domingo, 20 de mayo de 2012

Ella dijo quéee ????

Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, por primera vez considera una "salida ordenada" de Grecia de la zona euro

En la zona euro, Grecia es un irritante, pero manejable. Esto, hasta que su caos político interno se desató y colapsó el intento por formar un nuevo gobierno. Si en las nuevas elecciones recientemente convocadas triunfan los sectores a favor de la salida del euro, la moneda única entrará en una crisis sin precedentes.

La verdad es que este no es el peor momento del vapuleado euro. Lo peor, lejos, fue cuando Francia y Alemania rompieron, en la década de los 2000, los criterios de Maastricht. Lo de hoy es una cuestión menor que aquello. Baste recordar que el PGB de Grecia es el equivalente al de una de las menores regiones de Francia. Sólo los agoreros del fin del mundo, los alharacos, los ignorantes y los tontos pueden sostener que es el euro el que está ahora en crisis. Lo que peligra hoy es la credibilidad del euro.

Claro, porque si países como Alemania o Francia no son políticamente capaces de contener y solucionar el problema de Grecia, un país periférico, entonces sus gobiernos son unos ineptos.

La raison d'être de la moneda única era que todos los países del Viejo Continente unirían sus destinos para siempre con una sola moneda, y que algo tan grotesco como la II Guerra Mundial jamás volvería a repetirse, no al menos en el continente que llegó al pináculo de la cultura, las artes y las ciencias. En el corazón mismo del proyecto se encuentra la unidad franco-germana. Si ahora que ya todos comenzaron la nueva era —sin marcha atrás, ya que no hay mecanismo de salida del euro— los indisciplinados helénicos no pueden mantener sus finanzas en orden, es una vergüenza para toda la institucionalidad europea el ser incapaz de apagar este incendio.

Si Grecia abandona el euro, lo primero que ocurriría es que el comercio se realizará inicialmente no mediante el dracma, sino el trueque, tal como en las sociedades de las cavernas. Hasta que no se  emita  dinero denominado en "nuevo dracma", habrá caos desatado, que de hecho ya habrá comenzado con las corridas bancarias (ya en curso) porque cualquiera sabe que tal será la devaluación del nuevo dracma que lo seguro será mantener el dinero en euros.

Luego, la deuda griega aumentará astronómicamente ya que será denominada en euros, pero su moneda nacional, el nuevo dracma, servirá más como papel higiénico o para hacer challa que como dinero (ojalá no usen la challa como papel higiénico). Quizás, tal como en la Alemania de la República de Weimar, la hiperinflación será la única forma de no pagar a los acreedores,  como lo hizo Alemania para no pagar las reparaciones exigidas después de la I Guerra Mundial (como brillantemente lo advirtió John Maynard Keynes, un economista inglés). El resultado de la hiperinflación fue, como sabemos, el surgimiento de un líder populista y nacionalista que lucía un bigotito à la Chaplin. Y basta ver que los griegos ya votan por nazis.

Alemania, en cuya siquis colectiva aún pena la hiperinflación, se reconstruyó gracias a la creación de la moneda más estable del mundo, el marco alemán —la piedra angular del Milagro Alemán—. Cederlo para adoptar el euro fue doloroso pero, al parecer, necesario. ¿Fue el esfuerzo inútil?

Hasta ahora, la salida de Grecia, el "Grexit", era un tabú. Hasta que en la siguiente entrevista concedida por Christine Lagarde a France 24, la directora del FMI —principal acreedor de Grecia— se convierte en la primera funcionaria de alto nivel en poner sobre la mesa la idea concreta de una salida de ese país de la zona euro. Con su cara de palo característica, dijo literalmente que si Grecia rechaza los acuerdos pactados sobre control de su presupuesto se necesitará una revisión de su situación, lo que llevará a otorgarle nuevas ayudas y plazos o a planificar su "salida ordenada" del euro. Tal cual.


La conclusión de Chile Liberal es dejar una enseñanza a los legisladores, gobernantes, y electores chilenos. Un país que no logra controlar su presupuesto pierde control sobre sus gastos, al punto que llega a perder su independencia financiera, algo tan terrible como perder la soberanía. Tal es la importancia de mantener la billetera del país en orden.

Pero al contrario, si quieren terminar como Grecia, entonces den educación pública y gratuita, salud gratis, bonos a medio mundo, súbanle el sueldo a los legisladores, si hay desempleo que las empresas del Estado contraten gente nomás, y ojalá estaticen todo. Y los electores deben salir a marchar para exigir todo esto. Sigan así, les va a ir súper bien. NOT.

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