domingo, 19 de septiembre de 2010

John Henry Newman, la jugada maestra de Ratzinger

Retomamos nuestro ciclo de protesta contra la visita de Ratzinger al Reino Unido

En el Reino Unido vive una gran cantidad de "católicos liberales", o sea, quienes desdeñan la "línea dura" de Ratzinger en temas como el uso del condón, la ordenación de sacerdotisas y la aceptación de homosexuales, entre otros. Uno de los máximos líderes espirituales de este sector "progresista" es nada menos que el beatificado John Henry Newman, alguna vez declarado por el Vaticano como "el hombre más peligroso en Inglaterra" (ver fuente)

Ahora que Ratzinger ha iniciado una gira por el país más crítico hacia su persona y su institución, nada mejor que tomar al máximo líder, y beatificarlo, para así apaciguar a los revoltosos reformistas católicos que son, además, súbditos de la anglicana Isabel II.

John Henry Newman se convirtió del catolicismo anglicano al catolicismo romano en 1845, lo que dejó perplejo a su país. Pero la historia no termina ahí, y lo que vino a continuación debe ser ocultado para que los romanos de línea dura continúen revirtiendo las reformas del Concilio Vaticano Segundo. El Papa León XIII ya advirtió en la época de Newman que había algunos prelados "liberales", que el Financial Times describe como "la palabra más sucia en el vocabulario del Vaticano". (Nota: la principal fuente de documentación para este artículo es un especial del Financial Times de Londres: The papal hijacking of Cardinal Newman)

John Henry Newman fue gay de closet
Se sabe que Newman y Ambrose St John, otro cura católico, vivieron un romance homosexual "platónico". Tanto así que ambos pidieron ser enterrados juntos. No hay evidencia de que hayan mantenido relaciones sexuales, pero hubo entre ambos una relación sentimental más allá de la amistad. Nada mejor que ahora beatificar un homosexual, para que así Ratzinger continúe condenando a los homosexuales, sin que nadie sepa conozca las normativas vaticanas sobre "amistades particulares" entre curas, y menos aún, sobre la intensa amistad entre Newman y St John.

Beatifíquenlo, y dejemos todo en silencio.

En julio de 2009 se produjo el milagro que permitiría beatificar a Newman. Un norteamericano llamado Jack Sullivan al parecer pudo volver a caminar después de ser diagnosticado lo contrario. En tiempo récord se aceleró el papeleo para tener todo listo en esta gira papal. El milagro desde luego no se comenta en el Reino Unido, país de talante escéptico, donde la comunidad científica demandaría de inmediato conocer los antecedentes del supuesto "milagro", y que no vaya a ser un error de diagnóstico. El rigor en la certificación de este milagro ha sido un chiste, y otro aspecto que han decidido mejor no abordar en esta gira.

Ratzinger, infalible
Dos de los más grandes enemigos de la infalibilidad papal fueron dos británcos: Newman, y Lord Acton. Este último muy seguido por los liberales-conservadores. El punto es que incluso los católicos británicos tienden a cuestionar a la autoridad, y están lejos de ser católicos ejemplares. Newman, por ejemplo, describió el papado de su época, el de Pio Nono, como:
el clímax de la tiranía
llegando incluso a criticar a aquel papa por “estrechar las líneas de comunión, temblar ante la libertad de pensamiento, y usar el lenguaje de la consternación y la desesperación ante nosotros".

Newman fue un líder problemático y un dolor de cabeza: demasiado independiente, demasiado desconfiado del poder central. En el fondo, demasiado británico. La Santa Sede fue la corte de última instancia, no la extrema centralización del poder que ha llegado a ser hoy, declaró San Newman. Mejor acallarlo con una beatificación.

Newman vio al papado como una anomalía, no produce buenos frutos. El Papa se convierte en dios, y no tiene a nadie que lo contradiga, no conoce los hechos y hace crueldades, sin darse cuenta. Incluso produjo menajes altamente provocativos: Brindo por la libertad de conciencia primero, y segundo por el Papa. Una persona que no sigue su conciencia pierde su alma, sentenció el súbito santo británico.

Ratzinger está consciente de todo esto, y ha dicho que "en un entorno social que fomenta la libertad de expresión sobre una amplia variedad de temas que emergen en la actualidad, es importante reconocer las opiniones contrarias por lo que son, y no confundirlas con contribuciones maduras a un debate balanceado sobre diferentes temas". La verdad, para los católicos, es articulada por el "Magisterio de la Iglesia". Para el papa alemán "el cardenal Newman se dio cuenta de esto" y "nos dejó un legado de lealtad a la verdad revelada siguiendo la luz donde lo guiara, incluso con sacrificios personales".

Esta es la jugada maestra de Ratzinger, porque Newman no fue un católico ejemplar, ni sumiso ni obediente, sino que desde su conversión fue un dolor de cabeza para el Vaticano. Convertir al rebelde en un ejemplo de lealtad, esa es la estrategia.

El espíritu progresista de Newman fue muy influyente en el siglo XX. Tanto así que el Papa Paulo VI describió las reformas del Concilio Vaicano Segundo (1962-65) como "la obra de Newman". Ahora un Papa de línea dura tiene como objetivo el deshacer las reformas de aquel Concilio, ya que al parecer son han acelerado el derrumbe del Vaticano. Y para eso, hay que eliminar al autor intelectual descalabro. La mejor forma de hacerlo: beatificarlo.

Te pasaste, Ratzinger.

1 comentario:

Juan Cornejo dijo...

Este panfleto es la culminación de un periodo infértil mentalmente, ya que la única finalidad ha sido “joder” la visita del Papa a Gran Bretaña, pero para pesar del autor, nada, absolutamente nada les salió como planificaron. Por supuesto, sin ningún rigor intelectual.

Y la guinda de la torta es la calificación del beato Newman de “progresista”, específicamente le tilda como el “espíritu progresista de Newman”, como también (a pesar de ser ignoto en estos temas) hace pasadas por el Vaticano II y el Magisterio de la Iglesia. Es más, haciendo las veces de pitonisa nos dice “Ratzinger está consciente de todo esto”. ¿Cómo lo habrá adivinado? No sé.

Siempre me ha parecido curiosa esa manía que tiene la ralea atea, liberal y progresista de blandirlas contra la infabilidad papal, cotidianamente se les escucha “¿no se supone que el papa es infalible?” o “esto que ha hecho o dicho el papa demuestra que no tiene infabilidad”. Y si consideramos que todos los papas post-conciliares no han hecho uso de su infabilidad (lamentablemente), por ende, difícil es entender el título al interior del panfleto de “Ratzinger, infalible”.

Acá tengo una demostración del “progresismo” del beato Newman:

"Durante treinta, cuarenta o cincuenta años me he resistido con todas mis fuerzas al espíritu del Liberalismo en religión (…) El Liberalismo en religión es la doctrina que no acepta la existencia de la verdad positiva en el ámbito religioso, sino que afirma que un credo es tan bueno como cualquier otro; ésta es la enseñanza que día a día va ganado acometividad y fuerza. Se manifiesta incompatible con el reconocimiento de cualquier religión como verdadera. Enseña que todas deben ser toleradas, como asuntos de simple opinión. La religión revelada –se afirma– no es una verdad, sino un sentimiento y una experiencia; no obedece a un hecho objetivo o milagroso, y a cada persona le asiste el derecho a interpretarla a su gusto. (...). La religión es una convicción tan personal y un bien tan privado que necesariamente hemos de ignorarla en las relaciones con otras personas".

Palabras dichas cuando León XIII le hizo cardenal en 1879, palabras proféticas en cuanto al cáncer liberal que corroe al catolicismo actualmente.

Y en cuanto a la infabilidad papal, podemos decir que Newman dijo una vez que fue proclamado el dogma:

“Si es Voluntad de Dios que se defina la Infalibilidad del Papa... siento entonces que debo solamente inclinar mi cabeza ante su adorable Providencia”.

El beato Newman siempre rehusó relacionarse con los católicos liberales, es más, los combatió.
Se rogaría un poco más de rigor, antes de meterse en lo que se desconoce.

Se rogaría un poco más de rigor antes de meterse en lo que se desconoce.