Ayer en París un grupo de salvajes irrumpió en las oficinas de Charlie Hebdo, un irreverente y satírico periódico, y acribilló a 12 personas, incluido el director y los más prominentes caricaturistas de dicho medio. ¿Cuál fue el motivo para esta barbarie? Haber publicado imágenes burlescas y escatológicas del profeta Mahoma. Ya hablamos en el post anterior del aniconismo.
La consternación, la pena, la rabia, el desconsuelo, la indignación, la solidaridad, la impotencia, todo se ha mezclado. Todo, excepto el miedo.
Sí, porque no nos dejaremos intimidar. La gente, incluido quien escribe, ha salido espontáneamente a las calles para manifestar su pésame y por sobre todo para expresar el compromiso irrestricto de nuestra civilización con uno de nuestros más preciados valores: la libertad de expresión. La libertad de expresar aquello que incomoda ⎯ incluso aquello que no debe decirse. En una sociedad libre nadie es intocable ni nadie debe escapar a la sátira.
¿Se buscó los problemas el equipo de Charlie Hebdo? No. La sátira y la burla son parte esencial de toda sociedad sana. Es el precio a pagar por disfrutar de los beneficios de la libertad de expresión. Ninguna creencia puede responder con balas ante las palabras o las imágenes. A no ser que dicha creencia sea de naturaleza tan inherentemente soez que justifique una masacre.
El sábado se anuncia una jornada nacional de movilización, silenciosa como la de ayer y hoy, para nuevamente repudiar este crimen abominable, inexcusable, e injustificable. E incomprensible. Volveremos a salir a marchar para que todo el mundo sepa que tú y yo somos Charlie, y que las balas criminales no lograrán silenciarnos jamás.
2 comentarios:
Estaba esperando tu post, my dear. Toda mi solidaridad a París y sus libertarios.
Hola Flo, hace tiempo no te veía por acá. Sí saldremos en masa a marchar este fin de semana, un saludo
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