El presidente boliviano Evo Morales ha fallado en proporcionar gobernabilidad y estabilidad
En vez de declararse un socialista pragmático y no ideológico, como Michelle Bachelet, Evo Morales se dedicó a estrechar lazos con el populista Hugo Chávez. Error. Luego, el indio -como se denomina a sí mismo- se ha dedicado diligentemente a cultivar la imagen del idiota latinoamericano. Su error más estrepitoso ha sido impulsar una Constitución que en vez de generar estabilidad, busca -como lo hizo Pinochet- implantar un régimen constitucional hecho a su medida. De fructiferar este disparate, Evo se instalará en la presidencia de su país más allá del 2011, es decir, se ha convertido en un personalista. Ha fracasado en institucionalizar. Ha exacerbado a sus opositores.
Evo Morales está a punto de sufrir un golpe de estado. La culpa recae principalmente sobre él mismo.
La Constitución de Evo para Evo establecerá maravillas como por ejemplo que la economía debe estar planificada por el Estado y que los hidrocarburos pertenecen a todos los bolivianos (o sea, pertenecen a los representantes de todos los bolivianos = los gobernantes). El señor Morales simplemente se niega a entender que las inversiones extranjeras significan en sí mismas una inyección de capitales que constituyen ganancias para el país receptor y que todos se benefician de dicha entrada de divisas. Bolivia, el país más pobre de sudamérica, carece de capital financiero y humano para explotar sus propios recursos. Invitar los inversionistas privados, -con algún capital estatal para apaciguar a los exaltados-, en un sistema de estabilidad política debe ser la prioridad del presidente boliviano. Los royalties deben ser claros, predecibles y justos. Para eso se necesita un presidente inteligente.
Morales ya hizo perder el tiempo a sus electores con el ridículo referéndum revocatorio. Sí, ganó, pero a la vez reafirmó la oposición en las prefecturas donde es resistido. Un presidente que no cuente con un mandato fuerte del electorado debe evitar implantar reformas radicales. Tal como ocurrió con Allende, su aventura puede terminar en una catástrofe al carecer de mandato popular para llevar a cabo ideas no sólo impracticables, sino extremas.
Evo Morales debe enmendar el rumbo. Sus colegas sudamericanos deben ayudar a enfriar los ánimos en Bolivia, y exigir estabilidad y pragmatismo al mandatario boliviano. Esperamos liderazgo de la presidenta Bachelet y del secretario general de la OEA, el presidenciable chileno José Miguel Insulza.
Chile Liberal desea otorgar una oportunidad a Evo Morales. Eso sí, que sea la última.
2 comentarios:
Los opositores quieren incendiar el país, total, no pierden nada. Colocan a otro títere y siguen manteniendo sus privilegios.
¿Por qué tan ingenuo Chile Liberal, en creer que la simple llegada de capital extranjero hará de Bolivia una nación moderna y capaz de explotar sus recursos?
¿Acaso no ha sido ese el sino de Latinoamérica por años...ser simples exportadores de materias primas?
¿Qué dejó el capital extranjero al dejar de explotar el salitre como golondrina, sino ciudades fantasmas y miles de desplazados sin trabajo?
También nos gustaría saber ¿Estás de acuerdo en algo con la Constitución de Pinochet o consideras que hay que cambiarla completamente?
Sr Civil: la simple llegada de capital extranjero, como las salitreras inglesas, abrieron puestos de trabajo y los royalties son los que permitieron construir todas las hermosas casonas del centro de Santiago. Aún quedan zonas como el Barrio Concha y Toro, etc. Todo ello se logró gracias a la gloriosa República Liberal.
Veo que hay otro que no entiende que por ejemplo Telefónica o Endesa inyectan dinero, es dinero que no existía, el país ya gana con la inversión extranjera.
¿Simple exportador de materias primas? ¿Sabrás que las commodities están por las nubes?
Un país debe explotar sus recursos. Esperar que el Estado lo haga es un crimen. ¿Qué ha hecho Venezuela con la riqueza del petróleo? ¿Se han beneficiado los venezolanos? No. Por lo mismo, es imperativo abrir las fronteras al ingreso de capitales privados.
En cuanto a la Constitución, escrita entre cuatro paredes por el ideólogo Jaime Guzmán, fue tan espuria e impracticable que hubo que reformara antes que se pusiera en práctica. Esa Constitución crea a un rey sin corona, un sujeto Todopoderoso llamado Presidente de la República, algo nefasto en un país democrático.
Hoy, esa Constitución ya quedó atrás, porque fue redactada y concebida por enemigos de la democracia para justificar a Pinochet, no para institucionalizar al país. Hay que seguir reformándola.
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