Post Scriptum: siguiendo nuestra recomendación, Evelyn ha apartado de su cargo a Joaquín Lavín y entrega mayor responsabilidad a Lily Pérez. Chile Liberal felicita a la candidata de la Alianza
"Igual te gano más tarde" / "No si te quito votos" |
Esperamos un robusto debate de ideas de aquí a diciembre
En el post anterior trazamos un paralelismo entre el escenario chileno posterior a la Gran Depresión, luego del colapso de la bolsa de Nueva York ese fatídico jueves Negro, y la realidad actual posterior a la Crisis financiera 2008, luego del colapso de Lehman Brothers. El contraste es elocuente y explica el ballotage en los comicios de ayer.
En 1930, como apreciamos en los recortes de prensa de la revista Zig-Zag, se llegó a la tragedia de ver compatriotas viviendo en cuevas aledañas al centro urbano de Santiago en medio de la inmundicia. Se organizó el Ropero del pobre, en que la gente donaba su ropa y costureras voluntarias las reparaban para entregarla a los millares de cesantes que volvían desolados del norte de Chile. Semidesnudos y trogloditas, después de haberse dado el lujo de traer a Enrico Caruso al teatro de la salitrera Humberstone para deleitar a los nouveaux riches, el descalabro fue total. Sufrimos el double whammy de la Gran Depresión y la pérdida del salitre. Los gobiernos se sobre-endeudaron, no hubo ahorros, nos farreamos la plata.
Hoy, la cadena sueca H&M — con su extraordinario sentido nórdico del igualitarismo — pone a disposición de las masas la colección de la diseñadora francesa Isabel Marant. El reclamo actual es que los pobladores tienen salas de baño muy pequeñas. Es decir, arrecia una crisis internacional pero no hay roperos populares ni gente pernoctando en cavernas, sino filas para comprar ropa de diseñadores y salas de baño en que las rodillas tocan la pared. El país crece como pocos, queremos mejorar nuestro capital humano con mejor educación, tenemos recursos y ahorros, la inflación es ínfima y nos hemos ganado prestigio y credibilidad.
Mientras que en Argentina nombrar el FMI es como invocar a Satanás, y si un alto directivo de esa institución pisara Ezeiza lo lincharían, la jefaza del FMI Christine Lagarde vino a Chile tranquilamente, lo pasó el descueve, dejó a todos encandilados, y ahora dice que Chile va como avión (al contrario, Madame Lagarde no deja de tirale palos a su Francia natal). La OECD hace sus recomendaciones pero básicamente nos insta a seguir avanzando. Bueno, los agoreros del armagedón social que aseguran que se derrumbó el modelo podrían moderar un poquito sus apreciaciones porque algo se habrá hecho bien estos 23 años, ¿o no?
Keep calm and carry on
Los chilenos no son tontos y ayer le negaron un triunfo categórico a los candidatos. Sí, necesitamos cambios, pero no una refundación. Se produjo un ballotage —Bachelet y Matthei tendrán un mes para debatir sus proyectos. Ambas sacaron menos votos de los que esperaban. En general, todos sacaron menos de lo que esperaban — una buena noticia.
Se produjeron muchas otras cosas buenas. Primero, por fin se enterró la funesta encuestocracia, tradición que vio su apogeo con Sebastián Piñera, hombre cuyo narcisismo político lo lleva a preocuparse más de mirarse en las encuestas que de gobernar a largo plazo. Esperamos también ver el fin del asambleísmo.
Segundo, la sobriedad del votante chileno nuevamente quedó en en evidencia. Roxana Miranda motejó a sus rivales con variopintos epítetos como ladrones, prostitutos, e hizo una inaceptable apología de la violencia. No se designó como la genuina vocera del pueblo — en una transubstanciación crística ella es el pueblo. Parafraseando a Luis XIV, quien proclamó L'état c'est moi, Miranda declara Le peuple c'est moi. En la mesa que votó la susodicha su candidatura registró... un sólo voto. A nivel nacional, su votación fue paupérrima. Quizás ella sea el pueblo, pero el pueblo no la ha visto ni en pelea de perro — el pueblo ni siquiera quiere ser representado por Miranda. Mejor que siga dedicándose a sus costuras para pagar sus dividendos como todo el mundo.
El país además ha desechado a los populistas. Esta vez los populistas son economistas. Marcel Claude enarboló un mensaje que calza perfectamente con el discurso de los hotheads del asambleísmo estudantil: una aproximación top-down — y no bottom up — con una fuerte planificación centralizada. Paradójicamente ellos al estatismo le llaman "libertad". Marcó pocas preferencias. Los hotheads no podrán alegar el próximo año que ningún candidato los representó porque ahí estuvo Claude esperando sus votos. El país le dijo no a los hotheads y sus mentadas asambleas.
Otro populista, Franco Parisi, también perdió. El darling de los hotheads de derecha se fue a su casa con sus soluciones-a-todo-en-5-minutos entre las piernas. Súbete al porsche y dedícate a otra cosa.
También populista, aunque templado y con un discurso para un nicho electoral bien específico, fue Alfredo Sfeir. El mejor compañero de los candidatos presidenciales, no obstante, no se lleva su mejunje new-age/abraza-árboles/místico-tibetano a casa sino que con la modestia que da un 2,34% de votos espera poner su programa a disposición del próximo gobierno: punto para Sfeir por buena onda.
En contraste, Roxana Miranda aclara que "ni curada" votaría por Bachelet. Parisi impresentablemente denostó a Matthei y también asegura que no votara en segunda vuelta, al igual que Claude. Pocas cosas son más irritantes que un mal perdedor.
Tenemos otra categoría, que fue la de los pintamonos. Ricardo Israel con su parada regionalista votó en Santiago, como corresponde a quien quiere descentralizar Chile desde la capital. Tomás Jocelyn-Holt sacó menos votos que los blancos o nulos. ¿Qué objetivo tenían en mente cuando inscribieron sus candidaturas?
ME-O, inclasificable
En serio, Marco, vuelve a la Concertación, o como sea que se llame ahora. Si deseas un futuro en la política no llegarás a la primera magistratura del país siendo un lobo estepario. Esta cuestión se trata de llegar a acuerdos, no es sólo botarse a choro. Tu futuro va con ellos.
Ellas no se mandan solas
Me acomoda esta estructura binaria. Por fin podremos ver debates incisivos, interpelaciones, confrontaciones y refutaciones porque con dos debatientes es posible un debate y no la cacofonía vista en primera vuelta. Michelle Bachelet rehuyó debatir y sólo se presentó como mera formalidad a esos foros en que cada uno habla cualquier lesera. Uno de los debates fue soporífico.
Michelle Bachelet tiene mucho que perder aunque conserva, desde luego, la primera opción. Sabemos que en los debates no le va bien, y más aún si se enfrenta a la combativa ex ministra del trabajo Evelyn Matthei, mujer que después de imposibles diputaciones y senadurías sabe desenvolverse en estas lides. Tirarse a candidato presidencial es un honor que corona una larga trayectoria política, exige talento y "horas de vuelo" que sólo se ganan con la experiencia otorgada por elecciones difíciles.
Se equivocaron quienes le entregaron un certificado de defunción. Evelyn Matthei demostró ser un hueso duro de roer. Y no nos extraña tanto porque al fin y al cabo es uno de los personeros políticos más avezados, más experimentados y con un CV potente que la respalda. Es una pena que tenga un generalísimo tan estúpido como Joaquín Lavín, a quien debiera echar ahora mismo, y entregar la maquinaria del comando a Lily Pérez. También triste que Matthei no se mande sola.
En su discurso de ayer Evelyn ha asegurado que las puertas de su comando están abiertas a todos y que saldrá a buscar los votos de los candidatos que quedaron en el camino. E incluso, saldrá a buscar los votos de Bachelet.
Magnífico entonces, Evelyn. Somos todo oídos así que estamos esperando oír tus propuestas...
1 comentario:
Definitivamente la candidata Matthei ha sido secuestrada por el sector más retrógrado de la retrógrada UDI. No es difícil concluir que ha sido más influenciada por el discurso teocrático de su ex asesor, Joaquín Lavín, que por los liberales que forman parte de su equipo, como Rubilar, Kast, Lily Pérez, etc.
Es que me parece una tremenda bajeza al nivel que ha llegado apelando al populismo religioso y , por vía transitiva, demonizando a la candidata de la oposición como expresión del mal absoluto, mientras ella se presenta como la centinela del "orden de dios" en el país. Ese discurso maniqueo dista mucho de la opinión de quienes defendemos el pluralismo, la democracia y los valores republicanos, y más bien se acerca a la dicotomía arbitraria establecida en las dictaduras comunistas, entre revolucionarios y contrarevolucionarios enemigos de la patria.
Si la Sra. Matthei desea gobernar con la biblia bajo el brazo y que la iglesia se entrometa en cada uno de nuestros actos, invito a todos los liberales y a este blog a votar y manifestarnos públicamente por la candidata Michelle Bachelet en el balotage del próximo 15 de diciembre. Para un liberal consecuente creo que no existe otra opción.
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