lunes, 26 de marzo de 2018

Kast: ¿Se lo buscó?


Hemos presenciado desconcertados un conato de golpiza donde una turba enardecida agredió a un político extremista. Chile merece un nivel un poquito más elevado. Claramente, los ánimos están enardecidos y urge poner paños fríos. Considerando la gravedad del incidente ⎯que exige una condena taxativa⎯ es necesario aclarar varias cosas.

Con un estilo parsimonioso y maneras melifluas el político ultraconservador José Antonio Kast ha edulcorado y embozado un discurso incendiario que constituye incitación al odio. Ésta es la nueva estrategia del populismo: emplear alambicadas retóricas como caballo de Troya para luego arrojar estiércol al populacho, exaltar los ánimos y crear polémicas cargadas de violencia verbal. Este señor se solaza siendo un provocador.

Asumo que con su tour de universidades buscaba una photo op en que apareciera él vapuleado por cabezas calientes de izquierda abundan y así conseguir lo anhelado por todos los políticos en los márgenes de las coordenadas políticas: ser víctima. Sí, él es el portador de verdades incómodas y es el único corajudo con cojones para enunciarlas.

El tiro le salió por la culata porque no fue vituperado sino que casi acabó malherido. ¿Lo tenía merecido?

La respuesta es no. Algunos arguyen el argumento de Karl Popper sobre la legitimidad de no tolerar al intolerante. Me van a disculpar pero los energúmenos que atacaron a Kast no actuaban aguijoneados por la filosofía de Popper ni esgrimiendo la libertad de expresión sino que eran simplemente una muchedumbre enajenada.

Seamos claros. Cualquier persona normal que escucha a Kast burlarse de los homosexuales o que percibe el retintín xenófobo de sus palabras siente ganas de ir a sacarle la chucha. Pero pasar de la acción meramente discursiva al empleo de la violencia hay un trecho insalvable e injustificable. Sólo el señor Jorge Bergoglio "matizó" el ataque criminal a Charlie Hebdo argumentando que si a uno le insultan a la madre entonces uno responde. Pero esto es falso. Pasar de un plano a otro no es justificable ni debe banalizarse.

Miguel Krasnoff, uno de los más grandes sicópatas de la historia reciente de Chile, no admite "matices" como lo ha hecho Kast. No puedes escudarte en la Ley Zamudio, promulgada luego del vil y mortal ataque homofóbico que sufrió un joven chileno, para redargüir contra la sociedad uno de los mayores triunfos sociales en pos del fin de la discriminación contra nuestros conciudadanos gays. ¿Qué pretende Kast con todo esto?

El intríngulis radica en determinar qué pasará si cada cual se toma la justicia por sus manos para acallar el discurso de odio que supuestamente profesan otros. No sé ustedes pero es seguro que pronto me llegará un combo en el hocico a mí porque no faltará el concha de su madre que se sentirá profundamente ofendido y violentado por lo que propugna Chile Liberal. Y así vamos a empezar entre todos a darnos de golpes para hacernos callar. Es el cimiento de una sociedad civilizada el hecho de que renunciamos a iniciar la fuerza los unos contra los otros. 

A Richard Spencer, líder de la Alt-Right (ver foto abajo), la ultraderecha à la Kast de EEUU, le plantaron el feroz puñete mientras lo entrevistaban por televisión. Cuando atizas el fuego de la intolerancia no esperes que la comunidad permanezca impertérrita. EEUU se fundamenta en el freedom of speech tanto así que está consagrado en la primera línea de su Constitución. Sólo un cobarde se refugia en este baluarte de una sociedad liberal para ventilar odio. 

Concluyo que Chile necesita urgentemente una ley que regule la vindicación de las atrocidades del régimen militar tal como en Alemania se condena la apología del nazismo. Sería absurdo sólo castigar a los violentistas que atacaron a Kast (quien ahora se yergue como mártir, como una Juana de Arco del freedom of speech) y que éste salga incólume. Es hora de combatir todo el extremismo. 

De este incidente al menos se sacan dos lecciones. Primero, a quién carajo se le ocurre invitar a un fanático a hacer proselitismo político a una universidad. Segundo, si te regocijas refiriéndote en términos panegíricos a regímenes monstruosos, aunque sea con sinuosos argumentos, no seré yo quien lo haga pero puedes estar seguro que alguien, en algún momento, te sacará la cresta.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué tan liberal es prohibir cada comentario que no nos guste? Tu comentario de bienvenida en éste formulario es: "Estoy en total desacuerdo con lo que dices, pero respeto a muerte tu derecho a decirlo. (Voltaire) ¡Viva la diferencia!". Me parece bastante incongruente con lo que planteas en tu columna. Se defiende la libertad de expresión esperando que las personas sean lo suficientemente capaces de rebatir y refutar aquellos comentarios que no les gustan mediante el peso de las ideas, no usando el poder coercitivo del Estado para censurar aquellos comentarios que no les gustan.

Su Excelencia dijo...

Adhiero en lo general, pero J.A. Kast no es un simple propagandista del odio, sino un cómplice activo de la banda criminal que se adueñó de Chile en 1973. En términos alemanes, J.A. Kast no es un pendejo neonazi, sino un jerarca (aún) impune del régimen de Hitler. Además, debido a amenazas de la banda criminal de Pinochet y Cía, casi todos los jerarcas pinochetistas están impunes o cumpliendo penas ridículamente suaves en el balneario de Punta Peuco.

Por lo tanto, procede el linchamiento de J.A. Kast. Es un acto tan legítimo como el merecido ajusticiamiento de Jaime Guzmán.

Chile Liberal dijo...

@Anónimo: En lo personal yo no censuro o silencio en este sitio. Hubo unas excepciones con un personajazo que no volvió más.
Pero a nivel país, lo que planteo es que la incitación al odio en una sociedad abierta no debe confundirse con libertad de expresión.

Así todo, insisto que en lo personal no emplearía la violencia verbal ni física para acallar a alquien pero si queremos evitar el vigilantismo del pensamiento considero inevitable regular la diferencia entre odio y libertad de expresión. Siendo claro que para que ello exista es imperativo que haya libertad de prensa, separación de poderes, libertad de reunión, etc. Digamos que un régimen como el de Maduro fácilmente se puede manipular para establecer el absolutismo pero creo que en una sociedad abierta, como la chilena, como último recurso es necesario entrar a regular.

@Su Excelencia: un punto de referencia para Chile es determinar qué se hizo en Alemania con quienes fueron condenador en Nuremberg. Ante las confusiones que provoca el cierre de ese penal o la clemencia que se solicita, creo que lo lógico sería saber qué ocurrió con ellos. Asimismo, me parece que a los de Nuremberg no se les permitían visitas como las de JA Kast.

Ignacio Bueges dijo...

Kast con una bandera fascistoide al fondo.
No es webeo:

http://www.theclinic.cl/2017/10/24/la-entrevista-de-johannes-kaiser-miembro-del-libertario-nacional-a-kast-los-hombres-y-mujeres-libres-de-este-pais-dependemos-de-su-exito/