien se niega a aparecer TOTP pero accede a ir a Viña, se merece un aplauso. El tipo llegó a Chile y dentro de sus pocas exigencias estaba contar con un estudio donde ensayaría diariamente, preparándose para el resto de su gira latinoamericana. Ni siquiera fue el que más cobró, y a diferencia de Chupete de fierro, Moz caminó por Santiago (¿habrá otra capital latinoamericana donde se pueda caminar sólo con un par de guardaespaldas?) y saludó cortésmente a sus fans. Por lo mismo, pidió que el show comenzase temprano para volver a dormir en Santiago y seguir fresco con su show en el Movistar Arena y con el resto de la extenuante gura sudamericana. Esto no fue arbitrario: estaba estipulado en su contrato el salir máximo 0:30 hrs. Lejos de ser una de esas estrellas que se emborracha luego de un show y pelea con medio mundo o se saca la cresta en auto o atropella a alguien, à la footballeur chilien, Moz quería irse a acostar temprano y para ello debía empezar su presentación con puntualidad inglesa. ¿Es demasiado pedirle al marido de Eva Gómez que cumpla con el contrato? Al parecer, sí. Creo que para una kermesse de colegio están relativamente bien, pero para un show de categoría —si es que Viña quiere serlo—, les quedó grande el poncho.

En el espectáculo en Santiago, Moz dijo "sé que ustedes están en shock después de habernos visto en la TV chilena la noche anterior", ante la rechifla del público y una mueca de desagrado del artista. Con el estreno del tema "Action is my middle name", Moz le pidió a sus devotos que lo perdonasen. Por decencia no me voy a referir al trolleo que le hicieron con la misma Gómez en un programa de farándula, donde las burlas —incluída invitación a un asado por parte de Evita Gómez— no pararon. Así como todos nos indignamos por las groserías contra el señor Jordi Castell por su opción sexual (recordemos la botella en el poto de Kramer), lo mínimo que se pide es un mínimo de respeto a un artista que ¡sólo pidió que se cumpliese con su contrato!

En tercer lugar, quiero referirme a un tema que a quien escribe le viene corroyendo hace años. Morrissey es un férreo enemigo del maltrato animal, y parte de su show consiste en mostrar un clip llamado "Meet Your Meat", o "Conoce tu carne", donde visualmente se relata cómo se faena el ganado. Para alguien que además es seguidor del filósofo utilitarista australiano Peter Singer, probablemente la más renombrada figura intelectual contra la brutalidad animal, el tema no me puede dejar indiferente. Desde hace años que me he comprometido al menos a reducir mi consumo de carne y que ésta sea certificada como "free range", es decir, que al menos el animal haya tenido una vida normal, sin haber nacido y crecido en un Aushwitz. Creo que es deber de la comunidad libre el exigir a sus legisladores que la ciudadanía sea informada de cómo fue producida "esa carne que tan felizmente cocinas". Si lo que queremos es instaurar la figura del ciudadano ético, es menester que nos informemos para así elegir la carne que cumpla con los estándares de humanidad que nuestra especie se merece. ¡No es posible que nos alimentemos a costa del indescriptible maltrato actual! Ni menos aún, en un país donde el asado es de rigueur, que nos preocupemos más por comer mejor y en cantidades razonables, y no esos festines brutales que domingo a domingo nos acercan más a las cavernas y nos alejan más del ciudadano ético.

Entiendo que varios me apunten con el dedo y me acusen de, en el mejor caso, tibio, o en el peor, cobarde, por no convertirme en vegetariano. Los entiendo. Pero al menos, denme tiempo para tomar la decisión. Lo único que les puedo asegurar por ahora es que es mi deseo colaborar activamente con la defensa de los animales y declarar que no salí indiferente del espectáculo de lujo que nos dio Morrissey. Los dejo con dos videos captados por mí mismo, primero la obertura y "First of the gang to die" y luego "There is a light that never goes out".


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