El día 14 de julio de 1789 la turba se tomó la infame cárcel de la Bastilla (dicho sea de paso, apenas tenía 7 reos, todos enfermos mentales, y recién se había liberado a uno de los máximos ídolos de quien escribe: el Marqués de Sade). Seguiría la "Declaración universal de los derechos del hombre y del ciudadano", y una carnicería que cambiaría para siempre la historia del mundo. No sólo la nobleza y el clero fueron masacrados, sino que cualquiera que mostrase poco entusiasmo por la Revolución podía recibir la solución final a la migraña. Comer pan blanco era castigado con la guillotina, ya que era el símbolo de la nobleza: el Tercer Estado sólo comía pan de harina sin refinar, llamado pan integral. Quién iba a pensar que dos siglos más tarde el exceso de comida nos ha llevado a preferir el pan integral.
Sea como sea, a pesar de sus contradicciones o incluso de sus reveses, la Revolución Francesa es un hecho que ayer con A. celebramos en un estiloso restaurante francés, como ya es nuestra tradición. A todo esto, luego de la ejecución de la nobleza y del escape de los pocos que sobrevivieron, los chefs que servían a la aristocracia más refinada de Europa se encontraron sin amos, y para ganarse la vida comenzaron a usar sus inigualables habilidades para alimentar al pueblo. Primero se instalaron vendiendo en sus propios locales un caldo de carne llamado restaurant, y luego empezaron a desplegar toda su destreza a medida que volvía la calma y el abastecimiento, dándole a Francia la mejor cocina del mundo y una marca de prestigio inigualable a su "imagen país". Por eso mismo, así celebramos la Revolución anoche y a continuación vuestro corresponsal presenta unas fotos del menú revolucionario.
Para empezar, como debe ser, un mise en bouche:
Un kir de aperitif, y amuse-gueules
Luego, para apaciguar a los agitadores, vino el entremés:
Gazpacho de yogurt y palta (avocado), con pepino y cuadritos de pera.
Ya cuando la turba se había saciado y se exigían reformas más profundas, la entrada:
Kataifi de queso de cabra con courgette asada, paquetitos de queso Boursin, y tomate en vinaigrette
Hasta que por fin Luis XVI fue decapitado, y María Antonieta corrió igual suerte, justo cuando llega uno de los favoritos de vuestro corresponsal como plato de fondo:
EntrecôteLamentablemente uno ya no puede disfrutar de la comida francesa porque en todas partes se sirven porciones enormes de comida, y no nos quedó espacio para el fromage (plato de quesos), así que nos fuimos directo al postre:
Y finalmente unos dulces para amenizar el café.
Mención especial se merece el excelente y aterciopelado vino Chateau Mas Neuf Costières de Nimes, que nos acompañó durante la cena, si bien creo que es preferible siempre guardarse para los quesos con un vino aparte, pero no se pudo.
Al final de la velada algunos exaltados comenzaron a exclamar Vive la République y vive la France. Paradójicamente, nosotros nos fuimos directo a casa para "gritar Viva Chile".
3 comentarios:
Ehmm...
¡Se ve rica la comida! Esto: ¿en Francia o acá en Macondo?
No sé qué tan afortunada fue la mención de la decapitación y a continuación la foto de la apetitosa carne con su salsa, menos mal no estuve ahí, jajaja...
Buen post, sólo que al final...TMI (too much information).
Saludos.
¡¡Que rico!!
Pasa el dato, ¿qué restaurant era?
¿muy caro?
El proyecto de Robespierre-Rousseniano era practicamente protocomunista.Si Robespierre o Rousseau hubiesen vivido en el siglo XX,habrían sido comunistas y estalinistas de los línea dura.
Lenin estudió en detalle actos de terror como la masacre de La Vendeé,y no sorprende que haya repetido los mismos métodos durante el infame teror rojo.
En una de las cartas de Marx a Engels se dice"Es necesario repetir el año 1793,aunque seamos considerados mounstruos"
Muy curioso que ese año fue repetido en 1937,El Gran Terror,fíjese en 1793-1937,los mismos números.
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