lunes, 19 de enero de 2015

Soumission


"El islam es, reconozcámoslo, la religión más estúpida del mundo"
Michel Houellebecq

El célebre novelista francés Michel Houellebecq imagina una Francia sometida al islam, y de paso, es relegado al silencio 
¿Qué sería de la literatura universal sin Francia? Sería algo así como una buena comida pero sin quesos. Las letras francesas han deslumbrado por su excelencia y su capacidad de remecernos. Y esclarecernos. Hoy, el autor francés más leído en todo el mundo es Michel Houellebecq, quien el fatídico 7 de enero pasado lanzó "Soumission" ⎯sumisión⎯, su último opus, esta vez una ficción política: en un futuro inmediato un musulmán moderado sería elegido Président de la République y comienza a imponer una versión lenta pero segura de la ley charía. La novela comienza con una Francia sacudida por constantes ataques de terroristas islámicos. Paradojalmente, pocas horas después de iniciar la gira promocional de su libro, que comenzó con una entrevista radial, una célula islamista impactó a Francia y al mundo al asesinar a los principales colaboradores del periódico satírico Charlie Hebdo

Nuestro autor ha sido acusado de misántropo, misógino, pervertido, panfletario, pornógrafo, racista, nihilista... por dar sólo una lista breve. Es decir, es un autor interesante para Chile Liberal. Ha incursionado en la poesía y también el cine con la curiosa e inquietante cinta "El secuestro de Michel Houellebecq", que desató el frenesí entre sus fans pero que fue catalogada unánimemente por los especialistas como una completa basura. Hoeullebecq fue galardonado el 2010 con el prestigioso premio Goncourt, que le significó al enfant terrible pasar al Olimpo de las letras francesas y ser condecorado y finalmente aceptado por el establishment literario francés. 

Dentro de las muchas extravagancias de nuestro novelista se cuenta un autoexilio en Irlanda. Lejos del estilo super-sofisticado del boulevard Saint-German-des-Pres, donde pululan Bernard-Henri Levy y muchos otros glamorosos intelectuales galos, Houellebecq eligió marginarse en la bucólica y poco glamorosa Irlanda. "Este clima va con mi personalidad", declaró. ¿Qué clase de persona se larga a vivir a Irlanda? Quien escribe trata de mantener un talante imparcial pero debo ser honesto: soy un Houellebeliever

Sometidos y sumisos
¿Seremos Sometidos? Antes siquiera de ser editada, su novela ya causó estragos y polémicas varias. El libro fue robado, pirateado y distribuido ilegalmente en PDF antes del lanzamiento oficial. Aguanté pacientemente hasta el momento anunciado para el lanzamiento salvo que Chanchi se consiguió un ejemplar con un día de anticipación (por eso me casé con esa mujer). La lectura fue brutalmente interrumpida por el ataque cobarde a Charlie Hebdo, que me dislocó espiritualmente. Pero anoche finalmente acabé la lectura y uso esta tribuna para dar mi parecer. 

"Usted es un gran escritor, y un gran escritor tiene grandes responsabilidades", le increparon a Houellebecq durante una aparición en el noticiario dominical de France2, el equivalente a 24 Horas de TVN. Ciertamente, es un grande, y el libro es una obra mayor. Soy honesto y también admito que su última novela no está a la altura de Partículas elementales, El mapa y el territorio, o Plataforma. Pero es el gran lanzamiento del año. El estilo sencillo de la prosa houellebecquiana brilla en todo su esplendor. Fina, de una elegancia balzaquiana, contrasta absolutamente con el aspecto demacrado y cada vez más arruinado del autor (vean la foto arriba). 

El personaje central es el usual héroe de Houellebecq: nihilista, asiduo cliente de prostitutas. Ahora se llama François, un tipo que se alimenta de comida descongelada en el microondas, que pasa su vida leyendo novelas en su cama, cigarro tras cigarro, ahogado en alcohol e irresponsabilidad. Su interés en política es nulo. Su profesión es la de catedrático de letras de la Universidad de La Sorbona, cuya tesis doctoral sobre Joris-Karl Huysmans es referencia mundial. De hecho, Houellebecq gracias a François revive a aquel autor decimonónico que ahora despierta la curiosidad de miles. Este escritor era un sujeto atormentado, que pasó del satanismo a convertirse en monje católico. Murió como religioso en la abadía más añosa de Francia. 

Narrada como un monótono relato en primera persona, Soumission sólo deja entrever la tensión político-religiosa en la campaña presidencial del año 2022, relatada a la distancia por François. Hollande ganaría la próxima elección pero el país se despedaza en el caos socioeconómico. François sólo sigue dedicado a lo suyo: sus libros, sus escritos sobre Huysmans, y las prostitutas y el alcohol y el tabaco. En la elección siguiente el Frente Nacional llega al balotaje y la única forma de detenerlos es votando por una gran coalición de derecha e izquierda, liderada por un musulmán, el carismático Ben Addes. 

Por su parte, el profesor François encuentra algo similar al amor convencional con una alumna (mucho más joven) judía, pero ella debe huir de Francia ya que el antisemitismo se vuelve insoportable y se refugia en Israel. Un día ella le escribe un mail y le dice que "conoció a alguien". Es un tópico houellebecquiano el mostrarnos a un puerco inmoral que parece descubrir el amor, pero los musulmanes acaban por destruir la relación y nuestro héroe termina devastado. 

En la ruina económica, Francia vende La Sorbona a los saudíes, que la transforman en la Universidad Islámica de La Sorbona. La única forma de proseguir su carrera en la nueva Francia es él mismo convirtiéndose al islam, como se exige para todos los altos cargos públicos. La propia palabra "islam" significa "sumisión", sumisión total de la mujer al hombre, y del hombre a Alá. Si François acepta someterse o no lo dejaré en puntos suspensivos para invitar a los lectores de Chile Liberal

Permea cada hoja de la novela la pesadumbre, la melancolía, la miseria moral, la tragedia inminente, pero asumida con estoicismo. La tristeza y la desesperanza es la tónica. Mucho de Michel Houellebecq hay en François, y mucho también en Michel, el personaje central de Plataforma, novela favorita de Chile Liberal. El Michel de Plataforma es un turista sexual que viaja a Tailandia para contratar prostitutas, mayores de edad o no poco importa. Michel es el estereotipo del hombre occidental acabado. Pero descubre el amor en Valérie, una mujer que lo trae a la vida. Prosiguen su relación en París donde Michel parece aspirar a la felicidad, hasta parece capaz de enamorarse. El lector se compadece de él y se alegra. **Ahora viene un spoiler, pueden dejar de leer este párrafo y saltar al siguiente** Pero en un atentado perpetrado por terroristas islámicos Valérie es brutalmente asesinada. La novela abruptamente llega a su fin. Michel es destruido por completo, y acaba sus días escribiendo libros, confinado en su tristeza, ahogado en alcohol. 

Michel Houellebecq es un tipo complejo, huraño, y como podemos imaginarnos tiene muy pocos amigos. Hay veces que la vida imita al arte. Uno de los pocos amigos de Houellebecq es Bernard Maris, un reconocido economista, comentarista radial y columnista, autor del libro Houellebecq Économiste. Bernard Maris era conocido por ser uno de los columnista más brillantes de Charlie Hebdo

Y sí amigos lectores. Bernard Maris fue asesinado vilmente por los terroristas islámicos el pasado 7 de enero, día del lanzamiento de Soumission. Devastado, Michel Houellebecq anunció la anulación de toda actividad promocional de su libro y se encuentra recluido en algún lugar de Francia bajo protección policial. No obstante ha hecho una aparición pública en Alemania donde fue recibido triunfalmente. Cuando la vida imita al arte, lo hace con una brutalidad apabullante.
Houellebecq era portada de Charlie Hebdo el día del atentado terrorista

1 comentario:

Norman dijo...

Francia siempre ha sido una nación revolucionaria,es penoso que nobles artistas como aquellos comicistas tengan que pagar lo absurdo de fanáticos religiosos que no entienden ni mierda,creo que vi por ahí a Winston,que no era otro que se rascaba los cocos,cuando las tres cuartas partes de europa se caia a pedazos.