El blog Chile Liberal, por cuestión de principios, busca un candidato que conjugue las libertades económicas de un sistema de mercado con una defensa férrea de las libertades individuales. Salvo pelotudeces como aumentar en 10% el impuesto a las ganancias de las empresas (= cesantía), el candidato díscolo, Marco Enríquez-Ominami, promete privatizar empresas del Estado y aborto a pedido, todo en uno. Pero no basta.
La Concertación cometió un error garrafal en la deslucida elección primaria, que por cuestiones técnicas dejó afuera a MEO, y terminó por minar uno de los logros institucionales más brillantes de la Conertación, como fue confluir distintas corrientes en una primaria para elegir al ungido de la centro-izquierda y cerrar filas tras él/ella. Distinto habría sido el cuento si el radical Gómez junto al social-demócrata MEO, y en segundo plato Soledad Alvear (¿por qué no?) de la DC, se hubiesen enfrentado en una justa electoral limpia, republicana y democrática. Lamentablemente, la primaria fue al peo. Terminó elegido un ex presidente, que ahora medio chascón y de camisa abierta cree que con un huevón de "Una Mediagua Para Chile " o como se llame iba a insuflar los nuevos bríos que la desgastada Concerta necesita. Y que el resto, la chusma, le iba a comprar. La gente es tonta, pero nunca tanto.
Hay algo en MEO que emula la lógica del marxismo-leninismo: si no se atienden mis demandas, dejo la cagada. Revolución o muerte. MEO está armando la trifulca, eso sí, por medios completamente institucionales y ajustados al Estado de derecho. No obstante, es necesario destacar que nadie elige a su familia, y que sacar a relucir el nombre de Miguel Enríquez y el MIR es una cuestión pasajera, porque la sustancia es otra. Marco Enríquez-Ominami es un candidato que un liberal (en el sentido de este blog) debe considerar. Seriamente.
MEO promete efectivamente renovar la política. Su juventud es necesaria, ya que Chile sufre de un retraso generacional político enorme. Su plan económico muestra pragmatismo y el hombre en cuestión parece entender que el mercado no es "cruel", sentencia infame del
Yes, you can
Algunos comparan a MEO con Obama. Gran error. Y acá empiezan los desafíos para "el joven congresista", como le pusieron en The Economist. Obama también es joven, pero su CV mostraba brillantes credenciales académicas, libros escritos de su puño y letra, y encomiable lealtad al Partido Demócrata. MEO es cineasta, aunque se ignora qué películas ha dirigido. Al parecer tenía un programa en la tele, y penca más encima. Obama es un orador que proyecta confianza aunque hable puras huevadas (como cuando sugirió terminar con el TLC). Durante su campaña, el actual presidente de EEUU imponía respeto con su porte de estadista y esbelta figura, irradiaba seguridad y optimismo ante la adversidad (típica gringa esa weá). En desventaja, se agrandó, y puso de rodillas a la todopoderosa maquinaria clintonista. En cambio MEO es como al cuete, habla nervioso, se contradice, se ahoga ("se tupe", como dicen), no es uno y no lo otro sino todo lo contrario, mientras se arregla el pelo y saca la lengua y escupe y sigue hablando y me pone nervioso pero sigue igual qué tanto. Obama tenía pinta de presidenciable. MEO es más bien chacotero, y pasa por payaso.
Pero todo ello es corregible. El gran obstáculo entre MEO y un endoso oficial de este blog es que el díscolo de la Concerta no tiene a su disposición la maquinaria política de la coalición que ha gobernado exitosamente a Chile desde 1990. Ninguno de ustedes pondría a MEO como gerente general de una empresa, ¿por qué lo pondrían como presidente de Chile? "Ah, es que un país no es una empresa", me dirán. Pues se equivocan. Un país se organiza de modo muy similar a una empresa, siendo ésta una organización compleja fundada sobre la división del trabajo y la eficiencia. De hecho, una empresa es menos vasta que un país. Este vacío es soslayable si es que MEO, con todo su potencial, adquiere la seriedad que le otorgaría el respaldo de la Concertación para que tenga los brazos que le permitan nombrar un gabinete y contar con asesores para implementar las políticas económicas y sociales que alega. La presidencia de la república no es un puesto que se gana por choro, sino que es la culminación de una carrera política, previa aprobación del electorado, y hasta ahora, MEO sólo demuestra que tiene ganas y energía, pero no es suficiente. Cuando Obama fue ungido como el representante Demócrata para enfrentarse a McCain, a pesar de su inexperiencia, contó con el respaldo de su partido. Esta es la principal diferencia con MEO. Es decepcionante que después de la lección democrática que dio EEUU en la elección pasada (pare enmendar el camino después del absoluto desastre de Bush), la Concertación haya sido tan amateur para elegir al posible sucesor de Michelle Bachelet. Más aún cuando ésta última goza de una popularidad extraordinaria, y la continuidad de la Concertación debiese ser cosa segura.
La culpa será de la derecha
¿Y si igual a la mala llega MEO a la presidencia? Nos encontramos con que Chile aún es regido por una Constitución ultra-presidencial, concebida bajo una dictadura para afianzar aún más a Pinochet y consagrarlo como un rey sin corona (de haber ganado el Sí en 1988, ¡Pinochet habría gobernado 25 años!). Los Conservadores que la redactaron concebían a la política como el arte de lograr que un hombre fuerte impusiera las reglas, y que el resto las acatase a como dé lugar, mediante ataduras y rigideces tan propias del conservadurismo exaltado. Resulta que ahora un loquito puede llegar a ser presidente, ¿queremos que ahora sea todopoderoso?
Debe ser motivo de preocupación que hacer cumplir las leyes, tarea del Ejecutivo, quede a cargo de un díscolo hiperkinético. En EEUU la oficina del presidente es, aunque no lo parezca, bastante débil, ya que se ve cohartada por el Capitolio (Legislativo). En Chile le damos el poder casi absoluto al presidente. La culpa de terminar así es de la derecha autoritaria, conservadora y pelucona.
Pero así todo, incluso en este punto, que es la gobernabilidad, MEO parece estar en sintonía con el zeitgeist del electorado: ha sugerido escribir una nueva Constitución.
El país se merece un oponente de peso para enfrentar a Piñera. Frei es un conservador moderado, al igual que Piñera. Fome esa weá.
MEO es social-demócrata, y los electores exigen tener entre qué elegir (lo que los gringos llaman "choice"). Con Piñera versus un social-demócrata, hay más de dónde elegir. Hay más choice, y en eso consiste el mercado de la política.
Señor Eduardo Frei, con todo respeto: bájese. No jodan con una segunda vuelta.
Imagen: El Mostrador
5 comentarios:
Que bien.. ahora ChileLiberal también le perdió el miedo a MEO, que muchos veian como "otro progre más"... pero que demostró ser mucho más que eso.
Y si.. sacandole estupideces como el aumento del impuesto a las empresas a un 30% y la opción de revitalizar el inp, la candidatura de ominami sería lejos la más liberal de estas elecciones... aun asi, me parece la más interesante... y lo más genial aun: sólo por su peso en las encuestas ya ha logrado que sus propuestas de liberalización valórica sean adoptadas por todos los candidatos.
El próximo jueves lo veré por mi universidad (UAI Viña), asi que ahi podré ver que tan interesante es el personaje en la realidad.
Ya estaba bueno!, necesitamos árboles nuevos para que den fruto, los árboles secos no sirven de nada.
Qué decepción!!!!!!! Marco como pudiste unirte a la Concerta. Se suponía que tú eras algo NUEVO!!! la otra opción!!! No me queda mas que seguir esperando el cambio que habias prometido y por eso yo ahora voy a votar PIÑERA!!!!
Es un chanta como todos los politicos, se vendio como cualquier prosti..
y yo que me queria unir a tu nuevo partido, es como culaquier politico haciendo trueques, eso no se hace, tu voto es privado. VENDIDO.
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