viernes, 22 de junio de 2007

En defensa de los valores familiares

La familia es el mecanismo más eficiente en la creación de capital humano. Los hijos de una estructura familiar sólida rinden más en la escuela, tienen más probabilidades de obtener educación superior, gozan de ingresos más altos. Y se divorcian mucho menos.

Como aún no existe ningún thinktank que investigue estos temas, y como todavía no hemos formado nuestro propio thinktank libertario, Chile Liberal analiza el artículo de The Economist
The Frayed Knot, y por tanto nos limitamos a estudiar la realidad norteamericana. Veremos, no obstante, que hay muchas similitudes con el resto del mundo y que es útil trazar paralelismos.

Los datos son elocuentes: apenas el 4% de los niños de madres con título universitario nacen fuera de una familia nuclear. El divorcio, tal como vemos en el gráfico siguiente, ha disminuido cada año en las familias donde la mujer es profesional o ha obtenido un posgrado.

Entre aquellos que no terminan su educación secundaria, el divorcio ha aumentado desde un 38% entre 1975-79, a un 46% entre 1990-94. Se desprende que un elemento fundamental en el éxito de una pareja es su nivel educacional.

Por tanto, podemos concluir que mientras más alta sea la formación profesional de una sociedad, menos divorcios habrá. Si entendemos, por simple observación empírica, que es el deseo intrínseco de cada individuo el adquirir una profesión y, por tanto, educarse, es lógico que logremos reforzar la familia mediante un énfasis en educación, y no con medidas legalistas o paternalistas, tal como la prohibición de divorcio, discutida en el epistolario de El Mercurio la semana pasada a raíz de una carta sobre El divorcio en España (ver a los defensores de la libertad aquí, aquí, aquí, y a los conservadores aquí,aquí, aquí).

Volvamos a las cifras de EEUU. Las mujeres que tienen hijos fuera del matrimonio entre quienes carecen de educación secundaria es de 15% (recordemos: en las profesionales es apenas 4%), y en las afro-americanas llega a la increíble cifra de 67%. Veamos el gráfico:

En las familias norteamericanas de clase media (más de US $75 mil anuales), el 92% de los niños viven con ambos padres. En las familias de escasos recursos, la cifra es de 20%.

El matrimonio en sí mismo es una "institución creadora de riqueza", afirman los investigadores Barbara Dafoe Whitehead y David Penepoe (asumo que aún no han tenido la oportunidad de conocer a mi mujer... cuando vean cómo usa la MasterCard quizás cambien de opinión). Si seguimos la línea utilitarista de Chile Liberal, entenderemos por qué defendemos tanto la familia. Esto es evidente. En un matrimonio, se puede aplicar de mejor manera el principio de Adam Smith de la división del trabajo: el papá arregla el auto mientras la mamá completa la declaración de impuestos. Y ambos pueden complementarse mejor para formar bien a los hijos.

Pero hay más. El tener una familia es una enorme satisfacción moral, difícil de cuantificar. Tal como dice el anuncio: hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás está MasterCard. No por ser una estrategia de márketing es menos cierta. Ver a los hijos graduarse como profesionales simplemente es un motivo de orgullo, una de las cosas que ni siquiera una American Express podría comprar. Para uno, graduarse de la universidad y agradecerle a los padres, o avisarles que pronto serán abuelos, es igualmente una gratificación moral que va más allá de cualquier análisis.

Todos queremos formar una familia. Todos queremos casarnos. O al menos, una mayoría devastadora de la gente responde que quiere casarse y tener hijos en EEUU y Europa. En Chile, podemos ver a nuestros futuros profesionales abusando del alcohol y las drogas en "los pastos" de la USACH o en el "verde bosque" de la U. de Chile. Los antidiluvianos rasgan vestiduras. Pero dudo que esos jóvenes abusen del alcohol de manera que no puedan continuar con sus estudios, ni usan drogas obsesivamente, ni mantienen un exceso de relaciones sexuales promiscuas y sin protección adecuada. La evidencia muestra que los planteles de educación superior siguen como siempre, y las jóvenes estudiantes universitarias, al igual que sus pares norteamericanas, rara vez tienen hijos fuera del matrimonio. Dicho de otro modo, los conservadores nuevamente pregonan la crisis moral y la hecatombe social que se avecina (o que ya llegó), ante lo cual los liberales sólo nos preguntamos: ¿de qué crisis moral hablan?

Muchos, sino todos, pasamos por las mismas experiencias, y hoy contribuimos al enriquecimiento de la sociedad y al progreso del país, sin que algún exceso de alcohol en la adolescencia o el experimentar con sustancias prohibidas por las autoridades nos convierta hoy en irresponsables. Todo lo contrario. Fue sólo parte del proceso de formación del carácter y de aprendizaje de la responsabilidad individual.

Vemos que en el artículo
¿Dónde están los padres de la patria?, el ultraconservador Cristóbal Orrego llega a grados de infantilismo como aseverar que la mera existencia de una ley de divorcio arroja a las masas a terminar sus matrimonios... o a hombres a arrancarse con "una niñita más joven". ¡Por favor!

Recordemos el tema de La Ley: tejedores de ilusión, predicadores… hablan de crisis moral. La familia como esencia de la sociedad está plenamente vigente, ya que es parte de nuestra propia naturaleza humana. No hay ninguna crisis moral, amigos. Nunca encontraremos seres humanos que dejen de respirar o que dejen de comer, simplemente, porque no podríamos existir. Todos los homo sapiens tenemos una gramática universal, como explicaba Noam Chomsky, esto explica que todos aprendamos un idioma. Del mismo modo, existe una moral universal, y las aspiraciones familiares son uno de los pilares de la humanidad, una institución desde tiempos inmemoriales percibida como algo bueno.

El artículo de The Economist muestra que los hombres profesionales casados beben menos, se involucran más en los estudios de los hijos y en sus actividades extraprogramáticas. También hablan más con ellos: los niños de un profesor universitario escuchan un promedio de 2150 palabras durante el primer año de vida, los niños de clase trabajadora escuchan 1250, y los niños de padres que viven de beneficios de desempleo ("paro") apenas 620. Es decir, los padres profesionales estimulan más la inteligencia de sus hijos, y pasan más tiempo con ellos.

¿Cómo? ¿No decían los antidiluvianos que los profesionales deben sacrificar sus trabajos o sacrificar sus familias? No. La disyuntiva entre optar por vida laboral o vida familiar es falaz. Vemos que los padres casados tienden a tener mejores ingresos y rinden más en sus trabajos: los empleadores los prefieren. Comprobamos una vez más como los mágicos mecanismos de la economía de mercado llevan al bien y a construir sociedades más prósperas tanto moral como materialmente.

La senda de la economía de mercado, del libre comercio, de la educación, de las libertades sociales e individuales son la clave para el éxito de la sociedad y para construir una humanidad más libre y más rica en todo sentido.

Dedicado a una querida amiga que pronto dará a luz a su primer hijo. Un abrazo.

6 comentarios:

Eduardo Salinas dijo...

Estimado Carlos, creo ser uno de los pocos que te lee y que te toma en serio.
Hablas de una moral que "es parte de nuestra propia naturaleza humana"...¿en qué quedamos?
¿acaso no habíamos quedado que Dios no existe?¿de dónde puedes fundar una moral, sino a partir de la existencia de Dios (llámese como se llame, sin entrar en si es Jupiter, Yahveh o Alá)?
Créeme que entiendo que hay mucho de verdadero en tu pasión anticlerical, pero me parece que estás combatiendo con fantasmas que están más en tu mente que en la realidad.
Ojalá pueda conocerte si alguna vez vuelves a visitarnos a Chile.

Un abrazo

Chile Liberal dijo...

Amigo Eduardo,

A pesar del exabrupto que me enviatse por mail el otro día, déjame decirte que yo respeto a todos mis prójimos. Me alegro además que pocos me tomen en serio, realmente me preocuparía si las masas se agolparan a leer este sitio.

Fíjate las atrocidades que dice, por ejemplo, Orrego en El Mercurio:

La sociedad liberal y el nihilismo galopante casi lo empujan [al padre] a romper sus compromisos sagrados, a buscar la propia realización a costa de que se hundan los otros

La revolución liberal, por su parte, ha minado la autoridad, de manera que los niños, que necesitan modelos de varón y de padre, quedan a la merced de un modelo de "lolosaurio" productivo y pusilánime, que les dice que sí a todo, que no tiene él mismo patrones claros de responsabilidad aparte de los que le imponen las leyes férreas del mercado

En los mismos posteos se me acusa de ideólogo "liberal libertino". Yo sólo respondo cuando se me agrede verbalmente. Sé que pocos entienden el carácter combativo y los análisis, a veces desconcertantes, de Chile Liberal.

No tengo ningún problema, al contrario, me alegro de rfeunirme con amigos que he conocido gracias a este blog y EM, no sólo en Chile sino que en varios países.

Ahora, yendo al grano, es un error tuyo creer que la ética se funda en algún dios u otro ser ficticio. La ética es un mecanismo de sobreviviencia más relacionado con la teoría de la evolución y la selección natural que con personajes fantásticos. Recomiendo al respecto leer a Richard Dawkins.

Anónimo dijo...

dawkins dijo que la democracia era el gobierno de la mayoría... viva setpehn jokins y el jip-jop urbano

socióblogo dijo...

La familia es cosa buena, conforme. Pero afirmar con toda seguridad que ha existido desde 'tiempos inmemoriales' me parece excesivamende ideológico. No conozco detalles, pero sospecho que si uno se remitiera a las investigaciones antropológicas sobre parentesco se encontraría con una situación distinta. Al menos la forma en que se organizan los grupos primarios ha de ser distinta. Incluso sin recurrir a la antropología puedo pensar en familias que no son papá-mamá-hijos. Está la poligamia, están las parejas homosexuales, etc.

Atribuirle propiedades mágicas al mercado, además de ser de lo menos ilustrado que haya visto en un buen tiempo (y eso que tienes a Delacroix en la foto), es de una sobreideologización más bien rojiza. Ya veo que eres un creyente fervoroso y está muy bien: la fé de cada uno es respetable. Aún así yo sostengo que el mercado es un mecanismo inteligible, al que se puede entender y, oh qué decepción, también corregir: conozco pocos o quizá ningún mercado que no requiera 'muletas' institucionales para funcionar de buena forma. Nada tiene de mágico.

Peor aún (y esto liquida para siempre la superstición de que el mercado es espontáneo, natural o mágico) usualmente las economías de mercado han sido propulsadas por elites con un proyecto constructivista-modernizador en mente. Basta con pensar en el caso chileno, que fue casi leninista. De hecho siempre he creído que el personaje más rojo (sí, rojo) de toda la historia nacioanl es José Piñera, no Manuel Rodríguez o Miguel Enríquez. El mercado, históricamente, ha sido siempre producto de un diseño , ha requerido de las instituciones políticas para ser implantado, en fin, ha sido un plan con interesados y detractores, no una evolución natural. Cosa que tampoco está mal. El problema está en que la ideología impide reconocerlo.


Otro asunto: no sé qué tan compatibles sean el utilitarismo y el liberalismo. Tiendo a pensar que el utilitarismo puede llevar a la situación de tiranía mayoritaria, que es completamente anti-liberal. Sobre la ética, no sé si te entendí bien (muy posiblemente no), pero también me parece incompatible una postura liberal con el querer fundar la ética en la empiria. Preferiría que los derechos individuales tuviesen un sustento menos efímero.

Saludos

Chile Liberal dijo...

Lo de mecanismo "mágico" fue sin duda para generar chispa. Pero ver cómo el mercado se autorregula mediante una "mano invisble" es un fenómeno bello y estético, como observar la Aurora Borealis.

La familia existe desde siempre, de hecho, los grupos de homo sapiens que han sobrevivido hasta hoy son los que han fundado sus sociedades a partir de la familia. Ésta es un mecanismo de sobrevivencia, aparte de ser el mecanismo más eficiente en la generación de capital humano. Economía de mercado y sociedad libre y evolución de las especies, todo en uno. Acá reside la esencia de Chile Liberal. Las parejas homosexuales por spuesto que son familia. ¿Por qué no habrían de serlo? Si bien no podemos prohibir la poligamia, digamos que es tan escasa que no vale la pena discutirla en este artículo. Centrémonos por ahora en la familia nuclear, es decir, de dos personas (dos hombres o dos mujeres, o mixta).

Ninguna elite ha impulsado la economía de mercado. Lo que los países han hecho es defender la producción nacional mediante el proteccionismo, lo que explica por qué EEUU logró superar al Reino Unido, siendo el primero una Plantación, y el segundo uno de los países más avanzados de su época. Un poco arrogante tu sentencia que las elites han impulsado la economía de mercado. El intercambio de bienes, sean flechas en una tribu, o un servicio de interbet banda ancha hoy, es libre y espontáneo. Los gobiernos que se dedican a protegerlos normalmente son contraproducentes.

De acuerdo en que José Piñera es rojo. El sistema de AFP se impuso a la fuerza durante la dictadura militar. Sus resultados si bien no son negativos, distan enormemente de lo que se prometió en un principio, y el estado deberá subsidiar las pensiones. El sistema necesita serias reformas. Pero sí, estoy de acuerdo, la derecha ha usado la coacción tal como un régimen castrista o como se hizo en la URSS.

Anónimo dijo...

La ausencia de rumbo de la cultura en el capitalismo se refleja en la desorientacion en las familias. Los padres no saben como llevar a sus hijos, por eso debe plantearse seriamente el establecer una asignatura con valores solidos familiares. Llamese "Valores", o "Educacion para la Ciudadania" pero es urgente determinar un marco de convivencia con los jovenes.

Valores basicos:

1.Empatia. No responder a las provocaciones e insultos con la misma moneda. Ser apaciguador pero sólido.

Se hace necesaria una pedagogia juvenil asertiva.

El capitalismo actual genera agresividad en los jovenes.