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viernes, 16 de julio de 2010

Más sobre el aborto en fetos Down

Debido a que varios contertulios reaccionaron a nuestro artículo anterior, es menester puntualizar la discusión para que quede clara la postura de Chile Liberal sobre el aborto en embarazos con síndrome de Down.

Primero, aclaremos que el Down es una enfermedad congénita que severamente reduce tanto la expectativa de vida como su calidad. Si bien existen distintos grados de severidad del Down, en sus formas más agresivas apenas posibilita la supervivencia. Es por esto que —incluso para quienes erróneamete asemejan al aborto con un "crimen"— la interrupción del embarazo ante esta condición debe aceptarse como un acto legítimo, e incluso deseable. Si una criatura sólo nace para sufrir, es perfectamente lícito terminar esa vida en su etapa más temprana de gestación, cuando carece tanto de conciencia de sí mismo como de capacidad para experimentar dolor.

En segundo lugar, aclaramos que nuestro sitio considera la eugenesia algo repugnante. Tanto así que no queremos ni siquiera referirnos a ello. Por tanto, se le ruega a los contertulios que deseen impugnar la postura de Chile Liberal que no caigan en la Ley de Godwin. Si tienen alguna opinión sobre este tema, se les invita a compartir su visión junto con el razonamiento que lo sostenga. Nuestra visión se basa en la filosofía utilitarista de, por ejemplo, un Peter Singer, o en las propias declaraciones de la filósofa liberal Ayn Rand. Para no envliecer más la discusión, y de paso no trivializar el concepto de nazismo, les aliento a buscar otra arista a la discusión, alejándose del arma arrojadiza de la reductio ad hitlerum.

Además, —en tercer lugar—, y relacionado con el segundo punto, se abre un tema mucho más amplio para los partidarios del gobierno limitado: si una familia de escasos recursos no puede costear los tratamientos de un sujeto Down, ¿debe el Estado inmiscuirse y financiar la atención de salud de alguien que jamás será un aporte a la sociedad? ¿Qué piensa a respecto la lunatic-fringe anarcocapitalista que en este sitio aboga por la abolición total del Estado?

Más aún, en asuencia de Estado, si una mujer desea interrumpir su embarazo, ¿quién lo impide? ¿Quién defiende a la mórula que en el futuro se convertirá en un bebé con síndrome de Down? Cabe destacar que Chile Liberal no alienta la intromisión del Estado ya que no propugnamos interferencias del poder coercitivo de la ley tanto para obligar a un aborto, como tampoco para prohibirlo, ni peor aún, penalizarlo. Lo que sugerimos es que el Estado se limite a respetar la decisión de la pareja, o de la mujer, sobre continuar o terminar un embarazo en estas desdichadas circunstancias.

De lo anterior se desprende que si alguien desea tener un hijo con síndrome de Down porque es una "experiencia maravillosa" y "única" que "llena de alegría", entonces que lo tenga. Pero producto del escaso valor que aquella criatura presta al resto, es inadecuado que el Estado deje a un niño con hambre, quitándole recursos a su familia, para redistribuirlo entregándoselos a otros, quienes ni siquiera con capaces de sobrevivir por sí mismos, como en el caso de los niños Down.

El dinero de los contribuyentes debe emplearse de forma eficiente. No obstante, si alguien libremente desea establecer instituciones de caridad que con aportes voluntarios financien los tratamientos de estos niños, pues bienvenido sea.

lunes, 5 de julio de 2010

Aborto en fetos con síndrome de Down

Antes que me achaquen cosas como "pitéate un mongolo in utero", les pido que lean bien cuál es la postura de este sitio sobre el aborto y la detección temprana del Down, y después opinen.

El excelente sitio BBC Mundo nos informa que científicos holandeses han diseñado un método sencillo, no invasivo, y muy barato (35 dólares), para detectar síndrome de Down en la semana 6a u 8a de embarazo. Cuando este examen se ponga a disposición de los usuarios, ¿qué ocurrirá con los resultados positivos? De seguro, lo mismo que en Arizona, EEUU, donde el 80% optó por un aborto.

Chile Liberal está a favor de la masificación de este análisis médico, simplemente porque si alguien fabrica un bien, en este caso un examen, y otros, los usuarios, están dispuestos a demandar el bien, ¿por qué un tercero va a impedirlo?

Lo importante es abordar qué ocurre cuando se detecta el Down. Si la ley nos tratase como personas adultas podríamos fácilmente optar por un aborto. Pero como las leyes altamente represivas de Chile y América latina tratan a los usuarios como pendejos, no podemos terminar un embarazo en estos casos. De nada sirve alegar que se mata a una persona: considerar un "individuo" a un mero ser sin conciencia es una de las chifladura más extravagantes de nuestra era. Ni siquiera los musulmanes creen que el aborto en una etapa temprana del embarazo es un crimen. Tampoco lo dice la Biblia. Sólo la iglesia Pedófila se obstina en esta materia.

Si nos guiamos por una ética utilitarista, entenderíamos que un feto Down tiene poquísimas probabilidades de vivir una vida plena y está condenado meramente a sobrevivir, con grandes limitaciones y sufrimientos para sí mismo y, por sobre todo, para sus padres. Las familias de escasos recursos tendrían que quedarse sin comer para simplemente asegurar la medio existencia de un niño que a todas luces sólo sufre. Obligar a alguien a criar un niño con síndrome de Down me parece tan cruel como obligar a abortarlo. Acá las leyes y el Estado deben, como siempre, declararse imparciales y dejar que la gente decida por sí misma, porque somos adultos, no pendejos, y a decisión de cada cual se merece máximo respeto.

El argumento del sufrimiento, tomado de un ángulo utilitarista, podría considerarse no válido si es que el feto realmente es capaz de experimentar dolor. Un utilitarista no puede infligir daño o sufrimiento a otro. Pero, ¿qué significa más dolor, el aborto, o el "condenarlo" a vivir? Más aún, el sistema nervioso de un feto en la 8va semana de embarazo está muy poco desarrollado: más sufrimiento experimenta una almeja o una jaiba que un feto.

¿Qué haría Ayn Rand?
La filósofa norteamericana Ayn Rand no pudo haber resumido mejor la posición de este sitio. En la siguiente entrevista, hecha en los años 70, le preguntan a la precursora del objetivismo sobre las consecuencias del concepto tradicional de "amor" y "sacrificio por el otro". La respuesta la transcribo del inglés al castellano y se las copio a continuación:


"(...) las últimas propuestas para gastar millones en cubrir las necesidades de niños sub-normales e inválidos, incluidos los nuevos buses especiales, es el intento por poner a todos al nivel del subnormal. Sería distinto en el caso de gente que tiene una pierna rota, o de algo que no afecte a la mente. Pero se incluye a los retardados mentales, o sea al sub-normal, a niños que son incapaces de aprender, de modo que después de gastar millones de dólares de los contribuyentes nos dejan con alguien que —sólo quizás— pueda aprender a leer o escribir. Pero por otro lado, no hay escuelas especiales, o muy pocas, para niños talentosos. Dejar de lado a los talentosos, de quienes todas nuestras vidas dependen (...), ¿por qué desperdiciamos a las mentes más brillantes, quienes son capaces de sobrevivir y de contribuir al resto de la gente, sin gastar ningún dinero en ellos... [aplausos]"

Yo también me pregunto lo mismo que la mentora de Alan Greenspan. ¿Por qué poner a toda la sociedad al nivel del retardado, mientras que a quienes mañana inventarán la cura contra el VIH, el cáncer o el propio síndrome de Down, los abandonamos a su suerte y los recursos los usamos en el que ni siquiera es capaz de sobrevivir?

En lo personal, tampoco ando con circunloquios y lo dejo en claro: no quiero tener un hijo Down, y si así ocurriese, optaré con mi pareja por un aborto. "¡Ah es que cuando veas la ecografía no te va a dar la vena!", me dirán. Si eso creen, entonces déjenme tomar la decisión en la tranquilidad de mi propio fuero interno y no me obliguen ni a cuidar de un ser que sufre de una enfermedad congénita que le impide desarrollarse, así como tampoco me obliguen a tener que abortarlo. Ya de una vez déjense de tratarnos como pendejos y empecemos a respetar las decisiones individuales