martes, 15 de mayo de 2007

Cómo abordar el calentamiento global

La reciente gira latinoamericana del verdadero presidente de EEUU, Al Gore, ha traído a estas tierras un tema que reviste máxima seriedad para el futuro de nuestra especie. Durante años, grupúsculos han intentado negar la relación entre CO2 y calentamiento global. La evidencia es abrumadora. Estas chifladuras de algunos grupos conservadores sólo tiene explicación en los misterios de la sicología humana. Así como hubo un momento en que las tabacaleras negaban la relación entre nicotina y cáncer, hoy también hay varios que persisten en seguir las manipulaciones científicas de Exxon Mobil y su influencia en la Casa Blanca.

No sólo los lobbies petroleros son los más interesados en cuestionar a la ciencia, sino que también muchos grupos religiosos. Ellos creen que la destrucción del ecosistema corresponde al advenimiento de las profecías del Apocalipsis y luego de destrozar el planeta, creen que Jesús bajará del Cielo para salvarlos, mientras nosotros, el resto de los patanes ateos, arderíamos en el infierno (también necesitan armas para luchar durante el Armagedón, de ahí que la NRA también entre a este círculo vicioso). Más aún, Fox News insiste en darle cabida a los charlatanes pagados por los petroleros. Antes de hablar del cambio climático, podemos fácilmente reconocer cuál es el verdadero enemigo: el Partido Republicano, Exxon Mobil, y Fox News. Una vez identificado el origen del problema, pasemos al tema en cuestión.

Al Gore nos ha presentado el documental Una verdad inconveniente (¿aún NO lo has visto?... ¡arriéndala ya!), en el que se presenta la mitad del problema, y en esta mitad Al Gore ha hecho un trabajo impecable: mientras más CO2 arrojamos a la atmósfera, más aumenta la temperatura de la tierra. Junto con el notable trabajo de difusión que ha realizado, que alcanzará su punto cúlmine con el concierto Live Earth, al momento de encontrar soluciones la verdad es que nuestro respetado Al Gore ha caído en varios errores no menores.

En su presentación, Al Gore ha dicho que la solución son los biocombustibles. Estamos en desacuerdo. Recordemos que Gore es un hombre inteligente, y ya ha hecho mención al problema del encarecimiento de los alimentos. En EEUU, ya estamos en presencia de subsidios y sobreproducción de maíz (choclo) para producir etanol. Acá hay varios elementos que contemplar.

Primero, producir maíz en sí genera altos niveles de polución. Esto es importante de destacar: el etanol no es une fuente limpia de energía. Segundo, encarecerá el valor de la tierra y, debido al tamaño de EEUU, es probable que muchos países utilicen sus recursos agrícolas para producir maíz, lo que, como lo ha dicho el propio Gore, encarecerá los alimentos, intensificando las hambrunas que ya hay en el mundo. Tercero, el propio etanol y sus refinerías tampoco reducen sustancialmente las emisiones al medio ambiente. Cuarto, EEUU caerá en la tentación de los subsidios agrícolas (ya lo hace) distorsionando el libre comercio, y tal como ocurrió con las Corn Laws en Inglaterra, son los más pobres los que deberán costear el aumento de precios.

Las soluciones, otra vez el ingenio humano
Hemos mencionado las Corn Laws, hecho decisivo en la creación del Partido Liberal, fundado para eliminar específicamente esa ley. Ésta subsidiaba a los grandes latifundistas, encareciendo el costo del pan y los cereales, que constituían la principal fuente de alimentación de los trabajadores. No sólo surgió el Partido Liberal, sino que en la lucha contra el proteccionismo y a favor del libre comercio, se fundó un periódico editado y dirigido por activistas defensores de la causa del liberalismo y el sentido común, The Economist Newspaper.

Hoy, ha transcurrido más de un siglo y medio, y The Economist insiste en soluciones prácticas. La verdad es que no es una contradicción la postura que el semanario británico ha defendido, que es la de encarecer las tecnologías contaminantes, de modo que se incentive la creatividad y el desarrollo científico que permita producir una nueva tecnología no contaminante. Los subsidios al maíz serán nefastos.

Y quizás ni siquiera necesitemos descubrir una nueva tecnología, la solución está ante nuestros propios ojos. Vale la pena comenzar un debate serio sobre la creación de plantas nucleares y el uso de esta fuente limpia y prácticamente inagotable de energía. Al contrario del etanol, es importante destacar que la energía nuclear es una fuente limpia de energía. Desde luego, el tratamiento de desechos y las medidas de seguridad deben atenderse con suma precaución, cualquier accidente puede ser fatal. Pero los países occidentales, Francia uno de ellos, han procesado la energía nuclear sin inconvenientes, al contrario de las torpes tecnologías comunistas que abrieron paso a una de las más horrendas tragedias humanas, el accidente de Chernobyl.

Lo importante es que la ciencia avance en cuanto a conocimiento y optimización al emplear energía nuclear, lo que puede tardar dos décadas. Es esencial que no desperdiciemos nuestro tiempo y recursos en técnicas inviables o insuficientes.

Poniéndole precio al CO2
El problema actual es que preferimos los combustibles fósiles porque son muy baratos. Peor aún, todos se encuentran en países antidemocráticos (Arabia Saudita, Venezuela, etc). Para comenzar a abordar inmediatamente el problema, deberíamos estimular los mecanismos de mercado que crean incentivos. Como necesitamos incentivar las tecnologías limpias, que son caras, y desincentivar las tecnologías sucias, que son baratas, lo lógico es determinar el precio del carbono, que hoy se lanza a la atmósfera sin que nadie responda por los daños que provoca. El objetivo es estabilizar la concentración de partículas de gases de efecto invernadero en 550 partículas por millón, para lo cual debemos aplicar un costo de US $20 por tonelada de carbono el año 2020. Esta es una proyección del precio actual establecido por el Esquema Europeo de comercio de Emisiones (EU-ETS), que ha variado entre US $6 - 40 en los años 2005-06, sin que hasta ahora se perciban contracciones económicas. La economía mundial sacrificaría apenas un 0,1% de su PGB, cifra que sería imperceptible, pero los beneficios serán enormes.

La única condición para que el mecanismo descrito funcione, es que todos los países hagan un esfuerzo. El informe de Sir Nicholas Stern ya nos demostró que el costo de no hacer nada es mayor (y fatal) que hacer un esfuerzo hoy. Para que todos los países se unan, no es necesario usar el pánico ni el terror, sino que estudiar con calma las cifras, y veremos que el problema es fácilmente solucionable. Es esencial, además, abandonar dogmatismos. Determinar el precio de las partículas de carbono no es un impuesto, sino que significa cobrar a los emisores por el daño que producen. El efecto positivo sería incentivar las tecnologías limpias, estabilizar el nivel de partículas, y abrir nuevas áreas de investigación.

Sí estamos todos de acuerdo con el mensaje de Al Gore: es nuestro deber moral el salvar el planeta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Respeto tu postura con respecto a este tema, pero lamento decirte que a mí me parece una penosa patraña.

Sinceramente no creo que nadie esté en contra de cuidar más el medio ambiente y hacer lo posible para reducir la contaminación que actualmente están llevando a cabos las industrias alrededor del mundo.

Pero vamos, esta 'gran verdad' que proclama AlGore, no es creíble, visto los intereses económicos que hay detrás de todo el caos que quieren montar.

Te recomiendo que mires el siguiente documental(http://www.stage6.com/user/angkorwat/video/1348005/El-gran-timo-del-calentamiento-global-(VOS-Spanish)), y que la próxima vez no te creas las cosas que te dice el primer listillo de turno,sin primero contrastarlas.

Un saludo.

Chile Liberal dijo...

¿Cuál es la patraña?

a) El cambio climático es un timo
b) El cambio climático es real, pero no antropocéntrico (creado por el hombre)

El sensacionalismo climático es harina de otro costal, así como el fundamentalismo ecológico. No comparto ninguno.

Aclara mi consulta por favor.