La ley que obliga a las radios a transmitir 20% de música chilena es otro acto de tiranía. El Senado debe rechazarla
El día martes pasado Chile ha dado un paso firme en su intento por convertirse en la "República Bolivariana de Chile". Nuestros leguleyos —elegidos y generosamente remunerados por nosotros mismos— están a punto de obligar a las radioemisoras chilenas a transmitir un 20% de música nacional, iniciativa que desde hace años pretendía el sindicato de músicos chilenos. ¿Por qué mejor no les pagamos pasajes a los músicos y los diputados a Venezuela o Cuba? Si se quedan allá y no vuelven, será dinero bien invertido.
El autoritarismo es inaceptable en una sociedad abierta: la gente sabrá qué escucha, y las radios transmiten lo que la gente desea escuchar. Los auspiciadores pagan por las tandas comerciales dependiendo de qué audiencia captan las radios. Si la gente quiere escuchar pura mierda, bueno, las radios transmitirán lo que el público demanda. Así ha funcionado hasta ahora el sistema.
Desde una perspectiva liberal netamente deontológica, o sea siguiendo los principios liberales, esta ley es inaceptable en una sociedad abierta. Y como se puede constatar en el Twitter de Red Liberal, el rechazo a esta ley es prácticamente unánime.
No obstante, nuestro sitio quiere demostrar que desde una perspectiva consecuencialista, o sea, determinando las los resultados positivos que pueda producir una acción, esta ley es completamente estúpida.
Esto lo podemos comprobar en Francia, donde una ley similar ha aniquilado a la música gala. Hubo una época en que la chanson française no sólo deleitó a los franceses, sino que le dio prestigo y brío a la cultura de ese país a nivel mundial. Durante la post-guerra, los anglosajones daban rienda suelta a su rebeldía al ritmo del rock'n'roll, mientras los franceses se sumían en la angustiante profundidad de la chanson à texte, música popular de conmovedor valor lírico, con voces que han pasado a la historia del arte universal, como Édith Piaf, Serge Gainsbourg o, hasta hoy, Charles Aznavour. Nómbrenme un músico francés actual de renombre mundial... OK, David Guetta, ¿quién más? ¿Ven? Ocurre que hoy ningún huevón francés triunfa porque simplemente se empotaron en el dumping de la dádiva estatal, ya que tienen un espacio garantizado en las emisoras, sin mérito alguno, simplemente por ser franceses. La música de aquel país hoy está empantanada en un agujero negro de mediocridad, y es lejos el hazmerreír de toda Europa, y también de algunos pocos en EEUU (de los norteamericanos que saben que Francia es un país). Una nación que se jacta de su aporte a la cultura, que se enorgullece de su literatura, filosofía, ciencias y arte culinario como Francia, no tiene nada que mostrar en cuanto a música popular. (OK, otro, Manu Chao.) Sin subsidios, la música anglo sigue innovando. La ley francesa es la culpable del asesinato de su propia música.
Si los artistas chilenos quieren ser verdaderos profesionales de la música deben sintonizarse mejor con los gustos del público, y ser capaces de competir de igual a igual con los extranjeros. Los Beatles no recibieron ningún subsidio de la Reina, ni nadie les facilitó equipos ni estudios de grabación, salieron a punta de esfuerzo de la miseria industrial y portuaria de Liverpool para ganarse un sitial en la historia del rock, ¿por qué los músicos chilenos quieren emplear la ley para forzar al resto a escucharlos?
Si eliminamos la competencia, suprimimos el espíritu de superación, y de ahi entramos en el camino de la mediocridad, con rumbo fijo a la ruina.
Esa Ley 19.928 sobre fomento de la música nacional es ridícula y el Senado debe mandarla al tacho de la basura. De no ser así, nuestro sitio no descarta actos de desobediencia civil. Empecemos esuchando a The Clash: "Yo luché contra la ley, y la ley ganó".
9 comentarios:
Encuentro insólito este proyecto de ley, sin pies ni cabeza. Mira que venir a decirnos lo que tenemos que oir, por la cresta!
Como si toooda la música chilena fuera tan buena, además.
Enter los socialistas de derecha.
Es fácil: Si la música chilena es buena, la pedirán y la pondrán. Y si no, que mejoren.
No es como si hubiera solo mala música en Chile. Lo que es malo, es la música "conocida" chilena. Hay miles de bandas chilenas mas under que son excelentes, yo tengo un par de sus discos y son fabulosos. Sé que no son del gusto de Chile Liberal, pero no es su culpa tener mal gusto.
Es broma. Totalmente a favor de lo que CL propone y los de Red Liberal también.
Saludos cordiales.
totalmente de acuerdo con el comentario. Ahora nos dicen que debemos escuchar, pronto será que la mitad de las películas proyectadas deberán ser chilenas y así...
Leyes como ésta son el pan nuestro de cada día en España. En Cataluña, por ejemplo, se obliga a que los cines proyecten películas en catalán, a pesar de que la demanda no lo requiera. Todo mediante subvenciones y dinero público, claro.
http://noesotroestupidoblogliberal.blogspot.com/
Miguel Pazos.
Yo creo que es solo un intento de volver a mirar nuestras raíces y reencontrarnos con nuestra cultura y nuestro folklore en este bicentenario. No digo que esté bien, pero no encuentro malo que por unos días miremos y valoremos más lo auténticamente chileno.
We had a similar law like this in Canada (don't know if it exists now) where 30% or something of all music broadcast on radios had to be Canadian. The funny thing was, at one point a song by one of our most famous artists, Bryan Adams, wasn't considered "Canadian" because it was produced in the United States. Well, I don't think Bryan Adams, who has written music for Hollywood movies, really needs a law like that to be a world-famous artist...
or Céline Dion, for that matter. Another silly point of this legislative folly is the difficulty to determine what is a 'national' production. Paradoxically, while laws like these are rejected by the overwhielming majority of the public, all 'Buy Chilean' or 'Buy American' (or 'Buy Canadian', I presume) provisions are enthusiastically cheered by, also, an overwhelming majority of the public
Respecto a tu comentario, Carlos (perdona que responda en castellano a tu comentario en inglés), creo que es la xenofobia injustificada que lleva a vitorear a los productos hechos en Chile. Se nos pegó de países donde en realidad hay heterogeneidad racial y cultural, al margen de lo cual la xenofobia me parece siempre lamentable.
También una ignorancia supina, porque la gente acata sin saber qué costos o beneficios está aceptando. Se protegen industrias completas que son caras y malas pero "shilenas".
Para qué vamos a comentar otras propuestas socialistoides, como el feriado irrenunciable el 20 de septiembre.
@Flo: (el castellano está muy bien, a mí me enerva en realidad mezclar los idiomas y usarlos mal, como el famoso mensaje de Pato Navia a Piñera)
Me gustaría preguntarle a todos los que se justificadamente oponen a esta ley, por qué no se oponen cuando el gobierno chileno subsidia los lácteos, las carnes, y una infinidad de productos, o cuando quieren fomentar la industria nacional. ¿Acaso no es la música una industria? ¿Por qué subsidiarla? Lo mejor es dejarla competir.
En lo único que apoyo al sindicato de músicos es en cuanto al respeto a los derechos de autor, algo que en Chile nos pasamos por ciertas hendiduras de nuestra anatomía. Pero ahora a andar forzando a la gente a subsidiarlos es tan repudiable como subsidiar a los productores de leche.
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