domingo, 3 de febrero de 2008

El opio del pueblo

Se acerca el "miércoles de ceniza" y, como de costumbre, Chile Liberal expresa su protesta contra las fiestas religiosas publicando un artículo a favor de la Razón. Esta vez, me he inspirado en la tolerancia a las drogas para entender el delirio místico. ¿Se han dado cuenta que los religiosos hablan y se expresan como drogados? Sus incoherencias, su hablar del amor amoor el amor dios es amor te amo el amor ama amaos los unos a los otros amor puro amor mientras expelen odio, prohibiciones, angustias, insultos y crímenes, responde a un trastorno siquiátrico serio. Hace poco leí aquí y aquí los siguientes delirios:
Recuerdo muy bien cuando me dijo casi llorando, mirando mis ojos, que el hombre que estaba dispuesto a amar a Dios, hasta en calzoncillos salí a gritar a la calle su amor por él
Estoy loco [nombre]. Muy loco. (...) Y yo siento una felicidad tan grande que levanto mis brazos al cielo y comienzo a gritar muy fuerte el nombre de Jesús. ¡Te amo, Señor, te amo! (tengo que prepararme para el otro año en Santo Tomás y la verdad es que he estudiado muy poco.) y se detiene junto a mi, una camioneta. El conductor se impresionó tanto que me fue a dejar al mismo pueblo de Cobquecura.
Este blog sólo trata de ayudar a quienes se encuentran sumergidos en esta ideología, que tiene sus orígenes en desórdenes mentales ocurridos en el cerebro. De hecho, la religión es una droga, y como tal debemos tratarla, y a quienes padecen esta adicción hay que tenderles una mano amiga con la esperanza que logren despejar su mente y vivir una normal.

Pronto también me referiré a lo que realmente quiso decir Marx con el "opio del pueblo".

La verdad sea dicha, quienes viven en países anglosajones pueden disfrutar tranquilamente del Pancake Tuesday, y la francofonía del Chandeleur. La religión como fenónemo cultural es inofensiva siempre y cuando jamás la tomemos en serio.



Es una droga de alto poder adictivo, pero los gobiernos de todo el mundo alientan su uso

Por Richard Dawkins
Traducido por Chile Liberal. Ver original en Prospect Magazine, o sitio de Richard Dawkins


El aceite de Gerin (geriniol, su nombre científico) es una droga potente que actúa directamente sobre el sistema nervioso central, la cual produce una variedad de síntomas característicos, a menudo de naturaleza antisocial o autodestructiva. Si se administra crónicamente desde la niñez, el aceite de Gerin puede modificar permanentemente el cerebro y generar variados desórdenes mentales en la adultez, como por ejemplo algunos delirios peligrosos que son muy difíciles de tratar. Los cuatro vuelos de aquel fatídico 11 de septiembre fueron, en un sentido muy real, "voladas con aceite de Gerin": los 19 secuestradores islámicos se habían "volado" con esta droga. Históricamente, la sobredosis de aceite de Gerin ha sido responsable por atrocidades tales como la caza de brujas de Salem y las masacres de aborígenes sudamericanos perpetradas por los Conquistadores españoles. El aceite de Gerin fue el causante de casi todas las guerras de la Edad Media y, en los últimos tiempos, de las masacres durante la partición de la India y, en menor escala, Irlanda.

La adicción al aceite de Gerin puede convencer a individuos perfectamente sanos que deben abandonar sus plácidas y normales vidas y escapar a retiros en comunidades aisladas donde sólo se aceptan a otros toxicómanos y se excluye a los no adictos. Estas comunidades normalmente se limitan a miembros del mismo sexo y rechazan con vigor —y obsesivamente— la actividad sexual. De hecho, la tendencia agónica a prohibir estrictamente cualquier actividad sexual aparece reiteradamente en todas las variaciones de la sintomatología del aceite de Gerin. Este aceite no parece reducir la libido como tal, pero frecuentemente conlleva a un deseo irreprimible y lascivo por interferir, o preferentemente reducir, el placer sexual de otros. Un ejemplo actual de estos síntomas es el horror que los adictos experimentan cuando presencian relaciones homosexuales de otros, incluso cuando son relaciones estables, amorosas y de larga data.

El aceite de Gerin en dosis altas genera alucinaciones. Los toxicómanos crónicos incluso oyen voces en sus mentes, o ven ilusiones y espejismos que parecen tan vívidas que a veces convencen a otros de que sí son reales. Un individuo que experimenta alucinaciones mayores puede llegar a ser venerado, incluso considerado como una especie de "líder" por quienes se consideran a sí mismos menos afortunados. Esta patología del "líder y rebaño" puede llegar a posponer indefinidamente la muerte del susodicho líder, y perpetuarse a través de una rarísima sicodelia, tal como la fantasía caníbal de "beber la sangre y comer el cuerpo" del líder.

Fuertes dosis de gerinoil puede resultar en "voladas pencas" o "malos viajes" ("bad trips") en los que el adicto sufre miedos y delirios morbosos, especialmente temor a ser torturado, no en el mundo real, sino en un mundo de fantasía después de la muerte. Los "malos viajes" de este tipo se asocian fuertemente con una cultura del castigo tan característica de esta droga como la obsesión contra el sexo descrita anteriormente. La cultura del castigo que genera el aceite de Gerin culmina con la siniestra fantasía, producto del propio abuso de esta sustancia, denominada "alo-castigo"—el creer que un individuo puede y debe ser castigado por las maldades de otros—, fenómeno conocido dentro de estas comunidades de drogadictos como "redención".

Dosis moderadas de aceite de Gerin, aunque no son peligrosas en sí mismas, pueden distorsionar las percepciones de la realidad. De hecho, las ideas que carecen de evidencia —a causa del efecto directo de esta droga en el sistema nervioso central—, se ven inmunizadas contra cualquier evidencia proveniente del mundo real. A los adictos se les puede escuchar hablándole al aire o repitiéndose cosas a sí mismos, porque aparentemente los deseos que se repiten a sí mismos y que expresan al viento se convertirán en realidad, llegando al extremo de convencerse de que las leyes naturales de la física puden suspenderse. Este desorden autolocutorio viene acompañado a menudo de tics extraños, gestos manuales u otros estereotipos, por ejemplo el balanceo rítmico de la cabeza contra una pared.

Como ocurre con muchas drogas, el aceite de Gerin refinado, en dosis pequeñas, es más bien inofensivo, e incluso puede servir como una especie de lubricante social en ocasiones como matrimonios, funerales y ceremonias de estado. Los expertos discrepan sobre si dicho uso social —aunque aparentemente inofensivo—, puede o no constituir un factor de riesgo que pueda estimular a formas más adictivas y dosis mayores de la droga.

El aceite de Gerin actúa sinérgicamente con la pérdida de sueño, la automutilación y la inanición. Se sabe que algunos adictos ayunan, se fustigan la espalda o realizan otras "penintencias" para así intensificar el efecto de la droga. Las mutilaciones no se limitan a los propios consumidores. Varias subculturas que hacen de la intoxicación por aceite de Gerin una forma de vida practican rituales que consisten en mutilar o dañar a sus propios niños, especialmente durante su tierna infancia, cuando son incapaces de oponer resistencia. Estas mutilaciones involucran frecuentemente los genitales.

Usted pensaría que una droga tan peligrosa y adictiva encabeza la lista de sustancias prohibidas en todo el mundo, y supondría que conlleva sentencias ejemplares a sus narcotraficantes. Pero no. Está disponible fácilmente en cualquier parte del mundo y ni siquiera se necesita receta médica para obtenerla. Los microtraficantes ("camellos") profesionales son numerosos, y están organizados en carteles con un estricto orden jerárquico, y comercian abiertamente en las esquinas e incluso en edificios construidos a tal efecto. Algunos de estos carteles y barones de la droga son expertos en obtener dinero de sus clientes, los drogadictos. Sus "padrinos'' ocupan posiciones influyentes en las altas esferas de poder y reciben la atención de presidentes y primer ministros. Los gobiernos no solo hacen oídos sordos a su comercio, sino que conceden exenciones fiscales. Peor aún, subvencionan a las escuelas cuyo objetivo específico de enganchar a los niños y convertirlos en drogadictos.

Decidí escribir este artículo cuando vi el rostro sonriente y feliz de un hombre en Bali, Indonesia (ver foto a la derecha). Él recibía —extasiado y eufórico— la noticia de que había sido sentenciado a muerte y enfrentaría a un pelotón de fusilamiento por el asesinato brutal de un gran número de turistas inocentes a los que nunca había conocido. Algunos miembros del tribunal quedaron boquiabiertos e impresionados al ver su total falta de remordimiento. Pero lejos de estar arrepentido, su estado anímico era de alegría total. Alzó su puño, loco de felicidad porque iba a ser "martirizado", término utilizado en la jerga de su particular subcultura de adictos al aceite de Gerin. Porque, no le quepa la menor duda, su sonrisa de beato, mirando feliz al pelotón de fusilamiento, es la sonrisa de un drogo. Aquí tenemos a un drogadicto arquetípico, drogado con aceite de Gerin duro, sin refinar, sin adulterar, de alto octanaje.

Es fácil considerar a estos adictos como criminales de quienes necesitamos protegernos. Efectivamente, así es, necesitamos protegernos de ellos. Pero el problema no habría ocurrido en primera instancia si se protegiese a los niños y evitásemos inducirlos a los peligros de una droga con una prognosis tan mala para sus futuras mentes adultas.

6 comentarios:

Mamacita Chilena dijo...

nada que ver con este post...pero comentando en tu side bar...a mi tambien me gustaria ver un candidato ateo para presidente de los eeuu. la religion caga todo.

socióblogo dijo...

Lo mejor que uno puede hacer con los dogmáticos desquiciados es ignorarlos.

Ponerse confrontacional o tratar de argumentar frente a ellos, desde una postura basada en la ilustración, que su religión es respetable, pero no más que otras religiones o que otro tipo de convicciones y que no tiene nada que hacer unida al Estado, a lo único que lleva es a que se encierren más todavía en sí mismos y vuelvan defensivos. Esto suele pasarle a la gente religiosa que vive en un mundo moderno y secular: creen que el mundo está contra ellos y los persigue. Se vuelven refractarios, reaccionarios, adoptan posturas de trinchera y resistencia.

Habría que aprovechar que uno, a diferencia de ellos, SÍ se siente cómodo en la modernidad y por eso mismo tratar que ellos al menos vivan su vida sin susto, de modo que no intenten tomar revancha en el futuro. No me gusta imaginarme ardiendo en una hoguera.

Anónimo dijo...

Algunos ejemplos del artículo son un tanto burdos o demasiado evidentes. Pero esta apreciación corresponde más bien a una valoración literaria o de la composición. Por lo demás, resulta ser un texto muy apreciable, por cuanto no necesita explicitar su ideología para mostrar con toda claridad la postura que defiende (y ataca) y los fundamentos para hacerlo.
Y, efectivamente, se acerca el Miércoles de Cenizas. Pero no es posible tratar como criminales a quienes asistirán a las ceremonias para dar inicio a la Cuaresma, porque —en primer término— el Código Penal no establece que sea un crimen profesar una religión (por el contrario, es un derecho) y, además, no puede ser que haya tantas mentes criminales en el país. No obstante, yo mismo puedo refutar de alguna manera esta última afirmación si recuerdo cómo la ley del tránsito es violada constante y sistemáticamente en las calles de nuestra capital (y yo soy testigo de ello a diario). Entonces el asunto, más al fondo, debiese ser la protección de los derechos ajenos (que ya están resguardados); puesto que podemos reprimir a las personas si tienen comportamientos antisociales, pero no podemos hacerlo si solamente tienen ideas en ese sentido (salvo que las publiquen y les den amplia difusión, como ocurre con este blog, por ejemplo —ja, ja: es broma).

Chile Liberal dijo...

@Mamacita Chilena: claro, el fundamentalismo evangélico es funesto. Así todo, nada se compara al papismo golpista y chantajista y represor de América Latina. Al menos ustedes heredaron la hard-work ethics, a nosotros nos quedan las encíclicas papales y la felicidad de ser pobres.

De hecho, la religión lo caga todo, especialmente las mentes. Por eso en Chile estamos cagados.

@Socióblogo: John Stuart Mill enseñaba que siempre es bueno argumentar con quienes están en un error. Esto beneficia a un tercero que pueda presenciar el debate, y al defender una posición errónea, el dueño del error tiende a darse cuenta de sus faltas (aunque no lo reconozca).

Es un imperativo cívico de este blog defender el escepticismo y las creencias sustentadas en evidencia, aparte del debate y el razocinio, sin abandonar el insulto como método.

@Cristian Mancilla: preocupante que asumas que un código civil sea La Verdad. Hay países donde es perfectamente legal cortarle la mano a un ladrón o apedrear (hasta la muerte) a un adúltero. Esto es inaceptable. En Chile está proscrito el aborto, igualmente abusrdo. Los impuestos son perfectamente legales y constituyen una forma de robo.

Tú dices:

el Código Penal no establece que sea un crimen

Los códigos penales deben modificarse y deben constantemente cuestionarse, y cuando sean ilegítimos deben ser desobedecidos.

Respecto a la Cuaresma, no deja de ser ridículo que esa bacanal de desenfreno sexual orgiástico llamado "Carnaval de Río" sea motivado por la "pureza espiritual" que comienza en la Cuaresma. Los católicos, antes de ser reprimidos por el Onanista de Sotana de turno, se sueltan las trenzas. Ese es el resultado de la represión sexual católica.

Como dijo Mamacita al comienzo, la religión caga todo.

Luis Javier Orellana dijo...

Off topic: No podría estar más en desacuerdo con su visión totalitaria y antiliberal que tienen sobre lo que es ser un delincuente o criminal (solo lo es aquel que comete un delito), la función del CP (que busca limitar al ius puniedi estatal y concreción de la interdicción a la arbitrariedad contenida en nuestra constitución) y el respeto por las garatías constitucionales (se respetan TODAS las garantías, no solo las que te gustan).

Creo que su visión ignorante y extremista relatada en el post anterior sobre la (POCA) importancia de la ley (solo ella establece lo que es legítimo y que no lo es, no TU opinión) amerita una artículo en contra.

Solo porque el CP tenga un delito que no te gusta (te aseguro que los ''lanzas'' odian el delito de hurto y robo en cualquiera de sus formas) no puedes tirar a la basura la ley. Es más, nuestro sistema constitucional establece que si al pueblo no le gusta una ley puede cambiarla cumpliendo con una serie de requisitos procedimentales por medio de sus representantes e inclusive si vulnera las garantías constitucionales se puede solicitar que se declare inconstitucional ante el TC (ese mismo que nos cae tan mal).

Cualquier llamada a desobediencia que no sea fundado en el derecho nacional o internacional es una forma de apelación a una ''ley natural''.

Saludos y el pido que no echen a perder este excelente blog con comentarios ignorantes y retrogrados dignos de la UDI.

PD: En caso que el post anterior fuera publicado por el hermano menor de alguno de los colaboradores de este blog (cuestión que creo bastante plausible por el nivel intelectual de los comentarios) pido mis más sinceras disculpas.

PD2: No son un troll.

PD3: También creo que la ridiculización es un método válido de contrargumentación (regresión al absurdo).

Anónimo dijo...

Yo diría que el opio del pueblo actual es el fútbol.