lunes, 18 de junio de 2007

Libertad de drogas, muy necesaria





Yo nunca he tenido problemas con las drogas,
sólo he tenido problemas con la policía

(Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones)





Desde tiempos inmemoriales la gente ha necesitado estimular su mente de alguna manera. Las drogas recreativas han sido los elementos centrales en muchas religiones, y si consideramos al alcohol como una droga (que lo es), vemos que el mismo Jesús llamó a consumir alcohol (en las Bodas de Caná efectuó el "milagro" de hacer aparecer más vino, y de buena calidad) y forma parte del rito orgiástico central de dicha religión en la eucaristía: la transubstanciación. Religiones como el culto de Ras Tafari han hecho de otra droga, la cannabis sativa, un componente instrumental de su culto y también han instado a consumirla.

Chile es uno de los mayores productores de vino en el mundo, y el número 15 en cuanto a consumo. La producción vinícola es una industria pujante que genera riquezas en el país, empleos y ha sacado a muchos de la pobreza. La asociación de productores de vino es una agrupación respetable de gente de trabajo que sólo persigue aumentar las divisas que entran a la economía chilena. Los productores de vino no tienen milicias, no han desestabilizado al gobierno, no son un poder paralelo, no han generado guerras civiles, ni tampoco son una mafia. El consumo, producción y venta de vino es legal.

Pero la producción y venta de canabis, éxtasis y muchas otras, es ilegal, y explica por qué hay países que se desangran frente al absurdo prohibicionismo que muchos países han decretado sobre las drogas. Pensemos en la producción de coca en Bolivia, las guerrillas colombianas, entre otras. El alcohol logró remecer los cimientos de EEUU durante la Ley Seca, es decir, cuando se prohibió el alcohol.

Un sujeto que consume bebidas alcohólicas se vuelve agresivo, puede sostener relaciones sexuales sin protección, puede conducir un vehículo y atropellar a algún peatón (o chocar y desperdiciar servicios médicos de urgencia), o llegar a su casa y golpear a su esposa e hijos. La marihuana, al contrario, tiene el beneficio de instar a un estado de relajación tan intenso que imposibilita tales actos de violencia. No es extraño que un indiviudo se asfixie con su propio vómito luego de consumir alcohol o que colapse en un coma etílico. Hasta donde sabemos, es prácticamente imposible que alguien se intoxique por fumar demasiado pito (porro, cuete, maría. etc).

Como decíamos anteriormente, el prohibicionismo decretado en EEUU sobre el alcohol en los años 20, la
Ley Seca ("Prohibition"), vio el surgimiento de las mafias en dicho país, cuyo líder fue Al Capone, el crimen organizado sólo retrocedió cuando el alcohol se volvió a consumir libre y legalmente. Exactamente lo mismo ocurre hoy con otras drogas, y en Chile Liberal queremos invitar a nuestro país a pensar en la despenalización total del consumo y distribución de drogas.

El consumo de estimulantes tiene repercusiones sociales y es altamene adictivo, si bien esto no es cierto en cuanto a la marihiuana o el éxtasis. Respecto a la cocaína, su grado adictivo es discutible. Por lo mismo, el sinsentido de la prohibición actual sólo logra glamourizar su consumo, incitando a más gente a probarla, y por lo mismo, generando más ganancias (y poder) para las mafias. No es necesario elaborar sobre el peligro de estas asociaciones ilícitas, que ponen en jaque los fundamentos de nuestro estado de derecho. Por lo mismo, creemos que debe desaparecer cualquier figura legal que se pueda interpretar como prohibición sobre las drogas.

La experiencia en Holanda, país con un extenso historial de libre comercio y libertades individuales, nos dice que nada extraordinariamente perverso ocurre cuando se puede adquirir una cantidad de droga para consumo personal (discretamente, en la privacidad del hogar o en lugares designados, como los “coffee shops”). Según el último estudio de UNICEF, Holanda es el país que ofrece la mejor calidad de vida para sus niños (
ver), y no nos extraña, el consumo de marihuana es extraordinariamente bajo comparado con el Reino Unido o Irlanda (ambos, con los índices más deplorables entre todos los países industrializados).

¿Y la adicción?
Buena pregunta. Se cree que un individuo se volverá "marihuanero" por fumarse un pito. ¿Cómo se expica que Bill Clinton no lo sea? ¿Cómo se explica que la inmensa mayoría de los chilenos no sean adictos, a pesar de que muy pocos desconocen el uso de esta hierba?

Es un simple mito el creer que el consumo ocasional y social de la cannabis y otras drogas genera adicción instantánea. La adicción a la cannabis normalmente es más bien de carácter sicológico, vale decir, nada tiene de diferente de los individuos adictos a las películas, a los libros, a la música, o incluso a la comida.

Interesante que nadie reclame a organizaciones como McDonald's, que en conjunto con todo el lobby de la comida chatarra han generado una epidemia de obesidad a nivel mundial (más del 50% de los norteamericanos son obesos), llegando incluso a desatar diabates en adolescentes. La comida chatarra, según estudios, produce 20 veces más daño al sistema de salud británico que el consumo de drogas.

Si fuese por luchar contra adicciones, tendríamos que simplemente prohibirlo todo, y una sociedad que aspire a promover la libertad individual no puede caer en actos prohibicionistas. Un estado que nos prohibe tal o cual acto, en este caso el consumo de drogas, se convierte en un elemento extraño que intenta controlar el comportamiento de los individuos.

La responsabilidad individual
Bastaría con creer en las personas y dejar que cada uno decida si decide consumir sustancias alucinógenas o no, siempre y cuando no dañemos a nuestro prójimo. La droga en sí no produce daños a terceros sino a quien la consume, siendo su adquisición un acto netamente individual, por tanto no corresponde el prohibirlas.

Los individuos responsables sabrán cuál es el límite, al mismi tiempo que todos nosotros debemos aprender a convivir con las drogas, la cuales mientras existan, serán utilizadas por la gente. Lo que no podemos aceptar es a las mafias que controlan y amenazan a la población. Menos aún, que un individuo deba violar la ley para adquirir un producto que no daña a nadie.

1 comentario:

Unknown dijo...

"Lo que no podemos aceptar es a las mafias que controlan y amenazan a la población. Menos aún, que un individuo deba violar la ley para adquirir un producto que no daña a nadie. "

Tate!
eso es po

jajajaja
wen texto
el dato de mierdonals onda la cifra de obesidad.. heavy
no sabía q era TANTO...

saludos Mr. Liberal

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me aborté