El último largometraje protagonizado por Emma Watson no decepciona
Acaba de estrenarse Colonia, un film sobre la macabra Colonia Dignidad, y con Chanchi desafiamos las tradicionales temperaturas caniculares de julio en Francia para ir a verla. Quedamos bastante satisfechos: quizás porque en realidad tampoco teníamos grandes expectativas.
La belleza hipnótica de Emma Watson y su voz perfectamente articulada, capaz de romper los vidrios de las ventanas con su nitidez, encarna a Lena, una azafata que llega a Chile, donde vive su pololo alemán, Daniel, interpretado por Daniel Bruhl. Él es un activista de izquierda profundamente comprometido con el gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), encabezado por el reverenciado ex Presidente de Chile, Salvador Allende.
El golpe militar y la remisión al Estado Nacional separan a esta pareja. De un helicóptero desciende el general Contreras con un soplón encapuchado, quien empieza a apuntar a los colaboradores directos de la UP. Daniel es uno de ellos. Un bus blanco, una especia de ambulancia, se lo lleva a él y a varios otros.
Lena sigue su rastro y llega hasta un fundo perdido en el sur de Chile llamado Colonia Dignidad. Decide entrar como residente con el objetivo de encontrar a su amado y rescatarlo. En el reducto, Daniel ha sido ferozmente torturado y luego puesto a trabajar con el resto de los miembros en la fabricación de armas y gas sarín, encargados en persona por el ex mandamás de Chile, Augusto Pinochet, al fundador de Colonia, Paul Schaffer. (Esto fue un hecho verídico, durante los créditos vemos fotos de Pinochet aclamado por Schaffer y los residentes de la Colonia.)
El film en su estilo es muy "Emma Watson". La antigua Hermione Granger hoy es una estilizada señorita, siempre impecable: sexy pero jamás vulgar, e intelectual sin un ápice de aburrida. Une joven bella y talentosa comprometida con grandes causas. Así también es el film Colonia, y quizás ahí yace sea su debilidad.
Los detalles sórdidos son sólo sugeridos. En Chile todos conocemos la triste realidad de los "tíos permanentes" en la infame Colonia Dignidad, que no era sino un culto cristiano fundado por un ex nazi prófugo acusado de pederastia en Alemania. Una escena en que el líder llama a los niños a las duchas, mientras ellos entonan angelicales cánticos religiosos, señala sutilmente que el abuso sexual de menores era la norma en ese campo de concentración instalado en Chile a vista y paciencia de las autoridades. Pero la película en sí no ahonda ni en las violaciones ni en el trabajo forzado, sino que permanece centrado en la historia central del argumento que es la valentía de Lena y su tenacidad por llegar hasta Daniel.
Probablemente el realizador, Florian Gallenberger, no logró conciliar a la perfección el horror de la Colonia, que supera la ficción más escabrosa jamás imaginable, con la necesidad de mantener la compostura para no perturbar en demasía a los espectadores, y de paso, guardando respeto por quienes padecieron el horror. Sospecho que contar en el reparto con una estrella de la talla de Emma Watson requirió tratar el tema con delicadeza.
En lo personal, creo que esto fue atinado. Sin un trato fino, Colonia puede convertirse en un film extremadamente mórbido. No era la idea hacer un film à la Pasolini. Es más prudente dejar que de la sordidez explícita se ocupen documentales o la literatura. Exponer a los cinéfilos al horror de los campos de concentración de la Alemania Nazi ya es de por sí desestabilizante. Añadirle una dictadura sudamericana, más lavado de cerebro y pedofilia sistemática, puede sobrepasar el límite de lo tolerable.
Este largometraje no obstante es valiente al mostrar uno de los capítulos más oscuros del siglo XX, como lo fue el golpe militar en Chile el año 1973, tratando de equilibrar un thriller con una historia de amor, sin abandonar un tono militante, y todo en un conjunto estético y elegante que sigue una estructura cadenciosa clásica, diseñada para para un público selecto pero suficientemente masivo.
En Chile servirá para continuar este largo proceso de catarsis y de búsqueda interior sobre el pasaje más tenebroso de nuestra historia, que ahora vuelve a salir al mundo en todo su horror, y aunque Colonia algo lo mitiga dejando entrever la majestuosidad de los Andes nevados y los idílicos parajes sureños, sigue ahí la herida lacerante. No queda sino aplaudir este buen film, y la actuación correcta y sobria de Emma Watson.
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