domingo, 30 de agosto de 2009

Una declaración de guerra

Joseph Ratzinger culpa a los ateos por el calentamiento global
Ante el desafío del daño al medio ambiente que genera el progreso humano, el líder de la influyente ONG llamada "iglesia Católica Romana" se ha despachado la siguiente declaración:
¿Acaso no es verdad que la utilización desconsiderada de la creación comienza allí donde Dios es marginado o incluso donde se le niega la existencia? Si desfallece la relación de la creatura humana con el Creador, la materia se reduce a posesión egoísta, el hombre se convierte en la "última instancia", y el objetivo de la existencia queda reducido a una afanada carrera para poseer lo más posible. (ver fuente)
Lo que ha hecho Ratzinger es culpar a los ateos, vale decir a quienes no comparten sus creencias, de nada menos que del calentamiento global.
El señor Ratzinger ha metido la pata ya en varias ocasiones durante su período a cargo de la organización en cuestión. Alienó a los indígenas brasileños, generó violencia con sus incendiarias declaraciones contra una ONG rival, reintegró a su institución a un simpatizante del nazismo, y ahora genera polémica en Argentina. Pero culpar al ateísmo por el calentamiento global es demasiado, incluso para los estándares de Ratzinger.
Este sujeto, Joseph Alois Ratzinger, ciudadano alemán de 82 años, vive rodeado de lujos mientras predica las ventajas de la frugalidad. Es virgen pero se dedica a predicar sobre sexualidad. Ahora pretende infundir terror asociando mañosamente al ateísmo con la destrucción del planeta.
Ratzinger no explica el nexo entre ateísmo y contaminación. Para empezar, no está claro si existe un "Creador" del universo. Si existiese y fuera —como asegura Ratzinger— omnisciente y todopoderoso, sabría desde siempre que el daño al ecosistema se iba a producir, y habría usado sus poderes para solucionarlo. El actual estado del medio ambiente demuestra que el "Creador" si es que es omnisciente y todopoeroso es un insensible.
En este sitio ya hemos propuesto un impuesto al carbono como medida destinada a incentivar las tecnologías limpias. El mérito que tiene dicho impuesto es que estimula al ingenio humano para inventar formas de producción que contaminen menos que las actuales. Contaminar es barato: es éste el problema que debemos subsanar. Un fabricante de automóviles se beneficia al emitir carbono a la vez que daña a otros. Mediante un impuesto, los "otros", mediante el gobierno, pueden exigir una compensación por dicho daño. Para evitar dicho daño, es necesario crear una forma alternativa de producción.
No señor Ratzinger. Los católicos contaminan tanto como los ateos. ¿O cree usted que los católicos no contaminan? ¿O quizás usted quiere que vivamos como en la Edad Media, donde de seguro no había tanta contaminación atmosférica, pero la calidad de vida era miserable? Bueno, los "papas" de aquella época vivían a todo lujo, y su organización era el terrateniente más grande del mundo (gran parte de las reformas durante la Revolución Francesa tenían como objetivo quitarle las tierras a la iglesia de Roma, dueña de más tierras que la Corona).
Usted señor viene culpando a los ateos de la supuesta crisis moral, de la implosión demográfica, de la destrucción de la familia, y de cuanto hay. Ahora viene a culpar al ateísmo del calentamiento global. Esto es una declaración de guerra. Y si quiere guerra, guerra tendrá.

martes, 25 de agosto de 2009

Privaticemos a los mapuches

"A person who can acquire no property, can have no other interest but to eat as much, and to labour as little as possible."

- Adam Smith (The Wealth Of Nations)



Chile Liberal a favor de la reivindicación del pueblo mapuche para que ejerza sus derechos de propiedad

En este blog hemos hablado de privatizar muchas cosas. No diremos que se debe privatizar el suministro de luz, alcantarillados o agua, porque este blog ipso facto defiende la privatización de servicios. No propondremos privatizar la telefonía o el abastecimiento de alimentos: esto es obvio. Menos aún sugeriremos privatizar la Enap o Codelco, esta última una de las empresas más ineficientes del mundo, porque sólo a un tonto se le ocurre socializar los medios de producción. En este sitio hemos hablado de privatizar las ballenas, privatizar las agencias de justicia, privatizar el ejército, privatizar la policía, privatizar el útero y las escuelas, liceos y universidades. El conflicto de los mapuches, indígenas chilenos (también argentinos), demuestra la necesidad de privatizar a los aborígenes, o dicho de otro modo, enseñarles qué es el concepto de propiedad privada y la muy importante privatización anarquista, y facilitar que los indígenas tengan su propiedad privada para que abandonen la destitución, se esmeren por superarse y adopten una ética del trabajo.

La "reivindicación de los pueblos originarios" (whatever) es de gran interés para los liberales porque demuestra nuestra postura a favor del fomento y profundización de los derechos de propiedad: los mapuches, al no tener nada, sólo pueden aspirar a trabajar lo menos posible y ojalá engordar lo más posible. Como no pueden engordar, se dedican a causar desmanes y violencia, influenciados —paradójicamente— por movimientos de ultra-izquierda que pretenden obliterar los derechos de propiedad. Los mapuches deben saber que cuentan con el apoyo de los liberales, ya que para nosotros es fundamental que tengan su propia tierra para labrarla.

Privatizando a los pobres
En la década de los 80, Margaret Thatcher en el Reino Unido promovió la privatización de las viviendas sociales, las tristemente célebres council houses, que comenzaron con la buena intención (como siempre) de proporcionar habitación a la clase trabajadora. Pero degeneraron en ghettos y bolsones de pobreza dura, de aspecto y presentación repugnante, que sólo ayudaron a estigmatizar a sus ocupantes, empeorando el círculo vicioso de la pobreza. Para terminar con esta anomalía, la ideología thatcheriana se propuso venderle las viviendas sociales a sus propios ocupantes, o sea privatizarlas, para que ellos mismos se preocupasen de mejorar sus barrios y así elevar el valor de su propiedad. No está demás decir que la "casa propia" es un concepto situado en el corazón mismo de la utopía de la familia burguesa. Thatcher quería elevar a la clase trabajadora a la clase media aspiracional. Fomentar la propiedad privada era esencial en dicha tarea. Del mismo modo, Fannie y Freddie, las financieras en desgracia que iniciaron la crisis actual, tenían como objetivo el convertir a los pobres en propietarios, mediante las infames subprime mortgages (hipotecas de alto riesgo). El resultado está a la vista. Las intenciones pueden ser buenas, pero los resultados casi siempre son un desastre.

La idea central , no obstante, sigue en pie: convertir a los individuos en dueños de algo.

Los pueblos que no desarrollaron el concepto de propiedad privada, o sea que "esto es mío y no tuyo", jamás pudieron avanzar hacia la división del trabajo, y consecuentemente, han sufrido de atraso y se mantienen rezagados.

Es hora además de terminar con el mito, acuñado por el filósofo Jean-Jacques Rousseau, del buen salvaje: el hombre en estado de naturaleza es bueno, es su entorno el que lo corrompe. Los mapuches, como cualquier pueblo aborigen, sufren de mala salud al no tener acceso a la medicina científica, y encomiendan las mejoras a una "machi", una bruja, o invocan a seres inexistentes. Cuando necesitan que llueva, los mapuches bailan alrededor de un madero. Más eficiente es conocer los principios de la meteorología y comprender que se puede hacer llover bombardeando nubes con yoduro de plata, o mejor incluso es optimizar la irrigación con sistemas de regadío. Quizás los mapuches deseen acceder a la calefacción centralizada, las duchas calientes, el jabón, el desodorante, la pasta de dientes, en fin, todo aquello que el ingenio humano ha logrado crear a partir de la división del trabajo y el espíritu de superación. Todo esto se va a lograr siempre y cuando dejemos de indigenizarlos, cercándolos en reductos indígenas para que vivan como indios. Mejor es entregarles propiedad privada.
El error que se ha cometido en Canadá, EEUU o Australia, ha sido el de crear "reservas indígenas". En ellas se vive el colectivismo y el único resultado cierto es perpetuar el indigenismo. Los niveles de alcoholismo y drogadicción entre los aborígenes canadienses es escandaloso. La culpa reside en las reservas indígenas y la socialización de los aborígenes.

Cómo solucionar el conflicto
El conflicto de fondo es cómo conjugar los legítimos derechos de propiedad de los grandes latifundistas versus los derechos de propiedad de los indígenas, o sujetos autodenominados indígenas, que reclaman las tierras aduciendo abstrusos "derechos ancestrales". Si así fuese, cualquier chileno puede hacerse pasar por mapuche y exigir que le regalen una parcela en el sur. Esto es evidentemente estúpido.

Lo mejor es considerar a los mapuches más bien como un grupo de chilenos que viven en la miseria, y hacer un esfuerzo por entregarles tierras productivas para que las trabajen. Reconozcamos, de una vez, que su cultura no es ni milenaria ni rica, y no tiene parangón si se contrasta con los incas o los aztecas, así que no es imperativo el defender su cultura, porque no tienen.


La violencia no puede emplearse en una república democrática. El Estado puede adquirir las tierras que los mapuches reclaman y comprarlas a los latufindistas, y entregárselas en comodato a los mapuches. Entregarlas así sin más es repetir el fiasco de la reforma agraria en que a los campesinos se les entrega tierra y éstos prefirieron vendérsela de vuelta a los terratenientes, siendo éstos últimos los mayores beneficiarios, justamente lo opuesto de la idea original (de nuevo, intenciones loables, resultados catastróficos).

Lo anterior se puede efectuar mientras se entrega educación de calidad a los mapuches para que se integren al mercado, como ya lo han hecho muchos mapuches gracias a su iniciativa individual y su propio espíritu de superación. Después de todo, lo que queremos es más mapuches desempeñándose como profesionales, y no como machis o caciques.

Este no es momento de prestar oídos a los Conservadores que ya exigen militarizar la zona, instaurar un Estado policial y enviar al aparato represor del Estado, que ya asesinó (por la espalda, por supuesto) a un mapuche, mientras chillan porque ya se acabó el estado de derecho y que se viene el fin del mundo y que todo es culpa del marxismo internacional. Este no es momento de pendejadas. Este es momento de ayudar a los mapuches a que tengan algo, y que con ese algo puedan prosperar y forjarse su propio futuro.

martes, 4 de agosto de 2009

Érase una vez el Cisarro, el levonorgestrel y el aborto

O cómo extirpar de raíz la delincuencia
Chile Liberal ya ha demostrado el nexo directo entre embarazo adolescente y criminalidad. El caso del peligroso delincuente llamado “Cisarro”, de tiernos 10 añitos de edad, vuelve a demostrar nuestro punto.

Jacqueline Morales, la dichosa madre de Cisarro, como es de esperarse, es una mujer promiscua que ha practicado el conejismo compulsivo y ha traído críos a mansalva a este mundo: cuatro hijos varones, todos delincuentes, y seis hijas, quienes se encuentran en hogares de acogida. Los diez han sufrido maltratos en el hogar por parte de ella y de las cuatro parejas con que esta mujer ha intimado.

Como es de esperarse, los Conservadores—indignados—braman por más cárceles, más personal policial—con armas más intimidantes—más cámaras de seguridad... ¡mano dura!, exclaman. No escatiman en culpar de todo a la Concertación en general y a la presidenta Bachelet en particular por no paliar la delincuencia. Incluso aseguran que la presidenta fomenta el crimen. Según ellos, estos son los hijos de la decadencia moral y la corrupción que empezó el 11 de marzo de 1990. Hasta esa fecha fatídica, todo era idílico: reinaba la detención por sospecha, se decretaban estados de sitio y toques de queda, nos protegía la policía militar y el aparato represivo, en fin, era el paraíso Conservador gracias al Tata Colores.

Pero lo cierto es que la criminalidad es el subproducto de la represión del gobierno militar, época en que poblaciones marginales fueron sometidas a la violencia extrema y se gestó el germen de la delincuencia, o dicho de otro modo, se criaron los padres de los actuales criminales. Más aún, la ultra-represiva ley anti-aborto dictada por los comandantes en jefe de las FFAA en las postrimerías de su mandato ha sido el factor determinante en el aumento de la delincuencia y en la nueva horneada de pequeños grandes criminales. Hoy, cuando la migración del campo a la ciudad ha culminado, y donde las poblaciones marginales ya viven en la tercera o cuatra generación, el prohibicionismo sobre las drogas ha arrojado a miles de niños a las bandas de criminales y narcotraficantes (la madre de Cisarro fue condenada por microtráfico), y estos sectores más destituidos no logran integrarse a la sociedad. Ya pasó la época en que la gente tenía 10 hijos para labrar la tierra, y todos podían sobrevivir. Hoy, se subsiste en la medida que se tenga educación. Los hijos de las poblaciones marginales viven hacinados, sin formación alguna, y el conejismo en el mejor de los casos perpetúa el círculo vicioso de la delincuencia, en el peor, lo endurece. La nueva sociedad de consumo incita a incorporarse a ella a como dé lugar: matar por unas zapatillas Nike es legítimo en el código criminal. La luz de la educación y la consecuente formación ética jamás va a llegar a los sectores subyugados por la fecundidad descontrolada, por lo mismo, es imposible mejorar el capital humano en los bolsones de pobreza e ignorancia.

Cisarro probablemente tenga un hijo muy pronto. De hecho, ya bebe, conduce, y fuma. No sean ilusos esperando que se guarde para el matrimionio. Supongamos que tenga un hijo a los 13 años, al cual él formará en los sólidos principios de la fraternidad y la ética del trabajo duro que él mismo ha cultivado. Su hijo es probable que tenga un hijo también a los 13 años. O sea, Cisarro puede ser abuelo a los 26. Los anticonceptivos, sean de emergencia o no, podrían cortar este círculo vicioso. O simplemente el aborto. La sociedad entera se beneficiaría.

Pero curiosamente, los mismos que defienden a muerte “la defensa de la vida inocente” son los mismos que exigen pena de muerte, rebajar la edad de responsabilidad penal, y más presupuestos para cárceles. Aducen que el delincuente elige su condición de criminal. Los Conservadores creen que un niño como Cisarro, que empezó a delinquir a los 7 años, ha elegido ser criminal. Un niño a los 7 años no elige: es deformado por su entorno.

Aparece además la vaca sagrada de los Conservadores, “la familia”. Claro, la base de la sociedada, la familia, pero es justamente ésta la que indujo a Cisarro a ser un criminal. ¡Su propia madre ya delinquía! La familia es un mero mecanismo de reproducción, pero no es perfecto en lo absoluto. Muchas veces a la familia hay que quitarle a los hijos para evitar crímenes, violencia, o deformación moral y ética, como en el caso de Cisarro.
Bastaría con promover en los centros de salud de los sectores más desposeídos una política reproductiva inteligente, enfocada a evitar el embarazo juvenil, sin olvidar la educación sexual, junto con una completa despenalización del consumo y venta de drogas, y tendríamos una sociedad mucho mejor. Pero los Conservadores se oponen a todo aquello. La estupidez fundamental del conservadurismo es el principal obstáculo en la construcción de una sociedad sana, próspera y pacífica.

domingo, 2 de agosto de 2009

Caso Banco de Talca: Un ataque burdo contra Piñera

Piñera no ha hecho nada reprochable
He leído mal la historia entonces. Siempre tuve la impresión que Sebastián Piñera, actual candidato presidencial de la derecha, había sido víctima de una maniobra del régimen militar cuando fue encargado reo en 1980 por el "caso Banco de Talca", ya que Piñera había participado activamente en la campaña contra la Constitución de 1980, y mientras ocupaba el cargo de gerente general de dicho banco, asistió a un acto de repudio en el Teatro Caupolicán junto al ex presidente Frei Montalva, convocante del evento. Esto último ocurrió en 1980. Piñera fue encargado reo en 1982, cuando ya había abandonado el Banco. Frei finalmente fue asesinado, y el director del Banco, Carlos Massad, también fue encargado reo junto a Piñera, en la misma causa.

No es intención de este sitio canonizar a Sebastián Piñera, pero tampoco nos interesa enlodar su imagen, como ha pretendido el comando de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Sí nos interesa asegurarnos de que el probable futuro presidente de Chile sea un hombre con la estatura moral que la presidencia exige. Y a diferencia de lo que opina Carlos Peña en El Mercurio, a este sitio no le parece que la reacción de Piñera no sea "compatible con la que era de esperar de quien aspira a conducir el Estado".

El error de Carlos Peña es aplicar los estándares de hoy al pasado. Hoy Chile es una nación democrática, o casi democrática, relativamente próspera y estable. En 1980, el país estaba sometido a una dictadura asesina que practicó el terrorismo de Estado dentro y fuera del país, y Chile sufría la peor crisis bancaria de la historia nacional, en un contexto de recesión internacional. Tratar de salvar el propio pellejo era la norma en aquellos lúgubres días. Sebastián Piñera se fugó de la justicia porque, aunque uno de sus hermanos era ministo de Pinochet, el actual candidato era un joven gerente que desde luego temía por su vida, más aún cuando quien ordenaba su captura era el extraordinariamente corrupto juez Luis Correa Bulo (finalmente destituido). Quizás el dictador quiso sólo darle un susto, a diferencia de Frei, a quien lisa y llanamente ordenó matar. En medio de las oscuras movidas que se realizaron en aquella época, donde la corrupción era rampante mientras empezaban las privatizaciones truchas y llegaba a su punto cúlmine el "capitalismo de amigotes" (crony capitalism), reprochar a Piñera por el caso Banco de Talca es un mero ataque personal, un manotazo de ahogado que da Frei al comprobar, encuestas en mano, que la Concertación se desintegra y que no logra capitalizar la popularidad de Bachelet.

Piñera por su parte respondió con la verdad. Él fue procesado cuando ya nada tenía que ver con el Banco. Carlos Massad, presidente del Banco, también fue procesado por el mismo caso. Frei nombró a Massad como ministro, ¿por qué ahora sólo Piñera es el cuestionado?

Como sabemos, la Corte Suprema absolvió a Piñera de los cargos, por decisión unánime. Si Piñera hubiese sido condenado a pena aflictiva, no podría ser candidato. Nada de esto ha ocurrido. Por otro lado, el propio Patricio Aylwin, ícono de la Democracia Cristiana, ha prestado su apoyo a Piñera y no a Frei.

El comando de Frei ya evidenció desesperación al intentar que TVN despida a Karen Doggenweiler. Ante las erráticas y contradictorias respuestas de otros miembros del comando, y un "no estoy ni ahí" del propio Frei, podemos declarar que el comando de Frei es lo más similar que hemos visto en forma y fondo al Ejército de Pancho Villa: un desorden. Ahora continúan con un ataque a Piñera, que con la alusión a Massad el candidato de derecha evadió con elegancia. El apoyo de Aylwin sólo hundió más al candidato de la nariz grande, al declarar que Piñera no tiene por qué dar explicaciones.

Muy mal, señor Frei. Muy, muy mal.

Ahora José Antonio Gómez, al mismo que le sacaron la madre durante la primaria más penca que hemos visto, anuncia que el PRSD puede retirarse de la Concertación. Enríquez-Ominami sube en las encuestas y muestra madurez. Navarro y Arrate continúan en carrera. La centro-izquierda en conjunto es el Ejército de Pancho Villa.

Chile Liberal le recomienda a la centro izquierda menos palos de ciego, menos chimuchinas y peleas internas, y concentrarse en quien es el verdadero contendor en esta elección: Sebastián Piñera.

sábado, 1 de agosto de 2009

El patrón hamburguesa

Una propuesta a los presidenciables

Corren tiempos difíciles. Políticas proteccionistas añejas, desempleo y la mortífera estanflación (estancamiento económico e inflación) vuelven cual zombies despertando de sus tumbas, como en el video Thriller de Michael Jackson. Por estos días nadie quiere tener una moneda fuerte que encarece la mando de obra y desincentiva la exportación, y vuelve a la economía menos competitiva. Por ello, para saber si estamos sobrevaluados o no, necesitamos datos duros y fiables, con precisión científica irrefutable.
Ante la necesidad de contar con datos, nada mejor que comparar entre las distinas monedas una misma canasta de productos. Pero en vez de varios productos en una canasta, mejor comparar un sólo producto que en sí mismo contiene varios componentes clave, aparte de mano de obra y rentas. Nada mejor que indexar el precio de un Big Mac alrededor del globo, tomando como índice el precio de un Big Mac en la ciudad de Nueva York. Como todos saben, la idea del Big Mac Index fue creada por The Economist, y a continuación los resultados más recientes (hacer clic sobre el gráfico para ampliar imagen).



En Chile, un sándwich Big Mac cuesta ChP$ 1750 (sólo el sándwich, no el combo). Si consideramos que el tipo de cambio estaba el día que se hizo este preciso estudio a 549, entonces el Big Mac en Santiago cuesta US$ 3,19, mientras que en NYC cuesta $ 3,57. Esto nos sirve para obtener, a partir de un Big Mac, la paridad del poder adquisitivo, dividiendo el precio local por el precio en NYC. Lo que arroja como resultado no 549, que es el tipo de cambio, sino 490. La conclusión entonces es que usando como índice el Big Mac, la moneda chilena está depreciada un -11%.

La idea desde luego es seguir por esta senda. Lo último que Chile necesita es una moneda fuerte, ya que los agricultores reclaman. Pero esto también encarece los insumos que el país debe importar. Cuando el dólar cae, los exportadores exigen al gobierno que tome medidas, pero también reclama cuando sube demasiado.

El Banco Central ha anunciado medidas en esta línea y ha bajado la tasa de interés a un escalofriante 0,5%, y así todo no se ve reactivación alguna y el crédito escasea, pero ha ayudado a que el dólar cierre al alza. No obstante, el problema es aún más serio porque si nos fijamos en la paridad de poder adquisitivo según el Índice Big Mac, un dólar no compra 549 pesos, sino 490. O sea el dólar está demasiado bajo, y seguirá así por bastante tiempo.

Esta situación sólo produce incertidumbre, ya que el precio del dólar es esencial en el baluarte del modelo económico chileno: la exportación. Lo que me lleva a concluir que para desarrollar el consumo interno y además terminar con las compras de dólares del Banco Central para satisfacer a los grandes agricultores, afectando el poder adquisitivo de los consumidores chilenos, tenemos que adoptar el dólar estadounidense. Cuando el peso chileno es fuerte, es más barato importar computadores, televisores plasma, automóviles, etc. Los consumidores de Chile no pueden gozar de estos beneficios porque el Banco Central lo impide para que ganen sólo los grandes agricultores. Con la adopción del dólar la situación se normaliza. De paso se termina con ese misterio del tipo de cambio, y aprovechamos de cerrar el Banco Central. Chile debe de una vez entender los beneficios de adoptar como moneda el dólar estadounidense.

Es ahora el mejor momento. A ver si toman el guante los señores candidatos presidenciales Piñera, Frei y Enríquez-Ominami. Y de paso, terminan con sus chimuchinas y acusaciones personales, y empiezan a debatir temas sustanciales.



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Nota 1: Mi aversión contra las hambruguesas es visceral, sólo comparables a mi odio contra la iglesia de Roma. Bueno, ya se imaginarán más o menos por dónde van mis gustos.

Nota 2: La estrategia de McDonald's para vender sus Infartos Felices es engatusando a los niños con los Ronald McDonald. El triunfo máximo de Mierdonald's es cuando los padres comienzan a "premiar" a sus hijos llevándolos a sus restaurantes para que sufran ojalá de diabates y colesterol alto en su adolescencia. Una vez crecidos esos niños, recordarán con nostalgia a Mierdonald's ya que evoca recuerdos de días felices en familia, y seguirán consumiendo, y de hecho, llevarán a sus propios hijos, perpetuando el círculo vicioso. Por eso, un buen padre cada vez que pasa con sus hijos fuera de un McDonald's debe pegarles un charchazo (los que vieron Supersize Me lo recordarán).