Siempre es bueno leer tabloides. Hoy leía LUN y me encuentro con dos noticias que Chile Liberal examina a fondo.
Primero, el Ministerio Público de Sao Paulo, Brasil, ha exigido cuotas de modelos negras a los organizadores del Sao Paulo Fashion Week. Ocurre que el 8% de los brasileños son negros, pero la cantidad de modelos de aquella etnia se encuentra escasamente representada en el evento. ¿Hay que exigir cuotas?
Los organizadores han contestado con un recurso genial: nadie va a prescindir de una modelo negra que genere millones de dólares porque el mercado manda. Tiene razón. Sólo a un estúpido se le ocurriría no contratar, por ejemplo, a Noemi Campbell o cualquier otra top model por una cuestión racial. En el fondo, lo que los organizadores arguyen es que simplemente no hay suficientes modelos negras.
Es bueno dar vuelta el argumento para entenderlo. Si el 49,7% de los brasileños son blancos, a nadie se le ocurriría exigir una cuota en la selección de fútbol de Brasil, con toda seguridad la más poderosa del mundo. ¿Por qué nadie exigiría cuotas? Porque evidentemente afectaría su rendimiento. Todos sabemos que los mejores futbolistas brasileños son negros o mulatos, y se encuentran sobre-representados. ¿Por qué entonces imponer cuotas al Sao Paulo Fashion Week? Quizás es porque la ultra-snob elite brasileña simplemente no quiere negros. Giselle Bündchen (foto derecha) es adorada, no es necesario ahondar sobre su etnicidad alemana. Pero también Brasil tiene una Adriana Lima, mestiza, Alessandra Ambrosio, blanca-mediterránea, y no sólo Izabel Goulart o Ana Beatriz Barros, ambas blancas. Siendo Brasil un país multi-étnico, no es de extrañarse que los negros ocupen los estratos más bajos. Las negras pocas posibilidades tienen de alimentarse bien y ser altas y esbeltas como sus connacionales de clase alta.
La solución quizás sea ejercer cierta presión en los medios de comunicación pero dejar las restricciones y cuotas como último recurso. Mucho más sensato parece invitar a la auto-regulación, tal como se ha hecho en la London Fashion Week con las modelos esqueléticas y anoréxicas.
En segundo lugar, me entero que muchachas suecas se desnudan en frente a sus Webcam, y luego cobran por ello. Ver Sweden targets strippers for tax. Gracias a las maravillas de la Internet, el traspaso de dinero es rápido y seguro. Si a una blonda estudiante, quizás corta de billetes, le ofrecen un pago por mostrar sus humanidad, ¿podemos entrar a prohibir? Desde luego que no. Pero el gobierno sueco está preocupado porque al haber una transacción libre entre ofertante y demandante, y con pago de por medio, no se está cobrando impuesto.
Si un sujeto en Inglaterra quiere ver a una sueca desnuda, resulta que no está pagando impuesto al Estado sueco. Alguien alegará que esto es injusto. De hecho, es injusto. ¿Pero por qué nadie reclama porque me cobran 19% de IVA (VAT) cuando le compro pan a la señora Juanita? ¿Y por qué me quitan dinero cuando compro leche, té, o incluso libros? Esto nos trae de vuelta a la inherente inmoralidad del cobro de impuestos. Por motivos que desconozco, las hordas de socialdemócratas, comunistas, socialistas y otras faunas aplauden el impuesto como si fuese un acto ciudadano. Como dijo el economista y filósofo inglés John Stuart Mill: tax is a form of mild robbery ("el impuesto es una forma de robo").
Suecia tiene legislaciones ridículas. En aquel país hasta hace poco el vodka sólo era distribuido en locales estatales. El resultado era el tráfico de vodka. Con razón el alcoholismo es un problema mayor de salud en dicho país. Existen restricciones absurdas sobre el comercio sexual en la que es penalizado el demandante de servicios, y no la prostituta. ¿El resultado de semejante genialidad? Los suecos ahora viajan a Tailandia y tienen relaciones con niñas menores de edad, y no en su país donde al menos se puede establecer ciertas normas.
El precio de la libertad es la eterna vigilancia. El precio de vivir en una sociedad donde impere el estado de derecho quizás sea hacerse los huevones y pagar impuestos y aceptar ciertas normas. Eso no significa que haya que aceptarlo todo, porque muchos impuestos y muchas normas son no sólo estúpidas, sino además contraproducentes.
Primero, el Ministerio Público de Sao Paulo, Brasil, ha exigido cuotas de modelos negras a los organizadores del Sao Paulo Fashion Week. Ocurre que el 8% de los brasileños son negros, pero la cantidad de modelos de aquella etnia se encuentra escasamente representada en el evento. ¿Hay que exigir cuotas?
Los organizadores han contestado con un recurso genial: nadie va a prescindir de una modelo negra que genere millones de dólares porque el mercado manda. Tiene razón. Sólo a un estúpido se le ocurriría no contratar, por ejemplo, a Noemi Campbell o cualquier otra top model por una cuestión racial. En el fondo, lo que los organizadores arguyen es que simplemente no hay suficientes modelos negras.
Es bueno dar vuelta el argumento para entenderlo. Si el 49,7% de los brasileños son blancos, a nadie se le ocurriría exigir una cuota en la selección de fútbol de Brasil, con toda seguridad la más poderosa del mundo. ¿Por qué nadie exigiría cuotas? Porque evidentemente afectaría su rendimiento. Todos sabemos que los mejores futbolistas brasileños son negros o mulatos, y se encuentran sobre-representados. ¿Por qué entonces imponer cuotas al Sao Paulo Fashion Week? Quizás es porque la ultra-snob elite brasileña simplemente no quiere negros. Giselle Bündchen (foto derecha) es adorada, no es necesario ahondar sobre su etnicidad alemana. Pero también Brasil tiene una Adriana Lima, mestiza, Alessandra Ambrosio, blanca-mediterránea, y no sólo Izabel Goulart o Ana Beatriz Barros, ambas blancas. Siendo Brasil un país multi-étnico, no es de extrañarse que los negros ocupen los estratos más bajos. Las negras pocas posibilidades tienen de alimentarse bien y ser altas y esbeltas como sus connacionales de clase alta.
La solución quizás sea ejercer cierta presión en los medios de comunicación pero dejar las restricciones y cuotas como último recurso. Mucho más sensato parece invitar a la auto-regulación, tal como se ha hecho en la London Fashion Week con las modelos esqueléticas y anoréxicas.
En segundo lugar, me entero que muchachas suecas se desnudan en frente a sus Webcam, y luego cobran por ello. Ver Sweden targets strippers for tax. Gracias a las maravillas de la Internet, el traspaso de dinero es rápido y seguro. Si a una blonda estudiante, quizás corta de billetes, le ofrecen un pago por mostrar sus humanidad, ¿podemos entrar a prohibir? Desde luego que no. Pero el gobierno sueco está preocupado porque al haber una transacción libre entre ofertante y demandante, y con pago de por medio, no se está cobrando impuesto.
Si un sujeto en Inglaterra quiere ver a una sueca desnuda, resulta que no está pagando impuesto al Estado sueco. Alguien alegará que esto es injusto. De hecho, es injusto. ¿Pero por qué nadie reclama porque me cobran 19% de IVA (VAT) cuando le compro pan a la señora Juanita? ¿Y por qué me quitan dinero cuando compro leche, té, o incluso libros? Esto nos trae de vuelta a la inherente inmoralidad del cobro de impuestos. Por motivos que desconozco, las hordas de socialdemócratas, comunistas, socialistas y otras faunas aplauden el impuesto como si fuese un acto ciudadano. Como dijo el economista y filósofo inglés John Stuart Mill: tax is a form of mild robbery ("el impuesto es una forma de robo").
Suecia tiene legislaciones ridículas. En aquel país hasta hace poco el vodka sólo era distribuido en locales estatales. El resultado era el tráfico de vodka. Con razón el alcoholismo es un problema mayor de salud en dicho país. Existen restricciones absurdas sobre el comercio sexual en la que es penalizado el demandante de servicios, y no la prostituta. ¿El resultado de semejante genialidad? Los suecos ahora viajan a Tailandia y tienen relaciones con niñas menores de edad, y no en su país donde al menos se puede establecer ciertas normas.
El precio de la libertad es la eterna vigilancia. El precio de vivir en una sociedad donde impere el estado de derecho quizás sea hacerse los huevones y pagar impuestos y aceptar ciertas normas. Eso no significa que haya que aceptarlo todo, porque muchos impuestos y muchas normas son no sólo estúpidas, sino además contraproducentes.
10 comentarios:
"Vale decir, un colegio católico por obligación debe recibir a hijos de familias ateas, o judías, o musulmanas. Y así con todos estos colegios. Me parece algo razonable y justo. Nadie puede objetas que a dichos establecimientos incluso se le obligue a aceptar cuotas"Cuánta coherencia!
Es que a los misioneros ateos el objetivo les ciega su razón. Por la boca muere el pez...
SegioA se adelanta a concluir que hay incoherencia, peor aún Anónimo declara "por la boca muere el pez" queriendo pasarse de listo.
Déjenme explicarles ambas situaciones.
Primero, la premisa: "el mercado es el que manda". Comparemos situaciones:
i) En el Sao Paulo Fashion WeekSe dice que a los organizadores del SPFW les planean exigir cuotas de modelos negras, porque las autoridades acusan de racismo al no tener modelos de aquella raza. Pero los organizadores del SPFW arguyen que "el mercado manda" y que si tuviesen una Naomi Campbell, que genera millones de dólares, no tendrían problema alguno en contratarla. Por lo mismo, no hay racismo ni discriminación. Simplemente, el mercado no ha demandado una modelo negra. Si la hubiese, la contratan.
ii) El liceo "Tomás de Torquemada"En tan insigne establecimiento ocurre que los directores rechazan a alumnos de familias judías, musulmanas, o ateas. El mercado dice que una familia puede elegir el Liceo Tomás de Torquemada, pero los directores rechazarán la postulación, simplemente arguyendo diferencias religiosas. Es decir, discriminación. Mientras que el mercado ofrece postulantes, son los organizadores quienes rechazan, valiéndose de la discriminación. Alguien pensaría que el Liceo Tomás de Torquemada quiere más y más alumnos para maximizar utilidades, pero no es así.
Desde luego que la situación ii) es inaceptable. No es muy distinta de una tienda en Alemania 1939 que cuelga un letrero y declara: "No entrar perros ni judíos". Ahí está claro que el mercado produce demanda, pero se rechaza aduciendo derecho a discriminar. Se sigue que puede haber colegios que discriminen a hispanos, a asiáticos, o a negros. Algo bien distinto a lo que sostenían los organizadores del SPFW, quienes no han convocado al derecho a discriminar, todo lo contrario.
Desde luego ambas situaciones demandan "hilar fino", algo que ni SergioA ni Anónimo han hecho.
No obstante, mi argumentación creo ha sido clara y sólida.
Espero haber dejado clara mi postura.
@Chile Liberal,
Supongamos que el Partido Comunista rechaza el ingreso de liberales en sus filas arguyendo diferencias ideológicas insalvables. ¿Es eso un caso de discriminación?
Algunos colegios son sólo para hombres y no se aceptan mujeres, y viceversa. ¿Están en su derecho de aplicar esa política?
En cuanto al mercado y los colegios católicos, si estos últimos deciden no aceptar postulaciones de alumnos no católicos, están abriendo una ventana de oportunidad a un competidor. Ello es mucho más patente en el caso de los profesores, ya que pueden estar rechazando a un docente bien cualificado, dándole una ventaja competitiva a otro colegio.
Mario, tratando de pasarse de listo, me consulta (con sorna):
Supongamos que el Partido Comunista rechaza el ingreso de liberales en sus filas arguyendo diferencias ideológicas insalvables. ¿Es eso un caso de discriminación?"Hombre, el Partido Comunista tiene una declaración de principios, que debe ser aceptada por quienes pretenden unirse. Los "principios" y la "ideología" nada tiene que ver con la etnia, por ejemplo, ya que uno elige su ideología su forma de pensar, mientras que uno no elige ser negro o caucásico.
Lo que me parece degradante es discriminar por cuestiones que no son de libre elección. Nadie elige ser inválido, por lo mismo, me parece ilegítimo discriminar a un sujeto en silla de ruedas para que no entre a un pub. Así como prohibirle ingreso a un negro, a un pobre, o a un chino. Son cosas que uno no elige.
Está claro que la escuela de fútbol de la U de Chile puede rechazar a un minusválido, pero no por discriminación, sino por el mismo motivo que a mí me habrían rechazado en un conservatorio para tocar la guitarra porque con cuea toco el "Gorro de lana". Acá no hay discrminación, hay simplemente selección.
Un colegio para super-dotados puede rechazar a un alumno de CI normal, porque está diseñado para niños de CI altísimo. Tampoco hay discriminación. Lo mismo con el Partido Comunista.
Más interesante es lo que plantea mié abr 15, 10:39:00 PM. Le pongo un ejemplo. Cuando ud reserva en un restaurante con estrellas Michelin, como vuestro corresponsal lo ha hecho, a ud le explican que debe presentarse con cierto atuendo, típicamente chaqueta y corbata. Incluso a quien llegue sin corbata le prestan una. Lo mismo con el calzado.
Ahora bien, en cuanto al pelo largo, me parece que ya entramos al terreno de la discriminación. Si así fuese, un ciudadano cualquiera debe sentirse en plena libertad de querellarse contra quien discrmina, y exigir una compensación por el daño moral producido (acá aplicamos el "principio del daño" de JS Mill: nadie debe causar daño a su prójimo). Para ello es esencial que exista un sistema de justicia o incluso la prensa libre. En estos casos, creo que el oprobio público es más eficaz.
Si yo supisese que un restaurante como La Tour d´Argent por ejemplo ha sido discrminador por algo como el pelo, créame que no volvería a ir. Y en una sociedad libre sería el fin del negocio, si es que aparece en la prensa. En sociedades atrasadas como la chilena quizás sea distinto.
De hecho, constatamos que la discriminación no sólo es "mala" por una cuestión ética, sino además es económicamente poco rentable.
De Wikipedia:
Discriminación es el acto de hacer una distinción o segregación que atenta contra la igualdad de oportunidades. Normalmente se utiliza para referirse a la violación de la igualdad de los derechos para los individuos por cuestión social, racial, religiosa, orientación sexual o por razón de sexo. Tomando una parte del artículo 1º de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación se definiría como:
«La distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos varios (sexo, raza, religión, condición social...) cuyo propósito o resultado sea anular o disminuir el reconocimiento, preferencia o ejercicio, en iguales condiciones, de los derechos humanos y libertades fundamentales en la política, la economía, la sociedad, la cultura o cualquier otra esfera de la vida pública.»
Demasiado subjetivo, Chile Liberal.
Dices que no se debería discriminar por condiciones que no son de libre elección pero aceptas que un colegio discrimine por CI.
Después dices que se puede discriminar por la vestimenta pero no por el aspecto del cabello, siendo que ambas condiciones son de libre elección.
No hay una regla clara.
SergioA: "No hay una regla clara."
En algunos aspectos no hay una regla clara. Por eso, estas cosas las puede dirimir un juez. Mucho me gusta el Derecho Anglosajón, donde no hay leyes escritas sino que los fallos judiciales sientan jurisprudencia. Lo que sí está claro es que sexo, raza, religión, condición social ya se acepta plenamente como discriminación.
Nota que ni siquiera me referí a prohibir al Liceo Tomás de Torquemada. Simplemente si "dios es amor", o "dejad que los niños vengan a mí" (Marco 10:14), entonces me cuesta creer que se discrimine a niños.
Bueno, creo que el cura Maciel y el cura presidente de Paraguay siempre repetían "dejad que los niños vengan a mí".
O vean al Villa María: se van sin que nadie las eche.
En la vida muchas veces no hay reglas claras. Quizás por eso los liberales somos llamados "relativistas". Probablemente por nuestra enorme capacidad de abstracción y habilidad para hilar fino.
¿Qué ocurre en el caso de un accidentado que por razones de urgencia -vida o muerte en muchos casos- debe atenderse en un hospital privado cercano y no es atendido por no tener formas de pago?
Creo que se nos presenta un dilema puesto que accidentarse no es de libre elección; y por otro lado, el Hospital Privado es un servicio privado, entre los cuales tiene el derecho de seleccionar sus pacientes.
¿Qué hacemos en ese caso, tomando en cuenta el principio del daño?
En lo personal creo que es discriminación máxima y falta de ética total. Lo lamentable es que esto ha ocurrido en Chile.
Por eso todo el mundo debiese tener un seguro contra accidente. La aseguradora procedería a reembolsar al hospital por los costos, sin dejar en la ruina al paciente (tan terrible como dejarlo morir es atenderlo y cobrarle una suma que el afectado no puede pagar).
La discriminación por naturaleza no es maligna, es una simple herramienta de selección, lo que sí es reprochable es la discriminación arbitraria, la cual condena la sociedad moderna. La discriminación arbitraria es aquella que tiene por criterios características que son irrelevantes a determinada función, por ejemplo, prohibir la entrada a locales comerciales a personas de color negro, gordas, feas (esto está condenado por la legislación chilena en la ley del consumidor), prohibición de emplear a personas de determinada religión en áreas de servicios públicos (contraviniendo el art. 1 de la CPR entre otros cuerpos normativos) etc.
Ahora, no considero que sea discriminación arbitrara que en colegios católicos soliciten la pertenencia a dicha religión para poder entrar (si considero irregular que se permita que una institución religiosa sea sostenedora de un plantel educacional, pero esa es otra historia), ya que estamos hablando de que son en su mayoría instituciones privadas, con una planificación y objetivos de enseñanza bastante claros, que se verían entorpecidos con la presencia de un sujeto con fe diversa, aquí el criterio de selección es racional –porque el fin que se persigue es adoctrinar en armonía con los pensamientos de familia-, de la misma forma que no se contrata a un lisiado para jugar futbol. Si sería problema si este criterio (el de la religión) fuera tomado para seleccionar la entrada a alumnos de la educación pública, porque esta es la del estado (mala lamentablemente), la que debe ser para todos los chilenos en general, y no para determinado grupo, o se implementara este criterio para seleccionar a los jugadores un plantel.
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