La "mano dura" como método contra la delincuencia está desahuciada. Los ultraconservadores deben entender que hay otros métodos
Durante su campaña presidencial Piñera hizo gala de un desagradable populismo —que le aflora con gran naturalidad— con frases rimbomabntes como "Delincuentes, se les acabó la fiesta" (ver foto izquierda).
Como siempre, el sector ultraconservador aplaudió a rabiar ya que por fin, después de 20 años en que la Corruptación (porque recurden, la Concertación, a diferencia de Pinochet, se dedicó sólo a robar) no encarcelaba a nadie, llegaba alguien de verdad a imponer "mano dura". Los de mi generación se acordarán del cántico "mano dura, Pinochet, mano dura, Pinochet", algo que durante la campaña de Piñera se nos vino a la mente.
Desde nuestra fundación Chile Liberal viene planteando la inutilidad de la aproximación represiva. Siempre nos ha sorprendido lo simplones que son los conservadores en su forma de pensar. Para ellos, es necesario amenazar con penas cada vez más duras para escarmentar, atemorizar y finalmente disuadir al criminal para así aplicar la lógica costo/beneficio en la lucha contra la delincuencia, de modo que el delinquir sea tan "caro" que los criminales no optarían por una carrera criminal sino por formas legítimas de ganarse la vida. O sea, para los conservadores se produce el siguiente escenario entre delincuentes:
-José Gregorio, buenos días, te llamaba para hacerte una consulta-Buenos días Federico Maximiliano, ¿qué ocurre?-¿Has visto hoy la portada del cuerpo C de El Mercurio?-Hm, Federico, estaba tomando desayuno antes de llevar a los niños a la escuela, y sólo he leído Economía y Negocios. Pero dime, ¿qué pasa?-Pues han subido las penas de todos los crímenes-Oh, recórcholis, Federico. Pues desde ahora es más caro que sigamos delinquiendo. Estoy anonadado-Así es, José. Por lo mismo, te propongo que abandonemos el crimen ya que es demasiado riesgoso y mejor usemos nuestros conocimientos para formar una sociedad que preste asesorías a empresas de seguridad-Federico, excelente, podemos hacer la iniciación de actividades hoy mismo, ya que la lógica costo/beneficio nos ha dejado fuera del mercado-Así es. ¿Te parece si afinamos detalles hoy en una reunión almuerzo?-Perfecto, nos vemos más tarde
Y así, subiendo las penas, según los Conservadores, ¡zas!, se acabó la delincuencia.
Entender el problema
La política represiva llevó a situar a Chile como el país con la mayor población penal de la región, siendo lejos el menos violento, hasta el infra-humano hacinamiento carcelario que estalló con la masacre de la cárcel San Miguel. La sensación de inseguridad todos estos años también ha sido altísima. A todo esto contribuyen los noticiarios-basura de la TV y la prensa escrita, que se ha especializado en la crónica roja y en despertar la alarma en la población, la cual exige como jauría rabiosa cada vez más brutalidad.
En Inglaterra se llevó a cabo un seminario que buscaba responder dos preguntas: ¿qué medidas logran prevenir el crimen?, y ¿qué incentivos deben entregarse para promover el cumplimiento de la ley?
En Chile estamos a años luz de todo esto. El chileno no entiende que es primordial actuar contra las causas de la delincuencia, ya que sólo limitarse a subir las penas es contraproducente: si se aumentan las penas, aumenta la ferocidad de los criminales, y al no haber forma de rehabilitarlos, ni menos formas de mitigar las causas de la criminalidad, las cárceles se llenan.
El resultado saltó a la vista: la tragedia de la cárcel San Miguel y sus casi cien muertos, que reveló al final que nuestro sitio siempre tuvo la razón, y que los métodos conservadores han fracasado inapelablemente.
No obstante, Piñera ya mostraba algunos atisbos de sensatez, y como es su costumbre, dejó cierto espacio libre para darse una voltereta una vez en el poder. Por ejemplo, durante la campaña ya habló de "una mano dura para castigar, y una mano blanda para rehabilitar", también fue a una cárcel a ver los partidos de fútbol de la Selección junto a los reos de mejor comportamiento. Este es el camino que debe seguir Piñera, y luego, ahondar más en soluciones laterales y reformas profundas.
Medidas concretas
Es menester entender que gran parte del crimen organizado —el más letal— se debe a la absurda prohibición de drogas. Cuando Irlanda quiso tímidamente legalizar la venta de estupefcientes aparecieron las "Head Shops" que vendían drogas blandas a plena luz del día y de forma completamente legal. Varios locales aparecieron quemados y fueron víctimas de atentados: el crimen organizado es el peor enemigo de la legalización, y los políticos y votantes conservadores los mejores aliados de los narcos. Todos juntos inflaman aún más las llamas del problema de inseguridad y de cárceles repletas.
México declaró guerra frontal al narcotráfico el 2006, incluso recurriendo al truco favorito de los ultraconservadores: tirar 46 mil milicos con tanques y todo a la calle. ¡Así se hace!, exclamaban en Chile. 20 mil muertos más tarde, Calderón en México ha dado indicios de abrirse a la legalización.
En Portugal el consumo de drogas es tratado como una infracción menor y los acusados son transferidos a talleres y ayudas médicas, no son tratados como criminales. Portugal, otrora uno de los más conservadores y atrasados de Europa, ha visto con estas progresistas medidas exclentes resultados. El contraste entre los métodos de Portugal y de México es elocuente. Depende ahora de Piñera decidir por cuál opta.
Por mientras, Chile Liberal sigue proponiendo flexibilizar las leyes antidroga y abolir la actual prohibición.
Pensamiento lateral, medidas laterales
Atacar un fenómeno complejo como la delincuencia requiere medidas integrales, y no siempre deben ir dirigidas directamente al problema. Esta es la esencia del "pensamiento lateral", algo que el chileno —bruto por naturaleza— jamás entiende, ni los conservadores —los más brutos entre los brutos— tampoco.
Lo primero es privatizar Carabineros. ¿Cómo? Sí, privatizar los pacos. Miren, Carabineros tiene una pésima división del trabajo: controla el tránsito, cuida autoridades, vigila conciertos de rock, saca niños vagos de las calles, protege jueces, etc. No hay grado de especialización suficiente en ese Leviatán que se ha convertido Carabineros.
En el simposio que mencioné se abordó el tema de los Business Improvement Districts (BIDs), en California, EEUU, que son organizaciones privadas a cargo de la seguridad en algunos distritos. Los estudios indican que por cada US $ 10 mil gastados en seguridad, hubo 3,4 menos crímenes por año. Pero lo notable es que los investigadores lograron estimar, mediante encuestas, qué valor tiene evitar un crimen según la percepción de la ciudadanía. Los resultados: $ 263.000 un asalto, $ 79.000 un robo en el hogar y $ 21.000 un robo común. Y considerando el gasto de $ 10 mil para reducir 3,4 crímenes, el resultado es más o menos $ 200.000 de ahorro, un radio de costo-beneficio de 20 a 1. Cifra simplemente espectacular.
Lo que Chile Liberal ha propuesto es que los municipios entreguen concesiones de seguridad a firmas privadas, las cuales pueden convocarse mediante licitación pública, incluso en las elecciones locales los votantes pueden elegirlas. Éstas pueden estar conformadas por carabineros retirados, pueden ser calificadas y supervisadas por la policía estatal, y sus contratos renovados, como dije, ya sea por decisión de municipios o por voto directo de la ciudadanía, basándose en la percepción de seguridad que las firmas ofrecen. Seguir tirando pacos a la calle para detener por sosospecha o para controlar identidad a Pedro, Juan y Diego ya es una huevada completamente inútil. Seguir jugando al "paco-ladrón" es un modelo obsoleto.
Otro aspecto interesante es la directa relación entre escolaridad y criminalidad. Muy pocos delincuentes tienen escolaridad completa. Es decir que está bien indultar a los criminales, pero más importante que encerrarlos es meter a la gente desde chica a las escuelas.
Los costos de educar más son menores que los costos que genera la delincuencia. En los barrios más bravos es menester abrir más colegios, gimnasios, canchas y bibliotecas, y no seguir gastando en abrir más cárceles. Los investigadores descubrieron que cada año extra de escolaridad reduce el crimen 1 a 2%. El enfoque de seguir abriendo prisiones y encarcelar más gente no da para más. De hecho, el objetivo debe ser cerrar cárceles abriendo escuelas.
Finalmente, y no menos importante, considerando el perfil del delincuente, la mayoría son fruto de una natalidad descontrolada en los sectores desposeídos. Peor aún, encarcelar cada vez más sujetos deja a familias sin el hombre que traía el pan (robado) a la casa, lo que intensifica aún más el problema ya que la cárcel destruye la ya escuálida estructura familiar en los sectores marginales. Un plan de educación sexual completo, que incluya la distribución de anticonceptivos (de emergencia o normal) y también el acceso al aborto, surte efectos extraordinarios, como bien documentaron Steven Levitt y Stephen Dubner en Freakonomics.
Es provechosa también la suavización de penas para que el convicto no pierda todo contacto con su familia, así como facilitar las "visitas maritales" que ayudan mucho no sólo a la disciplina interna de los reos, sino que permiten que el frágil tejido social de los reos no se pierda. Chile Liberal es partidario incluso de devoverles el derecho a voto, para que sean parte de la ciudadanía.
Todas las medidas anteriores, sumadas a penas alternativas y a la posibilidad de trabajar en la cárcel para que al salir el ex convicto pueda integrarse al mercado laboral, debiesen ser consideradas por el gobierno actual, ahora que es evidente lo que Chile Liberal advirtió hace años, y es que la "mano dura" no sirve.
13 comentarios:
"En los barrios más bravos es menester abrir más colegios, gimnasios, canchas y bibliotecas, y no seguir gastando en abrir más cárceles"
En Chile no faltan escuelas, sobran. Muchas municipales se están fusionando para cerrar algunas por falta de alumnos.
Los gimnasios y canchas no reemplazan el "ánimo de lucro" del delincuente.
Las bibliotecas están obsoletas.
Las cárceles deben financiarse con el trabajo de los reos.
@SergioA: Sólo en mi barrio hay 10 bibliotecas, mientras tú me dices que están obsoletas.
Un reo cuesta 9 dólares por día. No sé cuánto costará una cárcel en total, pero los reos tendrían que trabajar en empleos de gran valor agregado para ser rentables. La mayoría apenas podría hacer trabajos manuales de baja calificación.
Yo preferiría reclutar a los reos como Carabineros: conocen perfectamente como funciona el mundo criminal por lo que podrían fácilmente cazar infractores, con la ventaja añadida de que también son brutos, agresivos, y capaces de matar por cualquier cosa.
Hoy existen medios mucho más eficientes y menos costosos que el libro de papel para compartir información.
Cualquier ser humano que no tenga limitciones físicas o mentales está habilitado para costear su sustento.
Trabajos de ensamblado o de Call Center son muy apropiados para reclusos.
El objeto es que los reos no sean una carga para el Estado y que adquieran el hábito del trabajo.
En México, estuve promoviendo una ley que obligara a todo sujeto a proceso penal a cursar el siguiente grado al último que estudió, para finiquitar su proceso penal.
Por ejemplo: si alguien estudió hasta tercero de primaria, sea cual sea el motivo de su ingreso a prisión, no quedaría libre de proceso penal hasta que no concluyera el cuarto de primaria, y así sucesivamente.
Pero... el problema es precisamente que cientos, miles de chicos no tienen acceso a la Universidad. No hay cupo.
Entonces, cuando se vive en una sociedad que es un "infierno", el sistema penal procura que las cárceles sean un "infierno aún más insoportable", para volver a la gente conformista.
Así, el pobre dirá: "O me conformo con tener dos pantalones, o veo el modo de conseguir más sin infringir la ley, porque si delinco, me harán sufrir lo indecible".
Luigichido:
Todo beneficio que le des a un reo es un incentivo perverso.
Sergio:
Si la sociedad les ha fallado a ciertos chicos, "flaites", esa sociedad tiene la obligación de resarcir su error.
Los mozalbetes ladronzuelos son víctimas y victimarios a la vez.
Yo tenía la idea incluso de ponerles una pulsera electrónica y monitorearlos fuera del penal, para cerciorarnos de que trabajaban o estudiaban.
Lo malo es lo que comento: que la sociedad en que vivo está mal, y entonces muchos que hoy no delinquen, comenzarían a hacerlo para tener trabajo y estudios.
Caso muy diferente es el de Noruega. Allá las cárceles parecen hoteles de cinco estrellas, y están vacías, porque la gente tiene menos detonantes sociales para delinquir.
lugichido:
Un liberal no piensa en esos términos, la responsabilidad de los actos es siempre individual.
La sociedad no es la culpable de los delitos que las personas cometan.
Lo de las pulseras sí es buena idea, para que cumplan condena en su casa y sean un costo para sus familias y no para los demás.
Sergio:
Yo creo que hay que llegar a un término medio.
Negar la participación social en la delincuencia, sería un absurdo. Todos los actos humanos están socialmente condicionados. Incluso prácticas que a los occidentales nos repugnan, como la lapidación, son defendidas por bondadosos e inteligentes musulmanes, porque están condicionados para pensar así.
Y viceversa: negar la responsabilidad penal individual es también absurdo. En una misma comunidad marginada, puede haber personas que no soportaron su situación y delinquieron, y otros que, o bien se conformaron con ella, o bien la superaron sin delinquir.
Precisamente, un caso de sobrevaloración absurda de los factores sociales, y subvaloración de los factores individuales, lo tenemos en los pro vida que niegan toda responsabilidad criminal materna, y ese defecto lo comparten desde nuestro contertulio Cristian Muñoz hasta el propio papa Benedicto. Combatamos ese defecto.
Chile liberal Carlos:
No deja de ser irrisorio que el "buenismo" que usas en la presente entrada, no lo uses cuando se trata de ex pinochetistas.
Toda doble moral huele a fraude.
@Luigichido: buen punto. De hecho, por razones humanitarias me parece aceptable que a los represores con severas complicaciones de salud se les permita abandonar la càrcel y que vayan a su lecho de muerte rodeados de sus familiares, y así que la sociedad muestre un mínimo de piedad y humanidad, la misma que los criminales no mostraron cuando descuartizaron a sus víctimas, luego de disprarar todas las cargas de sus armas por la espalda.
Me parece que estos gestos nos harían bien como país, no como perdonazo general como quería la ultraderecha y la iglesia de Roma, que sólo buscaban impunidad, sino para mostrar humanismo y así demostrar que quisimos justicia y no venganza.
Ya el presidente de Chile está proponiendo medidas de este tipo, que incluirían a los violadores de derechos humanos. Me parecería razonable que así fuese y estaría a favor de estudiar caso por caso.
Inlcuso, si los represores hubiesen pedido perdón (como lo hicieron en Argentina), habría al menos considerado un indulto más amplio.
Carlos:
Aquí pareces defender un punto medio entre severidad y blandenguería:
"no como perdonazo general como quería la ultraderecha y la iglesia de Roma, que sólo buscaban impunidad, sino para mostrar humanismo y así demostrar que quisimos justicia y no venganza."
Sin embargo, no me queda muy clara la distinción que haces entre "justicia" y "venganza".
¿Acaso no la justicia es en gran medida una "venganza social reglamentada"?
Apablaza mató a Jaime Guzmán.
Aquí podemos ver las ideas contradictorias de Chile liberal Carlos: mucha conmisceración hacia Apablaza, pero nula hacia Guzmán:
http://chileliberal.blogspot.com/2010/10/argentina-acierta.html
Chile Liberal:
Siguiendo a luigichido...
Tienes que ver todos los aspectos. ¿Podrías citarme, de forma objetiva, 10 cosas positivas que haya hecho Jaime Guzmán? Además, ¿has visto su legado?, ¿qué te parece?
Sólo son preguntas.
José Francisco
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