viernes, 11 de mayo de 2007

Y ahora, la tercera vuelta

La résistence será menor que lo esperado, pero es muy probable que las reformas de Sarkozy también sean menos profundas que lo esperado

Lo predijimos, los franceses se decidirían a reformar su modelo económico. No sólo el triunfo de Sarkozy fue contundente (53%, con 84% de votación), sino que también, como lo predijimos, el centro político (en este caso, Bayrou) se ha robustecido. Sarkozy irrumpe como el antídoto contra el mayo del 68, y el electorado lo respalda. Pero tenemos que sumar muchos de los votos del candidato más cercano al liberalismo, François Bayrou, para que el respaldo al nuevo proyecto francés legitime las reformas ya propuestas por el partido UMP.

Ahora analicemos el futuro del presidente Sarkozy y de la Nueva Francia. Comenzará la primera etapa con su habitual despliegue energético y con las medidas más urgentes. Es improbable que las oleadas de protestas lleguen al grado de intensidad que enfrentó Maggie Thatcher. El sindicalismo es a la fuerza laboral lo que el SIDA es a la sistema inmune: una infección incurable de consecuencias fatales a no ser que se mantenga bajo control. El SIDA sindicalista de Francia tiene un nivel de virulencia de 12%, muy inferior al casi 60% que afectaba a Gran Bretaña a fines de los 70. La economía francesa necesita reactivarse (el ejemplo alemán es notable porque demuestra que es factible en corto plazo) porque crece poco. En cambio, Thatcher tuvo que asumir un país en recesión. Sarokzy, por otra parte, aplicará el remplazo durante las jornadas de protesta que se avecinan, lo que acerca al modelo francés al modelo de libre mercado y es sin duda una medida que el electorado francés brama para que se implante.

Otro problema son los estudiantes, quienes desde luego opondrán resistencia feroz a todo intento de privatizar la educación. Esperamos que el presidente Sarkozy mantenga el diálogo y que impere la tranquilidad, para ello es indispensable que los ajustes sean graduales. Del mismo modo, es inaceptable que use verborreas para denostar a las minorías étnicas, a las cuales en cierta medida él mismo pertenece (es hijo de inmigrantes húngaros, y es el primer président de padres no nacidos en Francia). Esperamos que la crisis de la banlieu le haya enseñado una buena lección de uso del idioma.

El fin del socialismo francés
Afortunadamente, el electorado galo no se dejó embobar por la simple aparición de una mujer como candidata. Royal solía jactarse de su amistad con la presidenta chilena, pero la caída en picada de la popularidad de ésta última obligó a realinear las estrategias. En tanto que el dominio de materias económicas por parte de Royal evidenciaba vacíos de proporciones bacheletistas, fue en este ítem donde el socialismo francés se mostró agónico, sin entender que era el principal tema de esta elección. Mientras que en EEUU los pobres se unen a la fuerza laboral trabajando por el sueldo mínimo, de algún modo los franceses creían que es el Estado quien debe hacerse cargo de los pobres. Los franceses ya están hartos de las cifras de desempleo y parecen ahora exigir que todos contribuyan a sostener el bienestar social. El sistema de beneficios no debe desmantelarse, sino todo lo contrario, y más adelante en este artículo veremos porqué.

Sarkozy no ha ocultado su admiración hacia EEUU, mientras que el socialismo no tuvo nada que aportar sino ofrecer un aumento en el gasto social sin jamás explicar de dónde provendrían los recursos. La campaña de Royal fue muy mala, y a partir de este momento su colectividad tendrá que abandonar su amor secreto por el comunismo. El mensaje para la izquierda francesa es claro: renovarse o morir.

Sarkozy el conservador, no liberal
El nuevo presidente ha anunciado encuentros con los mandamases del colectivismo sindicalista y probablemente les haga entender que la flexibilidad debe abordarse pronto si es que la economía francesa desea aumentar su competitividad. Aunque los trabajadores franceses son altamente productivos, las innecesarias regulaciones sobre las horas extra y la aberración de las 35 horas semanales son un lastre nefasto. Otros problemas estructurales son más complicados: déficit de 2,5% de su PGB, y un nivel de endeudamiento de 64% de su PGB. Siendo el mismo Sarkozy el ministro de finanzas y parte instrumental de la misma coalición de Jacques Chirac, cabe preguntarse hasta qué punto estamos frente a un "cambio" o una "reforma".

Sarkozy debe entender que el respaldo popular no significa un cheque en blanco. Si bien las protestas no serán tan dramáticas como algunos creen, es probable que el temperamento arrebatado de Sarkozy genere alguna crisis emblemática similar a la huelga de hambre de los mineros en Inglaterra. No obstante, las reformas económicas no serán tan liberales como deseamos. Sarkozy es un intervencionista declarado y ya ha anunciado sandeces como aplicar impuestos a las importaciones chinas. Es muy posible que el dinero de los contribuyentes se use para socorrer a más empresas locales, y dudamos que tenga la sapiencia para comprender el fenómeno de la délocalisation économique. Los conservadores nunca han entendido como funcionan los ciclos económicos ni parecen captar la esencia del libre mercado, por tanto, la competitividad francesa mejorará, pero seguirá mostrando rezagos. La exportación de empleos y capitales generaría vicisitudes, pero el sistema social francés está particularmente bien equipado para resistir. Por esto, los beneficios sociales deben mantenerse no por un apego romántico hacia los ideales de liberté, egalité, fraternité, sino porque los franceses precisan agilizar la generación de conocimientos y altas tecnologías, para ello las áreas menos productivas deben eliminarse, y los empleos de menor valor agregado externalizarse a países de bajo costo, usando los lazos con sus ex colonias como Vietnam o incluso África del norte (de paso, dejando que el papel civilizador del mercado opere sus mecanismos mágicos en las zonas más pobres de la francophonie). Desde luego, se perderán puestos de trabajo y empresas en el país. Pero una vez que se estabilice la economía, Francia volverá a ser capaz de producir tecnologías, ciencia y nuevos empleos en nuevas áreas, ocupando el nicho que le corresponde en su calidad de economía G7.

Un empleo perdido en Francia significa que la economía genera más ganancias, y le entrega un trabajo a algún desempleado en algún país pobrísimo. Por su parte, los mayores ingresos percibidos en la metrópolis permitirán reordenar la economía y destinar recursos humanos y económicos a las áreas en que sólo una economía G7 puede avanzar.

Francia y el mundo
El motor franco-alemán de Europa ha sido comparado con un enfermo. Alemania ya recupera sus signos vitales, y por el bien de la UE es que Francia debe redoblar sus esfuerzos por volver a ser la nación inspiradora e innovadora de antaño.

En EEUU, es muy probable que gane un demócrata. En Chile Liberal apostamos por un triunfo de John Edwards. Sarkozy no debiese tener inconvenientes en estrechar lazos con la nueva administración norteamericana y gracias a su personalidad avasalladora puede convertirse en un líder internacional. Ahora, si será capaz de dar el gran salto hacia el futuro, está por verse.
Chile Liberal de todos modos le ofrece el beneficio de la duda. Bonne chance et bon courage.

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