En vez de amenazar con castigos, es más eficaz premiar a los padres por educar a sus hijos
Chanchi me vio con cara de preocupado mientras veía el Mensaje por www.emol.com. Ella partió a la cocina a hacerse un café y me trajo uno a mí también. Al acercarse a mí vio la imagen de Piñera en la pantalla. "Oh la la" —dijo— "...se ve bien demacrado...", fue más o menos lo que dijo. Se acercó más y observó brevemente. "Ya lo han interrumpido como cuatro veces", le conté. "Pobre, se ve super mal", contestó. Claro, es que la última vez que Chanchi vio a Piñera fue para el rescate de los mineros, cuando el presidente irradiaba una sonrisa incontenible, exhibiendo su dentadura blanqueada para la ocasión, cuyos destellos sólo fueron sorteados por los mineros gracias a los lentes oscuros. La epopeya se vivió hace pocos meses, pero en términos políticos, fue otra era. Piñera, el único loco que creyó que los 33 de Atacamana podían ser rescatados, veía su carácter intrépido y sus habilidades de gestión ovacionadas por el mundo entero. En cambio el sábado pasado, por la pantalla de mi computador, el hombre era otro, tenso, interrumpido por hecklers o aplaudido importunamente, preocupado porque afuera del horrible Hospital-Congreso las manifestaciones descargaban ahora repudio contra el otrora salvador de los mineros. Su popularidad de ha desplomado, y su alocución fue con un presidente contra las cuerdas. Piñera continuó su extenuante fin de semana defendiendo su discurso mediante entrevistas a los medios, en que ya sus ojeras parecen sacos de papa: está a un paso de convertirse en Longueira. El presidente se merece unas vacaciones y en estos momentos me dicen que anda paseando por París y después se irá a la costa italiana a soltar tensiones. Merecidas vacaciones, sin duda.
Chanchi me vio con cara de preocupado mientras veía el Mensaje por www.emol.com. Ella partió a la cocina a hacerse un café y me trajo uno a mí también. Al acercarse a mí vio la imagen de Piñera en la pantalla. "Oh la la" —dijo— "...se ve bien demacrado...", fue más o menos lo que dijo. Se acercó más y observó brevemente. "Ya lo han interrumpido como cuatro veces", le conté. "Pobre, se ve super mal", contestó. Claro, es que la última vez que Chanchi vio a Piñera fue para el rescate de los mineros, cuando el presidente irradiaba una sonrisa incontenible, exhibiendo su dentadura blanqueada para la ocasión, cuyos destellos sólo fueron sorteados por los mineros gracias a los lentes oscuros. La epopeya se vivió hace pocos meses, pero en términos políticos, fue otra era. Piñera, el único loco que creyó que los 33 de Atacamana podían ser rescatados, veía su carácter intrépido y sus habilidades de gestión ovacionadas por el mundo entero. En cambio el sábado pasado, por la pantalla de mi computador, el hombre era otro, tenso, interrumpido por hecklers o aplaudido importunamente, preocupado porque afuera del horrible Hospital-Congreso las manifestaciones descargaban ahora repudio contra el otrora salvador de los mineros. Su popularidad de ha desplomado, y su alocución fue con un presidente contra las cuerdas. Piñera continuó su extenuante fin de semana defendiendo su discurso mediante entrevistas a los medios, en que ya sus ojeras parecen sacos de papa: está a un paso de convertirse en Longueira. El presidente se merece unas vacaciones y en estos momentos me dicen que anda paseando por París y después se irá a la costa italiana a soltar tensiones. Merecidas vacaciones, sin duda.
No obstante, desde la Vielle Lumière, con un Piñera que se lució ante el foro de la OECD, Chile Liberal continúa escudriñando las palabras del controversial último Mensaje. Y hay mucho paño que cortar. Queremos detenernos en un punto que nuestro sitio ya lanzó como propuesta en Twitter y que el gobierno de Piñera ha adoptado: pagar a los más desposeídos para que eduquen a sus hijos. Bajo el ítem 6, Pobreza, Piñera dio cuenta de una inciativa extraordinariamente interesante y que vale la pena analizar a fondo:
(...) hemos puesto en marcha una nueva política: el Ingreso Ético Familiar, [que] lejos de ser un programa asistencialista, potencia las capacidades de las propias familias para superar su condición de pobreza.No se trata de un bono ocasional ni de un regalo. Es algo mucho más profundo: un pacto, una alianza con esas 130 mil familias, o 500 mil personas, que viven en situación de pobreza extrema.En esta primera etapa, estas familias están recibiendo del Estado en promedio 38 mil 500 pesos al mes, lo que unido a sus ingresos propios y otras ayudas estatales, les permitirá alcanzar un ingreso mensual promedio de 180 mil pesos, cifra que debemos incrementar en el futuro. Pero las familias también deberán asumir compromisos, simples pero significativos. Por ejemplo, que sus hijos tengan una asistencia mínima de 85 por ciento a sus escuelas, que sus controles de salud y vacunación estén al día y que quienes estén en edad de trabajar, trabajen, se capaciten, o busquen empleo. De este modo, toda familia que quiera ayudarse a sí misma tendrá un gobierno y un país acompañándola y apoyándola.
La idea anterior es por su propia naturaleza diametralmente opuesta a los instintos y principios que promueve este sitio: abolir el paternalismo estatal, erradicar el clientelismo, terminar con la mendicidad de los pobres hacia el Estado, controlar los gastos del gobierno. No obstante, no podemos negar que Chile vive una realidad durísima, que además yace en el centro de la mission statement de Piñera (su equipo comunicacional debe repetirlo como mantra), y es la necesidad de eliminar los bolsones recalcitrantes de pobreza dura, esa destitución que se ha heredado por generaciones y que no hemos podido desenraizar. La clave es por supuesto iluminar con educación, para redargüir a los afectados de su condición, y lograr que salgan por convencimiento propio de su condición, ya que con dádivas del gobierno jamás los pobres podrán mejorar (ni el Estado dejará de succionar recursos). Por un lado, debemos estar conscientes que lo que comienza como dádiva luego degenera en "derecho social" inalienable, y por otro, los agentes estatales profitan de la pobreza ya que el asistencialismo se enquista en el aparato estatal y comienza a nutrirse de propia a existencia de pobres para seguir parasitando y existiendo, reciclando el problema.
Pero lo anterior puede ser disputado ya que, como en todo, hay excepciones. La pobreza dura es en sí inherentemente excepcional. Este sitio hace tiempo lanzó la idea en Twitter de emular el programa brasileño "Bolsa Familia", uno de los grandes logros del ex presidente Lula, y que ahora lo imita Piñera. La ides es endemoniadamente simple: pagarle a los padres para que eduquen a sus hijos y para que los lleven a controles de salud. El resultado en Brasil es que mejoró la escolaridad ostensiblemente, y también la condición física de los niños. Ambos factores, salud y escolaridad, redundan en un mejor capital humano y una más expedita inserción al mercado laboral, lo que a su vez se trduce en mejoras de productividad y, consecuentemente, reducción de la pobreza. El concepto de "Bolsa Familia" ha sido detalladamente estudiado y documentado por el Banco Mundial entre otros organismos, y es emulado en muchos países.
Desde luego que pagarle a los padres es más eficaz que obligarlos a hacer algo por miedo al castigo. Los pagos han sido muy menores, pero sus resultados son de gran impacto. Hace poco vimos un alcalde amenazando con cárcel a los padres que no supervisan la escolaridad de sus hijos lo que constituye una soberana estupidez: es mejor incentivar que amenazar. Al final, toda política pública es una cuestión de incentivos.
Los estudiosos de Bolsa Familia incluso se dieron cuenta que aunque los pagos sean destinados a tonterías como zapatillas más bacanes, da lo mismo, porque la consecuencia última es que el niño se educa y su salud mejora. En las familias más pobres los padres o no tienen trabajo ni posibilidades de trabajar, o sus ingresos son ínfimos, y cualquier plan de empleo u otras medidas tardan décadas en lograr el efecto deseado, y es aquí donde este "ingreso ético familiar" se transforma en una importante fuente de ingresos, por lo que exigir que el niño vaya a la escuela y esmerarse por vacunarlo y mantener sus fichas de salud al día se vuelven prácticamente el trabajo de la familia. Y así es mucho más factible que los niños vayan al colegio y al consultorio .
Como decía antes, en condiciones normales Chile Liberal sería, en el mejor caso, escéptico ante un plan como éste, que en realidad se contradice con la ortodoxia liberal. Sin embargo, sus resultados demuestran que el pragmatismo debe preceder a la ortodoxia. Al final, el consecuencialismo que promueve este sitio no se ve afectado, por lo que nadie podría achacarnos contradicción alguna en nuestro apoyo a este importante anuncio de Piñera.
Cualquier proyecto de entrega de ayudas financieras sólo puede ser eficaz si es que se diseña a sabiendas que el Estado dadivoso y asistencialista está condenado al fracaso. Sebastián Piñera parece estar consciente, y esperamos que continúe así.
Cualquier proyecto de entrega de ayudas financieras sólo puede ser eficaz si es que se diseña a sabiendas que el Estado dadivoso y asistencialista está condenado al fracaso. Sebastián Piñera parece estar consciente, y esperamos que continúe así.
11 comentarios:
Piñera, "a la Merkel", ha comprendido que dar, sin pedir a cambio, constituye un buenismo castastrófico, una creación de parásitos.
Lo mismo cabría decir acerca de la homologación de sueldos a la baja: ¿qué clase de médicos tendremos si les pagamos lo mismo que a los barrenderos?
El ser humano necesita estímulos, algo que lo impulse a actuar. Dejarlo sin incentivos es un modo de matarlo.
"Hace poco vimos un alcalde amenazando con cárcel a los padres que no supervisan la escolaridad de sus hijos".
Del mismo modo, sería una exageración castigar a los padres si les compran una cajita feliz a sus hijos (o cualquier otro alimento cuestionable). ¿O no?
@Luigi: así es. Estoy rumiando una idea sobre la aplicación del método científico en las leyes. Por ejemplo, estas dádivas deben tener fecha de caducidad y expirar automáticamente luego de ciertos objetivos cumplidos. Una vez que por ejemplo aumente un 50% la escolaridad, el plan termina. O se fija un plazo máximo de 10 años sin prórroga. La idea es evitar que estas dádivas se conviertan en "derechos".
respecto a los incentivos, ya se creó un sistema en que el médico gana lo mismo que el barrendero: Cuba y la URSS.
@Cristian: una madre que le dé pisco a su hijo en la mamadera para que se quede dormido y así ella poder salir, ¿te parece sancionable? Si no te parece que es una forma de maltrato infantil, creo que tienes un problema. Ahora si no te das cuenta que una Cajita Feliz contiene una cantidad de grasas saturadas, grasas hidrogenadas, aditivos, y excesiva sal y azúcar que la vuelven tan dañina como el alcohol, entonces también tienes un problema.
A ver: tú crees que una cajita feliz es tan dañina como una cantidad indeterminada de alcohol. Y afirmas que, si yo no creo lo mismo, tengo un problema.
Francamente, el único criterio negativo que puedo expresar acerca de ese producto es que tiene pésimo sabor. Pero, a juzgar por los ingredientes, no parece nada del otro mundo: yo mismo podría preparar y comer algo similar en mi casa (aunque con un sabor aceptable) y a nadie le parecería que estoy cometiendo suicidio o perjudicándome de ninguna manera.
Por lo demás, la cajita feliz viene a ser algo como una golosina: una alternativa excepcional para disfrutar de un sabor poco común (si bien yo preferiría otro tipo de comida rápida). Posiblemente un niño podrá resultar eventualmente dañado si come todos los días una cajita feliz; pero podríamos decir lo mismo acerca de los helados y los dulces. Sin embargo, nadie podría pensar en prohibir los helados y los dulces.
Tu condena de la cajita feliz es excesiva. Compararla con el alcohol, en particular, resulta desmedido.
@Cristian:
"a juzgar por los ingredientes, no parece nada del otro mundo"
Cristian haga un esfuerzo y documéntese. Una opinión no es válida sólo por expresarla, sino por cómo se sustenta. Una Cajita (In)Feliz puede durar 6 meses sin descomponerse, tal es la cantidad de preservantes, las cuales son altamente dañinas en el organismo de un adulto, mucho más de un niño. 35% de la comida es azúcar, esto es inceptable y altamente dañino.
Cuando dices "a juzgar por los ingredientes no parece nada del otro mundo". Aclara dónde viste los ingredientes de la Cajita Feliz para emitir un juicio tan basto.
"yo mismo podría preparar y comer algo similar en mi casa (aunque con un sabor aceptable) y a nadie le parecería que estoy cometiendo suicidio o perjudicándome de ninguna manera."
Cristian, ¿es mucho pedirte que te concentres en el tema y no lo cambies mañosamente? Me estoy refiriendo a UN NIÑO. No a lo que haga Cristian Mancilla para alimentarse. Si deseas puedes hacerte una bola de grasa, añadirle aceites hidrogenados y echarle un kilo de sal, freírla y comértela. Es asunto tuyo. Tú mismo sacaste el tema de UN NIÑO. No cambies el tema ahora con lo que puedes o no puedes comer.
"Posiblemente un niño podrá resultar eventualmente dañado si come todos los días una cajita feliz; pero podríamos decir lo mismo acerca de los helados y los dulces. Sin embargo, nadie podría pensar en prohibir los helados y los dulces."
No, "posiblemente" no. Un niño con toda seguridad resulta gravemente perjudicado cuando se le suministra cantidades enormes de azúcar refinada, grasas saturadas, sal y preservantes, que además son altamente adictivos, por lo que el niño siempre pide más: su efecto es el mismo de una droga dura.
¿Prohibr helados y dulces? Al menos en Francia está prohibida su venta en colegios, y la publicidad de aquellas porquerías severamente restringida, por ejemplo en canales de TV de niños no se puede mostrar propaganda de esta especie a ninguna hora, y sólo en horario de adultos. Lo curiso es que nadie reclama, al contrario, los padres aplauden.
Pero como Chile tiene la 2a tasa de obesidad infantil más alta del mundo, con padres pusilánimes que no saben educar, e incluso peor, donde los padres son más sedentarios, fofos, y adictos a comer basura que los propios niños, hay que perder tiempo discutiendo la legitimidad de intoxicar a un niño.
Lo que quise decir cuando ejemplifiqué que yo podría preparar lo mismo, es que la comida que yo prepare en mi casa debe ser igual de dañina que aquella que se vende en McDonalds. Por lo tanto, estoy equiparando lo que compras en McDonalds con lo que cualquiera prepara en su casa. Conocer los ingredientes no requiere de mucho esfuerzo: basta con mirar lo que te sirven cuando compras allí: un pan con una hamburguesa y lechuga (creo que a veces también incluye queso y otra verdura de muy mal sabor). En efecto, cualquiera puede prepararse un pan con hamburguesa y lechuga en su casa. No es nada del otro mundo.
El hecho de que Francia sea un país enfermo de prohibicionista no quiere decir que debamos imitarlo. Si los padres son pusilánimes, el Estado no los puede estar guiando todo el tiempo, porque es responsabilidad de los padres actuar como tales. Los helados, dulces y cajitas felices no son drogas, por lo cual no creo que deban restringirse en los colegios. Sería absurdo restringir de esta manera el placer de comer de los niños. Creo que mi infancia habría sido mucho más amarga si no hubiera podido comprar dulces y helados en el colegio. Y eso no quiere decir que me haya estado intoxicando (nunca he tenido sobrepeso y mi colesterol está levemente bajo el rango normal). Pretender que estos productos nos llevarán a una crisis moral y el colapso de la sociedad es exagerado (y ya habría ocurrido).
@Cristian:
"Lo que quise decir cuando ejemplifiqué que yo podría preparar lo mismo, es que la comida que yo prepare en mi casa debe ser igual de dañina que aquella que se vende en McDonalds. Por lo tanto, estoy equiparando lo que compras en McDonalds con lo que cualquiera prepara en su casa. Conocer los ingredientes no requiere de mucho esfuerzo: basta con mirar lo que te sirven cuando compras allí: un pan con una hamburguesa y lechuga (creo que a veces también incluye queso y otra verdura de muy mal sabor). En efecto, cualquiera puede prepararse un pan con hamburguesa y lechuga en su casa. No es nada del otro mundo."
Ya veo: cuando vas al supermercado, compras grasas hidrogenadas (altamente canerígenas), y preservantes para que tu comida se mantenga seis meses sin descomponerse, aparte de colorantes, para hacerte tú mismo un McMurder. Sin olvidar cantidades de sal y azúcar añadida con el fin de darle sabor a un producto que es por aspecto, textura y composición, una simple asquerosidad.
Creo que no puedes ser tan porfiado, Cristian. Nadie es capaz de recrear en su casa la comida de McDonald's. Y así todo, este ni siquiera es el tema, el teme es sobreestimular a un NIÑO con un Payasito y una "cajita feliz" y suministrarle un alimento de naturaleza altamente adictiva, sobrecargado en sal, azúcar y grasa.
No Cristian, hacerte una hamburguesa en tu casa no es lo mismo que comprársela en McDonald's.
Y más aún, insistes en tu porfía, dices que "basta con mirar" lo que te sirven. Sabes perfectamente que la ley que se discute obliga a los industriales de comida chatarra a nombrar todos los componentes que contiene su basura, e incluso esto no es suficiente. Porque decirle a alguien "grasa hidrogenada" o colorante B15 no significa nada. Esto debe contener advertencias sobre el daño a la salud y debe ser clasificada. Claramente, una Cajita Feliz debe ir etiquetada con una bandera roja y decir "Producto altamente dañino para la salud".
Sigamos
"El hecho de que Francia sea un país enfermo de prohibicionista no quiere decir que debamos imitarlo."
Sólo repetición de un eslogan ridículo. ¿País prohibicionista? ¿A qué te refieres?
"Si los padres son pusilánimes, el Estado no los puede estar guiando todo el tiempo, porque es responsabilidad de los padres actuar como tales."
¡Que no son los padres hombre, que no! Hasta cuándo con lo mismo, Cristian. Realmente abrumador volver sobre lo mismo: ¡son los NIÑOS los que sufren los daños provocados por sus padres!
"Los helados, dulces y cajitas felices no son drogas"
No? Pues son altamente adictivos cuando se publicitan como productos que entregan gratificación inmediata, y por el contenido, de hecho, así son. El azúcar y los carbohidratos son adictivas y generan, en particular el azúcar, una liberación imediata de serotonina, la "hormona del humor". Darle este tipo de producto a un niño es una droga recreacional.
"no creo que deban restringirse en los colegios. Sería absurdo restringir de esta manera el placer de comer de los niños."
Una de dos. O tienes intereses particulares en Nestlé o algunos de los grandes productores de comida-basura, o te compraste entero el mensaje de LyD.
Como "basta mirar" el prodcuto para saber, me imagino que primero no te has molestado nunca en averigüar qué realmente contienen esas porquerías, de ahí que francamente hablas de una posición de ignorancia.
El "placer" de los niños debe estar supeditado primero a la necesidad de alimentarlos correctamente. Sobredosis de azúcar, aditivos, colorantes y grasas no son un "derecho" de los niños. Ellos deben ser alimentados de forma equilibrada y en ese papel Chile ha sido negligente, por algo Chile tiene la segunda tasa de obsesidad infantil del mundo.
Es decir, estamos hablando de una epidemia (de obesidad), ¿y tú sales con la cantinela del "placer de comer" de los niños?
mi infancia habría sido mucho más amarga si no hubiera podido comprar dulces y helados en el colegio
No habrá aquí un elemento de exageración? Los dulces y helados provienen de una época en que producirlos era costoso. Cuando yo era chico comprarse un Doblón era excepcional, la Coca Cola venía en pesadas botellas de vidirio de 1 litro, sólo se abría cuando venían visitas (y se tomaba cada uno un vaso). La mayonesa se hacía a mano.
Hoy, la Coca Cola viene en botellas de 35 litros, y se compran por cajones. La mayonesa viene en bolsas de 75 kilos, y se comen una entera al almuerzo. Del mismo modo, han bajado los costos de producción y ahora los niños son sobreestimulados e invadidos con todo tipo de golosinas, que hoy son mucho más baratas que antes, por lo tanto, son sobreabundantes. Restringirlas no sólo es deseable, sino que necesario.
Pretender que estos productos nos llevarán a una crisis moral y el colapso de la sociedad es exagerado (y ya habría ocurrido).
Exagerado? Chile posee el triste récord de crecimiento en obesidad infantil. Claro, es porque como continúas hablando desde el desconocimiento, te niegas a ver la realidad. Esto es una crisis como tal, y el colapso del sistema de salud es inminente. No es posible atender una epidemia como ésta, con su consecuente impacto negativo en la población productiva, y la "ola gris" producto del envejecimiento de la población.
La crisis moral ya llegó cuando las bandas criminales comenzaron a seducir a los niños con productos adictivos y dañinos, como ya lo demostré. Se niegan a declarar los componentes de sus productos, se niegan a reflejar en el precio las externalidades que producen, se niegan a dejar de bombardear a los niños con publicidad invasiva.
Y gente como tú defiende este absurdo porque comer dulces es al parecer un acto libertario.
liberal? la medida de piñera se enmarca en la ideología opus dei, tan popularizada por J.guzman y la UDI, de pobres meritorios y pobres no meritorios. en este caso el pobre meritorio hace todo lo que papi estado le dice y papi estado lo premia por portarse bien y no cuestionarlo ni recriminarlo por no protegerlo de los embates del "libre mercado" LIBERAL SERIA QUE POBRE RICO HOLGAZAN TRABAJADOR TONTO GORDO ATEO O CREYENTE TODOS TUVIERAN ACCESO A UN MINIMO DENOMINADOR COMUN DE GARANTIAS CIUDADANAS , sino mejor vivir en un "estado de naturaleza" como el descrito por hobbes aunque la sociedad de libre mercado en la que vivimos bastante se le asemeja
Sugerencia: Cambiar el nombre del blog a Chile-Neoliberal.
ZHATIRO
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