domingo, 27 de diciembre de 2009

Columnista invitada: ¿Debe prohibirse el burqa?

Los invito a leer la segunda entrega de este ciclo sobre el islam, por nuestra columnista invitada, Emilia, quien desde Canadá ahora aborda el tema del burqa. ¿Cuál es el papel del gobierno, la ley, y la religión en una sociedad abierta, pluralista y multiétnica? ¿Cuál es el límite al poder del gobierno en la vida de los ciudadanos? Estas entre otras varias interrogantes difíciles examinamos a continuación. Como siempre, están todos invitados a comentar.

¿Debe prohibirse el burqa?
Por Emilia L.

Si los Talibanes han conseguido algo, ha sido convertir "burqa" en una palabra familiar. El burqa por supuesto se refiere a la prenda usada por algunas mujeres musulmanas que cubre todo el cuerpo, e impide a la mujer ser vista por otros, aunque que cuenta con una malla a la altura de los ojos para que ella pueda ver. El burqa es similar al niqab, que también cubre la cabeza y el cuerpo pero que deja los ojos expuestos.

Bajo el régimen Talibán en Afganistán, las mujeres estaban obligadas a usar el burqa si es que se atrevían a salir de sus casas. Ahora un grupo de musulmanas en Canadá está tomando acciones que van en la dirección opuesta. El Congreso Musulmán de Canadá (*) está demandando al gobierno federal del país que prohiba el uso del burqa y del niqab en público. Según esta agrupación, el burqa es un instrumento de opresión contra las mujeres y por tanto no tiene cabida en un país como Canadá, nación donde la igualdad de género es una tradición. Más aún, el burqa presenta riesgos de seguridad ya que un individuo, sea hombre o mujer, puede usarlo para robar un banco u otro establecimiento sin temor de ser identificado. Finalmente, el Congreso Musulmán dice que el burqa no es un precepto del islam ni tampoco se menciona en el Corán. Es más bien una tradición cultural de Oriente Medio que ha sido adoptada por los musulmanes de aquella región.

No todos coinciden con la exigencia del Congreso Musulmán. El Congreso Islámico de Canadá por ejemplo cre que la prohibición del burqa violaría la libertad de culto y de conciencia de las musulmanas que elijan usarlo. Ante esta afirmación, el Congreso Musulmán responde por muchas, sino una mayoría de musulmanas, quienes dicen que no es una opción usarlo, más bien es una imposición por parte de sus maridos y otros familiares cercanos. Ante esto, el presidente del grupo, Farzana Hassan, ha declarado en una entrevista en CBC Radio que la libertad religiosa no es absoluta.

La pregunta sobre si debe prohibirse el burqa o no presenta un dilema para muchos canadienses, independiente de su religión. En Canadá, los derechos de la mujer y la libertad religiosa son dos principios que la mayoría de la gente toma muy en serio. Pero, ¿qué pasa cuando ambos chocan?

Me parece que la idea del burqa como una amenaza a la seguridad merece mayor discusión. Tarek Fatah del Congreso Musulmán de Canadá ha descrito al menos un incidente en el país en que un individuo —un hombre, de hecho— robó un banco usando el burqa. ¿Es esta una razón para prohibirlo en público? Tal vez sí, aunque uno podría alegar que en ese caso las máscaras de ski, probablemente usadas en muchos más robos que los burqas, también deberían prohibirse. No parece poco razonable exigir que las mujeres muestren sus rostros en situaciones en que la identificación sea necesaria para evitar fraudes, al votar o sacar dinero del banco, por ejemplo. Pero sospecho que el potencial del burqa como facilitador de atracos es una afirmación un poco exagerada por parte de sus oponentes.

Además, me parece algu dudoso el argumento de prohibir el burqa para evitar que las mujeres sean forzadas a usarlo. Este es uno de los principales argumentos del Congreso Musulmán de Canadá. Sin embargo, a través de los años una plétora de restricciones legales se han aprobado sin que se perciba algún beneficio en pro de la "protección" de las mujeres. Por ejemplo, cuando Irlanda debatía sobre el permiso para el divorcio (finalmente aprobado en 1995) algunos sostenían que perjudicaría a las mujeres ya que sus maridos las abandonarían a ellas junto con los hijos. Una política irlandesa, Alice Glenn, hizo la ahora famosa comparación de una mujer votando a favor de permitir el divorcio con "un pavo que vota a favor de la Navidad". (Desde luego, en Norteamérica diríamos para el Día de Acción de Gracias). Glenn jamás se habría dado cuenta que más de la mitad de las solicitudes de divorcio son iniciadas por mujeres y no por sus maridos. Mientras que la mayoría de estas mujeres lo hacen no por el abuso u alcoholismo de sus esposos sino por descontento general con su matrimonio, no es difícil imaginar que prohibir el divorcio sí dificulta que una mujer se libere de un hombre como Carlo Rizzi en El Padrino. Por tanto, acá tenemos un claro ejemplo de una ley (prohibición de divorcio) que ostensiblemente intentaba ayudar a la mujer pero que termina perjudicándola.

No pongo en duda que el llamado del Congreso Musulmán para prohibir el burqa provenga de una genuina preocupación por el bienestar de las mujeres (aunque sospecho que también es un intento del grupo por resaltar una imagen positiva del islam ante los canadienses no-musulmanes, quienes en su mayoría pueden asociar aquella religión con el sometimiento de la mujer). La cuestión sobre si incluso en Canadá las mujeres deben libremente decidir si usan el burqa o no merece un examen a fondo. La idea de prohibir algo que nosotros personalmente podamos considerar opresivo me parece en el mejor de los casos paternalista, y en el peor, simplemente autoritario. Una analogía esclarecedora podemos encontrar en el caso de la mujer de Arkansas (EEUU) Michelle Duggar, (ver mi artículo en inglés al respecto) quien ha tenido al menos 18 hijos. En lo personal yo he decidido algo completamente diferente: he elegido tener un sólo hijo. Así como el Congreso Musulmán afirma que el burqa no es parte del islam, mi interpretación de Salmo 127:3-5 "bienaventurado quien se ha llenado de hijos" no me obliga a tener todos los hijos que mi cuerpo puede parir. Un comentarista sobre mi bienaventurado artículo aduce que a los Duggars les "lavaron el cerebro". No digo que no sea verdad, pero ¿quién soy yo para ir a decirle a la señora Duggar que no debe tener todos los hijos que su cuerpo puede resistir porque no es algo que yo consideraría una obligación religiosa?

Lo que nos conduce a estudiar el papel de la religión en una sociedad. Estoy de acuerdo con Farzana Hassan que la libertad de culto no es absoluta. Por ejemplo, las cortes de justicia han —correctamente— ordenado el tratamiento médico para los hijos de miembros de Ciencia Cristiana. Por otro lado, del mismo modo que los líderes políticos no deben imponer sus principios religiosos respecto al aborto, la homosexualidad, etcétera, sobre gente que no comparte su religión, aparte de casos extremos no corresponde al gobierno el decidir cómo los ciudadanos deben practicar su religión. En vez de recurrir al poder coercitivo de la ley, el Congreso Musulmán de Canadá debiese considerar una campaña educativa dirigida a su comunidad sobre por qué ni el burqa ni el niqab son obligatorios.

Aunque a fin de cuentas no tengo una respuesta definitiva sobre si el burqa debe o no prohibirse por ley en Canadá, me inclino más bien en contra de una prohibición. El conflicto ocasional entre los derechos de la mujer y la libertad religiosa no siempre es de fácil solución. Al intentar resolver el problema, debemos siempre mantener un delicado equilibrio entre las necesidades del individuo y las necesidades de la sociedad.

* El Congreso Musulmán de Canadá no ha hecho un llamado a prohibir el hijab o velo, el cual cubre sólo la cabellera de la mujer

3 comentarios:

Æðelstan dijo...

Estoy en desacuerdo, aunque suene paternalista. Los fanáticos religiosos son muy hábiles en ampararse en las libertades occidentales para imponer sus puntos de vista y allí se produce la paradoja de la tolerancia: si queremos preservarla, debemos limitar la intolerancia a niveles manejables.
Aparte de poder ser impuesto por padres, maridos y parientes, el burqa puede llegar a ser impuesto por la comunidad: un grupo de mujeres fanáticas lo adopta libremente y hace presión social para que las otras sigan su moda, si no lo hacen dejan de ser consideradas respetables y pierden oportunidades de matrimonio o son insultadas en las calles. Recuerda que en Alemania y en Italia se han producido asesinatos de mujeres musulmanes por no vestir a la usanza islámica o los códigos de conducta.

Anónimo dijo...

There was a similar case here in Canada of a woman who was killed by her father, in conjunction with her brother, allegedly for failing to wear the burqa. I could tentatively support a ban on the burqa in public schools - but I suppose it would create a quagmire for school officials. That is, if they banned the burqa on the grounds that religious symbols should not be worn in public schools, in fairness they'd be forced to ban crosses and Stars of David, which I doubt too many students wear because their parents forced them to do so.

Emilia

Chile Liberal dijo...

Respecto a lo que dice Emilia que una prohibición del burqa "crearía un caos para los funcionarios de los colegios", recuerdo un documental sobre el día que entró en vigor la prohibición en las escuelas francesas. La situación era francamente caótica, pero la ley es la ley y debe cumplirse.

A la entrada de la escuela, el director y otros funcionarios revisaban a los alumnos. Varias niñas aparecieron con el velo, y les pidieron que se los sacasen. Hubo llantos e intercambios poco amistosos, pero así todo, se hizo cumplir. Ciertamente fue un caos. Pero es un caos menor que el caos de la religiosidad desbocada.

La pregunta que le hicieron al director de la escuela fue muy chistosa: ¿qu{e hacer cuando un alumno llega con pelo rastafari ("dreadlocks") o una camiseta de la Guerra de las galaxias? Pero la rspuesta fue que la escuela es un espacio de aprendizaje intercultural y que un tales símbolos (una camiseta de un cabalero Jedi o de Bob Marley) son más bien modas, no religiones.

Por otro lado, en Italia y España ya se han removido crucifijos de las salas de clase. Así que esto no es una movida contra las religiones o alguna religión en particular, sino contra el sectarismo en un lugar tan importante en la vida cívica como lo es la escuela.

Recomiendo ver: Headscarves in France